Caminante del Desierto (LIBRE)

BANDA SONORA:

Era otra inclemente mañana en el Desierto del Ryn, Rusia. El astro rey canalizaba su luz en aquellas tierras no como una caricia, sino como una fuerte bofetada que escocería la piel de quien la recibiera. La fauna oriunda del lugar sabía que era una fuerza con la que no debían meterse, por lo que buscaban refugio en las sombras o incluso bajo las arenas. Sin embargo, en medio del fulminante resplandor del sol, yacía un individuo encapuchado que simplemente permanecía allí, sentado, como si no le importara que su piel enrojecía y sudaba por estar expuesto a los más de 40°C que podían percibirse en esa zona.

- Hmp...

No obstante, ese no era el avistamiento más raro que podía apreciarse en aquel páramo desértico. De hecho, justo a los lados de aquel forajido, un fenómeno como ninguno podía apreciarse. Quien quiera que esté familarizado con los geysers, saben que son impresionantes columnas de agua hirviente ,que simplemente no pueden permanecer contenidas bajo la tierra. Pero a un lado de aquel encapuchado, brotaban dos columnas pero de arena. Dichas columnas ya llevaban un par de minutos manifestándose en el mismo lugar, como si una fuerza invisible las mantuviera fijas a dicha posición y les impidiera surcar los cielos siendo uno con las corrientes de aire.

- "Estos últimos días han sido bastante duros... pero por alguna razón, más que frustración o incomodidad, me produce nostalgia. Es como si volviera a vivir mi entrenamiento por primera vez... es casi como volver a esos días antes de que... No. Todo es diferente a esos días. Las personas, el mundo... y ahora yo también."

El hombre se puso de pie y en ese instante, las columnas de arena se dispersaron el aire volviéndose una cortina de finos granos que atentaría contra la vista de los seres vivos que se encuentre a su paso. Por su parte, el sujeto se tapó el rostro con el brazo y comenzó a moverse. Aparte de la indumentaria que tapaba su rostro y gran parte de su espalda, vestía un pantalón negro ya bastante gastado y una sudadera cuyas mangas se podía ver, habían sido violentamente arrancadas. Mientras que en su cabeza, una cinta roja hecho del mismo material de la sudadera, posiblemente una de las mangas en cuestión ahora usada para cubrir su frente.

- "Lo bueno es que en un par de horas anochecerá. Descansaré un rato y luego volveré a entrenar un poco."

Se dijo a sí mismo antes de entrar a una pequeña caverna que lo refugiaría del inclemente sol un rato en lo que tomaba una breve siesta con la que podría reponer sus fuerzas. Era un refugio algo inestable ciertamente, pero considerando que había sido construido con sus propias manos, era un digno intento. Se recosto en el duro suelo usando lo que parecía ser una maltrecha piel de oso como almohada y se dispuso a reposar un rato. Al anochecer aparecerían los cazadores nocturnos, y por ende, las presas de este cazador.

"En el comienzo está el final, este... es el comienzo de mi último camino"

El joven marino comenzó a andar por tierras desoladas, buscando algo que solo encontraría en su interior, pero aún no poseía esa firmeza y seguridad para confrontar lo que pudiese venir, se había enterado que el ataque al santuario no era como se supone debía haber sido, al parecer todo el sufrimiento y dolor que causó la guerra a los tres bandos provino de una sola persona, alguien capaz de tomar dicha decisión por los demás, no parecía lógico que eso hubiese sido así, sin embargo lo fue, ahora más dudas invadían la cabeza del general, avanzaba por el lugar con su escama marina, la cuál reflejaba de alguna manera el sol, la llevaba por protección al calor aunque no era cien por ciento efectiva, era suficiente para seguir de pie luego de caminar tantos kilómetros en el desierto, debía encontrar una respuesta para si mismo, tenía que intentar entender como el egoísmo de una sola persona podía llevar tanto sufrimiento y dolor muchos, parecía una locura, su dios había solicitado que estuviesen en la entrada del santuario, cuando llegasen Atenea y sus seguidores, pero Bijaksana no estuvo de acuerdo, sin comentárselo a nadie se fue, prefería no estar en el lugar y aclarar su mente, antes de cometer una locura, pues estaba seguro de que sería capaz de confrontar a Atenea ¿Cómo era un dios del olimpo capaz de dejar que los suyos hiciesen lo que les viniera en gana y que no siguieran el mandato? era absurdo, la furia interna que sentía era basta y recorría todo su cuerpo, pero intentaba canalizarla y apagar la llama de odio que rodeaba su cuerpo con esa caminata a solas.

