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El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
4 participantes
El ultimo cosmos :: :: Otros sitios :: Europa
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El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
¿Cómo había llegado a donde estaba? Se encontraba en Atenas en compañía de otros Santos para cumplir una misión, todo fue una sucesión de hechos rápidos. Todavía no se cumplía ni dos días desde que había llegado al Santuario hace algunas horas y hablar con Tatenashi, un General Marino de Poseidon y ahora aliada, algo que sorprendió de manera a la rubia. Al poco tiempo, le habían avisado que un Santo Dorado buscaba ayuda, por lo que Izayoi sin tener nada que hacer en ese momento se dispuso a ayudar, como buena Amazona de rango bajo, después de todo para eso había llegado al Santuario. Se presentó en aquel sitio y con la espera, otros más llegaron, una Amazona de su mismo rango arribo, y otros dos Santos de Oro eran sus superiores en aquella misión. Sin mucho más, fueron hacia el sitio indicado.
Algo de una anomalía inusual estaba sucediendo en Atenas, y debería ser de tan magnitud para que ellos cuatro fueran enviados a ver que sucedía. Al llegar a la ciudad de Atenas, se veía todo desolado, no había nadie en las calles pero sí autos, postes de luz y algunas casas muy destrozadas.
—Que extraño… —mencionó en voz alta la rubia, por no ver a nadie. —¿Será por aquí? —preguntó esta vez a sus acompañantes, ya que ellos tenían más información que ella, mientras seguía avanzando. En medio del silencio algo se hizo escuchar, como las pisadas características de un caballo en las cercanías. —Allí —avisó Izayoi al ver a un…si era como pensaba, un centauro a unos tres metros de donde estaban ellos. No podía creer lo que veía pero aun así mantuvo la sorpresa al mínimo, para poder enfocarse en lo que era importante, aunque se preguntaba como algo así aparecería. Rápidamente otros dos más llegaron por el otro lado del grupo, rodeándolos, con sus patas de caballo galoparon furiosos para arremeter contra ellos.
Algo de una anomalía inusual estaba sucediendo en Atenas, y debería ser de tan magnitud para que ellos cuatro fueran enviados a ver que sucedía. Al llegar a la ciudad de Atenas, se veía todo desolado, no había nadie en las calles pero sí autos, postes de luz y algunas casas muy destrozadas.
—Que extraño… —mencionó en voz alta la rubia, por no ver a nadie. —¿Será por aquí? —preguntó esta vez a sus acompañantes, ya que ellos tenían más información que ella, mientras seguía avanzando. En medio del silencio algo se hizo escuchar, como las pisadas características de un caballo en las cercanías. —Allí —avisó Izayoi al ver a un…si era como pensaba, un centauro a unos tres metros de donde estaban ellos. No podía creer lo que veía pero aun así mantuvo la sorpresa al mínimo, para poder enfocarse en lo que era importante, aunque se preguntaba como algo así aparecería. Rápidamente otros dos más llegaron por el otro lado del grupo, rodeándolos, con sus patas de caballo galoparon furiosos para arremeter contra ellos.
Izayoi de Eridano- Santo de Bronce
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 01/03/2015
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
Muchas cosas habían pasado en su vida todas le habían dado un duro golpe en la vida pero de cada una de ellas había aprendido, bien se dice que todos tienen derecho de caer, pero pocos el valor de levantarse y actuar, ella aunque pudiera parecer frágil, inútil y cobarde , había demostrado una y otra ves lo fuerte que podía llegar a ser aun sin blandir la bandera de la agresividad, esto a su ves puede sonar repetitivo pero al fin de cuentas es su naturaleza como portadora de la armadura de Andromeda, una joven guiada bajo el signo de Virgo la cual parece ir siempre por la misma senda.
Tenia poco conocimiento de lo que estaba sucediendo, estaba mas implicada a solucionar los problemas de su vida emocionales y físicos, había dejado de lado su principal objetivo lo que la obligo a enfocarse de nuevo a sus labores formo santa de Atenea, la amenaza estaba a la puerta de la casa; una gran estructura había aparecido sobre volando el santuario, pocos eran los que habían realizado exploración, pero varios habían sido mandados a cumplir ciertas misiones que parecían ser en consecuencia a lo que estaba sucediendo , ella no se hizo esperar siendo llamada por el santo dorado de cancer, ella de alguna manera parecía resentida por el ultimo encuentro con el santo antes mencionado, la razón principal de haber aceptado dicha misión no solo era por ser mandato de un alto rango si no que quería demostrar que no era aquella jovencita a la cual había conocido en Asgard, que a pesar de lo que dijera el y pensara lo que pensara era apta para portar esa armadura que con bastante sacrificio había ganado.
