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Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
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El ultimo cosmos :: :: Otros sitios :: Europa
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Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Mucho antes de convertirse en un espectro, cuando era una niña que inocentemente seguía su destino, o al menos eso pensaba, desconocía los impulsos de la estrella maligna que había reencarnado en ella. Todavía no vestía la sapuris del Ceto, de estatura baja, con cara redonda y cabello atado en una trenza, dejándolo libre en la parte de la frente, vestida con una vestimenta blanca. Ya había dejado el circo en el que estuvo gran parte de su vida, desde el incidente con aquellos ladrones a los que asesino sin querer hacerlo, viajo desde Alemania a Grecia, pasando por otros lugares antes de llegar a donde estaba ahora.
Sabía que estaba en Grecia, un hombre que hablaba italiano en un bar se lo dijo, aunque no sabía exactamente en que pueblo estaba, era uno pequeño y al mismo tiempo tranquilo. Su vestimenta ya estaba sucia de tanto dormir en la calle, no tenía el suficiente dinero para alquilar una habitación por una noche y dudaba que con su edad la dejaran. Caminaba por las calle de piedras, le gruñía el estomago y no buscaba en sus bolsillos, con la esperanza de encontrar algo de dinero, pero no, siempre era el mismo resultado. La tentación le llegó, cuando vio una torta en una ventana de una casa, se veía deliciosa y más a la vista de alguien con hambre. No lo dudo, la tomó, corriendo hacia la ventana y alejándose lo más rápido que podía.
—¡Vuelve! —gritó una mujer, seguramente era la dueña de la torta, Cordelia la escuchó, pero se dejo guiar por su hambre, aun así no llegó muy lejos. Un hombre adulto la tomó de la ropa, alzándola sin mucha dificultad y quinándole la torta, para posteriormente lazarla al suelo con cierta violencia.
—Ouch —exclamo cuando su cuerpo golpeo el suelo de piedras, se refregó las manos y miraba la torta con cierta tristeza. En eso sintió un golpe en su cabeza. Miró de donde vino, era una pequeña piedra, había dos niños pueblerinos que miraban con cierto odio a Cordelia.
—Fuera de aquí ladrona —mencionó uno de ellos, que lanzó otra piedra, golpeándola en la mejilla derecha. Con lágrimas en sus ojos se fue corriendo y se escondió en el primer callejón que vio, tocándose apenas su lastimadura y limpiándose su lágrimas. Refugiandose allí.
Off: Si hay algo que no entiendes Maina, me avisas ^^
Sabía que estaba en Grecia, un hombre que hablaba italiano en un bar se lo dijo, aunque no sabía exactamente en que pueblo estaba, era uno pequeño y al mismo tiempo tranquilo. Su vestimenta ya estaba sucia de tanto dormir en la calle, no tenía el suficiente dinero para alquilar una habitación por una noche y dudaba que con su edad la dejaran. Caminaba por las calle de piedras, le gruñía el estomago y no buscaba en sus bolsillos, con la esperanza de encontrar algo de dinero, pero no, siempre era el mismo resultado. La tentación le llegó, cuando vio una torta en una ventana de una casa, se veía deliciosa y más a la vista de alguien con hambre. No lo dudo, la tomó, corriendo hacia la ventana y alejándose lo más rápido que podía.
—¡Vuelve! —gritó una mujer, seguramente era la dueña de la torta, Cordelia la escuchó, pero se dejo guiar por su hambre, aun así no llegó muy lejos. Un hombre adulto la tomó de la ropa, alzándola sin mucha dificultad y quinándole la torta, para posteriormente lazarla al suelo con cierta violencia.
—Ouch —exclamo cuando su cuerpo golpeo el suelo de piedras, se refregó las manos y miraba la torta con cierta tristeza. En eso sintió un golpe en su cabeza. Miró de donde vino, era una pequeña piedra, había dos niños pueblerinos que miraban con cierto odio a Cordelia.
—Fuera de aquí ladrona —mencionó uno de ellos, que lanzó otra piedra, golpeándola en la mejilla derecha. Con lágrimas en sus ojos se fue corriendo y se escondió en el primer callejón que vio, tocándose apenas su lastimadura y limpiándose su lágrimas. Refugiandose allí.
Off: Si hay algo que no entiendes Maina, me avisas ^^
Cordelia de Ceto- Nuevo
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 06/11/2014
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
El tiempo apremia, o eso es lo que le había dicho aquel viejo monje que la había adoptado, a quien felizmente llamaba “padre”, pues desde su corta edad al haberla encontrado en aquel pueblo muerto de hambruna en la India, se hizo cargo de ella, compartiéndole de todas sus sabidurías e instruyendo a la rubia fémina en el futuro destino para el cual había nacido, para aquellos momentos de su adolescencia, Maina era consciente que la intensidad de su entrenamiento y repentinas ‘misiones’ se debían al hecho de estar disputada a ser una aspirante entre las filas de Athena, según su maestro y Buda, era el camino que no tenía por opción desviar, por el contrario seguir sin dudar.
¿Porque ella debería encargarse de aquello asesinatos y seguir el rastro de quien lo había causado? Ni siquiera había ganado su armadura, finalmente seguía siendo una simple mortal con un par de habilidades a medio desarrollar, pues seguía en constante entrenamiento, pero el insistir quejoso de su maestro le hizo aceptar aquello, más aún cuando se hizo hincapié en que venia directamente del Patriarca, para ponerle a prueba de ser lo suficientemente capaz de desarrollarse en ese tipo de circunstancias y así ganarse mas su lugar como aspirante.
Por un momento le pareció un mal chiste el llegar hasta aquel lugar que prometía ser el futuro hogar de la chica, ¿se habría equivocado en seguir aquel rastro? Ni siquiera podía identificarlo si era una clase de enemigo y de qué tipo, le parecía absurdo, sin embargo no desertaría en esa misión, algo bueno tendría que salir de ello.
Y toda la atención y concentración de Maina se vio irrumpido en un panorama no muy agradable para la joven; como acto reflejo a su disgusto se mordió el labio inferior, apretando ligeramente sus puños, ¿Porque el ser humano debía ser tan cruel? ¿Porque si a ella le habían enseñado que había que ser humildes con el prójimo y amarlos, otros eran lo totalmente contrato? Cuando había otros que necesitaban del pan y agua y aquellos que lo tenían solo lo desperdiciaban, ¿qué podría quitarles una pieza menos para el desvalido? No lo aceptaba, y quiera o no, aquello le perturbaba esa paz infinita que entrenaba día a día por mantener intacta, pero con esas muestras de la humanidad perdiéndose contra sigo misma, ¿de que servía esforzarse?
Interrumpió su misión, porque si no hacia algo, no estaría bien consigo misma y eso seria aun peor para el objetivo por el cual en primera instancia había arribado a Grecia; sin mas se detuvo unos momentos por el mercado, con canasta en brazos que compro para abastecer de provisiones, dígase comida, fruta y garrafas de agua y leche, siguió el rastro de aquella joven que sin duda era una niña, o al menos mucho más joven que Maina.
Identifico la energía de la chica en un callejón, oscuro, como si decidiera que el sol mismo no entrara ni irrumpiera sus paredes, tal vez nauseabundo, pero no se pondría a reparar en esos detalles, no era su prioridad.
ㅡPrometo que no vengo a lanzarte piedras o agredirte de alguna otra forma, ¿puedes salir?ㅡ
¿Que le invitaba portarse con tanta amabilidad? Porque su crianza así había sido, porque aquel comportamiento para con la menor había sido completamente bárbaro e injusto, porque ella había pasado por ello antes de ser encontrada de su maestro, y porque sabría perfectamente como es que se sentiría aquella niña. Maina no juzgaría sus acciones.
