Templo de Capricornio - (Libre)

Como cada mañana comenzó con su rutina diaria, desayunó algo ligero y se puso a recoger y ordenar toda la parte privada de su templo. Aunque no tocase demasiadas cosas de un día para otro siempre le gustaba tenerlo todo perfecto, sin ningún libro o ropa fuera del lugar que le correspondía. Así que una vez que estuvo conforme con todo, lanzó un último vistazo a la habitación y se dirigió hasta la sala donde tenía la estantería con los libros. Pasó su mano sobre ellos mientras buscaba con la mirada uno en particular "El cielo y sus constelaciones" . Esa mañana se había propuesto leer un poco antes de salir a entrenar así que aprovecharía para quedarse en su templo leyendo.  

Aunque había pasado bastante tiempo entrenando con su maestro en el Santuario lo cierto era que no había llegado a relacionarse con nadie, mucho menos entablar amistad. Incluso tras conseguir la armadura dorada había preferido pasar desapercibido y lejos del resto por lo que pasaba la mayor parte de su tiempo a solas, ya fuese entrenando o en su templo. Una rutina que le agradaba, aunque había momentos en los que llegaba a echar en falta la presencia de su maestro.  No es que él fuese demasiado hablador tampoco pero se había acostumbrado a verlo a su alrededor.

Aquí estas... - Pensó mientras encontraba el libro en cuestión. Sin perder más tiempo cogió el libro y tras ponerse su armadura dorada, se dirigió al pasillo central del templo.

Aquel pasillo atravesaba el templo de principio a fin y era el lugar de paso de los caballeros que quisiesen visitar al patriarca o a su deidad. Lo cierto era que al ser uno de los últimos templos no tenía que ver pasar a demasiados caballeros dorados cuando regresaban a sus templos, tan solo contaba con Acuario y Piscis por encima de él, así que se podía decir que estaba bastante tranquilo en ese aspecto. Sus pasos resonaban por el recinto con cada paso quedaba, ante tanto silencio incluso el leve tintineo de su armadura era perceptible al moverse.  

Al llegar a mitad de camino entre la entrada y la salida de su templo giró hacia la derecha, adentrándose en una sala que parecía estar más iluminada que el resto. Se trataba de la sala más preciada para él, donde se encontraba la estatua de Athena. Ese era el lugar donde solía quedarse para meditar o leer, ese era su "santuario" por así decirlo. La luz parecía colarse entre los mosaicos que adornaban el techo reflejándose sobre la escena que se recreaba en el centro de la sala, en ella podía verse como Athena entregaba una espada a un caballero que se encontraba arrodillado a sus pies. La simbología de Excalibur y su caballero más fiel, el que antaño fuese también caballero de Capricornio.

Tras observarla por unos segundos, se acercó en silencio hasta ella, pasando la mano por la base de frio mármol mientras pasaba a su lado para encaminarse hacia una de las paredes de la sala. Una vez allí, se sentó en el suelo y apoyó la espalda en la pared. Con cuidado abrió el libro por la pagina que tenia señalada  con un marcador y se puso a leer.

Una presencia adentrandose en su templo hizo que levantase la mirada de su libro y fijase sus orbes azules en la puerta de la sala en la que se encontraba.  Desde ahí podía ver el pasillo, pero eso no significaba que no fuese al encuentro de aquellos que entrasen a su templo. Era su deber interceptar a todo aquel que quisiese pasar por alli, aunque estuviesen en tiempo de paz o fuese un compañero de armas. Por eso al escuchar los pasos decidió que era el momento de ir a su encuentro.

Cogió en marcador y lo situó en la página que iba leyendo, para acto seguido depositar el libro con cuidado a un lado. Tras hacer esto se levantó del suelo y se dirigió hacia el pasillo central. Al salir vio a un hombre que portaba la ropa típica de los guerreros del santuario. Tenia el cabello castaño y una cinta carmesi en su frente por lo que no tardó en reconocerlo. Era su "vecino" el caballero de Sagitario.

Saludos... - Dijo con calma inclinando levemente su cabeza en forma de saludo respetuoso, algo que tenia costumbre de hacer. Seguidamente se apartó hacia un lado como signo de que podía seguir su camino a través del decimo templo.

La respuesta del santo dorado del decimo templo fue rapida, no se habia adentrado demasiado en aquel recinto sagrado cuando su guardian le recibio mostrando aquella impecable armadura dorada. Aquel caballero quien se dice es el mas leal a la diosa de la sabiduria y la guerra justa. Se ve demasiado serio y extremadamente cortez, pues hace una sutil reverencia a modo de saludo lo que provoca una pequeña sonrisa en los labios del visitante, quien devuelve el saludo por cortesia, aunque no lo acostumbra.