"No puedo seguir con esto. No puedo seguir mintiéndome. No voy a seguir arruinando a mi dios. Es simplemente mi final. Se terminó."

Bajó su cabeza, entendió lo que debía hacer, su momento había terminado, otras personas debían defender a Posieidón, pero él ya no podría... no lo haría con nadie, quizá aquella joven santo de plata podría desempeñar un mejor papel del que había hecho el marino, había querido reunirse con su dios para aclarar sus dudas, pero no encontró el momento, y quizá... el desierto sería un buen lugar para encontrar su final, miró algo similar a una caverna aunque por su extraña estructura era difícil descifrar lo que era.

"Hasta para la muerte, hay descanso"

Se despojó de su armadura quedando esta fuera de la caverna, y se adentró en el lugar, tomaría un descanso más antes de encontrar o buscar su último aliento, pero no esperaba encontrarse con alguien en ese pequeño sitio, al encontrarlo tomó un leve suspiro, supo que no era un humano ordinario, pues de ser así no habría aguantado nada en un lugar como ese desierto, se sentó cerca de la entrada, pudiendo ver el cielo y la arena, mientras esperaba la reacción del joven de cabellos morados...

- Disculpa mi intromisión amigo, no pretendía molestar, solo soy un grano de arena que se metió en el lugar equivocado, pero descuida pronto me marcharé... -

-Hmp...

El tenue suspiro indiferente que hizo eco en las profundidades de aquella caverna en medio del desierto fue la única respuesta que tenía que decir el "arquitecto" de dicha cueva su visitante. Aquel individuo de cabellos violetas permanecía acostado sobre el rasposo suelo rocoso sin intenciones de levantarse para ponerse en guardia, cosa que sería la respuesta esperada dado que era notorio que el recién llegado no era un humano ordinario, puesto que de serlo, seguramente habría muerto antes de siquiera dar con aquel refugio. Pero no, el asgardiano no se molestó si quiera en voltear a mirarle, puesto que había una cosa de la que ese hombre carecía y era algo que podía notarse con facilidad. Espíritu.

- ¿Es un mundo loco este en el que vivimos no? Hace que quien sea quiera dejarlo todo y solo irse a uno mejor. No se a donde vayas ir tu, pero cuando me muera tendré que pelear tanto o más de lo que pelee en vida.

Expresó el Dios guerrero aún sin voltear a mirar a su "invitado". Posiblemente ni siquiera le estaba hablando a él y solo lo usaba como excusa a sí mismo para decirse en voz alta cosas que ya sabía pero que jamás había logrado sacar de su pecho. Aún así, le pareció que lo menos que podía hacer por un alma que había perdido su camino, era hacerle algo de charla. Después de todo, aún si el individuo fuera una amenaza, sentía que tenía todo bajo control, aún estando allí echado sin hacer nada.

- ... La cuestión es que no planeo marcharme de este mundo antes de al menos intentar cambiarlo... ¿Que hay de ti? ¿Hay algo que quisieses cambiar antes de irte? - Cuestionó pensando en aquellos aliados caídos a los que no tuvo la oportunidad de formular esa misma pregunta.