¿Porque ella debería encargarse de aquello asesinatos y seguir el rastro de quien lo había causado? Ni siquiera había ganado su armadura, finalmente seguía siendo una simple mortal con un par de habilidades a medio desarrollar, pues seguía en constante entrenamiento, pero el insistir quejoso de su maestro le hizo aceptar aquello, más aún cuando se hizo hincapié en que venia directamente del Patriarca, para ponerle a prueba de ser lo suficientemente capaz de desarrollarse en ese tipo de circunstancias y así ganarse mas su lugar como aspirante.
Por un momento le pareció un mal chiste el llegar hasta aquel lugar que prometía ser el futuro hogar de la chica, ¿se habría equivocado en seguir aquel rastro? Ni siquiera podía identificarlo si era una clase de enemigo y de qué tipo, le parecía absurdo, sin embargo no desertaría en esa misión, algo bueno tendría que salir de ello.
Y toda la atención y concentración de Maina se vio irrumpido en un panorama no muy agradable para la joven; como acto reflejo a su disgusto se mordió el labio inferior, apretando ligeramente sus puños, ¿Porque el ser humano debía ser tan cruel? ¿Porque si a ella le habían enseñado que había que ser humildes con el prójimo y amarlos, otros eran lo totalmente contrato? Cuando había otros que necesitaban del pan y agua y aquellos que lo tenían solo lo desperdiciaban, ¿qué podría quitarles una pieza menos para el desvalido? No lo aceptaba, y quiera o no, aquello le perturbaba esa paz infinita que entrenaba día a día por mantener intacta, pero con esas muestras de la humanidad perdiéndose contra sigo misma, ¿de que servía esforzarse?
Interrumpió su misión, porque si no hacia algo, no estaría bien consigo misma y eso seria aun peor para el objetivo por el cual en primera instancia había arribado a Grecia; sin mas se detuvo unos momentos por el mercado, con canasta en brazos que compro para abastecer de provisiones, dígase comida, fruta y garrafas de agua y leche, siguió el rastro de aquella joven que sin duda era una niña, o al menos mucho más joven que Maina.
Identifico la energía de la chica en un callejón, oscuro, como si decidiera que el sol mismo no entrara ni irrumpiera sus paredes, tal vez nauseabundo, pero no se pondría a reparar en esos detalles, no era su prioridad.
ㅡPrometo que no vengo a lanzarte piedras o agredirte de alguna otra forma, ¿puedes salir?ㅡ
¿Que le invitaba portarse con tanta amabilidad? Porque su crianza así había sido, porque aquel comportamiento para con la menor había sido completamente bárbaro e injusto, porque ella había pasado por ello antes de ser encontrada de su maestro, y porque sabría perfectamente como es que se sentiría aquella niña. Maina no juzgaría sus acciones.
Maina de Virgo- Santo de Oro
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
La niña seguía llorando, pasando la manga sucia de su ropa por sus ojos, si se hacía silencio, podía escucharse su llanto haciendo eco por el callejón.Que ironía, antes tenía todo lo que quería, debido a su familia rica, pero ahora se encontraba en la pobreza misma, teniendo que robar para poder comer, o al menos eso era que lo la sociedad la obligaba a hacer. Una voz resonó por el callejón, diciéndole que salga de allí y que no le haría daño. Cordelia miraba desde arriba de su brazo, con cierto temor, podía ver a una mujer esbelta, rubia y que portaba una canasta. Dudó…¿Por qué no habría de hacerlo? Después de lo que le hicieron, se quedó mirando a la mujer, la niña se levantó, pasando la manga de su ropa en la mejilla donde todavía había algo de sangre, limpiándola un poco pero era inútil, si no se le curaba la herida, seguiría brotando algo de sangre.
Caminó hacia la mujer rubia, quedando a centímetros de esta, era más alta que ella, obviamente, Cordelia llegaba hasta la mitad de su cuerpo. Mirandola con cierta admiración, con los ojos bien abiertos, como si fuera una especie de salvadora para ella
—Aquí estoy ¿Qué sucede? —preguntó mirando de reojo la canasta que llevaba, tenía comida y hasta algo de beber, no pudo evitar quedar “hipnotizada” viendo lo que llevaba. Tenía hambre, tomándose la zona del estomago en ese momento sin pensarlo dos veces, hasta se relamió los labios. Desvió su mirada hacia los alrededores, como si estuviera espiando, no veía esos niños que le lanzaron piedras, ni tampoco a la dueña de la torta, pensando que ya se habían ido.
—No soy ladrona —decía con su voz algo chillona, característica de una pequeña, tratando de dar una explicación para que la rubia no la juzgara mal. —Solamente tenía hambre…tengo hambre —continuaba hablando, mirando por momentos la comida. Se refregó las manos, tratando de limpiarlas como podía, extendiendo la mano derecha para que ella la tomara.
Caminó hacia la mujer rubia, quedando a centímetros de esta, era más alta que ella, obviamente, Cordelia llegaba hasta la mitad de su cuerpo. Mirandola con cierta admiración, con los ojos bien abiertos, como si fuera una especie de salvadora para ella
—Aquí estoy ¿Qué sucede? —preguntó mirando de reojo la canasta que llevaba, tenía comida y hasta algo de beber, no pudo evitar quedar “hipnotizada” viendo lo que llevaba. Tenía hambre, tomándose la zona del estomago en ese momento sin pensarlo dos veces, hasta se relamió los labios. Desvió su mirada hacia los alrededores, como si estuviera espiando, no veía esos niños que le lanzaron piedras, ni tampoco a la dueña de la torta, pensando que ya se habían ido.
—No soy ladrona —decía con su voz algo chillona, característica de una pequeña, tratando de dar una explicación para que la rubia no la juzgara mal. —Solamente tenía hambre…tengo hambre —continuaba hablando, mirando por momentos la comida. Se refregó las manos, tratando de limpiarlas como podía, extendiendo la mano derecha para que ella la tomara.
Cordelia de Ceto- Nuevo
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 06/11/2014
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Por un instante creyó que no se fiaría de sus palabras e hiciera caso omiso por salir, Maina esperaba que no fuese ese resultado, pues realmente deseaba ayudarla, ese sentimiento de cuidado había surgido desde ver toldo lo ocurrido, y aquella vocecita que mas que seguro provenía de la niña, la saco de sus pensamientos, llevando su mirada hasta la peli rosa, mirándola con cierto detenimiento, por breves segundos se vio a si misma hace unos años atrás; enseguida movió ligeramente su cabeza en negación para deshacerse de aquellos recuerdos que tenía en su memoria reprimida.
Estudio con cuidado su apariencia completa, desaliñada, algo cansada, con la ropa sucia, entonces se detuvo a detallar un poco mas, notando algunas raspaduras y aquel corte que no dejaba de brotar sangre, causado por las piedras lanzadas por aquellos niños unos momentos atrás, ya se encargaría la fémina rubia de atenderle ello, siempre y cuando la pequeña lograra al menos confiar en ella.
Tal parecía que aquello pensado no era equivocado para Maina, no mencionó respuesta ante su cuestión, pues solo aún seguía observando cada uno de sus movimientos, que de cierta forma le causaban ternura, como de ese sentimiento de protección fraternal que le obligaba a quedarse allí y tenderle la mano a la pequeña.
Dejó que terminara de hablar, y ante lo ultimo hecho, la rubia budista extendió su mano por igual tomando la de ella, mas no para estrecharla con un mero saludo, halo de esta para acercarla un poco mas, hasta que Maina se agazapó para quedar a su altura.
ㅡLo sé, no debes darme una explicación para justificar tus actos. Se porque lo hiciste. Y tranquila, estas a salvo, yo no te haré daño y te aseguro que aquellas personas ya no están allí afuera para dañarte. Además, puedes estar segura conmigo por ahora.ㅡ Dedicándole una cálida mirada, esbozó una simple sonrisa en labios, como parte de transmitirle calma y seguridad, quien sabe, tal vez no se creyera lo dicho por ella y saliera huyendo de allí. ㅡVamos a otro lugar un poco mas limpio y alejado de estas personas. Tu necesitas comer y beber algo y yo necesito tomar un descanso, además hay que curarte esa herida, ¿qué dices?ㅡ Dio un suave apretón a la mano de la pequeña en manera de confianza, sin perder aquella expresión de su rostro. ㅡAh si, lo olvidaba, me llamo Maina.ㅡ Finalizó observándole en aguarde a su respuesta, con aquello como augurio de estar en son amistoso y no lo contrario.