--- Saludos amigo mio --- saludo naturamente, como si se tratara de alguien que conocia --- me he enterado que el decimo templo ha conseguido un nuevo guardian, y pocos saben de el, por lo que decidi venir a darte la bienvenida de cierta manera. Y quiza, dialogar un poco. Tu sabes, el silencio es apreciado bajo ciertas circunstancias y a su vez, molesto en otras. --- señalo con su pulgar su templo que yace un poco mas abajo.

Entonces se acerco un poco mas al caballero dorado, estiro la mano derecha viendole directamente a los ojos, en muestra de respeto hacia un igual.

--- Mi nombre es Gusaar, y como has de saber, ostento el manto del centauro. Sagitario. Espero no ser una molestia. --- y mostro una amplia sonrisa.

De cierta forma, Gusaar intentaba darle una calida bienvenida a su nuevo compañero. Sabia que aunque en la orden puede abundar la fraternidad entre compañeros, no siempre le quita a uno el sentimiento de soledad.

El hombre le devolvio el saludo pero para su sorpresa vio que su intención no era continuar su camino sino la de hacerle una visita, para segun él, darle la bienvenida y dialogar un poco. Su rostro no mostró reacción alguna más allá de enarcar levemente la ceja izquierda. Miró hacia el templo de Sagitario cuando éste lo señaló con su pulgar y de nuevo a su visitante justo en el momento en le tendía su brazo derecho mientras le mostraba una amplia sonrisa. Era curioso que sin apenas conocerlo se sintiese cómodo con su compañía.

Lamento la confusion, no estoy acostumbrado a tener visitas y di por hecho que solo querías pasar... - Estiró su brazo y dio un buen apretón de manos a Gusaar. - Mi nombre es Sheigram, un placer conocerte. Y no te preocupes no eres ninguna molestia... tan solo dame un momento...

Tras decir esto se dio media vuelta y se marchó por el mismo lugar por el que había venido. Al cabo de apenas un minuto volvió a aparecer, esta vez con un libro bajo el brazo.  

Disculpa la demora... por aqui por favor... - Dijo mientras caminaba hacia la zona privada del templo. Le llevó hasta una sala donde había un sofá negro con una mesita rectangular frente a él. En uno de los laterales había una mesa circular con cuatro sillas y frente al sofa, en la pared, un gran armario con estanterías repletas de libros. El lugar tenia una decoración bastante sobria, sin demasiados complementos,  nada más allá de lo que parecía ser estrictamente necesario - Ponte cómodo,  estas en tu casa. - Colocó el libro junto al resto y se dio la vuelta para poder mirar a Gusaar.  - ¿Te apetece algo de beber?

Al no estar acostumbrado a tener visitas no sabia muy bien de que podían hablar, era algo difícil cuando no conocías a esa persona.

Al parecer, aquel hombre se sorprendio por la actitud de Gusaar, quien actua de manera amena y amistosa. Asi que el nombre de aquel guardian es Sheigram. El apreton de manos fue firme y solido, denotando cierta confianza y verdad en aquel gesto. Sagitario se mantuvo sonriente.

--- El placer es todo mio Sheigram --- le contesto sinceramente mientras puso su segunda mano en el hombro de capricornio. --- Y no te preocupes, con gusto puedo esperar, eso pasa cuando llegas de sorpresa sin ser invitado. --- rio un poco.

Tras una leve demora, donde Sheigram se adentro en sus aposentos, invito a Gusaar a pasar, quien acepto de buena manera. Siguiendo a su anfitrion se adentraron en una habitacion modesta y bien ordenada. Por el aspecto del lugar, se denota que aquel caballero no solo era culto, si no humilde. Sagitario de cierta manera se alegro.

Se acerco lentamente a donde se encuentra su librero y echo una mirada rapida a los libros que ahi se encuentran. Parece haber lectura interesante, sin embargo, Gusaar no era del todo un buen lector. De ciertamanera se sintio un poco apenado mas no se denoto.

--- Gracias, eres mi amable Sheigram --- le contesto ante todas sus atenciones. Se sentia como visitando un amigo como una persona normal. Se sentia bien. --- Un poco de agua no estaria nada mal con el calor endemoniado que hace aqui en el Santuario. Ademas, no hay nada mas que me guste que el preciado liquido vital.

Entonces camino hacia la mesa y movio una silla para poder sentarse. Pudo haber aprovechado la comodidad del sofa, sin embargo sentia como si no quisiera maltratarlo. Todo aquello mantiene cierta armonia y preferia no molestarla. Aun asi, se sento comodamente en la silla apoyando su antebrazo en la orilla del respaldo.

--- Dime Sheigram, ¿que es lo que te impulsa como santo? --- pregunto directamente, esperando no ser muy agresivo. La verdad, no encontro mejor manera de iniciar alguna conversacion.

No puedo estar más de acuerdo contigo. - Dijo mientras se dirigía hacia otra estancia.  - Tanto en lo del agua... como en lo de este infernal calor griego. - Lo del clima resonó con cierta indignacion desde la sala contigua.