No iba sola, una santa de plata le acompañaba, y dos dorados también si bien aquella ciudad parecía desolada, la mirada dorada de ella recorría con cautela el lugar, sus cadenas se comenzaban a agitar un poco por ende en reacción elevo su cosmos, podía sentirse su energía emanar aunque no de manera agresiva si no al contrario.
-estoy segura que este es el lugar, pero esta demasiado tranquilo, algo peculiarmente inusual y ellas lo saben-respondió a Izayoi refiriéndose a su ves a sus cadenas
No haciendo esperar mas un el sonido de unos cascos golpeando la piedra del suelo que adornaba el lugar se acercaba a ellos, a unos tres metros aperecio ante sus ojos una figura mitad caballo mitad humano; la expresion de sorpresa no cabia en ella , el miedo se hizo presente ante lo desconocido; jamas se hubiera imaginado que algo así existiera y mucho menos que tendría no solo a uno si no que a una estampida que comenzaba a correr frenéticamente hacia donde se encontraban los guerreros, sus cadenas fuerin la que le sacaron de el pequeño shock al que habia entrado, se debia actuar rapido o al menos detener el ataque, aunque no era participe activa de la violencia bien parecia ameritar esta vez una defensa para proteger a sus compañeros.
-onda relámpago!!!!- se le escucho gritar
Su ataque consistía en lanzar al rival su cadena con el extremo triangular de su brazo derecho para que esta localizara la amenaza, la cadena se lanzaría en forma de zig-zag, como un rayo en forma de ola que desprende relámpagos de ahí el nombre tan peculiar con el que ella bautizo su ataque causaría un gran daño si llegase a ser tocado por estas, mas no fue el caso esta vez, solo pretendia ahuyentarlos o en su defecto parar la embestida con la que serian atacados .
Tenia poco conocimiento de lo que estaba sucediendo, estaba mas implicada a solucionar los problemas de su vida emocionales y físicos, había dejado de lado su principal objetivo lo que la obligo a enfocarse de nuevo a sus labores formo santa de Atenea, la amenaza estaba a la puerta de la casa; una gran estructura había aparecido sobre volando el santuario, pocos eran los que habían realizado exploración, pero varios habían sido mandados a cumplir ciertas misiones que parecían ser en consecuencia a lo que estaba sucediendo , ella no se hizo esperar siendo llamada por el santo dorado de cancer, ella de alguna manera parecía resentida por el ultimo encuentro con el santo antes mencionado, la razón principal de haber aceptado dicha misión no solo era por ser mandato de un alto rango si no que quería demostrar que no era aquella jovencita a la cual había conocido en Asgard, que a pesar de lo que dijera el y pensara lo que pensara era apta para portar esa armadura que con bastante sacrificio había ganado.
No iba sola, una santa de plata le acompañaba, y dos dorados también si bien aquella ciudad parecía desolada, la mirada dorada de ella recorría con cautela el lugar, sus cadenas se comenzaban a agitar un poco por ende en reacción elevo su cosmos, podía sentirse su energía emanar aunque no de manera agresiva si no al contrario.
-estoy segura que este es el lugar, pero esta demasiado tranquilo, algo peculiarmente inusual y ellas lo saben-respondió a Izayoi refiriéndose a su ves a sus cadenas
No haciendo esperar mas un el sonido de unos cascos golpeando la piedra del suelo que adornaba el lugar se acercaba a ellos, a unos tres metros aperecio ante sus ojos una figura mitad caballo mitad humano; la expresion de sorpresa no cabia en ella , el miedo se hizo presente ante lo desconocido; jamas se hubiera imaginado que algo así existiera y mucho menos que tendría no solo a uno si no que a una estampida que comenzaba a correr frenéticamente hacia donde se encontraban los guerreros, sus cadenas fuerin la que le sacaron de el pequeño shock al que habia entrado, se debia actuar rapido o al menos detener el ataque, aunque no era participe activa de la violencia bien parecia ameritar esta vez una defensa para proteger a sus compañeros.
-onda relámpago!!!!- se le escucho gritar
Su ataque consistía en lanzar al rival su cadena con el extremo triangular de su brazo derecho para que esta localizara la amenaza, la cadena se lanzaría en forma de zig-zag, como un rayo en forma de ola que desprende relámpagos de ahí el nombre tan peculiar con el que ella bautizo su ataque causaría un gran daño si llegase a ser tocado por estas, mas no fue el caso esta vez, solo pretendia ahuyentarlos o en su defecto parar la embestida con la que serian atacados .