Estudio con cuidado su apariencia completa, desaliñada, algo cansada, con la ropa sucia, entonces se detuvo a detallar un poco mas, notando algunas raspaduras y aquel corte que no dejaba de brotar sangre, causado por las piedras lanzadas por aquellos niños unos momentos atrás, ya se encargaría la fémina rubia de atenderle ello, siempre y cuando la pequeña lograra al menos confiar en ella.
Tal parecía que aquello pensado no era equivocado para Maina, no mencionó respuesta ante su cuestión, pues solo aún seguía observando cada uno de sus movimientos, que de cierta forma le causaban ternura, como de ese sentimiento de protección fraternal que le obligaba a quedarse allí y tenderle la mano a la pequeña.
Dejó que terminara de hablar, y ante lo ultimo hecho, la rubia budista extendió su mano por igual tomando la de ella, mas no para estrecharla con un mero saludo, halo de esta para acercarla un poco mas, hasta que Maina se agazapó para quedar a su altura.
ㅡLo sé, no debes darme una explicación para justificar tus actos. Se porque lo hiciste. Y tranquila, estas a salvo, yo no te haré daño y te aseguro que aquellas personas ya no están allí afuera para dañarte. Además, puedes estar segura conmigo por ahora.ㅡ Dedicándole una cálida mirada, esbozó una simple sonrisa en labios, como parte de transmitirle calma y seguridad, quien sabe, tal vez no se creyera lo dicho por ella y saliera huyendo de allí. ㅡVamos a otro lugar un poco mas limpio y alejado de estas personas. Tu necesitas comer y beber algo y yo necesito tomar un descanso, además hay que curarte esa herida, ¿qué dices?ㅡ Dio un suave apretón a la mano de la pequeña en manera de confianza, sin perder aquella expresión de su rostro. ㅡAh si, lo olvidaba, me llamo Maina.ㅡ Finalizó observándole en aguarde a su respuesta, con aquello como augurio de estar en son amistoso y no lo contrario.
Maina de Virgo- Santo de Oro
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
La mujer rubia demostraba que en verdad quería ayudar a la niña, que no tenía malas intenciones hacia ella, y el instinto de Cordelia era correcto. Fue tomada de la mano por la fémina mayor, lo que provocó que la pequeña esbozara una sonrisa de felicidad. Hace tiempo que no sentía la calidez de que la tomaran de la mano, hasta había olvidado cuando fue la última vez. Ahora que veía más de cerca a la rubia, la sensación era algo extraña, era como si ella fuera algo más que una simple humana, la miraba con cierta admiración. Esta le habló, diciéndolo que no debía dar explicación alguna para justificarse, y que no habían nadie allí fuera que la dañara. La niña asintió con la cabeza, entendiendo todo.
—¡Claro, hum! — había dejado cualquier rastro de tristeza atrás, se sentía mucho mejor, más animada, como solía ser. —Yo soy Cordelia, un gusto — sonrió, la mejilla le ardía, no se tocaba ya que podía ser peor pero comenzaba a molestarle. Caminó al lado de Maina, por su parte seguía tomada de la mano, no quería soltarse, la hacía sentir segura. Miraba a su alrededor y notó las de los pueblerinos, eran de indiferencia pero no se le acercaban, quizá por la presencia de la rubia. —¿Quieres ser mí hermana mayor? No tengo una, tampoco tengo familia ¿Qué dices? — preguntó de repente, Cordelia era alguien espontanea e imprevisible como ahora, podía salir con ese tipo de cosas en cualquier momento. En el fondo esperaba un “sí” como respuesta.
—Allí — señalo con la mano libre, era un restaurante, algo pequeño pero serviría para comer. —Vamos — dijo, llevando a Maina hacia allí. Una vez adentro guió a la rubia a una mesa vacía, se sentó de tal manera en la que quedaran enfrente la una con la otra. Hacia indicaciones para que le pasara algo de la canasta que llevaba.
—¡Claro, hum! — había dejado cualquier rastro de tristeza atrás, se sentía mucho mejor, más animada, como solía ser. —Yo soy Cordelia, un gusto — sonrió, la mejilla le ardía, no se tocaba ya que podía ser peor pero comenzaba a molestarle. Caminó al lado de Maina, por su parte seguía tomada de la mano, no quería soltarse, la hacía sentir segura. Miraba a su alrededor y notó las de los pueblerinos, eran de indiferencia pero no se le acercaban, quizá por la presencia de la rubia. —¿Quieres ser mí hermana mayor? No tengo una, tampoco tengo familia ¿Qué dices? — preguntó de repente, Cordelia era alguien espontanea e imprevisible como ahora, podía salir con ese tipo de cosas en cualquier momento. En el fondo esperaba un “sí” como respuesta.
—Allí — señalo con la mano libre, era un restaurante, algo pequeño pero serviría para comer. —Vamos — dijo, llevando a Maina hacia allí. Una vez adentro guió a la rubia a una mesa vacía, se sentó de tal manera en la que quedaran enfrente la una con la otra. Hacia indicaciones para que le pasara algo de la canasta que llevaba.
Cordelia de Ceto- Nuevo
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 06/11/2014
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Asintió al escuchar el nombre propio, sentía simpatía ante la vitalidad de la chica, apremiando así también que pese al mal sabor de boca que había pasado minutos atrás, pareciera como si lo hubiese olvidado por completo ante el gesto amable que ella ofrecía para la pequeña, y de cierta forma eso le conmovió aun más, porque sabía lo que era sentirse solo y la felicidad cuando alguien se preocupaba por uno, por su bienestar, ello fue suficiente para tomar la total decisión de dejar de lado la misión y centrarse en ayudar a Cordelia, además de, había algo en esa pequeña, no lograba descifrar el que, pero podría asumir que un indicio ante lo que verdaderamente había llegado hacer a Grecia, la pequeña estaba inmiscuida, pero claro, aquello solo eran presunciones de la monje.
Sus orbes azules de posaron con sorpresa en la niña, no hubiese esperado aquella petición ni en mil peregrinaciones, era un sentimiento extraño, y nuevamente, Maina se conmovió. “Tampoco tengo una familia.” Sin duda, aquello caló el corazón de la aspirante a amazona, ¿porque tantos infantes debían sufrir de la soledad, de ser huérfanos?
Se mordió el interior de la mejilla, porque sabia que la decisión que tomaría, cambiaría por completo el rumbo de todo lo que se le había designado, pero simplemente no podía dar una negativa ante aquella niña tan vigorosa. Finalmente sonrío con naturalidad, mientras sus pies eran encaminados ante la guía de la niña. ㅡSi es lo que tu quieres, será así entonces.ㅡ
Maina no era dada a estar demasiado rodeada de otras personas, se limitaba a ello, mas nuevamente no pudo negarse ante el hecho de entrar a aquel restaurante, agradeciendo a Buda que hubiese solo una pequeña porción de pueblerinos. ㅡTienes actitud, niña.ㅡ Dejando salir unas risillas suaves ante las acciones de la menor, con esa necesidad de probar bocado a lo contenido en la canasta. Colocó porciones de fruta y pan para ambas; pensando mas en Cordelia que en ella misma, ordenó algo de pescado y carne para complementar lo anterior, si bien era seguro que la niña habría pasado por días de hambruna, y unas piezas de pan no serian suficiente para saciar ello, al menos había sido inteligente en cargar dinero con ella.