"En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva. Este hombre no parece haber traído mucho con sigo"

Al parecer su interlocutor había reaccionado, quizá no estaba dormido, quizá la presencia del marino si llegó a incomodarle lo suficiente o bien simplemente podía querer entablar una conversación, la situación en la que se encontraba el hombre era desconocida para el general, pero por sus palabras podía hacerse una idea de lo que atormentase o bien pasase por la cabeza del dios guerrero, creando ideas o pensamientos que quizá eran los inadecuados, lo que llevaba a Bijaksana a una nueva interrogante ¿Porqué creer que las decisiones, o las ideas de nosotros son mejores o más correctas que las de otros? ¿será acaso que nos cuesta entender, será acaso la tolerancia o la paciencia hacia los demás el valor más difícil de practicar para los humanos? cada vez que intentaba contestarse algo nuevas preguntas surgían para él... quizá lo mejor era callar el escándalo mental que sufría desde hace un tiempo, pero la única manera de calmar el espíritu de un guerrero y callar la voz mental de un inseguro era poniendo fin a los latidos del corazón de aquel que sufría...

- Quizá somos indecisos, quizá el mejor mundo en el que podamos vivir sea este, pero no podamos notarlo por estar cegados u ocupados buscando algo que nunca hemos visto, o por alcanzar algo que nunca hemos tenido, ese es el espíritu humano, nunca nos conformamos, ni si quiera cuando estamos bien -

Era sincero, lo que expresaba eran sus pensamientos, sentía la necesidad de seguir conversando con aquel hombre, esperaba que se pudiesen ayudar mutuamente, o bien por lo menos uno de los dos cambiara un poco su pensamiento, aunque era algo difícil, pues un hombre cuando ha tomado su decisión ni un huracán lo hará cambiar de parecer... El joven guerrero conversó de nuevo, dijo palabras curiosas para Bijaksana quien analizó lo que le dijeron antes de responder, pensando brevemente en cual podía ser la mejor respuesta, esperando tenerla...

- Cambiar el mundo... quizá haya que cambiar menos de lo que creemos, el mundo es mucho más de lo que hay a simple vista, al mundo no hay que cambiarlo, solo corregirlo, si pudiese cambiar algo sería mi pensamiento, desearía ser más adaptable, entender que hay cosas que se escapan de las manos de los mortales, pero por más que intento pensar de esa manera no puedo... al igual que tu quisiera vivir en un lugar mejor, pero quizá es porque no he vivido en uno peor... -

Su mirada se dirigía al cielo, sus pensamientos y palabras podrían ser confusas, pero estaba seguro que de algún modo el caballero lo entendería, no necesariamente estaría de acuerdo con él, pero al menos podría obtener otro punto de vista...

- Siento mi mala educación, Bijaksana, soy... o era, aún no lo sé... general marino al servicio de Poseidón -

El Dios guerrero de Megrez permanecía sobre el poco confortable suelo escuchando atentamente las palabras del otro forajido. Dado que la única voz que había escuchado durante los últimos días era la suya propia (Y no ayudaba que fuera tan callado hasta consigo mismo), para Edzard era un buen cambio de escenario tener alguien más con quien charlar. Tampoco pretendía decir que tenía un nuevo mejor amigo con el cual el destino lo reunió en un inhóspito desierto, pero al menos ayudaba a no mantenerse aburrido. Ciertamente el hombre sonaba bastante maduro, y aunque por unos momentos su forma de ver las cosas le pareció conformista, se retractaría de esa forma de verlo cuando el hombre dijera que si hay algo que quisiera cambiar, era su propia forma de pensar.

-Hmp... Son palabras muy sabias las que dices... Quizás el mundo no es el del problema y solo somos nosotros... "Quizás este hombre tenga razón... quizás no es el mundo el que deba cambiar... inclusive lo digo fácil pero jamás me he puesto a pensar todo lo que engloba esa palabra. Más bien, cambiaría solo la parte del mundo que puedo percibir directamente."

Por unos minutos Edzard guardó silencio, pensando en que ciertamente un cambio de mentalidad ayudaría ciertamente... Sin embargo, seguía sin poder confiar en aquellos que le habían engañado, seguía tomándoselo como algo personal y sinceramente quería asegurarse de que algo como eso no volviese a pasarle, ni a él ni a los suyos. Además, luego de todo lo sucedido, no sentía que simplemente pudiera olvidar todo con una disculpa y seguir su vida como si nada. Sabía que algo debía hacerse, lamentablemente, su viaje todavía no le brindaba la respuesta que quería. Pero por lo menos lo dejaría enterarse de la identidad de aquel hombre que lo había hecho reflexionar un poco más las cosas.

