Cangrejo al mojo de ajo (Muerte)

África, tenía muchas ganas de ir a ver como estaba mi familia, pero no quería hacerlo, si bien había sido una niña muy mimada,lo que fue en el pasado ya no lo es hoy, me deje relajar por la brisa marina y el olor que expedía el océano para mis fosas nasales,hoy iba a ser día de cacería, por lo que tome mis anzuelos y mi tridente, me puse unas botas cómodas antiderrapantes, mi chaqueta de cuero de venado y me ate un paliacate al cabello, para luego trenzar mi larga cabellera pelirroja que me llegaba hasta la cintura

Me fui de pesca con unos piratas y por cada uno que saltaba para tratar de tocarme mi bien proporcionada figura lo iba arrojando sin chistar al agua, así era siempre, por algo me llamaban la reina de las aguas del océano, su propia capitana y este día tenía ganas de pescar, primero fuimos a una isla no muy lejos de mi pilar donde deje que robaran lo que quisieran, a mi solo me interesaban las joyas y era lo que tenía

Pero luego cuando me dio hambre di ordenes inmediatas de volver, estaba interesada en ir por peces enormes,tiburones y eso fue lo que pescamos, a decir verdad me tenían miedo al ver como con facilidad mataba a los tiburones, pero eran mi comida favorita,la segunda eran los cangrejos y los langostinos, ya en la cocina fueron preparando los alimentos, mientras observaba ya muy tarde el regreso a casa, a la par que cantaba una de mis canciones favoritas con acompañamiento de algunos piratas

https://www.youtube.com/watch?v=MsDF2H5DDV4

Antes de llegar me dio el olor de algo y mi cosmos sintió una presencia, tome mi catalejo, mmm si. Mi barco golpeo contra la tarima de madera cuando llegamos, los demás estaban en la cocina comiendo, antes de bajar subí mi pie sobre la proa de mi barco, sonreí después-¡vaya, pero que tenemos aquí,es mi día para comer cangrejo a la mantequilla!-me reí antes de que saltara por la expresión-no te asustes querido,hoy estoy en mi día de descanso y no tengo ganas de cocinarte a menos que me des motivos

La luna... Satélite siempre hermoso, admirable para el santo quien a pesar de su actitud y forma de ser, gustaba de ver tal figura celestial, sentado en aquello que parecía un puerto, su pie derecho estaba sobre el puerto y su brazo derecho apoyado sobre la rodilla del mismo lado, mientras su pie izquierdo se mantenía extendido, parecía reflexionar, fracaso tras fracaso, no podía evitarlo esos eran los cimientos de su vida, y no habían cambiado mucho, portaba su armadura a pesar de estar en tierras poco conocidas, pero deseaba vestirla en ese momento, el dorado dejaba en evidencia que era un santo, y el símbolo en el pecho de la armadura lo delataba como el dorado de Cáncer, cualquiera que conociese un poco sobre los caballeros del zodiaco se daría cuenta de eso, pero no le preocupaba, confiaba en sus capacidades para sobrevivir aunque un enemigo buscase atacarlo...

"Desearía que la luna pudiese observarse en tal magnitud en las tierras de Asgard, sin embargo al parecer ni la belleza del cielo se muestra en aquel lugar tan frío"



Sus ojos brillaban ante la luz del atardecer, si bien aún no anochecía, la luna ya conseguía verse en el cielo, a pesar de que el sol aún brillase, el satélite natural de la tierra se mostraba en su totalidad, consiguiendo llamar la atención del santo de Atenea, quién en un rápido movimiento se alejaría de la orilla de aquel lugar, saltando hacia atrás, hasta quedar a algunos metros del barco, que arribaba en aquel sitio...

- ¿Asustarme? creo que estás equivocada, podría mostrarte algo que te asustaría en verdad -

Su rostro era totalmente inexpresivo, como si careciera de sentimientos en ese momento

- Ten cuidado con tus palabras chica, o esta podría ser tu última cena -

Miraba directamente a la chica, de manera escalofriante, con un odio impregnado en sus ojos y una idea de destrucción guardada en su mente, aunque su rostro aún parecía de maniquí, pues no mostraba ninguna expresión en él...

- Supongo que debes ser un general marino, al venir del océano y retar a un dorado, no existe otra explicación, si lo que quieres es morir, continúa con tu juego, solo te advierto ¡YO NO PIERDO! -

Había saltado, quizás por susto, sonreí divertida y saque mi daga para comenzar a limpiarla contra la mezclilla café de mi pantalón, si yo lo pedía hacía aparecer mi armadura en un dos por tres,por eso no solía cargarla conmigo, solté una carcajada por lo que mencionaba-¿asustarme yo cuando lo he visto todo? ¡por Dios mi infancia la viví en medio de leones feroces, e luchado contra tiburones y te recuerdo que luche contra ustedes y el resultado ya sabes cual es actualmente,dudo que mi dios permita que esta victoria se derrumbe en un dos por tres, por favor, no me hagas reír caballero!...¿olvide decir también que he convivido entre caníbales?