Se levantó de su lugar, colocándose así al lado de la menor, del morral que cargaba llevándolo atravesado a su cuerpo, saco un par de parches, alcohol y vendas. Le tomo con suavidad del mentón, haciendo que girara su rostro y dejarle la mejilla lastimada a total vista de la rubia. ㅡTe arderá pero sólo será un momento, aguanta.ㅡ Sin tiempo a discusión o reproche, vertió primero agua para limpiar, seguidamente del alcohol en suficiente proporción para desinfectar la herida y asegurar que no volviera a sangrar, finalizando la curación colocando un parche con suma parsimonia para no lastimarla mas.
Sonrío, regresando a su lugar situado frente a ella, con la orden hecha antes ya servida para cada dama. ㅡAhora come, debes alimentarte si queremos que esa herida cure sin problema, la falta de alimento baja las defensas de tu cuerpo, así como retrae la cicatrización, ¿y no queremos eso verdad?ㅡ Como cual acto fraternal, volvió a sonreír, desviando su mirada a sus alimentos y disponerse a probar de estos con júbilo.
La vida era una constante prueba, poniendo de todo para aprender, y tal vez aquel encuentro entre ambas féminas, no era una mera casualidad.
Sus orbes azules de posaron con sorpresa en la niña, no hubiese esperado aquella petición ni en mil peregrinaciones, era un sentimiento extraño, y nuevamente, Maina se conmovió. “Tampoco tengo una familia.” Sin duda, aquello caló el corazón de la aspirante a amazona, ¿porque tantos infantes debían sufrir de la soledad, de ser huérfanos?
Se mordió el interior de la mejilla, porque sabia que la decisión que tomaría, cambiaría por completo el rumbo de todo lo que se le había designado, pero simplemente no podía dar una negativa ante aquella niña tan vigorosa. Finalmente sonrío con naturalidad, mientras sus pies eran encaminados ante la guía de la niña. ㅡSi es lo que tu quieres, será así entonces.ㅡ
Maina no era dada a estar demasiado rodeada de otras personas, se limitaba a ello, mas nuevamente no pudo negarse ante el hecho de entrar a aquel restaurante, agradeciendo a Buda que hubiese solo una pequeña porción de pueblerinos. ㅡTienes actitud, niña.ㅡ Dejando salir unas risillas suaves ante las acciones de la menor, con esa necesidad de probar bocado a lo contenido en la canasta. Colocó porciones de fruta y pan para ambas; pensando mas en Cordelia que en ella misma, ordenó algo de pescado y carne para complementar lo anterior, si bien era seguro que la niña habría pasado por días de hambruna, y unas piezas de pan no serian suficiente para saciar ello, al menos había sido inteligente en cargar dinero con ella.
Se levantó de su lugar, colocándose así al lado de la menor, del morral que cargaba llevándolo atravesado a su cuerpo, saco un par de parches, alcohol y vendas. Le tomo con suavidad del mentón, haciendo que girara su rostro y dejarle la mejilla lastimada a total vista de la rubia. ㅡTe arderá pero sólo será un momento, aguanta.ㅡ Sin tiempo a discusión o reproche, vertió primero agua para limpiar, seguidamente del alcohol en suficiente proporción para desinfectar la herida y asegurar que no volviera a sangrar, finalizando la curación colocando un parche con suma parsimonia para no lastimarla mas.
Sonrío, regresando a su lugar situado frente a ella, con la orden hecha antes ya servida para cada dama. ㅡAhora come, debes alimentarte si queremos que esa herida cure sin problema, la falta de alimento baja las defensas de tu cuerpo, así como retrae la cicatrización, ¿y no queremos eso verdad?ㅡ Como cual acto fraternal, volvió a sonreír, desviando su mirada a sus alimentos y disponerse a probar de estos con júbilo.
La vida era una constante prueba, poniendo de todo para aprender, y tal vez aquel encuentro entre ambas féminas, no era una mera casualidad.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Cordelia levanto sus manos hacia arriba mientras sonreía, todo era debido al “sí” sobre que ambas sean hermanas, aunque era claro que no poseían un lazo sanguíneo que las uniera, pero para la niña de cabello marrón le era suficiente. —¡Bien! —dijo mientras chocó sus palmas generando un aplauso. Maina procedió a poner en la mesa lo que llevaba en la canasta, los ojos de la niña se abrieron al ver algo de comida. Eran frutas y pan, la pequeña volvió a esbozar una sonrisa cuando escuchó a la rubia ordenar algo de pescado y carne. No iba a esperar a que llegaran los platos, y aunque no era de comer frutas, pero en su estado eso no importaba, los gustos quedaban a un lado y lo único importante era llenarse el estomago.
Tomó con velocidad una manzana, no perdió tiempo en darle el primer mordiscón grande, en cuestión de segundos terminó la fruta, pareció atragantarse pero aclaro su garganta al instante, seguidamente tomó el pan y en ese momento vio que Maina se le acercaba. Se sorprendió un poco, ya que no esperaba que le curara la herida tan rápidamente, por lo que se detuvo de seguir comiendo. Pudo sentir los dedos finos de la rubia tocar su mentón, y moverlo de tal forma para que viera la herida claramente.
—Ouch… —exclamó, se lo había advertido, posteriormente le colocó un parche, solamente restaba que la niña espere hasta que la herida se curara por completo. Maina volvió a su lugar de origen, y la pequeña siguió comiendo, esta vez le tocó el pan, que era algo esponjoso y rico a su paladar.
—Claro que no —respondió a lo dicho por la rubia, seguido de una risa.
Coincidía con lo que hacía, pasaron unos minutos y ya se había comido tres frutas y casi todo el pan, al notar que estaba por devorarse todo, corrió con las manos, estirándose por la mesa, lo que quedaba de lo que llevó Maina en la canasta.
—Tú también necesitas comer, onee-san —dijo con su voz dulce, mirando a su alrededor, el sitio no estaba tan llenó y eso le gustaba. Golpeaba suavemente la mesa con sus dedos desde donde estaba, un signo de impaciencia, al cabo de un rato los platos que pidió Maina llegaron, traídos por un mozo, dejándolos en la mesa, junto con los cubiertos y agua. —¡Allá voy! —tomó los cubiertos y empezó a ingerir el pescado y carne, dándose solo tiempo para tomar agua. —¿Vives en Grecia? —preguntó Cordelia, queriendo saber si era oriunda de aquel sitio. El destino había sido bueno con la niña, la estrella maligna que reencarno en ella no mostraba ningún signo de querer despertar, por el contrario, se encontraba dormida…
Tomó con velocidad una manzana, no perdió tiempo en darle el primer mordiscón grande, en cuestión de segundos terminó la fruta, pareció atragantarse pero aclaro su garganta al instante, seguidamente tomó el pan y en ese momento vio que Maina se le acercaba. Se sorprendió un poco, ya que no esperaba que le curara la herida tan rápidamente, por lo que se detuvo de seguir comiendo. Pudo sentir los dedos finos de la rubia tocar su mentón, y moverlo de tal forma para que viera la herida claramente.
—Ouch… —exclamó, se lo había advertido, posteriormente le colocó un parche, solamente restaba que la niña espere hasta que la herida se curara por completo. Maina volvió a su lugar de origen, y la pequeña siguió comiendo, esta vez le tocó el pan, que era algo esponjoso y rico a su paladar.
—Claro que no —respondió a lo dicho por la rubia, seguido de una risa.
Coincidía con lo que hacía, pasaron unos minutos y ya se había comido tres frutas y casi todo el pan, al notar que estaba por devorarse todo, corrió con las manos, estirándose por la mesa, lo que quedaba de lo que llevó Maina en la canasta.
