Luar na lubre [Gaiden/libre]

Una suave brisa meció sus cabellos así como la larga capa blanca que adorna sus ataques...

Esbozo una pequeña sonrisa nostálgica y cerró los ojos mientras nuevamente sentía la brisa matutina.
El ligero viento de la mañana no solo arrastraba consigo alguno que otro pétalo del campo de flores cercano, sino que también para el albino traía uno que otro recuerdo de tiempos lejanos.

Aquellos tiempos donde comprendió la importancia de una familia, donde comprendió que pese estar solo en el mundo siempre habrá alguien esperando por su regreso, que siempre habrá alguien ahí para él.

Pero sobre todo, que hay algo por lo cual aferrarse a la vida y seguir adelante. Levantarse tras caer, hacer arder más allá del infinito su cosmos. Camino con firmeza hasta situarse frente de lo que parecía ser una estatua, Nero sabe muy bien a que… no, mejor dicho, a quien pertenece aquel monumento…

Y que tampoco es un monumento en si…

-Kyrie- Musitó en apenas un hilo de voz. Una expresión afligida cruzo por sus blancas facciones al observar la fría piedra de aquella silueta: Su hermana adoptiva… Aquella mujer por quien ha despertado su cosmos pretendiendo defenderle, y a sí mismo a quien el petrifico por error al obtener la armadura de Perseo. Y a unos cuantos pasos más de ella, se encontraba aquel bastardo quien osó atacarle, desencadenando todo... Con cuidado de no dañar a la joven, Nero destruyó lo que quedo de aquel maldito espectro, lo hizo de un puñetazo.

-Disculpa si no había podido venir antes- Y se arrodilló a los pies de la joven, para colocar un ramo de flores que había llevado como obsequio… Tenía bastantes sentimientos encontrados… Culpa, impotencia, miedo… Sabe lo fuerte que se ha vuelto, sin embargo ¿de qué le ayudaba eso en parte? No ha sido capaz de proteger a las únicas personas que siempre velaron por él. Bajó la mirada para retirarse su yelmo, si bien, ya no poseía la armadura de Perseo, aquello le había brindado una pequeña esperanza de que, al regresar al lugar donde inicio su travesía como santo le encontraría como le recordaba… Y no como una frívola estatua…

-¿Por qué? – Se llevó la izquierda al rostro ¿Es que ella tendría que pagar siempre por su maldito error? No sabe porque pero se siente en parte identificado con aquel héroe griego de nombre Orfeo… -Debe haber algo… algo que pueda ayudarle… - No, un alma bondadosa como Kyrie no merece ese fin, no merece tampoco permanecer ahí y así hasta el final de los tiempos. Pero ¿cómo? Era la duda constante que embargaba la mente del ahora santo de Leo.

Allí estaba, desde la distancia recostado de hombros al tronco de un árbol mientras cruzado de brazos observaba al caballero de Leo quien detenido frente a una estatua entregaba un pequeño ramo de flores. No lo conocía, al menos no había tenido la oportunidad de cruzar palabras con el pero si le había visto con anterioridad, aquel chico al cual se le había encomendado encontrar al antiguo patriarca Sage y que en ese momento se le otorgó la armadura dorada de Leo.
Genbu llevaba un tiempo siendo el santo de Libra, por un par de semanas estuvo ausente gracias a una misión especial en la cual se había embarcado en las tierras heladas de Asgard. Hasta ahora volvía a su actividad con el retorno de Athena y la recuperación del santuario, suficientes razones para ser alguien desconocido por muchos caballeros nuevos quienes se habían unido a las filas durante aquel tiempo de ausencia.

Había escuchado el relato del caballero de Perseo quien ascendió a santo dorado, era aquel chico que ahora se detenía frente a la estatua de una joven mujer, el pensar mucho no era necesario, la respuesta quedaba completamente clara al ver aquella escena. Esa chica debió ser importante para el ahora santo de Leo y recordar la armadura que portaba antes dejaba claro que el pudo haber sido el causante de la petrificación.
Aquella suave pero marcada brisa removió sus cabellos, posiblemente el León ya se había percatado de su presencia. No es que estuviese siguiéndolo, simplemente fueron casualidades del destino el cual le hizo encontrarse con este pero al nunca haber entablado conversación con este prefirió mantener la distancia, en especial tratándose de aquella situación en la cual se encontraba rodeado.

Genbu sabía respetar el espacio ajeno, era un joven caballero con alma de anciano, esto gracias a su maestro quien siempre le instruyó no solo en el campo de batalla, sino también le instruyó con diversos campos de estudio, algo que para muchos no era compatible.

