Un nuevo día [Privado]

-Habían pasado algunos días luego de aquel fuerte enfrentamiento con el Juez infernal de Wyvern, Genbu había estado ausente aquel tiempo ya que las heridas sufridas en batalla necesitaban de reposo y descanso. Al estar tan lejos del santuario no tuvo mas alternativa que retrasar su regreso. Luego de una semana el santo de Libra volvía a la actividad como guardián de la séptima casa. Subía los primeros escalones que lo llevaban al templo de Aries, al llegar a la entrada de este detuvo sus pasos tomando un respiro profundo, aunque parecía completamente sano, Genbu aún no terminaba de sanar, su paso era un poco lento aún, necesitaba de mas reposo, de todas formas necesitaba ir con Athena y anunciarse frente a esta además de relatar lo sucedido semana atrás.

Aquel recuerdo cruzó por su cabeza nuevamente, la imagen de ese chico al borde de la muerte agradeciéndole por haber detenido al espectro que en su cuerpo habitaba.



-Cuanto tiempo estuvo inconsciente? Eso mismo se preguntaba cuando lentamente abría sus ojos logrando sentir la luz del sol pegar en su rostro, poco a poco comenzaba a sentir el cansancio muscular así como el dolor en las partes afectadas, el recuerdo de aquella pelea vino inmediatamente a su cabeza así como lo ultimo que recordó ver, al chico hablándole a su lado lo cual le hizo levantar su espalda enseguida y llevar la mirada al lado, lo que observó lo dejó sin reacción alguna. Aquel chico yacía muerto a su lado cubierto en sangre, era fácil entender lo sucedido pues la mano de este cubierta en sangre y la profunda herida en su pecho mostraba que aquel chico le había puesto fin a si mismo.
Genbu levantó su mano notando aquel medallón que sostenía, seguramente del joven muerto a su lado- Nos volveremos a ver Florence, ahora solo descansa en paz... -Tomó un respiro profundo cerrando sus ojos y haciendo una pequeña pausa en señal de respeto ante el fallecido. Se colocó de pie cuidadosamente y así pondría rumbo a algún sitio donde pudiese recuperar y sanar sus heridas.

Florence fue enterrado en el cementerio de una villa cercana, en esta misma Genbu se mantuvo durante varios días tratando de recuperarse. Todos los días iba a la tumba de aquel joven donde se sentaba frente a este y meditaba un poco además de hablar con el, su clara conexión espiritual le hizo formar un vinculo con el contrario quien a pesar de estar muerto se había inmortalizado en el mundo de los espiritus-


-Genbu volvió en si luego de haberse detenido en la entrada del templo de Aries, levantó su mano y allí estaba aquel medallón al cual sonrió apartando así todo recuerdo triste para luego colgarlo en su cuello- Nos volveremos a ver amigo mio, pero no aún.. -Sonrió un poco mas animado y sin mas comenzó a adentrarse al templo para cruzarlo y subir hasta la recamara del patriarca, necesitaba anunciarse luego de mas de una semana desaparecido-

¿Quién osa a interrumpir la paz de los doce templos de Athena? La voz inmediatamente reconocible del Geminiano se escucho en el templo del Carnero Blanco con fuerza y firmeza. El eco tardo varios segundos debido al tono imprimido y a la fuerte voz. Dentro de las sombras la iluminación de un cosmos comenzó a espantar aquellos rincones donde yacía la oscuridad, dentro de aquella llamarada de luz la silueta de un hombre comenzó a tomar forma.
Era Saga, se encontraba justo en frente, con los brazos de lado y lado descansados en forma extraña, su armadura más rozagante que nunca, gallardo y enaltecido mostraban las ínfulas de alguien poco sociable, la capa ondeaba detrás del Santo de Géminis a pesar de la ausencia de corrientes de vientos. Saga era amigo, aunque de alguna forma parecía alguien hostil, las heridas y grietas en la armadura eran solo recuerdos de un sutil pasado, pues ahora parecía viva. En su casco su rostro escondido y embozado no dejaba observar la expresión de su rostro. La armadura de oro parecía viva y llena de un lozano brillo.
El silencio se apodero del lugar, pues la presión era absurda e ilógica. Pronto la entrada del templo del carnero pareció alejarse de Genbu.  Alrededor todo era oscuro y frio, hasta los pilares que sostenían la casa desaparecieron, tanto como el espacio mismo sin estrellas.  El caballero camino lentamente hasta situarse a algunos escasos pasos del Santo de Libra. Era conveniente pensar muchas cosas para concluir que el mismo Saga de Géminis estaba en la entrada de de los doce templos. Todo parecía indicar que el Santuario había tomado medidas en reforzar su seguridad, había que demostrar si realmente Genbu era Genbu y no un absurdo juego de ilusiones de parte de los Titanes o quizás de cualquier otro enemigo.