—Tú también necesitas comer, onee-san —dijo con su voz dulce, mirando a su alrededor, el sitio no estaba tan llenó y eso le gustaba. Golpeaba suavemente la mesa con sus dedos desde donde estaba, un signo de impaciencia, al cabo de un rato los platos que pidió Maina llegaron, traídos por un mozo, dejándolos en la mesa, junto con los cubiertos y agua. —¡Allá voy! —tomó los cubiertos y empezó a ingerir el pescado y carne, dándose solo tiempo para tomar agua. —¿Vives en Grecia? —preguntó Cordelia, queriendo saber si era oriunda de aquel sitio. El destino había sido bueno con la niña, la estrella maligna que reencarno en ella no mostraba ningún signo de querer despertar, por el contrario, se encontraba dormida…
Cordelia de Ceto- Nuevo
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Fecha de inscripción : 06/11/2014
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Maina miraba expectante a la niña, era cierto que de pequeña había convivido con varios niños en aquel templo budista, pero jamás alguien como Cordelia, le irradiaba dulzura y al mismo tiempo valentía, con ello de ser su ‘hermana’ era algo que no acababa de asimilar, pero que le parecía divertido, y así es como se mostraba su mirada en la pequeña, el codo de su brazo se dejaba descansar por sobre la mesa, al puño cerrado apoyaba su barbilla, dejando ladeada un poco su cabeza sin perder la atención en ella, en algunas cosas le recordaba a Maina cuando era mas pequeña, con lo que había pasado y el ser rescatada, vaya que aun recordaba el primer trozo de carne que se llevó a la boca, un exquisito manjar que durante muchos años no había disfrutado.
Parpadeo mas de dos veces, desviando su mirada a la canasta y de vuelta a Cordelia, tan solo ahogo unas risas internas, mas de la mitad de la canasta había desaparecido, y aunque la fémina rubia tenía hambre también, prefirió que su hermana menor fuese la que se alimentará hasta llenarse. ㅡNo, no, come tú, todo lo que desees, estoy bien así.ㅡ Sonrió fraternal, cogiendo únicamente una pieza de pan, que fue lo único que se atrevió a comer hasta que la carne y el pescado ordenado se posó al frente de ambas. Aspiro profundamente el aroma, cerrando por breves segundos sus párpados, disfrutando de ese placer que le daba la comida, sin más, deshaciendo de su posición despreocupada, se dispuso a comer, llevando bocados pequeños a su boca, intercalando algunos tragos de agua.
ㅡNo, provengo de un lugar bastante lejos de aquí. Vivo en la India.ㅡ Expectante a su reacción, pues en más de una ocasión a quienes había expresado que era de aquel lugar, no lograban creerle, por aquellos rubios cabellos, podría parecer de cualquier lugar, menos de la India, sin duda ello le causaba cierta gracia. ㅡ¿Tu lo eres?ㅡ Interesándose mas en saber de la pequeña, como una especie de protocolo por saber de quien seria ahora su protegida, su hermana menor, además del hecho de ser huérfana como ella, aunque aún resolvía el hecho de continuar su misión, tendría que llevarla consigo y la misión a la que había sido encomendaba involucraba peligro, y lo que menos desearía, seria poner en peligro a quien de una manera extraña u otra, había tomado un cariño fraternal.
Parpadeo mas de dos veces, desviando su mirada a la canasta y de vuelta a Cordelia, tan solo ahogo unas risas internas, mas de la mitad de la canasta había desaparecido, y aunque la fémina rubia tenía hambre también, prefirió que su hermana menor fuese la que se alimentará hasta llenarse. ㅡNo, no, come tú, todo lo que desees, estoy bien así.ㅡ Sonrió fraternal, cogiendo únicamente una pieza de pan, que fue lo único que se atrevió a comer hasta que la carne y el pescado ordenado se posó al frente de ambas. Aspiro profundamente el aroma, cerrando por breves segundos sus párpados, disfrutando de ese placer que le daba la comida, sin más, deshaciendo de su posición despreocupada, se dispuso a comer, llevando bocados pequeños a su boca, intercalando algunos tragos de agua.
ㅡNo, provengo de un lugar bastante lejos de aquí. Vivo en la India.ㅡ Expectante a su reacción, pues en más de una ocasión a quienes había expresado que era de aquel lugar, no lograban creerle, por aquellos rubios cabellos, podría parecer de cualquier lugar, menos de la India, sin duda ello le causaba cierta gracia. ㅡ¿Tu lo eres?ㅡ Interesándose mas en saber de la pequeña, como una especie de protocolo por saber de quien seria ahora su protegida, su hermana menor, además del hecho de ser huérfana como ella, aunque aún resolvía el hecho de continuar su misión, tendría que llevarla consigo y la misión a la que había sido encomendaba involucraba peligro, y lo que menos desearía, seria poner en peligro a quien de una manera extraña u otra, había tomado un cariño fraternal.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Ya había ingerido bastante alimento, el hambre de Cordelia se había apaciguado por un momento, por lo que se dedico a tomar agua para poder aclarar su garganta, dejando los cubiertos en la mesa al lado del plato ya vacio por completo. La niña recargo su espalda sobre el respaldo de la silla y dejo escapar un suspiro de alivio, limpiándose la boca con un papel que había en la mesa. Veía en silencio a Maina comer, que no tenía esa prisa o mejor dicho cierta desesperación por ingerir el alimento servido, ya que ella no estaba en la misma situación que la pequeña.
En un momento la rubia respondió a la pregunta que le hizo Cordelia, diciendo que provenía de la India, la niña se quedo pensativa, llevando un dedo a su mentón.
—Es lejos de aquí…¿Y porque eres rubia? —terminó por preguntar, pues la poca información que sabía de ese sitio es que la mayoría, o para ella eran todas de piel morena y cabello de color oscuro. Pero pensándolo desde una manera lógica, era común su pregunta, debido al poco conocimiento que tenía sobre esa parte del mundo. Ahora era Maina quién le preguntó a ella.
—No, nací en Italia pero desde que deje mi hogar viajo. Me uní a un circo donde aprendí varios trucos, el último país que estuve fue en Alemania… —se detuvo cuando se dio cuenta que se estaba excediendo o en su explicación, callando de manera rápida para que la otra entendiera la respuesta. A esto no pudo evitar reír un poco por ser algo atolondrada. Miró su plato, el hambre volvió a su estomago nuevamente, movió sus ojos hacia Maina, pero le daba algo de vergüenza pedirle otro plato, no quería ser una molestia…
—Em…¿Me podrías pedir otro plato igual? —preguntó con su voz dulce y con la mirada hacia abajo en señal de timidez. Sabía que estaba abusando un poco de la bondad de la rubia, esperaba que Maina no pensara mal de ella. Para sacarse esas ideas de la cabeza habló.
—¿Y porque estás aquí? —ya parecía una niña que era curiosa por todo, pasando por alto la privacidad de la rubia, sin darse cuenta, pero después de todo esa era su forma de ser.
En un momento la rubia respondió a la pregunta que le hizo Cordelia, diciendo que provenía de la India, la niña se quedo pensativa, llevando un dedo a su mentón.
—Es lejos de aquí…¿Y porque eres rubia? —terminó por preguntar, pues la poca información que sabía de ese sitio es que la mayoría, o para ella eran todas de piel morena y cabello de color oscuro. Pero pensándolo desde una manera lógica, era común su pregunta, debido al poco conocimiento que tenía sobre esa parte del mundo. Ahora era Maina quién le preguntó a ella.
—No, nací en Italia pero desde que deje mi hogar viajo. Me uní a un circo donde aprendí varios trucos, el último país que estuve fue en Alemania… —se detuvo cuando se dio cuenta que se estaba excediendo o en su explicación, callando de manera rápida para que la otra entendiera la respuesta. A esto no pudo evitar reír un poco por ser algo atolondrada. Miró su plato, el hambre volvió a su estomago nuevamente, movió sus ojos hacia Maina, pero le daba algo de vergüenza pedirle otro plato, no quería ser una molestia…
—Em…¿Me podrías pedir otro plato igual? —preguntó con su voz dulce y con la mirada hacia abajo en señal de timidez. Sabía que estaba abusando un poco de la bondad de la rubia, esperaba que Maina no pensara mal de ella. Para sacarse esas ideas de la cabeza habló.
