[Grecia]El extraño momento donde la grulla y el tigre cruzan caminos. (Andrik de Mizar Zeta)

La monotonía había azotado ya su vida, por lo que aquella rubia decidió simplemente salir a dar un paseo en uno de los pueblos cercanos al templo… Dejo su armadura en su respectivo lugar, osease en su habitación, guardada en aquella platinada caja con grabados que indicaban obviamente su contenido.

Vistiendo con un corto short color blanco, una blusa sin mangas del mismo color, en sus pies, un par de sandalias… de un color negro intenso. Alrededor de su cuello, como siempre aquella bufanda roja, único recuerdo de su madre, en su brazo izquierdo… aquel reluciente brazalete que siempre cargaba consigo.
Salió de aquel lugar, sin mucha prisa…  camino a paso sereno por las casas que debió cruzar, y al llegar cierta parte del bosque en las afueras del ahora templo de Poseidón, usaría su tele transportación, para llegar a nada más y nada menos que un pequeño pueblo que si bien era algo cercano al templo, a pie serian casi 3 o 4 días de camino… Al entrar al pueblo, no haría más que caminar entre la gente, Entonces al llegar al centro de aquel pueblito pudo ver como en la fuente estaban jugando un par de niños, que al igual que ella tenían unas cejas poco peculiares, el niño que vestía bastante sencillo, traía en su diestra un listón de color azul y divertido lo ondeaba en aire mientras era perseguido por una pequeña niña de cabellos rubios y un vestidito beige, aquella rubia se detiene para mirar a los niños que justo estaban dando la vuelta a aquella fuente, pero su mirada se desvió hacia uno de los puestos de aquella placita. Vendían ropas hechas a mano y uno que otro accesorio, habían muchos puestos, sin embargo ese resaltaba un poco por sus decoraciones que podrían pasar por orientales, Ahri sonrió cuando cruzo miradas con aquella peliblanca dueña del puesto que igual que ella podía ser identificada como lemuriana.

Podía notarse que eran diferentes, pues el resto de las personas del lugar parecían humanos ordinarios, aquella rubia dio un par de pasos cuando pudo escuchar como el pequeño que jugaba con el listón azulado grito su nombre a lo que ella lo miro algo sorprendida, al verlo correr a donde ella, simplemente se inclinó, apoyo una de sus rodillas en el suelo y extendió sus brazos para recibirlo con un abrazo, el Pequeño soltó una risita y luego de abrazarse a la rubia por el cuello, esta lo sostuvo con una mano, pues el pequeño fue imitado por su hermanita quien se abalanzo contra la rubia para abrazarla también.

Riendo, abrazo a ambos, cuando se le separaron ella, los mira sonriendo, para después murmurarles.- Ya saben dónde nos vemos, pidan permiso a su madre, hoy les llevare un pequeño regalo. –Ambos niños asintieron y fueron a donde su madre.  La rubia camino hacia uno de los puestos cercanos, era un lugar donde vendían algunos caramelos, panes y varios postres, tras escoger un par de panes dulces, los pago y tomo la bolsita donde se los envolvieron, Paso a una tienda que estaba cerca de aquel puesto ahí fue donde compro alrededor de unos 5 listones de colores diferentes, luego sin más simplemente se dirigió al lugar donde cada fin de semana se veía con ese par de pequeños lemurianos.

A un par de cuadras del centro de aquel pueblo,  había un callejón vacío, pero a pesar de ello estaba limpio, solamente había un par de cajas de madera, donde ya la esperaban aquel par de pequeños sentados sobre las cajas, La rubia simplemente se quedó de pie frente a ambos y sin más les preguntaría.- Han estado practicando lo que les enseñe? –La pequeña rubia simplemente se quedó en silencio mirando a la portadora de la armadura de grulla, mientras que el pequeño asintió un par de veces, aquella rubia al mirarle sonríe ampliamente.- Muéstrame… -Murmura tomando de la bolsita de papel aquellos listones de colores, los sostiene con su diestra en alto, el viento los ondea un poco, pero el chico al mirarlos sonrió y de inmediato se concentró, la mano de la rubia se abre y dejo caer aquellos listones, el pequeño solo logro hacer levitar un par y solamente por unos segundos, luego de un suspiro ve como todos los listones caen al suelo con suavidad, Entonces la rubia se arrodilla y sonriente simplemente le murmura.- Concéntrate, imagina que tú eres el listón… y que quieres volar por el aire libremente… -Sin más se quedó mirando al chico, quien volvió a concentrarse en hacer levitar aquellos listones… Para esa rubia esto sería un día normal, pues no sabía que el destino tenía planeado hacer de ese día, un día memorable para la portadora de la armadura de grulla.

-La práctica siguió un rato, todo parecía tranquilo, al culminar el entrenamiento de ese día, la rubia ofreció al pequeño aquella bolsita de papel que cargaba en la otra mano, el pequeño la tomo y tras agradecerle simplemente hicieron lo que siempre cuando terminaba su entrenamiento, volvieron a con su madre y después seguirían con sus juegos… Aquella rubia saldría del callejón, camino hacia la fuente, sin más se sentó en la orilla de la misma… y fijo su mirada en el agua por unos segundos, cuando levanto su mirada pudo notar como una curiosa figura estaría sentada en una de las bancas cercanas… su mirada celeste se fijó en el sujeto, cuya vestimenta llamo la atención de la lemuriana… - “¿Un extranjero…?” – Dijo para sí misma, pero un pequeño grito de lo que pareció emoción, llamo la atención de aquella rubia obligándola a desviar su mirada hacia el lugar de donde provino el sonido, notando que entre la gente, justo enfrente del puesto de flores un chico compro un par de flores para una chica quien al recibirlas soltó un grito de emoción, la rubia negó un par de veces y después ríe por lo bajo, pero al bajar la mirada, se quedaría en silencio mirando el agua de la fuente… algo pensativa, usaría su telequinesis para hacer suaves ondas en la superficie de la cristalina agua que tenía enfrente.-

-Tras unos momentos de meditación,  no pudo ver como el extranjero se levantó, pero ella se levantó al mismo tiempo y casi choca con él, apenas rozo su hombro con el ajeno,  la chica levanto su mirada hacia él, entonces algo apenada se disculparía.- Oh... perdone,  no lo vi… -Muy levemente esbozo una sonrisa, algo tímida, lentamente comenzó a caminar hacia aquel mismo restaurante cruzando la plaza, pero hubo algo que la hizo detenerse y girar mirando al chico… estuvo unos segundos en silencio, luego sin más, lo miro fijamente, volvió a acercarse a él, lo suficiente como para quedar a unos escasos centímetros de donde el peliverde, su mirada era algo seria, murmuro en  voz baja.- Veo que usted no es de por aquí… -luego miro hacia su lado diestro, después al izquierdo y por ultimo volvió a mirar al sujeto peliverde.- Si yo fuera usted… no iría a comer  a ese restaurante… -le sonrió levemente, solo para después bajar la mirada.-