La osadía de una Estrella Terrestre (Privado)

Los espectros, principalmente el Juez Aiacos, las estrellas celestes Kagaho, Kaileena y Florence el enigmático ser de un terrible y demoniaco cosmos escondido, habían sentido la extraña presencia de uno de los suyos en las lejanas tierras frías de Asgard. Pandora por temor a que su traidor estuviese realizando planes por fuera de lo presentido envió a sus subordinados para solo encontrar nada más que problemas y una batalla interrumpida contra los dioses guerreros y algunos dorados. Pues en su misión no habían encontrado absolutamente nada.

Justamente en ese momento. El sumo pontífice se encontraba descansando de las heridas sufridas en la pasada batalla, sin embargo caminaba por los pasillos del castillo del Valhalla orando y pidiendo sin cesar la recuperación de los guerreros que sufrieron en batalla. Su caminar, su sotana blanca y su yelmo dorado de solemnidad absoluta, reflejaban la inteligencia que poseía, sin duda Athena había confiado en el por su mesura, mas sin embargo dentro de su corazón se sentía inútil al ser derrotado en la recuperación del santuario. El respeto hacia los que una vez fueron sus subordinados lo que llevaba a pensar que quizás su tiempo como sumo pontífice de Athena había terminado. Pues daría su cargo a Albafica y se retiraría solo en busca de Athena pues para él, solo existía un lugar en el mundo donde podía estar. Esta vez no comprometería más vidas que la suya misma. Mas aquel ideal se vio detenido por una visita inesperada, que con la distracción de los espectros en Asgard aprovecho haciendo uso de sus habilidades para escabullirse hasta donde estaba el patriarca.  

Se queda mirando por la ventana algo perplejo por el poder del cosmos que ha sentido. Ahora nada puede evitar aquello. Sabía que había de tras de todo esto. Sus teorías eran ciertas. El iceberg solo mostró la punta en el Santuario e incluso los espectros no sabían que quizás aquel ser que ahora llegaba a buscarle estaría allí.
-La vida no es basura y la desesperación verdadera no se puede tomar a la ligera.
Taciturno se quedo contemplando a través de aquel ventanal la nieve caer. Y a lo lejos podía sentir lo que ocurría en el bosque blanco.
-Has venido de nuevo. -Sabia que aquel ser le miraba las espaldas. -Aunque no sé exactamente tu causa. Sin embargo salir de aquí te será difícil.
Sage comenzó a quemar su cosmos y a encenderlo mostrando el aura de un gigantesco poder equiparable al de un santo de oro.

La llegada de los espectros a tierras Asgardianas resultaron ser solo una distracción para lo que vendría siendo el verdadero ataque, Tavaka no se quedo con los brazos cruzados tras aquel ataque fallido en la torre del reloj hacia Sage , el estaba en busca de algo y no descansaría hasta encontrarlo, algo que solo el actual patriarca conocía siendo él aquel precursor que lo había logrado, la estrella terrestre del Líder venia por la urna de Hades

Una risa grave resonó en toda la habitación y entre las sombras un hombre grande y fornido aparece portando una armadura de tono negro/lila varios brazos adornan su ropaje siendo el portador de Atavaka en su rostro se puede ver la maldad encarnada y con ello una sonrisa aterradora enmarcando unos colmillos en su dentadura, el sonido de su armadura rosando con su cuerpo mientras se acerca al patriarca se hace presente

-¿Qué es la vida, sino nada más es una forma monótona de ser?- respondió despejando aquella sonrisa de su rostro

-sabes porque eh venido Sage, e de terminar lo que en un principio debió ser tu destino, solo dame por lo que necesito y he venido a buscar y tu vida será perdonada – respondió el espectro mas cercano a dios

Sage enciende su cosmos al máximo
-Crees que es muy fácil detenerme –dice Sage –He colocado en todo el palacio pergaminos para que nos trasladen a un lugar diferente.