Sonreí con pícardia que fuese un santo de Athena y que conviviera con los muertos eso no me daba miedo alguno, el olor a comida impregnaba el ambiente, me quite el paliacate y deje mi cabello suelto,colocando mis manos entre los bolsillos de mi pantalón-la verdad es que no me educaron mis padres, fui educada por otros que ni saben que es la palabra respeto,al contrario-enarque la ceja-quien debería de cuidar lo que dice es otro,no sea que también pierda la casta en un intento fallido por educarme

-Así es soy un general marino al servicio de mi dios y nunca he fallado en ninguna pelea, no por nada me dicen que soy una de las mejores entre los generales,vaya que tus compañeros tienen puntos débiles ¿sabes que me diferencia de tus compañeros?-sonreí ladina-que yo no tengo ningún ser por preocuparme ni mucho menos porquien pelear, solo lucho a favor de mi dios por conveniencia ¿sabes? en cambio ustedes...son tan tibios y tan cálidos que con todos ustedes juntos podría prender una fogata sin necesidad, pero veo que no vienes en son de querer cenar, cuando la invitación esta echa en la mas positiva de las invitaciones-esta vez me puse seria y fría-todo lo contrario -luego murmure-que desperdicio

La chica parecía amenazante, sacó una daga el dorado estaba seguro que lo hacía con el afán de intimidarlo, ahora confirmaba lo alejada que estaba esa chica de entender la actitud y el sentir de "Muerte" quién nunca se asustaría por una simple daga, puso atención a la servidora de Poseidón escuchando lo que decía, rió al escucharla pero prefirió callar de momento, sabía que ella tenía más que decir, simplemente esperó el momento solo reía entre palabras pronunciadas por la general sabía que ella quería provocarlo pero no lo conseguiría, se cruzó de brazos y con una sonrisa cínica contestó...

- Leones, tiburones, canibales, eso no es nada niña, los animales no poseen cosmos, y un simple ser humano que aprecie comer carne de otros humanos, tampoco, es decir simplemente sobreviviste a nada, no sabes de lo que estamos hechos -

No cambiaba su postura al hablar, se mantenía sin alterarse y de brazos cruzados mirando a Evelyn, por su puesto aún no conocía el nombre de ella, ni era algo que le interesase en realidad le interesaba tan poco o menos como la historia que parecía estar contando.

- No me interesa si te criaste sola o alguien vio por ti, y si piensas actuar de alguna manera por algo tan simple como palabras, adelante, solo demuestra lo débil que eres -

Soltó una leve risa al terminar de hablar, comenzó a caminar dando la espalda a su interlocutora como si no le importasen las amenazas de la misma, volteó su mirada a la luna y sus ojos morados brillaban con el haz de luz que venía desde el cielo. Ella aceptó ser una general otra que se sumaba a su lista de generales avistados, ahora reconocería sus caras en cualquier lugar, habló mal de los compañeros de "Muerte lenta" al parecer pensaba que a él le importaba algo así, cuando en realidad no significaba nada para él era como hablarle a un zombie sobre razonamiento, algo sin importancia, de nueva cuenta esperó a que la general de los mares terminase de hablar para contestar, conocía lo suficiente a las chicas para saber que hablaban mucho y que era mejor esperar a que callaran para abrir la boca.

- Todos tenemos nuestros puntos débiles, el tuyo es no tener nada porqué luchar entonces no habrá nada que te motive en un combate, simplemente combatirás con lo que sabes sin ese impulso extra que te hace vencer, creí que serían más prudentes con los dorados luego de la batalla que tuve con aquel general... pero supongo que algunos son insensatos, algunos como tu -

Se volteó nuevamente para quedar de frente a la chica con la que conversaba acercándose a paso lento a ella, quedando a una distancia prudente por si su interlocutora perdía los estribos, pero listo para atacar o defenderse también en ese caso...

- creo que no aprenderás nada de nuestra conversación y que será en vano seguir hablando, si quieres solucionar los problemas existen manera más eficaces, ahora, si deseas seguir discutiendo estoy listo para refutar las cosas sin sentido que dices, pero antes debes saber, que si pierdo mi paciencia sufrirás las consecuencias -

Dicho lo último comenzó a elevar su cosmos y acercarse a Evelyn demostrando que no tenía la intención de retroceder y que atacaría a la chica al menor movimiento, estando preparado para sumar a su lista de asesinatos el primer nombre de un general marino, le miró fijamente esperando una reacción de la chica, quién se abalanzó al dorado, este la pudo leer y esquivó moviéndose a la izquierda, elevó su pie derecho hasta el estómago de su oponente, ella se doblegó y "Muerte" elevó aún más su cosmos.

- No eres ni la mitad del otro general marino, aunque debo admitir, que también he mejorado desde entonces -

Metió una parte de su mano derecha en la boca de la chica tomando su quijada y con la otra agarró la parte superior, tirándolas para el lado contrario elevando cada vez más su cosmos hasta que consiguió desmontar la quijada, luego arrancó un par de dientes al sacar su mano y empujó un poco el cuerpo lejos de él, y remató con una patada tirándola al mar, esperando que la sangre atrajese diversos tipos de peces carnívoros que acabaran con ella en esa condición.

Adiós quijada...:

- Creo que no todos podían ser fuertes... -

Rió con fuerza y algo macabro con una mirada de psicópata en su semblante y un gesto diabólico en su rostro en general, al parece satisfecho y complacido por el acto realizado recientemente.