Cria cuervos.....[Muerte Lenta]

Mientras dejaba a aquellos 3 simples humanos a cargo del templo de cáncer, se encaminó a las afueras del santuario, una gran guerra se avecinaba y quería evaluar el estado de aquel lugar al que se supone debía defender ahora, el sol pegaba en su rostro y era un poco molesto el hecho de tener que soportar el calor luego de aquel frío incesante en Asgard, sin duda un cambio de clima que no estaba seguro era el adecuado, pero por Atenea esas cosas realmente no importaban, pasó por el templo de Géminis sin detenerse, suponía que Saga se encontraba ahí pero no le vio ni le sintió, quizá solo descansaba en el tercer templo.
Siguió su rumbo pasando por la casa de Tauro y luego la de Aries y al igual que en la de géminis, no pudo percibir a nadie, creyó en la posibilidad de ser el primer dorado al que atacarían pero era algo que no le preocupaba, por el contrario le satisfacía, creía poder acabar con todos los que llegasen hasta él y así divertirse un poco más, no sabía cuando como ni donde aparecerían los titanes de los que habían hablado los dioses del olimpo, y aún así su alma vibraba de emoción esperando aquella batallas que sin duda alguna serían épicas. Pero antes de que es glorioso momento en el que proteger a Atenea sería una obligación llegase, debía ver la situación del santuario, por anteriores batallas entre santos y marinos las condiciones parecían no ser las mejores, pero eran lo suficientemente resistentes a criterio del dorado para aguantar el peso de la gran guerra titánica que se avecinaba.

Mientras caminaba por los alrededores no pudo evitar sentirlo, un cosmos algo diferente, no lo conocía, pero era normal, podía ser el de algún santo que siguiese a Poseidón o bien el de un general marino, se movilizó hasta el sitio sin pensarlo, fuese quien fuese tenía la curiosidad de verle, por lo que no percibió que había elevado un poco su cosmos con tal de llegar rápido a aquel sitio, pero apenas al arribar a aquel lugar rodeado de bosques y de la belleza natural del mundo, fue recibido por una pluma que se dirigía hacia él a gran velocidad, se inclinó un poco hacia su izquierda y con una pequeña ráfaga de cosmos conocida como ken, desvió lo suficiente la pluma para que no le rosase...

- ¿Que crees que haces niña? mira que hablarle así a uno de los dorados más antiguos y sin tu armadura... Admito que tienes agallas, pero no sentido común -

El rostro del dorado manifestaba una expresión seria y molesta, elevó un poco su cosmos dejando ver aquella aura oscura y siniestra, esperando así mostrar un poco a aquella chica quién era él.

- antes de enseñarte algo sobre respeto, dime a quien sigues ¿Poseidón o Atenea? piensa bien tu respuesta -

Dicho lo último sonrió de manera algo siniestra, mientras elevaba un poco más su cosmos, no le interesaba la respuesta que le fuese a dar igual intentaría enseñarle un par de lecciones sobre respeto, y no respeto hacia los demás (Algo que definitivamente no interesaba al dorado) si no el respeto que según cáncer debían tener hacia él...

- Así que destruiste un árbol y ya con eso te crees genial... supongo que aún te falta mucho por aprender -

Su forma de ser siempre era molesta y buscaba molesta y fastidiar a los demás, razón por la cual en más de una ocasión saldrían de su boca palabras hirientes o humillantes, aunque a veces no fuesen tan bruscas y secas, en otras ocasiones podían ser despiadadas y sangrientas.

La niña era insolente, normalmente el dorado ya habría dado un zape o le hubiera lanzado un puñetazo por tal osadía, pero no lo hizo, prefirió aguardar a que ella terminase de hablar para así tomar una decisión ya fuese irse de aquel lugar o quedarse por algún motivo, sin duda deseaba arrancarle la cabeza a esa niña quien parecía ofenderlo o por lo menos intentaba hacerlo, el dorado simplemente reía esa niña sin duda no tenía idea de lo que hacía al hablarle así...

- Eres solo una niña y tus palabras lo confirman, caprichosa y que intenta verse ruda, supongo que eres así, no tendría porqué espiar a alguien inferior pero vamos al grano -

Había llegado el momento de ponerse serio, vio como la chica le daba la espalda, caminó hacia ella hasta ponerse a su lado y seguirle el paso mientras continuaba hablando.

- te falta mucho por mejorar, pero podría acelerarse tu crecimiento de la mano de un dorado... he combatido lo suficiente para saber que tienes potencial, así que estoy interesado en ayudarte, el proceso será riguroso y deberás aprender a respetarme -

Fue directo, prefería evitar dar rodeos, miró el potencial en la chica y quería aprovecharlo sería una gran ventaja que se hiciese más poderosa y peleara por Atenea, por su puesto "Muerte" no estaba interesado en la superación personal de Hikari pero si en que hubiesen más guerrero poderosos defendiendo a su diosa...