- ¿Así que un general? Normalmente esa información me pondría en alerta, pero alguien que ha perdido el camino junto con las ganas de recorrerlo no representa una amenaza para mí. "No vale la pena teñir las arenas de carmesí por un individuo que ni siquiera tendrá la voluntad suficiente como para defenderse." Hmp... Puedes llamarme Edzard si surge la necesidad de que te dirijas a mí por mi nombre.

¿Acaso también abundaba la duda entre las filas de Poseidón? ¿Por que uno de sus mejores hombres no estaba en el santuario custodiándolo de los santos dorados? ¿No se suponía que Athena había dicho que partiría al Santuario para recuperar sus dominios? Varias dudas recorrían la cabeza del Dios guerrero, pero lo primero y más importante que sentía que debía hacer, era recordar el motivo que lo había hecho marcharse. La fuerza para valerse por sí mismo, para cambiar todo aquello que le pareciera incorrecto, para no sentir nada en caso de volver a ser traicionado. Pero una vez que la obtuviera ¿Se volvería igual a aquellos que deseaba detener ante los ojos de los demás? Quizás eventualmente también encontraría dicha respuesta.

mientras los guerreros hablaban, una figura aparecio a lo lejos, esta figura caminaba con firmeza a pesar del terreno y el inclemente calor que azotaba al desierto.
Despues de unos momentos la figura se encontraba a unos cinco metros del general marino y el dios guerrero deteniendose ahi. La figura portaba un manto de color blanco que la cubria de pies a cabeza e impedia que su rostro fuera visible.

Despues de un par de minutos de silencio la figura comenzo a hablar.

-Guerrero... puedo reconocer en ti la fuerza y la esencia de la armadura de megrez delta, aquella de las 8 que sirven a Hilda de Polaris representante de Odin en midgard, sin embargo me temo que estas muy lejos de Asgard, eso es una idea terrible y mas cuando se acerca algo a tus tierras.-
La figura permanecio en silencio e inmovil mientras esperaba la reaccion del dios guerrero.

Banda Sonora:

Mientras el Dios Guerrero de Megez seguía reposando en el piso pensando acerca de lo que le deparaba el futuro, emitió un suspiro de molestia luego de presentir que algo iba a llegar a incomodarlo. Al principio uno pensaría que esa señal de disgusto iba dirigida a su callado compañero de cueva, quien hasta ahora había permanecido callado luego de las palabras de Edzard, sin embargo, aún siendo de un bando enemigo, el Asgardiano ya había establecido que por el momento, no le representaba incordio. Sin embargo, la alta figura de un joven vestido en un elegante manto blanco, tan sorprendentemente inmaculado dado que ni siquiera los granos de arena se posaban en su indumentaria, sí le representaría molestia, especialmente al divulgar sus intenciones.

-"Hmp... Siento que a este tipo lo conozco... ¿No fue la persona que le dio muerte al líder de los dioses guerreros impostores? ¿Qué diablos hace aquí? ¿Lo enviaron a buscarme?" Saludos guerrero. Espero que tus motivos en este lugar tan "lejano de Asgard" sean meramente turísticos, por que si tus intenciones eran volver acompañado a tierras nórdicas, me temo que tendrás más suerte llevándote a este hombre que está aquí.

Expresó indiferente aún acostado en la misma posición en la que se había quedado desde que entró a la cueva.
No dudaba que algún problema podía surgir en Asgard, a decir verdad, a este punto consideraba tanto espectros, marinos y los mismos atenienses, como posibles amenazas que tarde o temprano se volverían enemigos de los siervos de Odín; inclusive ese tal Cronos del que hablaron tanto en la reunión, pero sencillamente Edzard no se sentía listo para acudir a un llamado como ese.

-Agradezco tu preocupación viajero así como el aviso, lo tomaré en cuenta. Sin embargo, habré de regresar cuando yo lo considere pertinente. Hacerlo antes de tiempo solo va a acarrear problemas.  