Si había algo que detestaba era el calor, y era comprensible después de haber pasado la mayor parte de su vida en las montañas nevadas de su tierra natal, era un clima totalmente diferente. De hecho se preguntaba si en algún caluroso verano más de un santo "asaltaria" el templo de Acuario para pasar el día allí. Seguramente eso dependria del carácter de su guardian y de las ganas que tuviese el resto de convertirse en un cubito de hielo andante.

Al cabo de poco tiempo volvió a aparecer en la sala con una botella de agua y un par de vasos que dejó sobre la mesa. Volvió a retirarse a la cocina para esta vez regresar con dos pequeños platos, uno de galletas con trocitos de chocolate y otro con frutos secos combinados.

Antes de sentarse alzó levemente su cosmos haciendo que la armadura se desprendiese de su cuerpo y se acoplase en una esquina de la sala. Así quedó tan solo con una camiseta de mangas cortas negra y unos pantalones del mismo color. Algo más apropiado para atender una visita.

Es una respuesta bastante obvia... - Dijo mientras se sentaba en otra silla y cruzaba sus brazos a la altura de su pecho. - La lealtad hacia nuestra diosa Athena por supuesto.... - Hizo una leve pausa desviando su mirada hacia su armadura.

Esa hubiese sido su concisa respuesta ante cualquier persona, sin embargo, a pesar de apenas conocerlo sentía cierta afinidad o conexión con ese hombre, por lo que continuó hablando.

Para defender no solo a ella sino a sus ideales, eso es lo que me impulsa a seguir adelante. - Se echó levemente hacia delante apoyando sus brazos cruzados sobre la mesa al tiempo que fijaba de nuevo su mirada en Gusaar. - Mi maestro me enseñó que debemos luchar con honor, que debemos proteger en nuestro camino como caballeros a los débiles e indefensos... ayudar a los necesitados. - En su mirada podía verse el brillo de una férrea convicción en sus ideales. - Considero la vida un don preciado que hay que respetar y proteger, desde la de un pequeño animal hasta la de un ser humano. Y para defender esos ideales debo hacerlo con respeto, honor, lealtad y disciplina. Ese es el camino del caballero, el camino de una causa justa.

Pero dime Gusaar... ¿que te impulsa a ti? - Preguntó finalmente.

La respuesta de Sheigram denota que proviene de tierras frias, mas amenas de ciertamanera para el clima del Santuario. Al menos en tierras mas frias uno tenia la posibilidad de cubrirse, mientras aqui, uno podria andar al desnudo y seguiria muriendo de calor. No es un gran problema para Gusaar quien ha vivido mucho tiempo en el Mediterraneo, pero podia comprender el sentir de Capricornio.

Se mantuvo sonriente mientras su anfitrion se retiro por unos instantes para traer un servicio. Galletas con chispas de chocolate y una variedad de frutos secos. Lo mas importante es aquella botella de agua que sin duda parece refrescante. Sheigram se desprende de su armadura la cual adquiere la forma de su constelacion.

Gusaar escucho atentamente la respuesta de su nuevo compañero. Sin perder su atencion o dejar de mirarle, tomo aquella botella de agua y sirvio dos vasos. El primero lo entrego a su compañero y el segundo lo acerco a su lado. La primera respuesta como dijo, fue la obvia. Sagitario no tiene porque quejarse, pues quiza hubiera dicho la misma. Para su sorpresa, el santo de Capricornio parece abrirse un poco mas y dejar salir una respuesta mas detallada.

La segunda respuesta hubiese dicho que le sorprendio, pero realmente de ciertamanera lo esperaba. Sheigram parece un hombre noble que es capaz de sacrificar su propia vida por sus ideales. Eso le gusta a Gusaar, que mejor compañero que alguien que comparte su punto de vista.

--- Ya veo --- afirmo con sinceridad. Toma el vaso de agua con su mano y le da un sorbo. El agua pasa refrescante por su garganta. --- Te diria que lo mismo... --- sonrio. --- pero mereces una respuesta mas completa. Sin duda, creo que toda vida es importante como lo mencionas. Ciertamente, necesitamos comer otros seres vivos para sobrevivir. Ya sea plantas o animales. Sin embargo solo por sobreviviencia. --- le da otro sorbo al vaso de agua, tomandose una pausa para continuar.

--- No solo tengo el deber de proteger a aquellos que no pueden hacerlo por ellos mismos, si no aquellos que aprecio. Lo que me lleva a pensar. Nuestra diosa representa todo aquello por lo que creo. Los Santos representan los ideales de esa diosa. --- entonces voltea a ver fijamente a Sheigram en muestra de sinceridad. --- Entonces yo he de proteger a aquellos que comparten mi sentir. He de ser un escudo que los ayude a avanzar por su camino. He de ser el escudo que complemente esa espada que lucha por la justicia. --- y volteo a ver las manos de Capricornio, pues Excalibur se encuentra en ellas. Despues dio otro sorbo al agua.