De momento todo se oscurece y el piso del lugar donde se encontraban se resquebraja formando un inmenso cuadro perfecto que los encierra a los dos, el techo se desfragmenta por completo cayendo en grandes fragmentos y abriendo una brecha en el mismo. La explosión se escucha cientos de kilómetros a la redonda y se observa como una plataforma asciende al cielo e internándose en las nubes. Llegando incluso tan arriba que los rayos del sol los bañan con todo fulgor.

Luego la plataforma parece quedar estática en medio de la nada. Mas todo aquello fue solo una ilusión que traslado los cuerpos a otra dimensión. Sage, eleva su cosmos nuevamente, despojándose de las túnicas y el casco de sacerdote los cuales caen por el borde hacia el vacío. De su espalda saca una inmensa espada, mientras su cabello largo y canoso se observa jugar con el viento en una inmensa cola de caballo. Sostiene la espada en una mano la cual hace brillar su hoja a la luz del sol.

El patriarca  lanza de inmediato de su puño un rayo de luz dorada y de poder inmensurable contra el cuerpo de Atavaka que trata no de atravesar su esencia física si no quitarle su alma y lanzando un grito desgarrador pronuncia -¡Separación de almas! –el rayo trata de buscar el cuerpo de Atavaka allá a donde vaya, pues su naturaleza es tele-dirigida por ondas mentales de Sage.

-¡Muere espectro!

Sin asombro alguno, el espectro observo toda la parafernalia organizada por el patriarca y aunque la luz del sol lo molestaba un poco parecia no ir mas alla de eso.

-de verdad todo esto es por mi? vaya que tienes miedo sumo pontifice, pero haces bien al temerme-

Atavaka vio como Sage lanzaba su ataque sin embargo el ya preparaba una defensa.
El espectro se coloco en la famosa posicion de la flor de loto, sentado sobre sus dos piernas cruzadas, con las palmas arriba junto el dedo indice con el pulgar de cada mano y ambas las junto en su centro en una clara posicion de meditacion. Inmediatamente cerro los ojos y su cosmos se encendio emanando un aura purpurea, tan oscura como el hades mismo y fue entonces que de su espalda brotaron varios pares de brazos, todos parte de la armadura de Atvaka y se abrieron tras de el como la cola de un pavoreal.

-no entiendo para que me encierras si vas a atacarme de esa manera, se que como antiguo santo de cancer puedes atacar directo al alma, pero entiende que como espectro, yo no poseo un alma-

El aura alrededor de Atavaka se alboroto formando frente a el lo que parecia una mascara que representaba la cara de un demonio, tan grande que lo cubria por completo como una muralla

-REDENCION DEMONIACA!! esto sera mas que suficiente para detenerte, se que estas herido pero por favor no me decepciones, aun no por favor-

Atavaka cerro los ojos en espera de la colision de ambos ataques.

-Si no puedo matarte, puedo enviarte de nuevo al lugar de donde viniste.
Sage se levanta, cierra sus ojos abriendo sus piernas, de pronto las palmas de sus manos se tocan por encima de su cabeza, y su cabello gris comienza a crear una especie de revoltijo inundando parte de su rostro que oculta una mirada desafiante.

Pero no era extraño que para el aquello serie quizás su última batalla, batalla que solo podría encarar uno de sus dorados. Sin embargo no estaba allí con él. Suspiro y contemplo como Atavaka elaboraba su ataque. Pero su sorpresa fue atacada al descubrir el oscuro cosmos del ser que enfrentaba. Sin embargo sabía que de alguna manera, no le serviría muerto.

Para cuando Atavaka lanzo su ataque, Sage se elevaba por los aires con sus incandescentes de una fulgurosa luz dorada que llenaba todo su ser y de cuerpo cual tormenta solar.

-¡Agujero Negro! –grito Sage con todas sus fuerzas incendiando sus cosmos aun mas.
Una especie de agujero oscuro, comenzó a crearse como cuando se forma un huracán,  absorbiendo todo a su derredor, el aire, la luz, las rocas pulverizadas, el universo se distorsionó y la plataforma comenzó a resquebrajarse, algunas de estas rocas a pesar de su gran tamaño se levantan del suelo se internan dentro de este túnel. El agujero negro esta justo detrás de Sage y se expandía más y más. Todo el lugar temblaba al choque de los cosmos.