Posteriormente, se levantó del piso dejando entre ver algunos moretones, raspaduras y cicatrices a lo largo de sus brazos y piernas, antes de cubrir su cuerpo en totalidad con la capucha que acostumbraba usar en esas áridas tierras. Viendo que comenzaba a anochecer y que la temperatura iniciaría su descenso, saldría a observar el suelo estrellado para relajarse antes de buscar algo de comer, independientemente de como le resultara eso a los otros 2 viajeros.

Pa figura se giro hacia el dios guerrero y permanecio callada y despues giro a ver al otro individuo y hablo.

-No vengo a llevarte de regreso a Asgard o a advertirte, solo crei que era necesario advertirte sobre lo que le ocurrira a Asgard, acabaremos con ella y dejaremos el campo libre para que una nueva genracion nazca en el mundo. El mundo tiene un principio y un fin y es hora de acabar, ahora no me representas una amenaza pero asgardiano, en cuanto mueran Hilda y Asgard regresare por ti si es que el desierto no te reclama primero-

La figura se dio media vuelta para comenzar a retirarse poco a poco.

"¿Quién sufrirá más, un cuerpo sin alma, o un alma sin cuerpo?..."

Aquel hombre parecía no querer levantarse, su tono de voz no parecía vivo, aunque el cuerpo respirase, quizá lo que hacía falta a aquel sujeto era mucho más que aire... pero ¿quién era Bijaksana para juzgar eso? después de todo, había perdido ya su espíritu de continuar, su hambre de lucha y su intención de seguir el camino de su dios, ahora debería seguir su camino, pero debía enfrentarse a un gran problema ¿Cuál era su camino? siempre había seguido a Poseidón, ahora no tenía norte, y aunque intentase ayudar al joven que también parecía haber perdido su camino, era algo imposible, así como le decían "un ciego no puede guiar a otro" pues en este caso eso era lo que acontecía.

Una extraña figura se hizo presente, tenía un aura extraña, Bijaksana no interfirió pues entendió que la conversación no iba dirigida hacia él, esperó a que terminaran de hablar e hizo uso de la palabra, esperando ser escuchado y que sus palabras tuviesen algún sentido, que no se las llevase fácilmente el viento...

- Edzard... dios guerrero, no sé que haya sucedido en tu camino, pero nunca debemos olvidar de donde venimos, solo recuerda que no vemos el mundo como lo que es, si no, como lo que nosotros somos, espero que una luz ilumine esa senda oscura por la que comenzaste a caminar, siempre debemos luchar por lo que amamos... lastimosamente mi corazón ahora está vacío... -

Agachó su mirada y comenzó a caminar hacia su armadura, la liberó de si mismo, permitiendo que esta volara hasta el pilar indico, o bien hacia su nuevo poseedor, el ahora antiguo general marino, siguió su paso sin un rumbo, quizá destinado a algún encuentro futuro, o quizá destinado a perecer en el trayecto...

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte, mis últimos pasos son estos, ahora estoy más cerca de la meta que tiene la vida para cada uno de nosotros."


Y así caminó y caminó, quizá en línea recta, quizá en círculos, quizá por horas, por días o por años, pero solo siguió su paso al lado del tiempo, siendo los dioses los únicos que sabrían cuanto hubo de pasar, antes de caer para no volver a levantarse...

FINAL:

-Bijaksana...

Dijo en voz baja el Dios guerrero al ver como aquel general marino le aconsejaba no olvidar a donde pertenecía o quien era él. Por que olvidar esas cosas hace que uno termine perdido y sin rumbo, sin ambición de seguir adelante o llegar a algún destino en particular. Errar eternamente no teniendo más propósito que encontrar una nueva misión, o a veces ni siquiera eso. Aún en perdido en su propio infierno, aquel hombre se molestó en tratar de guiar al Dios guerrero por uno distinto, que lo alejara de aquel que el marino ahora recorría. Le hubiera gustado decirle algunas palabras, pero antes tenía algo que decirle al de bata blanca.

-Hmp... Espera.