Pronto cuando su compañero le dirigió la palabra, Genbu salió de sus pensamientos sacudiendo un poco su cabeza y tomando un respiro profundo para luego bajar sus brazos cruzados y caminar a paso lento hacia este quien finalmente se percató de su presencia. -No me ocultaba, solo preferí darte tu espacio- Respondió mientras llegaba frente a este estrechando su mano. -Por un tiempo tuve que distanciarme de todo, pero finalmente he vuelto, soy el caballero de Libra, Genbu.- Dedicó una pequeña y amigable sonrisa.

-Tu debes ser el nuevo portador de Leo, antiguo caballero de Perseo si no me equivoco...Nero- Puede que jamás le haya conocido y esta sea la primera vez, pero había escuchado de este con anterioridad, era imposible no saber de la persona que en pleno combate contra el patriarca, la armadura dorada de Leo le eligió para luchar como uno solo.

Por un momento se vio distraído al notar con cierta distancia a alguien de cosmos familiar, este mantuvo su distancia y continuó su camino por lo cual rápidamente volvió con su camarada a quien se le presentaba en ese momento.
-Era alguien importante para ti?- Preguntó limpiamente luego de estrechar su mano con el contrario. Genbu se refería a la estatua de aquella joven mujer que se encontraba detrás.

Una vez sus manos quedaron libres, observó a aquella estatua mientras esperaba respuesta del caballero de Leo ante su pregunta, la respuesta estaba clara en su silencio. La vida de un caballero estaba llena de peligro y perdidas, era un destino al cual todos se sometían y todos en algún momento sufrirían, pero era un destino aceptado, un deber para con los inocentes, era regalarles un día mas de paz, un día mas para vivir con esperanza a costa de la paz de sus protectores, un alto sacrificio por un bien común.

-Lamento tu perdida compañero y se que lo que diré podría sonar duro pero.. No te ates a un triste recuerdo, la tristeza te lleva a la culpa, la culpa a la ira y la ira a la venganza. Todos sabemos muy bien que al final no hay nada bueno que resulte de esta...- Dicho aquello se separó un poco acercándose a aquella estatua a la cual el caballero de Leo había entregado un pequeño ramo de flores. -Todos hemos perdido a seres importantes a causa de la guerra, pero no es ese el final, volverás a verla, solo que aún no es el momento..-
Genbu tomó un pequeño respiro mientras se arrodillaba frente a la estatua posando sus manos sobre sus piernas y cerrando sus ojos siendo esta una forma de ofrecer sus respetos a la vida perdida mientras guardaba silencio por unos segundos.

-Se ha convertido en una estrella mas que hace parte de tu constelación, desde allí cuida de ti, desde allí está contigo, acompañándote a cualquier lugar, justo allí su alma se inmortaliza, solo debes creer y volverás a verla, volverás a hablarle...Ella vive en ti- Aquello lo había aprendido de su maestro quien de alguna u otra forma conocía la manera de comunicarse con las estrellas y con los espíritus que desde allí habitan.

Nero negó con un ademan de cabeza, lo hizo con suavidad.

Le daba crédito a las palabras de Genbu, sabe que vivir en el pasado no es lo correcto, no obstante en ocasiones no puede vitar el hecho de mirar hacia el mismo, pues aun no asimila lo que ha pasado hasta el momento. De un tiempo a otro paso de ser un chiquillo problemático en un orfelinato a tener familia y después...

Lo perdió todo, nuevamente

Sonrió ligeramente y cerró los ojos, recordando la silueta de la castaña en su mente, aquellos mejores días en donde convivían junto con su hermano mayor, Credo... -¿Realmente merezco eso? Si contra alguien debiera sentir odio y querer sed de venganza, seria contra mi propia persona. Yo.. Fui el causante de su desgracia ¿Sería justo que ella me cuide de esa manera, siendo que ni yo mismo pude protegerla ese día? -

Miró en dirección de la joven ahí presente, en forma de escultura...

- Aunque, estoy consciente que "el camino de un santo no siempre es blanco, y a veces se deben tomar decisiones que no nos agradaran, pero hay que pensar siempre en el bien mayor y no rendirse, sigo adelante por ella, y por mi hermano mayor. Supongo jamás me perdonarían si me doy por vencido tan fácilmente.- Sonrió ligeramente - En fin, basta de mis patéticas charlas- No es alguien que guste hablar mucho de sí mismo ni de su persona - ¿Qué hay de ti, Genbu? ¿Has perdido algo importante en el camino por convertirte en un santo de Athena?-