Ainhoa de Andromeda- Santo de Bronce
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
«..Así que este es el mundo que se la otorgado a los mortales... No está nada mal, creo que mis hermanos y yo podemos disfrutar nuestra estancia aquí... mas sin embargo, veo que aún hay muchas cosas que corregir..»
«..Pero no hay bien que esfuerzo no conlleve de todas formas..»
En la esplendorosa ciudad de Atenas, monumento a la Diosa de aquel nombre, ocurrían sucesos sumamente inexplicables para cualquier persona que no conociera el panorama actual de la lucha entre las fuerzas de Atenea y Poseidón contra los titanes. Uno de ellos era desde luego la aparición de una horda de centuaros que aterraban a los ciudadanos de aquel poblado estableciendo su dominio sobre aquella tierra. El tiempo los había dejado en el olvido, pero ahora que estaban de vuelta ¿Por que permitir su extinción de nuevo? Desde luego lucharían para cambiar ese trágico capítulo en su historia. Pero mientras esas criaturas causaban confusión y ruina, un misterioso individuo vistiendo una portentosa armadura que le cubría de pies hasta el cuello, miraba con desdén una enorme estatua de la Diosa que tanto se aclama en dicha locación.
«..Olímpicos desgraciados. Han hecho de estos seres de arcilla meras diversiones para sus egos, marionetas obligadas a servirles y alabarles o de lo contrario habrán de castigarles con inombrables calamidades. Pero a los únicos a los que estas criaturas deben servir, son a los titanes, los verdaderos dueños del mundo. Nos han arrebatado lo que es nuestro por derecho, pero ¡habremos de reclamarlo!..»
Pensando solamente y sin decir palabra alguna, la mirada de aquel sujeto se llenaba de más y más rencor. En sus manos subitamente, un haz de luz se hizo visible, que justo en cuanto desapareció, dio lugar a una enorme espada que ahora se posaba en su diestra. Volvió a mirar fijamente aquella estatua e hizo un rápido movimiento con la mano que cargaba la espada, tan veloz que ni siquiera parecía que había hecho algo. Posteriormente se dio la vuelta y se fue.
«..El legado de aquellos dioses embusteros debe desaparecer. Es nuestra era la que dejará un nuevo legado..»
Concluyó para luego dirigirse pacientemente hacia donde había sentido algunas presencias con más fuerza que la del humano ordinario, pretendiendo supervisar si los centauros serían capaces de acabar con ellos o si tendría que intervenir. Paso tranquilo y sereno, dejando atrás aquel demolido monumento que tanto había irritado su vista.
«..Pero no hay bien que esfuerzo no conlleve de todas formas..»
-MUSICA-
En la esplendorosa ciudad de Atenas, monumento a la Diosa de aquel nombre, ocurrían sucesos sumamente inexplicables para cualquier persona que no conociera el panorama actual de la lucha entre las fuerzas de Atenea y Poseidón contra los titanes. Uno de ellos era desde luego la aparición de una horda de centuaros que aterraban a los ciudadanos de aquel poblado estableciendo su dominio sobre aquella tierra. El tiempo los había dejado en el olvido, pero ahora que estaban de vuelta ¿Por que permitir su extinción de nuevo? Desde luego lucharían para cambiar ese trágico capítulo en su historia. Pero mientras esas criaturas causaban confusión y ruina, un misterioso individuo vistiendo una portentosa armadura que le cubría de pies hasta el cuello, miraba con desdén una enorme estatua de la Diosa que tanto se aclama en dicha locación.
«..Olímpicos desgraciados. Han hecho de estos seres de arcilla meras diversiones para sus egos, marionetas obligadas a servirles y alabarles o de lo contrario habrán de castigarles con inombrables calamidades. Pero a los únicos a los que estas criaturas deben servir, son a los titanes, los verdaderos dueños del mundo. Nos han arrebatado lo que es nuestro por derecho, pero ¡habremos de reclamarlo!..»
Pensando solamente y sin decir palabra alguna, la mirada de aquel sujeto se llenaba de más y más rencor. En sus manos subitamente, un haz de luz se hizo visible, que justo en cuanto desapareció, dio lugar a una enorme espada que ahora se posaba en su diestra. Volvió a mirar fijamente aquella estatua e hizo un rápido movimiento con la mano que cargaba la espada, tan veloz que ni siquiera parecía que había hecho algo. Posteriormente se dio la vuelta y se fue.
«..El legado de aquellos dioses embusteros debe desaparecer. Es nuestra era la que dejará un nuevo legado..»
Concluyó para luego dirigirse pacientemente hacia donde había sentido algunas presencias con más fuerza que la del humano ordinario, pretendiendo supervisar si los centauros serían capaces de acabar con ellos o si tendría que intervenir. Paso tranquilo y sereno, dejando atrás aquel demolido monumento que tanto había irritado su vista.