El objetivo de esta técnica es lograr que el cosmos emanado por Atavaka fuese absorbido, ¿y porque no? También su cuerpo. La técnica tiene toda la apariencia de un agujero negro cósmico, una versión superior de las ondas infernales que arrastra cuerpo físico y espiritual dentro de esta terrible invocación. Pero dentro de esta oscuridad no se observaba el Yomi, si no el mismo abismo hacia el inframundo.

Pronto la herida de Sage comenzo a sangrar aun más de lo normal. Y su fuerza llego a un punto crítico, pero su hervor en la batalla se mantenía.

El ataque de ambos habia chocado sin dejar un ganador, pero justo en el momento del choque Atavaka noto que Sage ya estaba lanzando otro ataque. El agujero negro se revelo justo detras de Sage, el espectro noto que mas que un agujero negro era como una puerta que succionaba todo hacia esa fosa de la que supuestamente nadie podia escapar. Atavaka noto que el agujero succionaba su cosmos y que pretendia lo mismo con su cuerpo y alma.

-Es admirable que puedas lanzar dos tecnicas de esa magnitud tan rapido, pero tu cuerpo lo resiente te respeto, intentas acabar esto rapido para que haya una posibilidad de que ganes pero me temo que en ningun escenario terminas con vida-

El espectro dejo la posicion de la flor de loto aunque sus manos permanecieron igual al igual que sus ojos cerrados. En un instante Atavaka se lanzo violentamente sobre Sage aun sin romper su actual postura y cuando  estuvo suficientemente cerca los brazos de la armadura de Atavaka sujetaron a Sage y despues ambos entraron al agujero negro.

Ambos caian al agujero unidos por los brazos del sapuri y fue entonces que Atavaka abrio los ojos.
-Aun no nos des por muertos, que clase de rey seria si no puedo sobrevivir en mi reino. APERTURA DEL INFIERNO TERRENAL-

Una mascara muy similar a la que habia protegido a Atavaka en el ataque anterior  se materializo de la nada pero esta era mas grande, tan grande que al abrir la boca pudo tragar a ambos combatientes y se quedaria flotando en el agujero.

Atavaka y Sage cayeron en un lugar que parecia ser el santuario ateniense a no ser por que todo estaba teñido de un color rojizo y varios cuerpos sin vida ornamentaban el lugar. Al caer ahi el espectro solto al patriarca y se puso de pie al tiempo que su cosmos ardia de nuevo pero esta vez mas fuerte que antes. Una clase de neblina  vibraba y danzaba alrededor de el al igual que una sensacion de angustia y muerte inundaba el lugar. El espectro tomo de nuevo su pocision de meditacion.

--Bien pude haberte dejado morir alla pero hay algo que necesito que me digas y este es el lugar adecuado para interrogarte, lo que ves aqui son los cuerpo de todos los guerreros muerto en tu invasion al santuario y este lugar es mi patio de recreo. Ahora dime Sage, donde esta la urna que contiene a Hades?-

“Athena  debo proteger a tus guerreros… debo hacerlo… y sacar a este espectro de Asgard, es imposible que la señorita Hilda a pesar de su amabilidad también se merecedora de la muerte de los suyos, la destrucción de su palacio y exponerla al peligro” Pensaba Sage mientras pensaba todo aquello hasta que su vista comenzó a nublarse y ver como Atavaka hablaba con el entendiéndole poco de lo que decía. Había utilizado todo para hacer aquel agujero a pesar de su estado. No lo lograría. La sangre cubría su vientre otorgándole una sensación tibia y una respiración hiperventilada.

El impacto de la arremetida de Atavaka lo aturdió, mas el portal aun estaba allí abierto absorbiendo todo. Pronto Atavaka le rodeaba con sus brazos, pero observo que no era un solo par de brazos, eran varios, apresándole mientras sucumbió al desmayo y el agujero los engullía a ambos.