—¿Y porque estás aquí? —ya parecía una niña que era curiosa por todo, pasando por alto la privacidad de la rubia, sin darse cuenta, pero después de todo esa era su forma de ser.
Cordelia de Ceto- Nuevo
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Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
No pudo reprimir las risas, aunque en su total obviedad esperaba esa pregunta y aún así no dejo de ser gracioso para Maina, anteriormente en principio le molestaba que cuestionaran porque era rubia, por el contexto y fisonomía tan marcada de los hindúes, ahora que había pasado un tiempo, simplemente le parecía gracioso.
ㅡGenes heredados de mi madre, ella era francesa.ㅡ Como única respuesta a la pregunta de la pequeña, pues no le era muy agradable dar detalles de su familia, recordarles le resultaba doloroso, de aquellas cicatrices que con el paso del tiempo cierran pero no dejan de doler.
Le pareció interesante su relato, ¿qué dura vida habría llevado que acabo en un circo? Ser huérfano si, era algo difícil, y la adopción lo era un sueño muy relativo, si se aplicaba algo de lógica, un circo era como una familia en vía rápida, y pasajera, pero no dejaba de ser familia. Noto la terminación de su oración, y aquellas risas, que podrían ser tomadas para desviar y evitar seguramente alguna pregunta que Cordelia esperara por parte de la rubia, pero eso no sucedió. ㅡVaya un circo, cuéntame de eso.ㅡ Se mostró interesada, y aunque había evitado preguntar acerca de porque dejar la historia a medias, seria algo que mencionaría después de entrar mas en confianza con ella.
Sin dar después, solo asintió, y volvió a llamar al mozo para ordenar otros dos platos más, volviendo a dedicarle una sonrisa fraternal, entendía la situación de la pequeña y jamás se negaría a brindarle comida al prójimo. ㅡMe encargaron una misión, esa es la razón por la que estoy aquí.ㅡ Maina jamás mentía, y aunque no quisiera decir el porque, lo hacia, mordiendo su mejilla interna, no por ocultar a lo que se dedicaba, ser una aspirante, si no porque ello implicaba peligro, y eso no quería ni en mil sueños.
ㅡGenes heredados de mi madre, ella era francesa.ㅡ Como única respuesta a la pregunta de la pequeña, pues no le era muy agradable dar detalles de su familia, recordarles le resultaba doloroso, de aquellas cicatrices que con el paso del tiempo cierran pero no dejan de doler.
Le pareció interesante su relato, ¿qué dura vida habría llevado que acabo en un circo? Ser huérfano si, era algo difícil, y la adopción lo era un sueño muy relativo, si se aplicaba algo de lógica, un circo era como una familia en vía rápida, y pasajera, pero no dejaba de ser familia. Noto la terminación de su oración, y aquellas risas, que podrían ser tomadas para desviar y evitar seguramente alguna pregunta que Cordelia esperara por parte de la rubia, pero eso no sucedió. ㅡVaya un circo, cuéntame de eso.ㅡ Se mostró interesada, y aunque había evitado preguntar acerca de porque dejar la historia a medias, seria algo que mencionaría después de entrar mas en confianza con ella.
Sin dar después, solo asintió, y volvió a llamar al mozo para ordenar otros dos platos más, volviendo a dedicarle una sonrisa fraternal, entendía la situación de la pequeña y jamás se negaría a brindarle comida al prójimo. ㅡMe encargaron una misión, esa es la razón por la que estoy aquí.ㅡ Maina jamás mentía, y aunque no quisiera decir el porque, lo hacia, mordiendo su mejilla interna, no por ocultar a lo que se dedicaba, ser una aspirante, si no porque ello implicaba peligro, y eso no quería ni en mil sueños.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Maina dijo que el rubio de su cabello era un gen por su madre francesa, eso tenía sentido y era suficiente para ella, que se quedó pensativa por unos segundos mirando hacia arriba, para después volver a fijar la vista en la mujer que tenía enfrente. Ya no sentía el ardor del golpe de la piedra en la mejilla, quizá porque estaba haciendo la curación hecha por Maina o porque su mente se enfocaba en llenar su estomago lo más posible. Le gustaba estar con ella, se estaba divirtiendo con la charla de ambas y había olvidado por completo lo sucedido anteriormente. Maina mostró interés en saber más sobre el circo en el que estuvo, se había extendido anteriormente en su charla pero no tenía problemas para contar lo que paso. Hasta que llegará el mozo con el pedido de la pequeña.
—Me fui de casa a los ocho años, en el circo tuve comida y bastantes amigos, además de viajar por el norte de Italia. Vestía ropa muy colorida, me divertía bastante allí — comentaba de manera animada, se detuvo cuando el nuevo plato lleno de pescado y carne llegó, tomo los cubiertos, cortó parte de la carne y llevó el trozo a su boca, masticándolo con rapidez y para poder seguir contando.
—Aprendí acrobacias y a hacer piruetas, durante los actos hacia esos trucos en una línea de alambre, junto con otros. Al principio me costaba y me caía en los colchones pero después de acostumbre a hacerlo — decía mientras se detenía a dar bocanadas a su comida y tomar algo de agua.
—Pero después me fui, cuando… — soltó los cubiertos de repente, no le gustaba hablar de eso pero ya había llegado hasta ese punto.
—Unos ladrones entraron cuando una de las funciones termino, en Alemania, y en un momento de desesperación y miedo los…mate, no sé qué pasó — no se sentía feliz de aquello, después de decirlo se calló y se ocupo de comer lo que quedaba en el plato de una manera más tranquila. Cada tanto miraba por nos momentos a Maina para ver la reacción que tenía al escuchar parte de su historia, teniendo curiosidad cual sería su acción para con la pequeña. Escuchó cuando la rubia dijo que tenía una misión que cumplir en ese lugar, lo que elevó la curiosidad de Cordelia pero no preguntó acerca de que trataba, no quería meterse más en los asuntos de la rubia.
—Me fui de casa a los ocho años, en el circo tuve comida y bastantes amigos, además de viajar por el norte de Italia. Vestía ropa muy colorida, me divertía bastante allí — comentaba de manera animada, se detuvo cuando el nuevo plato lleno de pescado y carne llegó, tomo los cubiertos, cortó parte de la carne y llevó el trozo a su boca, masticándolo con rapidez y para poder seguir contando.
—Aprendí acrobacias y a hacer piruetas, durante los actos hacia esos trucos en una línea de alambre, junto con otros. Al principio me costaba y me caía en los colchones pero después de acostumbre a hacerlo — decía mientras se detenía a dar bocanadas a su comida y tomar algo de agua.
—Pero después me fui, cuando… — soltó los cubiertos de repente, no le gustaba hablar de eso pero ya había llegado hasta ese punto.
—Unos ladrones entraron cuando una de las funciones termino, en Alemania, y en un momento de desesperación y miedo los…mate, no sé qué pasó — no se sentía feliz de aquello, después de decirlo se calló y se ocupo de comer lo que quedaba en el plato de una manera más tranquila. Cada tanto miraba por nos momentos a Maina para ver la reacción que tenía al escuchar parte de su historia, teniendo curiosidad cual sería su acción para con la pequeña. Escuchó cuando la rubia dijo que tenía una misión que cumplir en ese lugar, lo que elevó la curiosidad de Cordelia pero no preguntó acerca de que trataba, no quería meterse más en los asuntos de la rubia.
Cordelia de Ceto- Nuevo
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Fecha de inscripción : 06/11/2014
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Prefería mantenerse en silencio, degustando de lo poco que había quedado de su comida, pues de una manera encontraba interesante lo relatado por la menor, como cualquier huérfano, tenían historias que de cierto modo a veces eran muy tristes, otras con un trasfondo tal vez menos deplorable de lo que podría pensarse.
Ladeo el rostro, como mera respuesta al hecho que le estaba poniendo atención, tomando nota de cada uno de los gestos y la manera en que se expresaba de su vida en el circo, seguramente no habría sido tan mala, y el hecho de haber aprendido, una de las cosas que seguramente disfrutó de su estadía allí.