Hyperion de Ébano- Titanes
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/03/2015
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
¿Ataque en Athenas? no era que realmente interesase al dorado un acto como aquel, pero sabía que todo venía a raíz de los titanes por lo que se ofreció como voluntario para ir hasta aquel sitio, con tal de toparse con alguno de esos seres tan poderosos, pues amenazaban a la dios Atenea algo que molestaba a Cáncer y no podía ocultarlo, sabía que no podía ir solo pues si bien se consideraba poderoso tampoco era tonto y no buscaría la muerte de esa manera así que al ver a un soldado raso en el santuario le ordenó buscar a la señorita Ainhoa, después de todo aún debía probar de que estaba hecha y no había conseguido verla en acción, por lo que se había enterado otro dorado les acompañaría en la misión, pero este parecía no haberse hecho presente aún o a menos que estuviese oculto, otra chica se presentó como voluntaria algo que llamó la atención de "Muerte" quién solo asintió al verle con tal grado de convicción por defender a su diosa, algo que no podía obviar y al arribar Ainhoa ordenó ponerse en marcha aún sin saber que sería del otro dorado que se supone les acompañaría en la misión o si bien serían únicamente ellos tres o si algún marino se sumaría a su causa.
- Si mueren deben saber que usaré sus cuerpos para decorar el templo de cáncer... -
Se dirigió a las dos chicas con las que arribaba a Athenas era frío y directo como siempre, características que quizás nunca cambiaría, cuando llegaron al lugar pudo notar las cadenas de Ainhoa moverse sabía que el peligro estaba cerca y también lo podía sentir, andrómeda dijo algunas palabras que "Muerte" ignoró pero era algo sin importancia pues no iban dirigidas hacia él, el dorado elevó un poco su cosmos estando atento a todo, Izayoi dio la voz de alarma "Muerte" sonrió levemente al ver a aquel centauro no creía que fuese verdad que criaturas tan antiguas y que solo en leyendas se escuchaban pudiesen hacer aparición en un momento como ese, aparecieron algunos más y parecían venir en estampida desde adelante alrededor de 6 o 7 centauros, a los que Ainhoa intentaría ahuyentar o por lo menos detener, la presencia de dos más que llegaban desde atrás alertó al santo de Cáncer quién se volteó de inmediato al ver como aquellos "atacados" por Ainhoa se detuvieron.
- Bien hecho niña, pero no lograrás nada si no los atacas -
Al centrar su mirada en los otros dos centauros los cuales al parecer solo buscaban acorralar a los héroes pudo notar como una estatua de la diosa Atenea se situaba un poco a su derecha, el amor por su diosa le haría luchar con todo por lo que comenzó a elevar un poco más su cosmos pero algo le hizo detenerse, un frío recorrió su cuerpo, volteó su mirada a la estatua parecía intacta pero eso cambiaría solo un segundo después, se vería como la cabeza de aquella estatua caería, el corte era hecho a la perfección sin duda con algún arma filosa, la ira de "Muerte Lenta" no se hizo esperar dio un grito y su cosmos oscuro y siniestro comenzó a expandirse arremetió en contra de aquellos centauros a los que tenía en frente, rodeó a uno hasta montarlo, tomó su quijada con una mano y la parte posterior de su cabeza con la otra, le desnucó en un segundo luego saltó y con gran velocidad fue hasta el segundo, con todo el cosmos posible en su mano derecha atravesó el grueso cuero de piel que poseía aquel centauro y sacó su corazón, su comsos disminuyó lentamente y comenzó a dirigirse hacia la estatua, no sabía que harían las chicas pero ya no era algo que le preocupase, ahora solo el causante de la destrucción de la estatua que simbolizaba a su diosa era lo que le interesaba, siguió caminando con el corazón del centauro en su mano...
"Quien ose ofender a Atenea, ofenderá a Cáncer y quien ofenda a Cáncer encontrará la muerte"
siguió su camino hasta mirar una silueta acercase, por el poder que emanaba aún sin estar en acción supo que era un titán, al aclararse la figura de dicho personaje lo confirmó...
- Así que... has sido tú -
estripó el corazón y la sangre ccomenzó a chorrear e inundar en su mano, su armadura dorada ahora estaba llena del color rojo de la sangre misma, su cosmos se elevó de nuevo y encaró a aquel sujeto que estaba frente a él...