Aunque Edzard no pretendía volver a Asgard todavía, luego de escuchar las soberbias amenazas de aquel individuo, debía asegurarse que independientemente de quien se tratara o que tan fuerte fuera, se le perdiera de vista. No importa si fanfarroneaba, el Dios guerrero de Megrez no estaba de humor para bromas de mal gusto, y mucho menos que alguien se tomara la molestia de venir a retarlo en su cara. Tal ofensa solo podía retribuirse con una sola cosa.

Banda Sonora:

-¿Tantas molestias que debieron tomarte venir hasta acá solo para conversar? Mínimo deberías tener la cortesía de mostrar ese poder que presumes con el que acabarás con Asgard. Pero entiendo que seas tímido (Su cosmos se incrementa de golpe) Déjame comienzo.

Conforme el cosmos de Edzard se elevaba, el arenoso piso en un radio de 5 metros de aquel "mensajero" comenzaría a teñirse de color violeta, un matiz muy conocido para todos aquellos que conocieran el estilo de combate del guerrero de Megrez. Posteriormente. una poderosa energía  elevaría los finos granos en forma de una estrepitosa corriente que se formaría justo debajo de aquel individuo.

-Tempestad Amatista. - Diría indiferente luego de darle la espalda al individuo y comenzar a marcharse -"La amatista que dejé enterrada en las profundidades de este desierto en mis primeros días se ha erosionado y formado parte de este cambiante terreno. Ahora lo que debían ser grandes estacas, son finas partículas que cruzarán cada poro de su cuerpo, drenando su cosmos rápidamente dependiendo cuanta arena logre inmiscuirse en su persona. Pero de sobrevivir, supongo puedo preguntarle más detalles de lo que hablaba."

Se diría a sí mismo aparentando estar confiado de su victoria gracias a la paranoia que lo obligó a minar gran parte del desierto con su propia amatista. No obstante, aún de espaldas, se mantendría completamente alerta a cualquier movimiento que hiciera aquel individuo.

La fina arena purpurea mezclada con la arena dorada del desierto se intentaron incrustar en la piel de aquella figura, sin embargo esta nisiquiera penetraria su manto ya que seria bloqueada por una fina aura rojiza que emanaba de aquella figura, pronto la arena sedio y cayo al piso mientras que la figura se disolvia y aparecia a una velocidad igual a la de la luz detras del dios guerrero.

--No soy algo a lo que un guerrero sin camino pueda detener con una tecnica poderosa pero falta de conviccion, soy una fuerza imparable y no venia a buscarte, debo recorrer esta ruta antes de llegar a Asgard y comenzar mi mision, para la que fui creado

La figura de nueva cuenta se desvanecio y aparecio en el mismo lugar donde habia sido atacada y continuo con su lento andar en direccion a Asgard.

Banda Sonora:

Aunque la técnica de Edzard no le había costado precisamente mucho cosmos en el acto (Dado que era una trampa que había preparado con anticipación), definitivamente estaba sorprendido de que al adversario le resultara tan fácil contrarrestar su ingeniosa variante de la tempestad amatista, ya que de tratarse de una cosmoenergía ordinaria, esa seguramente habría sido absorbida por la enorme cantidad de su mineral afín en el aire. Aunque esperaba un contraataque al cual responder, aparentemente el sujeto seguía en su postura de no pelear contra Edzard.

- Hmp..."Si ambos peleáramos enserio. ¿Que tan cerca estaría de vencerlo? Estoy seguro que puedo hacerlo mostrarme de lo que realmente es capaz.. pero sobrevivirlo ya es algo completamente distinto. Y por lo visto aun drenando su energía, parece que tiene de sobra. No me agrada la idea, pero es mejor que lo enfrente ya que tenga un mejor plan." Confundes las cosas viajero. Esa fue solo una pequeña fracción de lo que puedo hacer, no obstante, reconozco que tal vez todo mi repertorio no será suficiente para impresionarte.