Mientras escuchaba sus palabras tomó su vaso de agua, no sin antes agradecer el gesto de habérselo servido y tomó un poco del refrescante líquido. Por lo que decía ambos tenían los mismos ideales, algo que no le sorprendía, ya que después de todo servían a la misma diosa. Pero era bueno saber de primera mano que contaba con un honorable compañero de armas. Se notaba que sus palabras eran sinceras y al contrario que él, solía mostrar una amable sonrisa. Tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo.

Sus últimas palabras llamaron en especial su atención. Y no pudo evitar sonreír muy levemente, aunque fuese por apenas unos segundos. Un escudo que complemente la espada que lucha por la justicia.

Tienes un alma honorable Gusaar. - Dijo con calma sin apartar su mirada de su compañero. - Y doy por seguro que aquellos que comparten tus ideales protegerán de igual forma tu camino. - Se echó levemente hacia atrás apoyando la espalda en la silla. - Al menos yo lo haría sin dudarlo.

No podía evitar preguntarse si el resto de caballeros tendrían los mismos ideales que el hombre que ahora se encontraba sentado frente a él. O si sentiría la misma afinidad.

Gusaar escucho de nuevo atentamente la respuesta que su compañero tenia para el. Sintio que en el podria tener un verdadero hermano, que aunque con caracteres diferentes, tienen un mismo objetivo. Quiza asumir que el es un escudo y el una espada no esta tan errado. Los dos son objetos diferentes, con funciones diferentes, sin embargo, se pueden emplear para un mismo fin. No cabe duda que cada quien cumple con una funcion, y dios los hace y los locos se juntan.

Sagitario se alegro al ver como el otro santo dorado esbozo una pequeña sonrisa aunque haya sido por un pequeño instante. Tomo una posicion aun mas relajada mientras se termina el agua del vaso. Coloca el recipiente nuevamente en la mesa y por un instante disfruta del silencio que se apodera del lugar. Toma con la mano un bonche de frutos secos y colocandola por encima de su boca, deja caer algunos. Fue una mezcla de dulce y acido que recorre su boca. Realmente estan deliciosos.

--- Agradezco tus palabras Sheigram. Mas no suelo hablar del honor, si tu lo dices lo creere. Yo solo soy quien soy y trato de mantenerme en quien quiero ser. Espero hacer lo correcto, sin embargo el bien o el mal es relativo al punto de vista del espectador. --- dijo filosofando un poco. Se sirvio un poco mas de agua y relleno nuevamente el de su compañero. --- dime, ademas de tu maestro, tienes alguien cercano a ti?

Entonces se impulso un poco con sus piernas para atras haciendo que su silla quedase apoyada solo en sus dos patas traseras. Ahora toma una galleta y le da una mordida. Si no tuviera presente que es un santo, se sentiria nuevamente como un humano corriente. Por un momento añoro aquellos tiempos en lo que sus preocupaciones eran cosas tan rutinarias.

Tras la breve charla se hizo el silencio, y aunque normalmente eso podría haber resultado incomodo entre dos personas que se acaban de conocer, este no fue el caso. Al cabo de un rato fue Gusaar el que volvió a sacar un tema de conversación.

Bueno... pues yo creo que en gran parte se puede vislumbrar el bien del mal, no puede ser relativo. Es decir, cada quien puede creer que hace el bien, pero todo dependerá de sus acciones. Por eso si cometes un crimen deleznable, por mucho que creas estar haciendo lo correcto, no será así. - Cogió una de las galletas y la mantuvo en su mano. - Un pueblo puede quemar en la hoguera a una chica por ejercer la brujería. Sin pruebas ni juicio justo. Ellos creen estar haciendo el bien en el nombre de dios... pero eso no quita que sea un crimen. Están haciendo el mal en el nombre de un supuesto bien...

Tras dar su opinión al respecto comenzó a comerse la galleta. Escuchó su última pregunta mientras observaba como el hombre se echaba hacia atrás hasta mantener el equilibrio en tan sólo las dos patas traseras de la silla.

Quede huérfano a muy corta edad. - Respondió con total normalidad mientras cogia otra de las galletas. - Mi maestro me acogió en ese momento y desde entonces ha estado entrenandome. Es una persona bastante solitaria, centrada únicamente en su entrenamiento. Nunca he visto que dejase a nadie acercarse a parte de mi, así que se puede decir que siempre hemos estado solos. Así que no, no tengo a nadie cercano a parte de mi maestro. - Bebió un poco de agua y pareció recordar algo. -   Bueno, al menos si no contamos a Robi, un viejo gato negro que suele acercarse al lugar donde suelo entrenar para que le de de comer. - A pesar de la broma su rostro mantenía el semblante serio  - Si algún día entrenamos juntos podrás conocerlo.

¿Y tu? Por tu carácter bastante amigable supongo que será todo lo contrario a mi. - Era curioso lo fácil y casual que le resultaba conversar con él, en apenas unos minutos ya había tenido la conversación más larga con una persona que no fuese su maestro.