Bastó con parpadear dos veces, anonadada ante las últimas palabras de la menor. “Los maté.”
No pudo evitar tomar una postura rígida, pese a que su mirada estaba completamente enfocada en la niña, su mente estaba en otro lado, tratando de asimilar lo que le había sido confesado, no pasó más que unos breves segundos para hilar que aquello era lo que unos minutos atrás no había querido delatar, y tal vez por haberle tomado un poco mas de confianza había decidido decirle en ese momento.
Tragó saliva con cierta complejidad, haciendo más de una cavilación en su mente, Maina no era de las que creían que existen las casualidades, tan solo existía lo inevitable, y sin duda alguna aquello era parte de esa filosofía. Se mordió la mejilla interior, pues la misión que tenía trataba de dar con el paradero del asesino de esos ladrones, pues no había sido por algo mundano, como un arma blanca o corto punzante, si no por lo que en su mundo se conoce como cosmos energía; ¿pero cómo había pasado ello? ¿Cómo no había logrado identificar el cosmos de esa niña?
Frunció el entrecejo, irritada mas que nada consigo misma por haberse dejado debilitar en algo así, perder el hilo de su finalidad para con Grecia, mas por otro lado, una vez que llegó allí y se encontró con Cordelia, la chispa débil de cosmos se había debilitado, ¿sería que la misma niña ni siquiera era consciente de ello y es por eso que había tanta desvarío en su cosmos? Podría ser una teoría, pero tal vez sus emociones tendrían que ver con ello, si en un momento Maina lo sintió cerca fue al momento de la menor ser atacada, y una vez que esta se tranquilizo y la amazona de Virgo dejó de lado su rastreo, no hubo más atisbo de cosmos.
Fuera cierto o no, Maina de igual manera no podría mentirle a la niña, y mucho menos excusarse ante las expresiones simultáneas tras escucharla, pues ahora la rubia, seria quien estuviese expectante ante la reacción de Cordelia a lo que posteriormente iba a decirle.
ㅡNo puedo mentirte Cordelia. ¿Recuerdas mencioné que vine aquí por una misión? Verás...ㅡ Pausó brevemente, dejando suavizar su mirada hacia la menor, buscando no asustarle. ㅡMe enviaron a Alemania a investigar ese asesinato y quien había sido si causante, pues su muerte no databa en lo ‘normal’ si se le puede decir, ello dejó un rastro, un que me trajo hasta aquí, Grecia, y ese rastro desapareció cuando me tope contigo. Quiero que sepas que no te pasara nada, ni te haré nada malo, te lo prometí, solo, cuéntame con detalle, que fue lo que paso, por favor.ㅡ Curveo su entrecejo en una expresión un tanto preocupada, queriendo entender la situación de aquella pequeña con una carga así sobre sus hombros.
Ladeo el rostro, como mera respuesta al hecho que le estaba poniendo atención, tomando nota de cada uno de los gestos y la manera en que se expresaba de su vida en el circo, seguramente no habría sido tan mala, y el hecho de haber aprendido, una de las cosas que seguramente disfrutó de su estadía allí.
Bastó con parpadear dos veces, anonadada ante las últimas palabras de la menor. “Los maté.”
No pudo evitar tomar una postura rígida, pese a que su mirada estaba completamente enfocada en la niña, su mente estaba en otro lado, tratando de asimilar lo que le había sido confesado, no pasó más que unos breves segundos para hilar que aquello era lo que unos minutos atrás no había querido delatar, y tal vez por haberle tomado un poco mas de confianza había decidido decirle en ese momento.
Tragó saliva con cierta complejidad, haciendo más de una cavilación en su mente, Maina no era de las que creían que existen las casualidades, tan solo existía lo inevitable, y sin duda alguna aquello era parte de esa filosofía. Se mordió la mejilla interior, pues la misión que tenía trataba de dar con el paradero del asesino de esos ladrones, pues no había sido por algo mundano, como un arma blanca o corto punzante, si no por lo que en su mundo se conoce como cosmos energía; ¿pero cómo había pasado ello? ¿Cómo no había logrado identificar el cosmos de esa niña?
Frunció el entrecejo, irritada mas que nada consigo misma por haberse dejado debilitar en algo así, perder el hilo de su finalidad para con Grecia, mas por otro lado, una vez que llegó allí y se encontró con Cordelia, la chispa débil de cosmos se había debilitado, ¿sería que la misma niña ni siquiera era consciente de ello y es por eso que había tanta desvarío en su cosmos? Podría ser una teoría, pero tal vez sus emociones tendrían que ver con ello, si en un momento Maina lo sintió cerca fue al momento de la menor ser atacada, y una vez que esta se tranquilizo y la amazona de Virgo dejó de lado su rastreo, no hubo más atisbo de cosmos.
Fuera cierto o no, Maina de igual manera no podría mentirle a la niña, y mucho menos excusarse ante las expresiones simultáneas tras escucharla, pues ahora la rubia, seria quien estuviese expectante ante la reacción de Cordelia a lo que posteriormente iba a decirle.
ㅡNo puedo mentirte Cordelia. ¿Recuerdas mencioné que vine aquí por una misión? Verás...ㅡ Pausó brevemente, dejando suavizar su mirada hacia la menor, buscando no asustarle. ㅡMe enviaron a Alemania a investigar ese asesinato y quien había sido si causante, pues su muerte no databa en lo ‘normal’ si se le puede decir, ello dejó un rastro, un que me trajo hasta aquí, Grecia, y ese rastro desapareció cuando me tope contigo. Quiero que sepas que no te pasara nada, ni te haré nada malo, te lo prometí, solo, cuéntame con detalle, que fue lo que paso, por favor.ㅡ Curveo su entrecejo en una expresión un tanto preocupada, queriendo entender la situación de aquella pequeña con una carga así sobre sus hombros.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
Cordelia había dejado de comer del plato, todavía quedaba algo de carne y pescado pero después de haber contado lo que le sucedió en Alemania años atrás le saco el apetito, si eso era posible. Golpeaba su lado de la mesa con la yema de los dedos de forma repetitiva, como si estuviera impaciente o mejor dicho nerviosa. La situación entre las dos se volvió silencio y era eso lo que ponía nerviosa a la pequeña, que a cada momento corría un mechón de pelo que caía por su frente. Se quedó observando a la rubia que parecía perdida en sus pensamientos de manera profunda, no podía evitar mirar las muecas que hacía con el rostro.
—¿Sucede algo hermana? — preguntó finalmente con voz tenue y algo temblorosa, pues quería escuchar al menos la voz de la rubia de que no sucedía nada. Desde que le contó sobre lo sucedido la última vez que estuvo en el circo, ella se quedó callada pensando. En ese momento sintió una palpitación en su pecho, lo que provoco que llevara una mano al sitio donde sintió tal cosa. Era la misma sensación que cuando mató a los ladrones, solo que las palpitaciones eran más aceleradas, trago saliva con fuerza tratando de alejar esos pensamientos que no eran propios de ella.
Entonces escuchó la voz de Maina y elevó su vista, que estaba observando a un sitio vacio. Alzo una ceja mostrando confusión ante lo que decía la rubia, al mismo tiempo que su mente se llenaba de muchas preguntas.
La pequeña podía notar que Maina quería mantener la calma en ella pero la situación era distinta desde su lado, era una niña acusada de ser asesina, comenzaba a tener miedo. Se levantó de súbito dejando caer la silla hacia atrás. Otra vez esa palpitación en su pecho, más fuerte que la última vez.
—Aléjate — decía una voz en su interior, muy en el interior. Se tomó la cabeza debido a una fuerte puntada.