-Mi  intención no era vivir, era sacarte de Asgard –Justo cuando cerraba los ojos Atavaka abrió los suyos y un destello de luz lo sumergió en el ataque infernal de Atavaka.

El sabor dulce de la sangre se le interno en el ojo al abrirlo, era un charco de sangre, de su sangre. Estaba boca bajo en un suelo de piedra. Todos los músculos de su cuerpo le gritaban y miro levantándose con dolor a su alrededor. Aquel lugar parecía una versión oscura del santuario. El cielo estaba teñido de un color rojizo y varios cuerpos sin vida ornamentaban el lugar.

Reconoció aquellos cuerpos y su mente se lleno de pánico y dolor. La angustia y muerte inundaba el lugar. El espectro tomo de nuevo su posición de meditación, pero el corazón Sage se volvió preso de la llamarada y el dolor vivido cuando el Santuario fue atacado, observo en su mente como la joven Athena era raptada. Y una campana de una voz con eco retumbo en sus oídos.

Atavaka escribió:-Bien pude haberte dejado morir allá

–Dijo Atavaka. Las imágenes eran aun más crueles, cuerpos con armaduras descuartizados y con la carne podrida mostrando las osamentas y sus calaveras a la plena luz de aquella noche rojiza.

Atavaka escribió:- …pero hay algo que necesito que me digas y este es el lugar adecuado para interrogarte, lo que ves aquí son los cuerpo de todos los guerreros muerto en tu invasión al santuario

–Y los muertos fueron apilándose delante de sus ojos hasta formar un valle delante de el.

-¡No! ¿Athena que te hice? Soy un inútil… el más débil de todos los que alguna vez fueron tus patriarcas ¿Por qué permites esto? ¿Por qué? -Sage corrió y abrazo a uno de aquellos muertos, cargándoles en sus brazos, aun aquella calavera poseía cabellos y algunos gusanos salían de las orbital oculares de la osamenta, no le importo aferrar con cariño a aquel esqueleto mientras se le caía uno de sus brazos.

Atavaka escribió:-…Y este lugar es mi patio de recreo. Ahora dime Sage ¿donde está la urna que contiene a Hades?

-¿Todo esto?  ¿Por la Urna de tu Dios? ¿Dime para que la quieras? ¿Crees que los dioses te dejaran tocarla acaso?- Contesto Sage llorando preso de la ira en medio del mar de sus muertos.

El espectro se regocijaba ante el dolor del gran patriarca sin embargo no rompia su postura pero esta vez abriria los ojos para mirar a su oponente.
-Los dioses? acaso crees que ellos aun cuidan de nosotros? dime entonces donde esta Athena? segun entiendo no han sabido nada de ella desde la ultima vez qe la viste, tambien se que cuando llegaron a la sala del patriarca en el santuario Poseidon ya no estaba ahi y que yo sepa ni el mismo Odin ha dado la cara alguna vez por ustedes, entiende Sage, los dioses nos han abandonado hace tiempo y lo unico que yo intento es volver a establecer el equilibrio a este mundo lleno de guerra asi que dime donde la ocultas ya que ninguno de los espectros la ha encontrado ni en el santuario ni en aquella isla abandonada y mucho menos aqui-

Atavaka se levanto y camino hacia el patriarca, llevando su mano derecha a la cabeza de Sage lo tomo ejerciendo fuerza en el craneo del ateniense y lo levanto hasta tenerlo a su altura y mirandolo a los ojos le hablo.

-Sabemos que no te queda mucho tiempo asi que te ayudare un poco a que lo digas-

El cosmos de Atavaka se elevo aunqe esta vez ya no era como antes esta vez era mas debil, mas cansado, la batalalla aunque breve habia desgastado seriamente al espectro pero le seria suficiente para ejecutar algunos trucos. Los ojos del agresor se volvieron blancos y cuando cruzo mirada con el ya debil Sage intento crearle una ilusion que mostrara lo que pasaba por su mente.