- Será una pena tener que acabar con los titanes tan pronto, pero es algo que tu te has buscado -
- Si mueren deben saber que usaré sus cuerpos para decorar el templo de cáncer... -
Se dirigió a las dos chicas con las que arribaba a Athenas era frío y directo como siempre, características que quizás nunca cambiaría, cuando llegaron al lugar pudo notar las cadenas de Ainhoa moverse sabía que el peligro estaba cerca y también lo podía sentir, andrómeda dijo algunas palabras que "Muerte" ignoró pero era algo sin importancia pues no iban dirigidas hacia él, el dorado elevó un poco su cosmos estando atento a todo, Izayoi dio la voz de alarma "Muerte" sonrió levemente al ver a aquel centauro no creía que fuese verdad que criaturas tan antiguas y que solo en leyendas se escuchaban pudiesen hacer aparición en un momento como ese, aparecieron algunos más y parecían venir en estampida desde adelante alrededor de 6 o 7 centauros, a los que Ainhoa intentaría ahuyentar o por lo menos detener, la presencia de dos más que llegaban desde atrás alertó al santo de Cáncer quién se volteó de inmediato al ver como aquellos "atacados" por Ainhoa se detuvieron.
- Bien hecho niña, pero no lograrás nada si no los atacas -
Al centrar su mirada en los otros dos centauros los cuales al parecer solo buscaban acorralar a los héroes pudo notar como una estatua de la diosa Atenea se situaba un poco a su derecha, el amor por su diosa le haría luchar con todo por lo que comenzó a elevar un poco más su cosmos pero algo le hizo detenerse, un frío recorrió su cuerpo, volteó su mirada a la estatua parecía intacta pero eso cambiaría solo un segundo después, se vería como la cabeza de aquella estatua caería, el corte era hecho a la perfección sin duda con algún arma filosa, la ira de "Muerte Lenta" no se hizo esperar dio un grito y su cosmos oscuro y siniestro comenzó a expandirse arremetió en contra de aquellos centauros a los que tenía en frente, rodeó a uno hasta montarlo, tomó su quijada con una mano y la parte posterior de su cabeza con la otra, le desnucó en un segundo luego saltó y con gran velocidad fue hasta el segundo, con todo el cosmos posible en su mano derecha atravesó el grueso cuero de piel que poseía aquel centauro y sacó su corazón, su comsos disminuyó lentamente y comenzó a dirigirse hacia la estatua, no sabía que harían las chicas pero ya no era algo que le preocupase, ahora solo el causante de la destrucción de la estatua que simbolizaba a su diosa era lo que le interesaba, siguió caminando con el corazón del centauro en su mano...
"Quien ose ofender a Atenea, ofenderá a Cáncer y quien ofenda a Cáncer encontrará la muerte"
siguió su camino hasta mirar una silueta acercase, por el poder que emanaba aún sin estar en acción supo que era un titán, al aclararse la figura de dicho personaje lo confirmó...
- Así que... has sido tú -
estripó el corazón y la sangre ccomenzó a chorrear e inundar en su mano, su armadura dorada ahora estaba llena del color rojo de la sangre misma, su cosmos se elevó de nuevo y encaró a aquel sujeto que estaba frente a él...
- Será una pena tener que acabar con los titanes tan pronto, pero es algo que tu te has buscado -
"Muerte lenta"- Santo de Oro
- Mensajes : 116
Fecha de inscripción : 09/02/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
- NOTA:
- Debido a que ni Izayoi ni Ainhoa han respondido y para no retrasar más el tema, voy a continuar con el rol (Además que me dijeron que el mismo Muerte Lenta quería que continuara si me era posible). Siendo así, he de proseguir y que los demás participantes se integren cuando les sea posible.
-Saludos mortal.
Fue la respuesta del decapitador de estatuas, respondiendo de una forma tan serena e imperturbable ante su acto o el cosmos de aquel que lo había atestiguado. Posiblemente cualquier otra persona que viera al santo de Cáncer con esa mirada asesina y sus manos bañadas en la sangre de una criatura mitológica sería invadida por un profundo temor que le recorrería de pies a cabeza, implorando por la muerte más rápida y piadosa que aquel individuo pudiera concebir. Pero no él. No un titán.
-¿Acabar conmigo? Bueno, aún suponiendo que seas capaz de tal hazaña mortal ¿Qué es lo que provoca esa rabia hacia mí? Es acaso por que destruí... - Se detuvo brevemente y miró el monumento destruido a sus espaldas -¿Este esperpento? Créeme mortal, es por su bien. Todo este tiempo has servido a una Diosa falsa que no se preocupa por ustedes. Digo, ¿Mandar a sus caballeros a confrontarnos? ¿No te parece eso odio hacia ustedes? por que a mi sí.