La conversacion prosigue entre aquellos dos caballeros dorados. Gusaar escucho nuevamente a su compañero mientras toma otro puño de frutos secos que empieza a arrojarlos a su boca de uno en uno. Comprendia el punto de vista de Capricornio en cuanto a la relatividad del bien y el mal. Quiza pudo discutirlo, sin embargo no es momento para una discusion mas profunda en cuanto a ideologias.

Escucho lo que tenia que decir acerca de personas cercanas a el. Es comun que los santos fuesen huerfanos o no tuvieran familiares cercanos. Al menos su maestro le habia hecho compañia. Al escuchar sobre el gato, no pudo evitar reirse un poco quedando un poco confundido en la intencion del comentario. Fue acaso una verdadera broma o un comentario serio. Es dificil interpretarlo en personas como Sheigram.

--- Te sorprenderias Sheigram --- expreso al momento que toma otro trago de agua. --- en el Santuario hay de todo tipo de personas. Conoci a una joven amazona de plata con un caracter muy gruñon. Quiza algun dia te toca conocerla, Hikari de Cuervo. Ademas, creo que a la unica persona que le caigo bien es al del otro lado del espejo. --- guardo silencio por unos segundos esperando fuera a captar la broma --- miento, ni a el le caigo bien --- y se empieza a reir.

Aquella carcajada hizo que casi perdiera el equilibrio de la silla. Las otras dos patas volvieron a su lugar original y dejo salir un suspiro al no haberse caido.

--- Hablando un poco mas en serio --- dijo tratando de recuperar la compostura --- Tambien soy relativamente nuevo en el santuario, y no he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas. Y sobre mi vida pasada, no recuerdo mucho. Es como si tuviera amnesia a decir verdad. --- esa ultima expresion la dijo mirando al techo del templo.

Ciertamente no recordaba mucho aunque lo intentara. Sin saberlo, aquello se debe a la alteracion que habia surgido la linea temporal por el poder de Cronos, cambiando su vida normal por la de un santo. Aunque ciertamente habia nacido para ello, pero quiza, en un tiempo diferente.

--- Asi que no mucho, pero añadiendote a ti me siento conforme --- y levanta su vaso de agua a modo de brindis.

Así que una amazona gruñona eh? - Le hizo gracia ese comentario aunque no lo reflejó. - Quizás la pillaste en un mal día... aunque al no conocerla no puedo opinar al respecto. Sea como fuere intentaré tener cuidado con el carácter de la amazona del Cuervo. - Cuando escuchó lo del espejo no pudo evitar enarcar una ceja. - Cuesta de creer, en lo que a mi respecta creo que eres una persona agradable y que fácilmente cae bien. La prueba es que aquí estamos... - Abrió los brazos levemente como si mostrase el lugar. - ...en mi salón, charlando tranquilamente mientras nos tomamos algo. Y te lo dice alguien que no suele hacer amig... -  Cortó lo que iba a decir y casi se levanta de la mesa al creer que Gusaar iba a caer al suelo. Al ver que solo había sido una falsa alarma se acomodó de nuevo en la silla lanzando un leve reojo a Gusaar mientras este reía a carcajadas. Sabia que era una tontería preocuparse, una caída así solo podría herir el orgullo del caballero aunque por las risas, ni eso. -   Ten cuidado no te vayas a hacer daño. - Dijo finalmente.

Que seas nuevo quizás explique que no conozcas a muchas personas... - Eso le resultaba más creíble que lo de que no caía bien a la gente. Aunque también podía darse el caso de que el santuario estuviese repleto de santos gruñones y huraños. Negó levemente con la cabeza intentando quitarse una imagen bastante comica que había venido a su mente.

A veces puede que no recordar el pasado sea más una bendición que un problema... - Miró a Gusaar mientras este alzaba la vista al techo. - ...de todas formas lo importante es el presente.

Después de la amazona gruñona veo que te conformas incluso con un tipo como yo... - Sonrió levemente mientras alzaba su vaso de agua. - Por una larga amistad... Y por Athena. - Chocó su vaso con el de su compañero de armas. - Tendrás que presentarme a Hikari un día de estos... solo por curiosidad

Los vasos resonaron a la par despues de haberse chocado haciendo que el liquido en ellas se moviera bruscamente. Ambos caballeros bebieron del agua de aquel brindis. Los dos mencionaron la amistad y a su diosa. Un buen motivo para brindar sin duda. Gusaar mantiene su sonrisa en los labios y al parecer, cada vez mas seguido, un intento de la misma aparecia en Sheigram.

--- Agradezco tus amables palabras amigo mio, pero te equivocas al decir que me conformo con alguien como tu. La gente puede ser reservada, apartada, seria entre muchas otras formas de ser y no necesariamente lo tienes que decir como si fueras inferior o hubiese mejor compañia. --- dio otro sorbo a su vaso --- la verdad, encuentro tu hospitalidad sobreacogedora, y tu compañia muy buena, hace mucho que no sentia esto. Me hace añorar el tener una casa donde mis amigos puedan llegar a platicar. Tu sabes, aunque eso hacemos, en cualquier instante un enemigo nos haria portar la armadura y salir dispuestos a defendernos.