-Sus pasos se detuvieron luego de adentrarse un poco a la casa de Aries, una voz resonante comenzaba a hablarle mientras el eco de unos pasos metalizados sea cercaba, pronto todo se tornó oscuro, aquello solo podía ser obra de un caballero, uno que muy bien conocía a pesar de no ser muy cercano, se trataba del guardián de la tercera casa, Saga de Geminis. Le era extraño ver a su compañero resguardando el templo que se supone Jonathan debía estar vigilando, que tanto había pasado desde su partida? Si bien se sabía Genbu había estado ausente por mas de una semana sin obtenerse señales de vida de su parte, no le parecía mucho tiempo como para que fuese sorprendido de tal forma en el santuario-

Saga, que haces aquí? Esperaba encontrar a Jonathan... -Levantó su izquierda donde su guantelete estaba agrietado al igual que el escudo que en su antebrazo le protegía de ese mismo brazo recordando así el impacto de la técnica de Florence la cual de no ser por su escudo pudo arrancarle el brazo completo.

Sentía cierta hostilidad venir del santo de Geminis, sin embargo Genbu era alguien que no se dejaba intimidar y mucho menos de camaradas por lo cual solo tomó un respiro profundo y retomó sus pasos acortando la poca distancia que aún quedaba con el geminiano-
No se que tanto ha pasado esta semana pero puedo percibir que estás algo tenso Saga, de camino acá pude notar que el Santuario se encuentra algo solitario, incluso en estos momentos los cosmos de mas de un santo se encuentran fuera, me equivoco?

-Genbu llevó su diestra a su cuello y sujetó el medallón el cual observó fijamente- El espectro de Wyvern ha caído, estuve todos estos días lejos de aquí tratando de recuperar mis heridas y aunque aún no sano del todo, estoy listo para unirme a la lucha contra los titanes, he venido a presentarme ante Athena e informarle de lo ultimo acontecido

-Suspiró pesadamente volviendo a levantar la mirada hacia su compañero mientras soltaba el medallón que caía sobre su pecho-

Lo siento, Genbu. Una voz más apacible resonó desde atrás con el mismo tono de voz de Saga. Mientras que la imagen  de la armadura de Géminis que estaba frente a Genbu parecía mirar el medallón en el pecho del librano, mientras el espejismo comenzaba a agrietarse dejando ver por las comisuras de sus fisuras haces de luz atravesando la ilusión. Pronto todo aquello comenzaría a romperse como espejo por el golpe de una roca. Todo se cayó a pedazos delante de los ojos del Santo de Libra reproduciendo el estrépito del cristal. Y así la luz del exterior se abrió paso mientras se filtraba a través de los pilares que sostenían la casa del carnero blanco.
Pasa. Dijo aquella voz llena de nobleza. Soy Saga desde el templo de los Gemelos sentí tu cosmos al llegar. El indudable cosmos de un guerrero de Athena, se iniciaría una batalla que no acabaría hoy.
Al parecer el Geminiano hablaba a la mente del dorado. Fuiste por un momento preso de un pensamiento residual entre las paredes de la casa de Aries. Pronto, sube necesitamos de tu fuerza. Pero antes debes recuperarte. Athena te espera. Cuando llegues a la casa de Géminis me gustaría consultarte algo.
La armadura o la visión ilusoria volvió formarse, todo comenzó a ennegrecerse nuevamente, la oscuridad lleno los confines de la casa de Aries una vez mas mientras que Genbu abandonaba la aquel lugar.