En un parpadeo, un instante, quizás 1000 veces menos tiempo que eso, Hyperion se colocaría junto al santo de Cancer, inclinándose para verlo cara a cara, exáminandolo muy de cerca, mirándolo fijamente a sus ojos. Esperaba una reacción violenta por parte del santo, por lo que retomaría su posición en cuanto este hiciera algo, pero para entonces, el titán ya habría visto lo que necesitaba.
-Esos ojos... Ojos heridos que han visto muchas crueldades, muchas injusticias... mucha muerte. ¿Por que servir a una Diosa que ni siquiera puede curar a sus propios soldados, su fuerza élite? Créeme que alguien como yo no cometería dicho error.
Exactamente 2 llamas aparecerían en el dedo índice y medio de Hyperion, las cuales lanzaría rápidamente contra aquel hombre de armadura dorada, apuntando precisamente a sus retinas. En caso de acertar, aquella tonalidad púrpura en los ojos de Muerte Lenta comenzaría a desvanecerse, dejando lugar al matiz original de los mismos. El titán ignoraba si la visión del individuo que lo encaraba sería distinta luego de dicho acontecimiento o si ni siquiera se daría cuenta, pero decidiría divulgarle lo sucedido solo por si acaso
-Mis poderes me permiten sanar incontables heridas, por que es mi deber velar por el bienestar de mis hermanos... Pero no tendría problemas protegiendo también a mis siervos. Pero claro, como todavía no ostentas dicha posición, los efectos de mi fuego curativo solo durarán algunos minutos. Únete a mi mortal, sirve a mi padre y hermanos y no solo te prometo que seguirás con vida, sino que verás un mundo distinto. Y lo verás con los ojos que tu Diosa debió haberte devuelto pero no lo hizo. ¿Qué me dices? -Sonrió confiado el individuo, seguro de que podría hacerse de la lealtad de aquellos que Athena no ha sabido cuidar correctamente.
Hyperion de Ébano- Titanes
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/03/2015
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
Andromeda no pretendia lastimar a sus enemigos, su venecolencia se extendia incluso hasta aquellos seres indeseables por la sociedad, a razonamiento de ella quiza no lo hacian por un mal si no que posiblemente por defenderse, por mero instinto, eran en parte salvajes y quiza, solo quiza ellos tuvieran mas miedo que ellos mismos, por tal motivo no había acabado directamente con ellos, la santa de bronce tenia ese poder e incluso mas , sin embargo no era algo que fuera a explotar a su máximo potencial en el momento, no necesitaba mostrar lo valerosa o fuerte que su entrenamiento había formado en ella, las cadenas relámpago tuvieron el efecto que ella deseaba, había detenido el paso de los centauros que venían de frente, las palabras de "muerte" simplemente eran palabras para ella, comenzaba a entender la actitud de el santo de oro y era en vano discutir con oídos sordos.
El santo de cancer dijo algo que en realidad no esperaba, le había felicitado aunque en sus palabras venia un reproche a la vez, como era de esperarse, no seria un halago completo de el si no venia con un reclamo, pero tenia razón, le era duro admitirlo pues de quien venia no era de las personas de mejor actitud, mas en cambio era un guerrero con experiencia, saldría aprendiendo algo de esta misión.
Las cadenas se inquietaron advirtiéndole del peligro, pronto se vieron rodeados por al menos unos diez centauros, el primero en atacar fue Muerte, arrebatándole cruenta mente la vida de manera salvaje a aquellos dos centauros, ella por su parte ayudaría pero no de tal manera como lo había hecho su compañero, elevo su cosmos, no fue necesario hacerlo tan abruptamente ni mucho menos en su máxima expresión solo para crear de nuevo "onda relámpago" esta vez golpeando a dos de los centauros que se doblegaron hasta el desmayo al hacer contacto con las cadenas cargadas de electricidad, eso era suficiente para detenerlos; la caída de una gran roca ahuyentó a los otros, al menos eso fue la primera impresión, toparse con una gran piedra antes de percatarse de que se trataba, la cabeza de la estatua de su diosa Atenea quebrada sin esfuerzo alguno.
Sus cadenas se volvieron a tensar avisando del eminente peligro en la que ella se encontraba, intento pasar saliva por su garganta pero fue en vano, estaba seca dada la impresión y la fuerza con la que se sentía aquella presencia, no supo que pensar ni como reaccionar, solo se quedo con los músculos tensos, podía huir pero sus piernas no respondían, atacar menos su cuerpo tampoco hacia caso, era sin duda presa del pánico, en su vida había estado frente a tan fuerte presencia, debía cambiar su programación de no lastimar a nadie si quería sobrevivir, eso le quedaba muy claro, pero el escuchar las palabras de dicho sujeto, buscando un dialogo le hizo reconsiderar las cosas mas las amenazas hacia muerte con un dialogo falso terminaron por determinar como es que terminaría esto.