Sagitario volvio a tomar una posicion relajada, cruzando sus brazos por detras de su nuca. Y por un instante sus pensamientos pasaron a Hikari, la amazona de Cuervo. Recordando su encuentro con ella al luchar contra Oceanos. Lo gruñona que habia sido cuando el intento salvarle por mas que dijera que no lo necesitaba. O como se habia quejado de los supuestos sermones que dan los santos dorados. Una pequeña sonrisa se mostro de nuevo en sus labios.

--- Acerca de la amazona, seguro gruñira al verme de nuevo --- y se rio abiertamente --- no creo que sea del tipo que le agrade mantener a un lado. Seguramente prefiere a los tipos serios y reservados. --- y voltea a ver a Sheigram arqueando su ceja derecha --- me pregunto si conozco alguien asi --- y vuelve a reirse. --- si, un dia de estos podriamos ir a buscarla y te la presento. Supongo que empezar a entablar relaciones con los otros santos podria tener ciertos beneficios, mas a unos que a otros.

Y Gusaar le cierra el ojo a Sheigram como insinuando que podria surgir algo entre el santo de Capricornio y la amazona del Cuervo.

No es por ser inferior ni mucho menos pero has de admitir que la gente suele buscar la compañía de alguien animado y alegre. - Respondió mientras cogia unos frutos secos. - Gracias, pero tampoco has llegado a pasar el tiempo suficiente conmigo para aburrirte. Hasta Robi que es un gato de lo mas vago y perezoso que he visto en mi vida, ha llegado a hacerlo. - Se puso a comerse los frutos secos que tenia en su mano mientras escuchaba lo que le iba diciendo. - Es lo que conyeba portar nuestras armaduras... estar preparados para entrar en combate ante cualquier signo de peligro.

De repente vio como Gusaar se quedaba pensativo, dibujandose al poco tiempo una sonrisa en sus labios. No tuvo que imaginarse el por qué de ese cambio ya que al escuchar como comenzaba a hablar de la amazona del Cuervo, dio por hecho que seria al recordar algo sobre ella. Sin embargo la conversación tomo un cariz diferente al esperado. - No puedes dar por hecho algo así... igual le caes bien. - Cogió su vaso de agua y bebió un poco, haciendo una pausa al escucharle hablar sobre los tipos serios. - Dudo mucho que ese sea el caso... seguro que el santuario esta lleno de tipos así. - Podia notar como Gusaar cada vez parecia mas relajado y alegre. -   Ya, yo me prefunto lo mismo... no se si conoceras a alguien asi... - Lo vio reir.- Y ciertamente siempre es bueno entablar relaciones con otros santos, fortalece los lazos de hermandad. - Tras decir esto siguió bebiendo justo en el momento que veía como su compañero le guiñaba un ojo.

Dos segundos, ese fue el tiempo que tardó en darse cuenta de lo que insinuaba Gusaar. De la impresion que le causó y de la sorpresa, el agua se le fue por otro lado y comenzó a toser. - Por los dioses no! - Logró decir cuando pudo aplacar un poco la tos. Dejó el vaso sobre la mesa e intento coger un poco de aire. - No tengo tiempo para ese tipo de distracciones... - Dijo finalmente recuperando la compostura.

La conversación continua su rumbo en aquella modesta habitación del templo de Capricornio. Gusaar se rie un poco al escuchar el comentario del gato moviendo su cabeza en signo de negación. Lo más gracioso llego cuando Sheigram casi se atraganto con el agua después de su insinuación. No pudo contener una risa modesta y se ataco de la risa mientras se levanta de su silla y dio unas palmaditas en la espalda de Capricornio.

--- No pense que te pusieran tan nervioso esos temas Sheigram --- dijo con cierto tono burlesco. --- Dices que no tienes tiempo para esas distracciónes. Sin embargo puedes leer sin problemas y atender a un compañero desconocido. No le veo tanta diferencia. --- y se rie mientras le da una última palmada un poco mas fuerte.

Entonces vuelve a su silla la cual cambia de posición para sentarse con el respaldo en frente y cruzar los brazos sobre el. Inmediatamente después, le mira con cierta seriedad.

--- Además, uno suele pelear mucho mejor si se tiene alguien en el corazón a quien proteger --- y en sus labios se dibuja una sonrisa maliciosa. Parece que le gusta el tema para molestar un poco a su nuevo amigo. --- con gusto te la presento amigo. De ahi en más es tú trabajo conquistarla --- y vuelve a reir. Aquello es tan divertido.

Es cuestión de prioridades... prefiero dedicar mi tiempo en cosas más proliferas. - Dijo mientras le daba palmadas en la espalda. - Estoy bien gracias... ya ha pasado... - Se removió incomodo en la silla. Sin duda su compañero había acertado con la afirmación, no estaba acostumbrado a hablar de esos temas. - Y si, hay diferencia...