Se mantuvo en completo silencio manteniéndose arrodillado frente a la escultura, sus ojos cerrados demostraban un estado de meditación completa mas sin embargo muy atento a cada cosa mencionada por su compañero quien daba sus propias razones respecto a lo que le sucedía. -No fue tu culpa, o al menos no tu intención, así que si, ella cuida de ti desde las estrellas. No te dejes llevar por esos pensamientos negativos Nero, el único dañado serás tu y tus cercanos...-
Con lo segundo mencionado asintió leve un par de veces con su cabeza pero fue lo ultimo lo que le hizo abrir sus ojos poco a poco observando nuevamente la estatua de pie frente a el, antes de responder algo tomó un respira profundo y se colocó de pie. -Soy huérfano, la única figura paterna que tuve fue mi maestro, quien me enseñó todo lo que se y quien me formó tal como soy en estos momentos, podría decirse que mi perdida es el...- Rompió su seriedad  riendo un poco y llevando su diestra a su nuca rascando así su cabello un poco. -Era un viejo pasado de moda, no fui el mejor estudiante que tuvo y le di mas de un problema durante mi infancia- Mencionó soltando una carcajada la cual poco a poco fue acallando. Pasó su mirada a su lado donde se encontraba el caballero de Leo a quien algo brusco palmeó su hombro un par de veces dejando al final su mano en aquel lugar.

-Como te decía, ellos viven cuidando y observándonos desde las estrellas, eso hace tu chica, a mi el viejo a pesar de muerto sigue fastidiandome, debería sentir envidia de ti, no tienes encima a diario a ese viejo- -Sonrió haciendo un pequeño guiño  con un chasqueo de dientes antes de separarse y comenzar a caminar dándole la espalda al contrario, luego de varios pasos se detuvo respirando profundo y cerrando sus ojos.


"Maestro, a pesar de que dijo que mi entrenamiento estuvo completo, siento que tengo tanto que aprender aún de usted..."
Pensó rompiendo su trance para así mirar por encima de su hombro a su compañero que se quedaba atrás. -Piensas quedarte un rato mas?- Preguntó esperando respuesta de este, quería saber si se quedaría o le acompañaría.

Mantuvo su paso lento siendo alcanzado por su compañero mientras llevaba la mirada al frente escuchando las palabras del contrario. Aquellos momentos de paz estaban por llegar a su limite, luego de regresar al santuario despues de la reunión entre Athenienses y Atlantes, los santos de Athena pudieron retornar a sus tierras agradeciendo la hospitalidad de los Asgardianos, todo parecía retomar su curso pero había que ser realistas, el vivir tranquilamente no estaba en los planes de un guerrero, la verdadera guerra se aproximaba. -En estos momentos nuestro lugar está allí, en el santuario... No estuve presente durante la reunión del retorno de Athena, pero ya estoy al tanto de lo que sucedió al igual que el tratado hecho con Poseidón... Debemos estar listos Nero, listos para luchar, para recibir la victoria o derrota, para aceptar la perdida de nuestros camaradas..- Lo miró con una pequeña sonrisa -Así es... No todos saldremos vivos de lo que se avecina...Cuenta conmigo para lo que se necesito, espero contar con tu apoyo de igual forma-

Genbu era muy realista, sabía que la balanza no se inclinaba precisamente a su favor, de su parte trataría de minimizar las bajas, pero esta nueva guerra abarcaba mas que a simples guerreros o dioses, estaban a punto de enfrentar algo mucho mayor. -Estás dispuesto a entregar tu vida por tus camaradas?- Sonrió un poco dejando escapar una pequeña risa la cual cortó de inmediato. -Creo que esa es la primera lección a aprender de muchos caballeros, no solo anteponer su vida por su diosa, sino por sus compañeros.. Muchos dicen ser capaces de hacerlo pero.. Llegado el momento, lo harán?-

Por un momento sus pasos se detuvieron al ver el limite de aquella pradera en la cual caminaban, observó a lo lejos el atardecer que comenzaba a formarse, el cielo tornarse naranja y el sol poco a poco perdiéndose entre las montañas.

Aquel animo, aquellas palabras y tal seguridad del santo de Leo sacaban una pequeña sonrisa de los labios de Genbu, era muy grato escuchar tal apoyo, sin embargo era algo que solo quedaría claro cuando la situación así lo desee. El santo de Libra se cruzó de brazos y miró a su compañero a su lado luego de detener sus pasos observando mas adelante el regreso a la civilización, el día estaba por terminar y lo mejor era tomar un descanso en alguna posada de aquel sitio, ya mañana sería otro día donde la labor les llamaría, por ahora no queda nada mas.

-Tenemos un mismo pensar entonces Nero. Supongo que si de esa forma será entonces nos estaremos viendo por mucho tiempo -Sonrió un poco mas animado- Espero no te pongas fastidioso o que sea yo el que lo haga para ti -Bromeó entre risas -Después de todo nos queda mucho tiempo que compartir, no?-

No sabía si su compañero aún necesitaba hacer algo mas por fuera por lo cual retomó su paso queriendo volver pronto al Santuario, ya habían estado mucho tiempo sin el cuando estuvieron en Asgard y ahora quería recuperar el tiempo perdido -Entonces? Te quedas o vuelves ya?- Preguntó alejándose poco a poco, la noche los acobijaba y se necesitarían fuerzas para el próximo viaje, de esta forma Genbu terminó la conversación con su camarada.