Ciertamente le pareció extraño que el individuo afirmara que debía cruzar aquella ruta para llegar a Asgard, después de todo, alguien con sus habilidades no debería tener problemas en llegar de forma casi instantánea. ¿Acaso quería hacer tiempo a propósito? ¿O acaso le gastaría energía trasladarse de esa manera? En cualquier caso, curioso y analítico como siempre, Edzard decidió aprovechar que el sujeto parecía no querer alejarse del todo de él, por lo que aprovechando el lento caminar del forastero, comenzó a seguirlo, lamentándose un poco no poder darse tiempo para ir a darle algo de apoyo a ese ex general quien en teoría, ya no era su enemigo. Pero debía reconocer que lo que sea que tuviera que decir aquel hombre misterioso era más relevante a su persona.

- ¿Creado eh? Suena a que, para quien sea que trabajes, te le has dedicado mucho. Me intriga saber quien es. O por lo menos si eres el único de tu grupo que muestre tanta devoción.

Haciendo inferencias en voz alta y haciéndolas pasar por charla casual, el Asgardiano seguía desde cierta distancia al otro forajido, la suficiente para anticiparse a cualquier manifestación de violencia pero tampoco tanta como para no ser escuchado. Se detuvo un momento para recoger un escorpión por la cola en un fugaz movimiento y comerse el resto del cuerpo antes de que pudiera defenderse, aprovechando el pequeño refrigerio para recuperar fuerzas.

- "Aunque para ser alguien que no venía a buscarme, actúa como si realmente quisiera que yo sepa de sus propósitos" - Pensaría mientras recorría el mismo sendero que el encapotado de blanco, esperando que su lengua soltara algo relevante. Al menos para él, ya que por su experiencia, imaginaba que la información de Asgard ya debía saber de ese tipo, solo que manteniéndolo en secreto.

La temperatura comenzaba a caer de forma drastica, de los 49 grados que hacian hace no mas de diez minutos, ahora la temperatura era de unos treinta grados, sin embargo aquella figura encapuchada no parecia resentir en lo mas minimo el cambio tan drastico en la temperatura. La figura mantuvo su paso firme por las irregulares arenas del desierto y a pesar de parecia no prestar atencion al dios guerrero le respondio.

--Nosotros no wtenemos un objetivo, somos fuerzas de la naturaleza que hemos despertado para devolver el equilibrio a midgard y a los nueve reinos, en cualquier momento tendre que destruirte asi que no me importa si quisieras pelear ahora o despues, tu hora te llegara como a todos-

La figura continuo caminando mientras el sol moria en el horizobte y el cielo se tornaba oscuro anunciando la llegada del satelite natural de la tierra.

- "Así que sí son varios... Debí suponerlo. Ahora, respecto a este asunto que son enviados de la naturaleza, supongo que son alguna secta extremista que se ha dado cuenta de los problemas que causa la humanidad. No digo que no entienda su perspectiva, pero no es como si fuera a aceptar de buena gana que me destruyan." Ya veo...

Analizando las palabras del forajido, Edzard seguía el recorrido que aquel hombre seguía. No pensaba acompañarlo a Asgard todavía, al menos no hasta convertir ciertas debilidades en fortalezas. Sin embargo, había algo importante que debía destacarse. El motivo del que hablaba este individuo era algo que el mismo Asgardiano había sentido hace poco realmente. Erradicar a todos esos bichos traicioneros y tener un nuevo comienzo sonaba algo drástico, pero a largo plazo quizás no fuera tan malo. Sin embargo, similar a con el Dios de los mares, Edzard sospechaba que era una ambición más personal lo que motivaba a estos grupos y no solo el "bienestar" del nuevo mundo a costa de la sangre del viejo.

- Entiendo, no soy tu prioridad. ¿Pero por que darle tanta importancia a Hilda o a Asgard? ¿Por que no Dioses que han actuado de forma más directa como Poseidón o Atenea? Esos serían mis primeros objetivos si tuviera el poder de devolver el "equilibrio" al mundo... a no ser claro, que no sea tan fuerte para enfrentarlos y deba comenzar con un blanco más pequeño primero.

Sonrió el Dios guerrero pensando en que quizás este nuevo enemigo quizás, aún con lo fuerte que mostraba ser, no estuviera al nivel de las otras ordenes como los marinos o los santos. Desde luego, tenía que poner su ego de guerrero de Odín a un lado, pero dado el contexto, era la mejor manera de enterarse de más cosas.