Tras una última palmada observó como Gusaar volvia de nuevo a su silla, girandola para sentarse esta vez apoyando sus brazos en el respaldo.

Ya tengo alguien a quien proteger... Athena. - Golpeó levemente su pecho con su puño un par de veces a la altura de su corazón. . - Ella es la única que habita en mi corazón... - Respondió con seriedad mientras veía como se formaba una sonrisa maliciosa en el rostro de su compañero. Eso no podía significar nada bueno así que dejó a medio camino el agua que estaba a punto de beberse. Ya había tenido suficiente con un atragantamiento por un día.

Al escuchar lo de conquistarla no pudo evitar levantar una ceja y lanzar una mirada de incredulidad a Gusaar. Parecía que se estaba divirtiendo bastante con ese tema y por unos segundos tuvo la tentación de levantarse y darle un zape. ¿Quien iba a pesar que Sagitario se iba a dedicar a hacer de cupido? Aunque teniendo alas y flechas empezaba a no sonar tan descabellado.

Eres... eres un diablillo con alas... - Achinó la mirada y señaló a su compañero con un dedo. - Mira como disfrutas chinchandome... quien lo iba a decir con la cara de bueno que tienes. - Refunfuñó.

Pues te diré algo amigo mio... se congelará el infierno antes de que me veas intentando conquistar a alguien... - Dijo con bastante convicción mientras cogia otra galleta de chocolate. - Así que creo que deberías ser tu quien la conquiste... solo hay que ver como sonríes al pensar en ella.

La conversación prosigue entre ambos hermanos de armas. Realmente impresiono a Sagitario la devoción que expresa Sheigram con sus palabras y actos. No acabe duda de que aquel es uno de los santos más fieles a la diosa. Compartian aquel sentimiento de primero su deber como santos antes de que su propia vida personal.

Se rio nuevamente cuando dijo la parte del diablillo, y haciendo un movimiento de negación con la cabeza, tomo nuevamente su vaso. Bebio de él y volvio a servir de aquel liquido en ambos vasos.

--- Te recuerdo que se dice que en el infierno es más frio que calido. De hecho hay una prisión congelada. --- y se volvio a reir. Tomo una galleta mas y la devoro de un solo bocado. --- Y si, sonrio. Es mejor que llorar ¿no crees? --- rio de nuevo. --- ya que la conozcas verás porque lo hago. En fin.

Tomo un respiro profundo. Cerro los ojos por un instante. Volvio a respirar y tomo de nuevo de su vaso.

--- Esta bien, dejare de hacerte la vida imposible al hablar de esos temas. Luego me vas a odiar y no quiero perder un amigo tan pronto. --- entonces le miro fraternalmente --- dime Sheigram. ¿No tienes ganas de estirar un poco las piernas?. Podriamos tener una pequeña contienda.

Suspiró con resignación al escuchar lo del infierno. - No se por qué pero supuse que dirías algo así... - Bebió un poco de agua. - Supongo, pero hay más opciones que reír o llorar... aunque es agradable ver a alguien tan alegre, no es algo a lo que este acostumbrado.

Se cruzó de brazos observando como Gusaar, tras reir por un buen rato, respiraba profundamente y cerraba los ojos. Esperaba que el tema hubiese quedado zanjado algo que se confirmó con las siguientes palabras de su compañero. Haría falta mucho más que eso para que llegase a odiar a alguien pero no tuvo tiempo de comentar nada ya que un nuevo tema llamó su atención.

¿Un combate de entrenamiento? Suena bastante bien... - Sin perder un segundo se puso en pie. - Eso amigo mio, es un ofrecimiento que no puedo rechazar... solo dame un segundo. - Recogió los platos y los llevó a la cocina para regresar y terminar de llevarse el resto. Acto seguido se dirigió a su habitación y salió con una pequeña mochila marrón a su espalda.

Estoy listo... - Dijo finalmente situándose a su lado. - ...te dejaré elegir el lugar... - Señaló con el brazo hacia la puerta para que guíase el camino.

Parece que la idea de ir a entrenar un poco habia agradado al santo de Capricornio y le habia levantado un poco mas el animo. Es interesante hacerlo molestar aun cuando apenas se han conocido pero tampoco habia que presionar tanto. Ciertamente un entrenamiento en solitario es muy diferente a realizarlo con un compañero. Seguro podria aprender bastante en su confrontamiento con otro santo dorado.

Espero pacientemente a que terminara de hacer los arreglos necesarios. Sheigram salio con una mochila. Por un instante se pregunto que lleva ahi, mas no la formulo. Se le hizo de ciertamanera gracioso, sin embargo, estar prevenido para cualquier eventualidad no esta de mas. Cuando Capricornio señalo la salida, Gusaar se levanto de la silla y la acomodo.

