Bienaventurado aquel que ha perdido la confianza (LIBRE)

BANDA SONORA:

-"Hmp... Canallas mentirosos todos ellos. Un rebaño de corderos que siguen ciegos a su pastor, no importa si eso los lleva a un acantilado... Hmp... bueno, no pretendo seguir siendo más una herramienta sujeta a voluntades de aquellos que desconozco. No volveré a levantar mi puño por un desconocido o la palabra de alguien en quien no confío... Pero con mi poder actual, me es imposible resistirme a ese camino. Debo tener la fuerza de forjar uno propio. Y eso es algo para lo cual necesito... salir un tiempo".

Poco tiempo había transcurrido desde la reunión de los santos dorados con la tan anhelada presencia de su Diosa. Un momento de alegría y vitoreo definitivamente de no ser por la confesión que la joven tenía que hacer. Una vez más, el Dios guerrero de Megrez se sentía como un completo imbécil, creyendo en las nobles intenciones de los forajidos, quienes habían traído a sus tierras motivos falsos que solo llevaron a la muerte de algunos de sus hermanos en armas.

-"¿Creen que van a convencerme de trabajar en conjunto con los esbirros de un asesino? JA, pocas cosas me parecen graciosas pero esa casi me mata de la risa... JEJEJEJE... pero no, no. Si hay una amenaza tan grande, entonces simplemente debo volverme una fuerza mucho mayor. Tan simple como eso".

Siendo el primero en salir, Edzard no se molestó en dirigirle la palabra a nadie luego de la asamblea, tomando su rumbo de siempre hacia el bosque, cosa que era natural en él. Lo peculiar en esta ocasión, era que no se había detenido allí, procediendo a seguir derecho transitando por las distintas locaciones de Asgard hasta llegar finalmente a la frontera de la misma... donde una vez más, no se le veían intenciones de detenerse.

-"Disculpa Asgard... Pero más allá de mentiras, farsantes y cadáveres de ingenuos, no tienes más que mostrarme. Te prometo que volveré para cuidar de ti como se debe... pero para eso debo ver que otras cosas tiene el mundo que ofrecerme. El lado más brutal de la naturaleza... El lado más oscuro de la humanidad... habré de explorarlos a fondo y superarlos. Y cuando regrese, no habrá nada que me sorprenda.,.. nada que nuble mi juicio... Nada que me detenga". - Pensaba con cada paso que lo alejaba más y más de las tierras escandinavas.

Intriga, el primer sentimiento que invadió al joven pelirrojo al escuchar las palabras de la diosa Atenea, según entendía había ocurrido una traición a lo interno de los santos, si bien se sorprendió al ver a la diosa llegar de esa manera y hablar como lo hacía, no prestaba mucha atención, por el contrario su enfoque se dirigía más a sus compañeros, y ver la reacción de los mismo, Edzard parecía afectado y era entendible, sus compañeros, sus amigos y hasta sus hermanos habían perecido por defender una causa... injustificada si se quería llamar así, pues al parecer tanta guerra, dolor y muerte pudieron haber sido evitados si tan solo aquel que estaba al mando de los Atenienses hubiese tomado la decisión correcta, pero no, por el simple orgullo de no compartir sus tierras luchó y perdió, como si fuese poco arribó invadiendo tierras puras y las cuales no tenían ningún asunto que resolver en ese problema, pero fueron arrastrados al embrollo y muchos no tuvieron más opción que participar, algunos de estos encontrando así la muerte.

Al ver como Edzard se marchó, Pavel decidió seguirle ágilmente hasta rebasarlo, al notar que Edzard no se detuvo en el bosque si no que siguió creyó saber hacia donde iba, así que con su velocidad arribó a la entrada de Asgard esperando que cuando su compañero llegase el ya estuviese ahí, como era una de sus características subió a un árbol y comenzó a tocar una melodía pero esta vez no sería con el harpa...

Escúchese de fondo:

Esperaba ser escuchado por su compañero y llamar su atención pues antes de dejarlo marchar, le gustaría hablar con él...

Las huellas en la nieve dejadas por el errante individuo de armadura azul záfiro se hubieran extendido por varios metros de no ser por que el mismo aire desplazaba la nieve para que cubriera levemente el rastro por el cual cruzaba. Aunque no era como si le interesara hacer su partida en secreto, inclusive no le era relevante si alguien estaba siguiéndolo de cerca para aparecérsele al fin del camino. A este punto, la palabra de nadie podía disuadirlo de su decisión.

-Hmp...

