El comienzo del fulgor al polvo estelar(libre)

-En las colinas, el punto mas alto justo antes de llegar al santuario yacía el santo de plata conocido como Orpheus quien era admirado y reconocido por transmitir por medio de su lira hermosas melodías capaces de tocar incluso el corazón mas duro. Orpheus quien había adoptado aquel sitio como suyo protegiéndolo de cualquiera que se atreviese a intentar invadir el santuario, ahora reposaba sobre una roca tocando su instrumento de forma suave y delicada dejando que cada sonido que transmitía se mezclara con el agradable ambiente de aquel lugar. Muchos podría preguntarse el porqué el santo de plata decidía tocar su música para si solo, la respuesta estaba en su pasado. Aquel lugar era especial para el, su pasado yacía allí, la perdida de un ser especial a quien todas las tardes enamoraba con su música.

Tal y como lo había prometido a aquella persona, Orpheus volvía a ese sitio lleno de flores, aquellas flores que el mismo se había encargado de sembrar  logrando con el paso del tiempo adornar dicha colina con hermosos pastos verdes llenos de rosas de diversos colores, la luz del día, la música de su lira y la delicada brisa revolviendo su cabello daban una tonada llena de serenidad y paz. El santo de plata fiel a Athena a pesar de encontrarse en territorio de Poseidón se mantuvo infiltrado aparentemente sirviendo al Dios del mar protegiendo la entrada del santuario contra invasores alternos. Aquella hermosa y colorida colina a pesar de ser rodeada de tanta belleza, era acompañada por una melodía llena de sentimiento y tristeza, era la forma en que el caballero transmitía sus sentimientos.

-Orpheus poseía una alta capacidad de concentración que le permitía mantener cada acorde en su momento y al mismo tiempo estar atento a todo lo que le rodeaba, en ese caso quedó demostrado cuando aquella persona sea cercó y le habló pues Orpheus no dejó de tocar la lira mientras contestaba a las palabras ajenas-

Cada nota, cada acorde que estas escuchando no es mas que una ilusión capaz de confundir tus sentidos... No son mas que sonidos los cuales tu cerebro asocia con la tristeza haciéndote verlos de esa forma...Te hace ver lo que yo quiero que veas... -Respondió seguro de sus palabras sin dejar de tocar aquella misma melodía sin interrumpir en ningún momento. Sus ojos se mantenían cerrados dando una imagen tranquila y serena mientras corrientes de aire golpeaban su cabello moviéndose al compás de este junto con el colorido campo dibujado de rosas que de igual manera seguían su paso con la corriente.

Finalmente luego de terminar su tonada, el espacio quedó en silencio mientras el santo de plata se colocaba de pie y abría sus ojos azul celeste para así mirar a su acompañante, pudo notar que era portador de una armadura pues cargaba la caja sobre su espalda-
Veo que eres un caballero, pero ninguno que haya visto antes en este territorio, puedo saber quien eres? -Preguntó en un tono tranquilo mirando a aquel chico-

-El santo de la Lira guardó silencio mientras con atención escuchaba a la presentación de aquel individuo que con tanto drama se presentó o al menos así lo sintió Orpheus. Una pequeña y ladina sonrisa se posó en sus labios mientras pasaba su instrumento bajo su brazo para así dejar libres sus manos las cuales juntó dando unas cuantas palmas pausadas aplaudiendo con cierto sarcasmo luego de que aquella persona terminara de hablar-

Athena en tiempos remotos confió su espada a un antiguo caballero de Altar, al menos esa es la historia que se conoce. -respiró profundo haciendo una leve pausa- Decir que eres el único capaz de blandir esa espada podría considerarse un insulto para el legendario caballero de Altar, que el la haya portado no significa que tengas el mismo derecho, o me equivoco? -Lo miró- Por otro lado, crees que portar la Armadura de Altar te declara como próximo patriarca del santuario?, nuestros patriarcas han sido desde tiempos remotos santos dorados como Cancer, Geminis y Aries...Altar solo es su mano derecha y posible sustituto en caso de que falte el patriarca..

-El caballero de Orpheus tomó su instrumento en manos nuevamente y comenzó a caminar a un lado apartando la mirada de aquel joven guardando así silencio por unos segundos hasta detenerse a cierta distancia- Puedo notar que no estás enterado de lo que sucede en el Santuario...  El patriarca y los santos dorados han abandonado estas tierras las cuales ahora son gobernadas por el Dios de los mares Poseidón... Si estás aquí entonces sirves a el, de lo contrario eres un enemigo del santuario el cual debe ser erradicado...

-El caballero de Lira le miró esta vez de una forma seria e imponente esperando respuesta alguna respecto a su posición en esta batalla de dioses, Estará a favor del Dios Poseidón? o deberá sufrir las consecuencias por seguir a Athena?-

-Escuchar aquella respuesta fue una clara evidencia de con que tipo de caballero estaba tratando así que el caballero de Lira finalmente prefirió no alargar mas aquel encuentro, mientras miraba en dirección al santuario elevó su mano libre para señalar hacia este-

Sigue ese camino, te llevará a tu destino, recuerda, lo que encontrarás allí fue una vez de Athena, los Generales Marinos gobiernan sobre el santuario bajo la ley de Poseidón... Mucha suerte

-Dicho aquello comenzó a caminar nuevamente alejandose de aquel recinto, ya había sido suficiente por un día, en otro momento volvería a tocar de su lira aquellas tonadas dedicadas a su pasado.