La figura continuo su andar imparable, a cada minuto la temperatura disminuia pero eso parecia no ser un problema para ambos, aquella figura dispuso a responder la duda del asgardiano.

--Cada reino tiene su forma de devolver el orden, el mundo en el que viven es un punto donde convergen decenas de reinos y quienes los rigen han logrado convivir en base al respeto, cada reino puede aplicar sus metodos, sean cuales sean, siempre y cuando no salgan de su reino, es esa la razon por la cual nuestro objetivo es Asgard-

La figura se detuvo y quedo frente a Edzard.

--Haz perdido tu sendero y eso no es digno de un guerrero, un guerrero sirve a las ordenes de su superior confiando en que sus desiciones son las correctas, esta confianza absoluta es la que lleva al guerrero a sobrepasar sus limites por la causa de su lider y ahora que haz perdido tu causa no tienes nada. El fin se avecina a este reino, y seria una pena que unu hombre que se ha ganado el Valhalla abandone su causa justo en el momento en que el mundo termine y termine condenado. Recupera tu valor guerrero y pelea con honor en la ultima batalla de Asgard, el Ragnarok.-

La figura dio la espalda al dios guerrero y se desvanecio y reaparecio cien metros adelante donde se desvanecio para no volver a aparecer.

- Je... más que el camino del guerrero, describes el de un títere. He conocido a muchos de esos a decir verdad, pero la diferencia entre tu y ellos, es que tu sigues con vida. Al menos hasta que esa devoción te lleve a estrellarte a un muro que el razocinio te hubiera permitido rodear. Pero como gustes.

Ya fuera que el Dios Guerrero fastidiara al sujeto o simplemente este ya hubiera perdido suficiente tiempo, lo cierto es que aquel individuo reemplazó ese paulatino andar por uno mucho más veloz, incrementando su velocidad para desplazarse varios cientos de metros en menos del segundo, desapareciendo del territorio del Rin. Por su parte, Edzard sonrió al saber que el enemigo era realmente solo uno, pero con un grupo de marionetas a su mando. El problema, es que a pesar de su falta de autonomía, eran sumamente fuertes.

- Hmp... (Se sienta sobre la arena) "¿Que aprendimos hoy Edzard? Bueno... esta secta extremista parece no tener problemas con Atenea o Poseidón, al menos no de momento. Su motivación de atacar Asgard debe ser un motivo personal de este líder suyo. Aunque no dudaría que quizás ese tal Cronos quiera quitarnos del camino para evitar que los Atenienses vuelvan a tenernos de ayuda en el futuro... eso tiene sentido."

Pero una sola cosa era la que mantenía la duda en Edzard. ¿Por que no acabar con él de una vez? ¿Y por que informarle acerca del ataque a tierras escandinavas? No cuadraba una cosa con la otra. Lo único en lo que podía pensar es que aquel forajido realmente no quería hacerlo revelar su verdadero poder ya que eso podría hacerlo gastar más tiempo y energía de la que necesitaría. Ya fuera por estrategia o mero orgullo, posiblemente no quería llegar agotado a Asgard. Cobraba más lógica cuando recordó como se expresó al referirse a "la última batalla". Es el tipo de énfasis que hace alguien que quiere ser dramático por que sí.

- "No vale la pena seguirlo. Aunque tal vez tenga que volver un poco más temprano de lo esperado, los demás tendrán que arreglárselas un rato sin mi... Al menos hasta que perfeccione más eso en lo que he estado trabajando. ¿Fuerzas de la naturaleza dijo? Supongo que tendremos mucho de que hablar cuando nos volvamos a ver."

Comentó para si mismo antes de que su cosmos comenzara a disminuir súbitamente, cosa que coincidió con un fenómeno demasiado irregular considerando la región y la temporada. Una gran nube negra (indistinguible por el cielo nocturno) que se posó sobre el Dios guerrero, cubriendo varios metros a la redonda  con una fina y suave lluvia helada que humedecía las arenas, tanto la del piso, como la que reposaba en las ropas y cabellos del Asgardiano, el cual seguía sentado sin moverse.