Expresó como habitualmente hacía mas con un tono que manifestaba curiosidad a la repentina sonata que ahora hacía eco en sus oídos, despedazando el rutinario ruido del viento y sus pasos hundiéndose dentro de la nieve. Vio de reojo el lugar de donde percibía era el origen de aquella melodía y dado que era más adelante, no tuvo la necesidad de detenerse;  además, con su poder de deducción, le era fácil interpretar de quien se trataba y posiblemente que quería.

-Has mejorado bastante, te felicito. De hecho, yo también tengo que mejorar en varios aspectos, pero así como tu, no voy a lograrlo aquí. - Se detuvo un momento para respirar profundamente mientras evocaba en su interior una reflexión y posteriormente volvió a tomar la palabra. -¿Sabes? Es curioso. Cuando tuviste que partir de Asgard, yo siempre fui de los que pensó que era una exageración, que aprenderías lo que necesitabas en medio del camino, que cualquier cuestión que te hiciera falta mejorar, podías lograrlo aquí mismo... ahora entiendo que ese también fue un pensamiento ingenuo de mi parte. Hay veces que para encontrar cosas que tal vez siempre han estado dentro de nosotros, debemos buscarlas fuera... Como dije ¿Curioso no crees?  - Comentó para seguir desplazándose hacia la frontera en busca de algún barquero que le debiera un favor (que sobraban de esos). - Cuídate Pavel.  

Expresó simplemente volteando la mirada hacia el árbol donde reposaba su ahora violinista compañero. A pesar de no mostrar gesto en su rostro, se sentía alegre de verlo de nuevo, uno de los pocos rostros familiares en los que sentía podía confiar. No obstante, a este punto el Dios guerrero de Megrez sabía que no podía posponer más tiempo su viaje, el tiempo corría y debía fortalecerse cuanto antes, lejos de las distintas distracciones que perturbaban su mente, por lo que siguió su camino. Solo así alcanzaría su verdadero potencial.

Siguió tocando su violín por un tiempo más mientras Edzard le decía algunas palabras, solo quería demostrar a su amigo que valoraba el obsequio y que ya había aprendido a manejarlo mejor, sin duda parecía tener algún tipo de talento para aprender a tocar instrumentos de cuerda. Al terminar el dios guerrero de Megrez su diálogo Pavel bajó del árbol en el que estaba quedando por detrás de Edzard haciendo una posición de soldado como si estuviese saludando a su general o capitán de ejército.

- No planeo detenerte, ni tampoco acompañarte, solo vine a despedirme y desearte suerte espero que de verdad encuentres eso que andas buscando, no te olvides de nosotros y ven a visitarnos pronto, yo me quedaré aquí e intentaré proteger el bosque blanco en tu ausencia, pero no te tardes mucho por favor -

Miraba al cielo manteniendo su postura de "soldado" con el dedo medio de su mano derecha sobre su ceja derecha, su rostro parecía melancólico y podía pensarse que iba a llorar, pero no, simplemente asintió con su cabeza y despidió a Edzard bajando su mano rápidamente y juntando su pies, deseo que tuviera éxito allá a donde quiera que fuese y que no se perdiera en el camino, dio la vuelta y comenzó a devolverse esperando que su amigo se marchara.

- Decisiones que te marcarán, en tu cabeza de un lado a otro van, a veces siguen a veces se atascan, pero no pierdas de vista el plan, espero que logres el objetivo que con tu viaje te sientas mucho más vivo, y que hasta allá te llegue lo que escribo -

No rapeo muy fuerte, su intención no era ser escuchado pero por lo menos deseaba desahogarse sabiendo que uno de sus amigos partiría y sin conocer por cuanto tiempo...

La asamblea había terminado y Liraz salía del lugar rápidamente esperando no llamar demasiado la atención mientras caminaba sus pensamientos se dirigían a lo acontecido sin duda se encontraba un poco frustrada con la situación, muchos habían perdido la vida en una batalla que no tenía sentido, los dioses guerreros habían actuado de buena manera mientras los caballeros de Athena se encontraban en sus tierras, y para que si solo se involucraron en un conflicto que solo trajo muertes... No podía ni imaginarse cómo se sentían los demás al respecto sabia que no podía darle igual a todos.

Desde un principio Liraz no había estado de acuerdo en trabajar junto a los caballeros de Athena pero termino aceptándolo hasta ese instante en que justo cuando se alejo lo suficiente del lugar alzo la voz mientras cerraba los puños y encendía su cosmo.

