La bestia del Helheim (Dioses Guerreros)

El sonido del metal de la armadura corriendo sobre la tierra helada y la agitada respiración del guerrero era lo único que se escuchaba en aquel bosque, utilizando su prodigiosa velocidad como Dios Guerrero había llegado en muy poco tiempo al lugar de donde provenía aquella energía maligna, el enorme bosque encantando de Asgard, sin embargo, había algo terriblemente mal en el sitio, incontables veces lo había recorrido durante su peregrinaje por las tierras heladas, lo conocía bien, era un lugar mágica y vibrante, lleno de vida, ahora, no era más que una sombra de aquel lugar, y era cada vez más notorio a medida que se adentraba en el lugar, un aura diabólica lo encerraba, inclusive podía notar como le era cada vez más difícil respirar.

Árboles moribundos y enfermizos, animales silvestres muertos, incluso la tierra misma parecía desprovista de su capacidad de proveer vida, Harald se encontraba asqueado y no podía imaginar cual sería la criatura capaz de semejante atrocidad, los puños del guerrero se apretaban cada vez más, ansioso por poder cobrar venganza por su lastimado hogar, finalmente su andar comenzó a perder velocidad hasta que se detuvo en seco, se concentró hacia el claro delante, había llegado, el punto exacto desde el que emanaba aquel cosmos mensajero de la muerte, una débil capa de neblina cubría el suelo ya, sabía perfectamente que estaba a punto de entrar a la cueva del lobo, el momento de confirmar su destino había llegado.

Con paso seguro se encaminó al encuentro de la bestia, si habían hecho caso de las palabras de la sacerdotisa Hilda sus compañeros Dioses Guerreros no tardaría en llegar, pero hasta que el momento llegue sería él contra la bestia; y estaba más que preparado, una vez más, la seguridad que le había impulsado a hablar en Valhalla le inundaba, frente a él se encontraba ya su enemigo, el foco incandescente de la muerte, -Así que has decidido aparecer, te atreves a manchar con tu presencia corrupta los bosques sagrados de Asgard-, tan solo por estar parado frente a aquel terrible ser sentía como la fuerza empezaba a escapar lentamente de su cuerpo, como si fuera un agujero negro que succionaba la vida.

Soundtrack (pausar en segundo 45):

-Mi nombre es Harald y porto el manto divino de Jormungandr-, sabía lo que tenía que hacer, empezó a arder su cosmos, la presencia dorada del guerrero comenzó a combatir con la oscuridad de su adversario, frenando con su efecto revitalizador la presencia corruptora de la bestia, al menos en el claro en el que se encontraban y un poco más, un aura dorada bañaba al Dios Guerrero, -Soy un guerrero del Ragnarok y mi único motivo de existencia es acabar con ustedes, bestias inmundas-, finalizó, poniendo especial énfasis y un tono asqueado en las últimas dos palabras, estaba listo para la pelea…