-se equivoca!-se atrevió a levantar la voz junto con su cosmos que aun era precario a comparación del titan
- nuestra diosa es servicial y complaciente para quienes le sirven, afirmas que no tiene el poder para sanar cuando lo a hecho infinitas veces, si planeas llegar al alma de este hombre con solo palabras y demostraciones ególatras de tu poder para así demostrar hasta donde es posible el alcance de tu poder entonces estas siendo igual que aquellos dioses de los cuales reprochas, hablas con el hombre equivocado , el a tomado una decisión y forjado un camino el cual implica lo que has encontrado en sus ojos, sin embargo quien eres para implicar y cambiar desiciones humanas cuando ni siquiera las entiendes por completo- hablo en discurso, palabras que posible ente se tomarían a ofensa, palabras que incluso el mismo "Muerte" tacharía por hablar ella en su lugar, pero la cosa estaba hecha , si debía enfrentarse a el, lo haría sin dudar, tentarse el corazón ya no era lo mas sensato
El santo de cancer dijo algo que en realidad no esperaba, le había felicitado aunque en sus palabras venia un reproche a la vez, como era de esperarse, no seria un halago completo de el si no venia con un reclamo, pero tenia razón, le era duro admitirlo pues de quien venia no era de las personas de mejor actitud, mas en cambio era un guerrero con experiencia, saldría aprendiendo algo de esta misión.
Las cadenas se inquietaron advirtiéndole del peligro, pronto se vieron rodeados por al menos unos diez centauros, el primero en atacar fue Muerte, arrebatándole cruenta mente la vida de manera salvaje a aquellos dos centauros, ella por su parte ayudaría pero no de tal manera como lo había hecho su compañero, elevo su cosmos, no fue necesario hacerlo tan abruptamente ni mucho menos en su máxima expresión solo para crear de nuevo "onda relámpago" esta vez golpeando a dos de los centauros que se doblegaron hasta el desmayo al hacer contacto con las cadenas cargadas de electricidad, eso era suficiente para detenerlos; la caída de una gran roca ahuyentó a los otros, al menos eso fue la primera impresión, toparse con una gran piedra antes de percatarse de que se trataba, la cabeza de la estatua de su diosa Atenea quebrada sin esfuerzo alguno.
Sus cadenas se volvieron a tensar avisando del eminente peligro en la que ella se encontraba, intento pasar saliva por su garganta pero fue en vano, estaba seca dada la impresión y la fuerza con la que se sentía aquella presencia, no supo que pensar ni como reaccionar, solo se quedo con los músculos tensos, podía huir pero sus piernas no respondían, atacar menos su cuerpo tampoco hacia caso, era sin duda presa del pánico, en su vida había estado frente a tan fuerte presencia, debía cambiar su programación de no lastimar a nadie si quería sobrevivir, eso le quedaba muy claro, pero el escuchar las palabras de dicho sujeto, buscando un dialogo le hizo reconsiderar las cosas mas las amenazas hacia muerte con un dialogo falso terminaron por determinar como es que terminaría esto.
-se equivoca!-se atrevió a levantar la voz junto con su cosmos que aun era precario a comparación del titan
- nuestra diosa es servicial y complaciente para quienes le sirven, afirmas que no tiene el poder para sanar cuando lo a hecho infinitas veces, si planeas llegar al alma de este hombre con solo palabras y demostraciones ególatras de tu poder para así demostrar hasta donde es posible el alcance de tu poder entonces estas siendo igual que aquellos dioses de los cuales reprochas, hablas con el hombre equivocado , el a tomado una decisión y forjado un camino el cual implica lo que has encontrado en sus ojos, sin embargo quien eres para implicar y cambiar desiciones humanas cuando ni siquiera las entiendes por completo- hablo en discurso, palabras que posible ente se tomarían a ofensa, palabras que incluso el mismo "Muerte" tacharía por hablar ella en su lugar, pero la cosa estaba hecha , si debía enfrentarse a el, lo haría sin dudar, tentarse el corazón ya no era lo mas sensato
Ainhoa de Andromeda- Santo de Bronce
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
El titan comenzó a dirigirse al dorado, este mantenía su cosmos elevado mientras hacía mala cara a aquel que había ofendido a su diosa, no pudo evitar sentir como Ainhoa se acercaba, al parecer había acabado con los centauros, o había dejado a su compañera sola, le era difícil creer que una chica como Ainhoa quien no suele acudir a la violencia acabase con aproximadamente 8 centauros en tan poco tiempo, seguramente había una explicación, pero era algo que realmente no le importaba a "Muerte" quien ponía atención a todo lo que decía Hyperion interrumpiéndole paulatinamente, aún sin importar que Ainhoa estuviese hablando también.