- Supongo que eres la portadora de la armadura de cuervo por ese animal... soy conocido como "Muerte Lenta" de cáncer ¿cuál es tu nombre? -

-No veo la diferencia entre tu y yo- respondió sin titubeo.

Hikari mantenía al ave sobre su hombro después de arribo del dorado, con su mano diestra acomodo su cabello,pasando sus delgados dedos sobre él hechandolo para atrás antes de acomodar un mechón justo detrás de su oreja de modo que no le impidiese la vista, dio un ligero respiro apenas audible salvo para ella, no importaba realmente la conversación de aquel hombre castaño de facciones toscas, de continuar no llegarían a ningún lado, chocando al ser iguales.

- si,si, entiendo, entiendo- palabras al aire, arrogantes, sarcásticas y secas sin importancia al final.

Aquellos dos parecían pelear, siendo solo una conversación habitual, ambos orgullosos,arrogantes y faltos de cordialidad buscando siempre intimidar al contrario con palabras hirientes, directas y cortantes en cuanto la ocasión se le presentara, la risa de burla no le afecto notese por su semblante socarrón con la que le veía, dio solo dos pasos antes de que a sus oídos llegasen aquellas palabras, el santo de oro regente de la constelación de cancer quería dialogar; Hikari tenia experiencia al tratar con gente aparentemente ruda, intimidante o aquellas que podían cortar gargantas sin titubeo algo muy semejante a la actitud de Muerte Lenta de mas no se podía juzgar un libro por su portada lo cual se podía aplicar en ambos, pero en cuestión de la regente de la constelación de cuervo pese a su corta edad esta tenia una basta experiencia, descendía de una familia importante dedicada a la mafia mas no de las mas grandes, su trabajo habitual consistía en eso, tirar y aflojar hasta atraerlos a la tela de la araña metafóricamente.

Los pasos del hombre se igualaron a los de la mujer, parecía buscar llegar a términos que a la portadora de cuervo podrían convenirle , aun habiendo una cuestión-la razón de él- detuvo su andar y giro sobre sus pies en flanco derecho solo para poder mirarle directamente a los ojos, unos ojos que mostraban malicia, mas no fue eso lo que observo ella, ella había aprendido a ver mas aya de lo que a simple vista pudiera suponer cualquiera, si bien se dice que los ojos son la ventana del alma era una teoría bastante acertada, en la profundidad de su alma existía una llama, la llama de la pasión y el amor por su diosa , característica de cada uno de los santos que protegían fervientemente a la diosa de la guerra.

[color=blue]-que cambio tan súbito-[color=blue]le miro -Sr. don muerte- esto ultimo con un dejo de burla por el nombre.

Aun no admitiría que el hecho de que un santo de oro le brindara tutela era una oportunidad que no podría dejar pasar, como si un cabeza de serpiente tomara a alguien como protegido, sabia los riesgos de esta relación, pues no cambiaba mucho entre ambos escenarios.

-Dado que insistes bastante, me veré obligada a aceptarlo, de otro modo no me dejaras tranquila-respondió de modo que restaba importancia a tan privilegiada oportunidad.

-empezamos mañana, yo me levanto temprano, junto con el sol--siguió caminando --ahora debo seguir con mi entrenamiento -sin mas siguió su camino, si estaba o no de acuerdo su ahora tutor

La joven dio un salto flexionando ligeramente sus rodillas solo para aterrizar sobre una rama del árbol que tenia a su siniestra, en el momento de su maniobra su ave voló de su hombro solo para regresar al mismo lugar de un inicio, no lo había ignorado realmente, solo no creía decir su nombre en el momento, no hasta demostrar que se le podía respetar, su pequeña figura se balanceo sobre la rama, el aire ondeaba su cabello oscuro y las hojas de la copa que danzaban al son de la naturaleza, mas una cosa no dijo, su entrenamiento continuaría con el santo de oro, medir fuerzas seria la mejor forma de auto evaluarse y corregir sus fallos antes de una verdadera lección.

Silvo ligeramente, sonaba como un tono de sol, las hojas comenzaron a agotarse, el graznar de las aves se hizo presente y con ello una gran parvada de cuervos emergió de entre la copa de árbol solo para dirigirse hacia el santo de cancer, las plumas se pegarían al cuerpo del castaño y un gran peso se haría presente sobre el, fuera o no efectivo quería conocerle de alguna manera y en batalla era la mejor forma.