-Vamos Sage, muestrame lo que hay dentro de ti o muere intentandome sacar de tu cabeza, tu eliges-
El espectro sonrio.

Una pequeña corría a los brazos de Sage, aquella niña tenía el cabello corto y de color violeta, su mirada poseía una ternura inigualable. Sus ropajes eran un hermoso vestido de blanco con encajes, su dulce sonrisa lo llenaba todo en el atribulado corazón de un joven Sage. Después una fría brisa nublo aquella escena para luego mostrar a una chica mucho más alta que dibujaba bellos paisajes al carboncillo mientras cantaba al lado de una hermosa fuente rodeada de pequeños animales, conejos, ardillas y un pequeño cachorro labrador que ladraba a alguien acercándose a ella. Era Sage que venía con una sotana blanca y un casco de oro, con un ramo de flores e hincaba su rodilla ante aquella joven.

Aquella chica solo respondía con una sonrisa acariciando el rostro de del patriarca. Pero una brisa otoñal de hojas secas y de ramas quebradizas paso de largo y borro la escena cual agua quita el polvo del Cristal para luego mostrar una joven con ojos llenos de llanto mientras sostenía un centro en sus manos. Sage esta vez la consolaba solo colocando la mano en el hombro de la Joven.

-¿Qué puedo hacer? –Dijo aquella adolecente atribulada
-Señorita, yo me encargare de esto. Tiene a los suyos de su lado. –Decía Sage casi impotente y sin saber cómo poder ayudar.
-¿Dónde están ellos? ¿Dónde? Debes buscarles, por ahora solo sabemos quién tiene la vasija. No podemos defender el mundo sin ellos.
-Tranquilice señorita, ellos volverán, sabemos que esa mujer llamada la voz de Hades en el mundo es quien la tiene. Sabemos también que envía a los suyos atrás de nada, para hacerle creer a su traidor que aun andan en busca del alma de Hades.

Pronto toda aquella habitación se mancha de sangre. Todo se inunda dejándolo a él solo e inmerso en una corriente de aquel líquido rojo y espeso luchando por salir a respirar a la superficie. La sotana le pesa, el casco le estorba, se las quita y desnudo sale a la superficie lleno y bañado en sangre, después de una bocanada inmensa de aire vuelve a respirar, solo para gritar un “no” desgarrador sin sonido alguno. En un océano de sangre donde solo se contempla aquel cielo rojizo.

Pronto el “no” va tomando forma de eco, y su volumen se eleva, todo aquello estaba en el ojo Sage, en su pensamiento para dar paso a la imagen macabra de Atavaka tomando con una de sus manos la cabeza de Sage.

–¡Arrrrrrggggg! ¡No! No me utilizaras más.-Grito Sage.

Una patada salió del pie de Sage al mentón de Atavaka, lo que ocasiono una apertura en el flanco de su enemigo. Sage giro en ciento ochenta grados el aire para conectar un talón de su pierna a la sien del espectro. El brillo dorado se mostro en el giro. Atavaka retrocedió dos pasos y cuando volteo a mirar Sage ya no estaba.

En el aire Sage de un salto desangrado, pálido y conjurando con sus manos, con los ojos emblanquecidos expreso.

–No entraras más a Asgard, no profanaras más estas tierras a través de este portal espectro.
Lo sellare. ¡Arrrrgggg! ¡Restricción de Athena!

Varios pergaminos se iluminaron alrededor suyo, todos ellos con el nombre de Athena impreso en ellos, luego se interconectaron por algo parecido a descargas eléctricas que los hacían girar hasta formar un fisura en el espacio tiempo.

Un portal comenzó abrirse, un agujero de luz que cegaba a todo aquel que lo mirara de frente. Sage desapareció en medio de aquella luz, y luego aquel lugar sombrío y oscuro quedo nuevamente en la fría y tétrica calma que le caracterizaba.

[TEMA FINALIZADO]