--- Primero que nada, agradezco tu hospitalidad Sheigram. --- hizo una pausa --- realmente la pase muy bien. Hace mucho que no me sentia asi.

Entonces coloco su mano diestra en su barbilla mientras pensaba en algun lugar adecuado para su entrenamiento. Cruzaron varios lugares por su mente. El Coliseo, donde todas las batallas de exhibicion se llevan acabo. El Bosque circundante, lugar que muchos santos utilizan en solitario. El Campo de Entrenamiento valga la redundancia, sin embargo estaria muy lleno. Hasta que una opcion mejor se le vino a la mente.

--- Pues hay varios lugares. Pero para corresponder a tu hospitalidad, creo que es obligatorio presentarte mi templo. Sin duda lo has cruzado ya para llegar al tuyo, pero te lo he de presentar formalmente. --- contesto saliendo de la habitacion --- los templos han aguantado inumerables batallas, dudo que no soporten una mas --- y sonrio.

Y de la misma manera que su compañero señalo el camino a las afueras del templo de Capricornio, a la escalinata que descendia al suyo.

--- Ademas, ahi tendremos la privacidad de luchar sin temer a lastimar a alguien en el proceso. Tu sabes, la batalla de los mil y un dias puede ser peligriosa. --- y se rio.

Obviamente sabia que no seria tan seria la pelea. Y que en su entrenamiento no habrian de luchar con todo su poder. Pero la imagen que se vino a su mente fue bastante graciosa.

Es lo menos que podía hacer... - Respondió con calma mientras se dirigía hacia la salida. - Yo también he pasado un rato agradable... aunque casi me atragantara con tus "ocurrencias"... - Lo miró acusadoramente al pasar a su lado.

Parecía que Gusaar se había quedado pensativo, seguramente buscando un lugar para entrenar, así que se quedó en silencio observando a su compañero hasta que este empezó a hablar de nuevo.

Cuando le comentó lo de la visita a su templo se imaginó que se refería a enseñárselo, pero para su sorpresa su intención no era otra que la de entrenar en él. Aunque los templos hubiesen aguantando innumerables batallas algo así le parecía un sacrilegio. O al menos él jamás permitiría que su templo sufriese daño alguno, y mucho menos por un entrenamiento.

No creo que sea buena idea entrenar en tu templo... podríamos dañar algo. - Negó lentamente mientras descendía por las escaleras. - Ademas me seria imposible hacerlo... estaría más preocupado en mi entorno y en no destrozar nada que en el combate en si.

Al escuchar que ahí no heririan a nadie detuvo su marcha y se giró levemente para poder mirar a Gusaar. - Estamos en el santuario, estoy seguro que si aparece alguien en nuestra zona de entrenamiento sabrá que es mejor alejarse. - Tras decir esto volvió a girarse para continuar el descenso. - Ademas tendremos cuidado de no herir a nadie. Ni de sobrepasarnos... Mil y un día es demasiado tiempo, quizás deberíamos empezar... mm... - Se quedó pensativo, esbozando una leve sonrisa al imaginarse la escena. - No se, al ser la primera vez bastará con una batalla de 500 días... ya sabes, para romper el hielo.

Sus pasos le llevaron hasta la entrada del templo de Sagitario, atrás quedaba su recinto, por lo que espero que su compañero entrase el primero en el lugar.

Gusaar no pudo evitar reirse al escuchar sobre sus ocurrencias. El es culpable de todos los cargos y no podia safarse de ellos, pero sin duda paso un gran tiempo.

Escucho atentamente la reflexion que tiene Sheigram con respecto a su templo. Es increible la manera de pensar de aquel hombre. Aunque Sagitario apoya su forma de ver las cosas en cuanto a su diosa y sus compañeros, esta en contra de lo del templo. No piensa en discutir aquello con el, simplemente no vale la pena. Pero Gusaar ve los templos como una estructura de piedra, sin importancia, que al final, solo es un muro mas para detener a los enemigos, y es importante solo porque protegen a Atenea. Podrian tumbar el suyo mil veces y levantarlo mil veces mas y no cambiaria nada.

--- Agradezco tu preocupacion --- dijo de manera cortez, mas por ser amable que por darle la razon.

No pudo evitar soltar otra carcajada ante el comentario de los quinientos dias. Parece que Sheigram empezaba a soltarse como para empezar a bromear con el. Habia sido un gran avance para una platica tan corta. Quiza el no es tan serio como dice, y solo le faltaba socializar un poco mas.

--- He de admitir que estuvo muy bueno tu comentario --- dijo intentando recobrar la seriedad y el aliento. --- quien te viera tan seriecito. Parece que aprendes rapido o tienes un don natural. Entonces vamos a una de las tantas ruinas. Sigueme.

Entonces empieza a caminar rumbo al templo de Sagitario. Donde antes de continuar, corresponderia la cortesia de su amigo. Mostrandole su templo, ofreciendoselo como su casa cuando quisiera visitarle y demas.

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