-MALDICION!!!- En aquella palabra dejo salir todo el sentimiento de enojo y frustración que la reunión le hizo pasar, comenzó a correr en dirección al bosque adentrándose en los árboles, dejo caer su cuerpo detrás de un árbol mientras cerraba los ojos y tomaba aquella curiosa daga morada en sus manos, algo llamo su atención, en ese momento escucho unos pasos no muy lejos de donde se encontraba para su sorpresa se trataba de el Dios Guerrero de Megrez, pensó en hablarle directamente sin embargo al mirarle solo se levanto y volvió a acomodar la daga en su costado izquierdo para comenzar a seguirlo a distancia.

- "¿A dónde te diriges Edzard?..."

Continuo caminando hasta lograr captar una melodía, detuvo sus pasos y escucho una voz familiar era Pavel, tocando aquel instrumento que pertenecía a la General Marina, cuando le escucho hablar al otro dios guerrero comenzó a caminar hacia delante para notar como Eta se daba vuelta, lo miro fijamente mientras continuaba caminando pasando por el lado izquierdo de Pavel mientras miraba a Megrez que ahora le daba la espalda a ambos.

-Así que te marcharas... Edzard.-Dijo al mismo tiempo que ladeaba un poco su cabeza.- Entonces vengo a despedirme y mencionarte que estaremos esperando tu regreso a estas tierras...Te deseo suerte para cumplir la meta que tienes en mente, en tu ausencia estaré al pendiente de tu preciado bosque...

De alguna forma su corazón comenzaba a sentir algo de nostalgia, todos los eventos que ocurrieron sin duda afectaban a muchos, permaneció allí mirando hacia el frente observando a Megrez al mismo tiempo que miraba de reojo a Pavel esperando que alguno rompiera el silencio de ese momento.

BANDA SONORA:

El antiguo defensor de los bosques ya le había dado la espalda al caballero de Benetasch Eta y ahora proseguía con su camino como originalmente tenía intencionado, pero la voz de una nueva presencia lo detuvo otro poco. Se trataba de su amiga Liraz, quien al igual que Pavel, había llegado hasta allí no para impedir que se marchara, sino para desearle buen viaje y ofrecerle su ayuda cuidando la zona que él alguna vez se sintió tan orgulloso de vigilar.

-Gracias Liraz. No se metan en muchos problemas mientras no estoy. - Comentó intentando sonar despreocupado, pero nuevamente, su recurrente seriedad impidió eso. -Trataré de no demorar demasiado...

No sabía en ese momento la veracidad de sus palabras, pero esperaba poder cumplir con esa última sentencia. Tampoco quería apartarse demasiado del territorio custodiado por el panteón Nórdico, pero a este punto ya había tomado su decisión. Permanecer otro segundo más allí solo incrementaría sus dudas, su recelo, su desconfianza. Y todo eso llevado al campo de batalla solo provocaría más tragedias.
Con esa forma de pensar, pensó en retirarse de una vez, mas en ese instante arribó el tan "carismático" Dios Guerrero de Merak Beta, quien aprovechó para sermonear a Edzard de como ya debía haber esperado algo como lo sucedido y que de haberle hecho caso desde antes, esto se hubiera evitado.

-Hmp.... Debilidad sería permanecer aquí, estando demasiado ocupado lidiando con mis propios pensamientos al respecto de la situación como para poder demostrar todo mi potencial en el campo de batalla. Capricho estúpido sería creer que puedo cambiar este lugar solo actuando de vez en cuando desde las sombras sin el poder de mostrarme en medio de la luz... pero bueno, tu comprendes ese sentimiento. Yo por mi parte, saldré para convertir esas debilidades en fuerza... fuerza que compartiré con ustedes, las personas en las que sí confío. Pero por ahora, lo único que puedo brindarles es lástima, duda y desdicha, y eso no le vendrá bien a nadie... ¿Te sirve esa respuesta Alexander?

-Concluyó para luego hondear su capa y seguir su camino, llevando la mano a su cuello para sujetar una vez más aquel collar que su amiga de cabellos plateados le había entregado el día que se conocieron. En parte, eso le ayudaba a no sentir que se embarcaba solo a donde fuese que su viaje lo llevara. El recuerdo de aquellas personas en las que podía (o pudo) confiar le daba fuerza para seguir con su decisión. El mundo se había vuelto un lugar loco que le había traicionado varias veces. Debía volverse más fuerte para que eso ya no volviera afectarle, aunque eso significara alejarse de todos, buenos y malos por igual.

-Hmp... (Hace una seña de despedida con la mano luego de alejarse unos metros más)