–Me sorprende el hecho que jamás puedas hablar frente a frente, Saga. Siempre oculto en tus ilusiones.-

Menciona el dragón de mar apareciendo desde el fondo de la casa del carnero. A diferencia de otras veces en esa ocasión lleva su escama marina y puede vérsele un poco más serio de que de costumbre. Así como géminis el mismo ha tomado medidas extremas.

–Sin embargo, creo que has sido un poco paranoico incluso al desconfiar de tus mismos aliados ¿No lo crees así, Libra? - Seiryu enfocó su mirar en el nombrado.

Extendió su diestra con la palma abierta, elevo un poco su cosmos. En las heridas del santo de libra comenzó a divisarse una especie de escamas cerrando un poco las heridas o al menos, deteniendo el sangrado de las mismas.

–Así que Wyvern ¿Acaso los espectros aun están dando lata por ahí? Pensé que habían corrido con la cola entre las patas después de lo de Atavaka... -

-Escuchaba atento a su compañero el santo de Geminis quien poco a poco bajó la guardia luego de que supiese que se trataba de el, estaba por seguir su camino cuando repentinamente un general marino hacía su aparición, extraño que viniese del interior de la casa de Aries cuando luego de que entregasen el santuario se esperaba no verlos mucho por ahí rondando. Podría haber razón en las palabras de este, pero se trataba de Saga y el actuar precavido ya era algo propio de el o al menos lo que conocía Genbu luego de tanto tiempo conociendolo-

Los espectros nunca dejarán de ser una amenaza para todos, el hecho de que en estos momentos no haya mucho movimiento de su parte no significa que no sigan latentes causando problemas... Después de todo la llegada de los titanes podría resultar un punto a favor para ellos en cuanto a eliminarnos se trate...No sabemos exactamente que papel podrían jugar ellos en esta guerra que comienza..

-Respiró profundo avanzando algunos pasos mientras se alejaba de los dos un poco para así acercarse nuevamente a la entrada observando el claro y hermoso día que les hacía frente en ese momento-
No quiero sonar pesimista pero necesitamos mas fuerzas, Marinos y Santos no bastarán en esta guerra y odio decirlo pero debemos averiguar en que posición estará el ejercito de Hades, nunca seremos aliados, pero por un mismo bien tendremos que aprender a mirar a un mismo objetivo, al menos por ahora..

Una vez que Libra y Dragon Marino llegarón al templo de Géminis la presencia de Saga comenzó a sentirse. El sol daba de frente contra el Templo de los Gemelos, la tercera casa del Santuario de Atenea morada actual del guardián de la casa. En sus dos alas laterales se levantan esculpidos los dos ángeles que representan la desconocida personalidad dual de su anfitrión. Uno de ellos sostiene una lira y el otro, una serpiente y miran imponentes al que arriba a dicho lugar. Al Saga esperaba en medio de aquel pasillo principal de paredes y columnas blanquecidas. La armadura de Géminis ya reparada refulgía en medio de las tiniebla viva. Saga lucia su cabellera azul y su casco a la altura de la cintura.
Esta vez el geminiano no estaba de frente si no que estaba de perfil, como permitiendo el paso. Su rostro mostraba la expresión vacía.
Sabes muy bien que la seguridad en los doce templos ha incrementado. Dijo saga mientras mostraba el camino, quien posteriormente acompañó hasta la puerta trasera del templo mientras charlaba. Atrás quedaron los días de la paranoia. No es una locura tomar medidas en estos momentos. Es la vida de Athena y la de Poseidón las que se levantan en guerra contra los titanes, por ende sus santos deben estar alerta.
Saga guardo silencio al llegar a la salida y mirando el medallón en el pecho Genbu resolvió decir. Hay ángeles de oscuridad que se disfrazan de luz. Es común desconfiar de tus aliados Saga miro el medallón en el pecho del dorado y luego volvió a mirar con aquella furia que no parecía abandonar. ... o de aquel que dice ser tu amigo.

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