—Ouch — mencionó, pues el dolor iba en aumento a cada segundo que pasaba. El miedo se apodero de ella, preguntándose qué pasaría, si tuviera un castigo por lo hecho. Salió corriendo de aquel restaurante sin reparar en nada. Pero no llegó muy lejos, una energía oscura empezó a brotar de su cuerpo, la estrella maligna comenzaba a mostrar signos pero volvió a apagarse de manera súbita, provocando que la pequeña Cordelia cayera al suelo de tierra sin más…[/color]
—¿Sucede algo hermana? — preguntó finalmente con voz tenue y algo temblorosa, pues quería escuchar al menos la voz de la rubia de que no sucedía nada. Desde que le contó sobre lo sucedido la última vez que estuvo en el circo, ella se quedó callada pensando. En ese momento sintió una palpitación en su pecho, lo que provoco que llevara una mano al sitio donde sintió tal cosa. Era la misma sensación que cuando mató a los ladrones, solo que las palpitaciones eran más aceleradas, trago saliva con fuerza tratando de alejar esos pensamientos que no eran propios de ella.
Entonces escuchó la voz de Maina y elevó su vista, que estaba observando a un sitio vacio. Alzo una ceja mostrando confusión ante lo que decía la rubia, al mismo tiempo que su mente se llenaba de muchas preguntas.
La pequeña podía notar que Maina quería mantener la calma en ella pero la situación era distinta desde su lado, era una niña acusada de ser asesina, comenzaba a tener miedo. Se levantó de súbito dejando caer la silla hacia atrás. Otra vez esa palpitación en su pecho, más fuerte que la última vez.
—Aléjate — decía una voz en su interior, muy en el interior. Se tomó la cabeza debido a una fuerte puntada.
—Ouch — mencionó, pues el dolor iba en aumento a cada segundo que pasaba. El miedo se apodero de ella, preguntándose qué pasaría, si tuviera un castigo por lo hecho. Salió corriendo de aquel restaurante sin reparar en nada. Pero no llegó muy lejos, una energía oscura empezó a brotar de su cuerpo, la estrella maligna comenzaba a mostrar signos pero volvió a apagarse de manera súbita, provocando que la pequeña Cordelia cayera al suelo de tierra sin más…[/color]
Cordelia de Ceto- Nuevo
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Re: Antes de ser un espectro, una niña [Pasado/Grecia - Maina]
“Esto no esta bien. Diantres, no esta nada bien. Oh Buda, ilumíname...”
No esperaba una respuesta positiva, muy en su interior sabia que iba a ser lo contrario, y aún así, confió que todo iría de buena manera y lo tomaría con calma, pero no, y no podía negar Maina que eso le había puesto los nervios de punta, trago saliva con suma dificultad, estaba fuera de sus experiencias, y aún así, ese sentimiento protector podía más que todo sentimiento de no poder manejar la situación.
Al verle salir corriendo, por breves segundos se detuvo, aparte de la estupefacción ese cosmos que había estado siguiendo estuvo en breves momentos, y si debía ser sincera, no le agradaba, para nada. Sin pensarlo un segundo mas, salió de aquel lugar, apenas aventando el dinero para dejar pagará la cuenta, una actitud muy poco apropiada de ella, pero mas era la alerta por el peligro que sentía acechaba a la pequeña Cordelia que ponerse a reparar en sus modales.
ㅡ¡Cordelia!ㅡ
Con su vista mirando de arriba a abajo, a todo derredor, buscaba a la niña, mordiéndose el labio inferior de la impotencia de haberle perdido el rastro, tanta incompetencia debería ser castigada, aun no estaba lista ni siquiera para decirse una aspirante. Se odió así misma, pero no eran momentos, debería continuar en la búsqueda y seguimiento de aquella energía que le daba mal sentimiento a la fémina rubia.
Y de un momento a otro dejó de sentir la dichosa energía, como si de un interruptor de luz se tratase, que se había apagado sin más; continuó caminando, ignorando el cansancio y la desesperación, hasta alarmarse al ver unas cuantas personas juntadas en una especie de semi circulo, hasta alcanzarles y ver el cuerpo tendido de Cordelia, con miedo de que estuviera inconsciente o que algo le hubiese pasado, se agazapó sin temor alguno a un lado de ella, no sin antes dedicarles una seria mirada a todas aquellas personas cotillas y sin buenas intenciones a que se alejaran de allí. ㅡNee imoto, ¿estas bien? Calma, estoy aquí, no va a pasar nada malo.ㅡ La envolvió entre sus brazos, no por evitar que nuevamente saliera corriendo, si ella lo deseaba, alejarse, Maina no se lo prohibiría, más aquel abrazo era de manera protector, tal cual como una hermana mayor preocupada de su pequeña hermana, de su salud e integridad, cuidando de que estuviese bien y culpándose así misma de su estado por sus palabras tan abruptas y sin toque de delicadeza. Con sumo cuidado, como si de una muñeca de vidrio trataste, acaricio con suavidad su cabello, transmitiéndole ese sin fin de sentimientos protectores, porque ello no podía evitarlo, pasara lo que pasara. Tal vez muchos dirían que seria tonto o ilógico tomarle cariño a alguien en tan breve momento de conocerle, sin embargo, la hindú no pensaba de esa manera, no era necesario tener un lazo tan amplio con alguien por conocerle durante largo tiempo.
No esperaba una respuesta positiva, muy en su interior sabia que iba a ser lo contrario, y aún así, confió que todo iría de buena manera y lo tomaría con calma, pero no, y no podía negar Maina que eso le había puesto los nervios de punta, trago saliva con suma dificultad, estaba fuera de sus experiencias, y aún así, ese sentimiento protector podía más que todo sentimiento de no poder manejar la situación.
Al verle salir corriendo, por breves segundos se detuvo, aparte de la estupefacción ese cosmos que había estado siguiendo estuvo en breves momentos, y si debía ser sincera, no le agradaba, para nada. Sin pensarlo un segundo mas, salió de aquel lugar, apenas aventando el dinero para dejar pagará la cuenta, una actitud muy poco apropiada de ella, pero mas era la alerta por el peligro que sentía acechaba a la pequeña Cordelia que ponerse a reparar en sus modales.
ㅡ¡Cordelia!ㅡ
Con su vista mirando de arriba a abajo, a todo derredor, buscaba a la niña, mordiéndose el labio inferior de la impotencia de haberle perdido el rastro, tanta incompetencia debería ser castigada, aun no estaba lista ni siquiera para decirse una aspirante. Se odió así misma, pero no eran momentos, debería continuar en la búsqueda y seguimiento de aquella energía que le daba mal sentimiento a la fémina rubia.
Y de un momento a otro dejó de sentir la dichosa energía, como si de un interruptor de luz se tratase, que se había apagado sin más; continuó caminando, ignorando el cansancio y la desesperación, hasta alarmarse al ver unas cuantas personas juntadas en una especie de semi circulo, hasta alcanzarles y ver el cuerpo tendido de Cordelia, con miedo de que estuviera inconsciente o que algo le hubiese pasado, se agazapó sin temor alguno a un lado de ella, no sin antes dedicarles una seria mirada a todas aquellas personas cotillas y sin buenas intenciones a que se alejaran de allí. ㅡNee imoto, ¿estas bien? Calma, estoy aquí, no va a pasar nada malo.ㅡ La envolvió entre sus brazos, no por evitar que nuevamente saliera corriendo, si ella lo deseaba, alejarse, Maina no se lo prohibiría, más aquel abrazo era de manera protector, tal cual como una hermana mayor preocupada de su pequeña hermana, de su salud e integridad, cuidando de que estuviese bien y culpándose así misma de su estado por sus palabras tan abruptas y sin toque de delicadeza. Con sumo cuidado, como si de una muñeca de vidrio trataste, acaricio con suavidad su cabello, transmitiéndole ese sin fin de sentimientos protectores, porque ello no podía evitarlo, pasara lo que pasara. Tal vez muchos dirían que seria tonto o ilógico tomarle cariño a alguien en tan breve momento de conocerle, sin embargo, la hindú no pensaba de esa manera, no era necesario tener un lazo tan amplio con alguien por conocerle durante largo tiempo.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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