- Soy capaz de derrotar a un titán, no importa si eres más fuerte, he sido enviado a esta misión porque mis habilidades son suficientes para deshacerme de ustedes -
Pudo observar al titan aparecer a su lado en un segundo, intentó tomarlo por la garganta, pero este volvió rápidamente al lugar donde estaba, sin duda fue algo que alegró al santo, saber que los rumores sobre aquellas criaturas más allá de la divinidad eran ciertos.
Rió con sarcasmo y dirigió su mirada al titan, al parecer la chica de andrómeda comenzaba a hablar también, pero el dorado estaba cegado, su ira y demás se centraban ahora en el titan que tenía enfrente aquel que seguía hablando, palabras que causaban gracia al dorado y así lo expresaba, cuando los rayos se dirigían a sus ojos intentó esquivarlos pero no pudo evitar que uno de ellos impactara en uno de sus ojos, sintió un leve ardor por una milésima pero luego el alivio era impresionante, sin embargo su mirada no cambiaba, quizá hasta empeoraba escuchando las palabras de aquel titan.
- Suficiente, ya puedes parar de hablar... lo mismo va para ti Ainhoa, esta es una marca del amor de Atenea, si ella no me hubiese salvado ese día, estaría muerto, a veces debemos sufrir para entender a otros, y quizá Atenea nos haya permitido el dolor por esa razón, no me interesa que mis ojos sean diferentes, esto me hace quién soy, tu sin embargo ofreces convertirme en algo que no soy, solo en lo que tu deseas, Atenea no, creo que la charla se ha alargado más de lo necesario -
Comenzó a elevar su cosmos nuevamente...
- Llegó la hora Ainhoa ¿Estás lista? -
De nuevo elevó su comos, no al máximo pero si en gran medida elevó su puño y gritó
- Mil almas en pena -
Esperando herir al titan...
- Soy capaz de derrotar a un titán, no importa si eres más fuerte, he sido enviado a esta misión porque mis habilidades son suficientes para deshacerme de ustedes -
Pudo observar al titan aparecer a su lado en un segundo, intentó tomarlo por la garganta, pero este volvió rápidamente al lugar donde estaba, sin duda fue algo que alegró al santo, saber que los rumores sobre aquellas criaturas más allá de la divinidad eran ciertos.
Rió con sarcasmo y dirigió su mirada al titan, al parecer la chica de andrómeda comenzaba a hablar también, pero el dorado estaba cegado, su ira y demás se centraban ahora en el titan que tenía enfrente aquel que seguía hablando, palabras que causaban gracia al dorado y así lo expresaba, cuando los rayos se dirigían a sus ojos intentó esquivarlos pero no pudo evitar que uno de ellos impactara en uno de sus ojos, sintió un leve ardor por una milésima pero luego el alivio era impresionante, sin embargo su mirada no cambiaba, quizá hasta empeoraba escuchando las palabras de aquel titan.
- Suficiente, ya puedes parar de hablar... lo mismo va para ti Ainhoa, esta es una marca del amor de Atenea, si ella no me hubiese salvado ese día, estaría muerto, a veces debemos sufrir para entender a otros, y quizá Atenea nos haya permitido el dolor por esa razón, no me interesa que mis ojos sean diferentes, esto me hace quién soy, tu sin embargo ofreces convertirme en algo que no soy, solo en lo que tu deseas, Atenea no, creo que la charla se ha alargado más de lo necesario -
Comenzó a elevar su cosmos nuevamente...
- Llegó la hora Ainhoa ¿Estás lista? -
De nuevo elevó su comos, no al máximo pero si en gran medida elevó su puño y gritó
- Mil almas en pena -
Esperando herir al titan...
"Muerte lenta"- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 09/02/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
La soberbia mirada de Hyperion que había estado divagando por los cielos mientras visualizaba un desenlace donde los mismos seres humanos abandonaran a su Diosa y optaran por la benevolencia que él les ofrecía, las impetuosas palabras de una joven que hablaba fuera de lugar, en representación del santo de Cáncer, llamarón rápidamente la atención del titán. ¿Insolencia? ¿Rebeldía? ¿Plena estupidez? posiblemente los santos de Athena pensarían que así lo había visto el familiar de Crónos, pero lo cierto es que su reacción no fue para nada violenta, ni siquiera de molestia. Parecía casi lo contrario, o al menos así lo delataba la pequeña sonrisa en su rostro, como la de aquel hombre adulto que ve a un niño hacer una gracia que, si bien debe ser corregida, le provoca diversión y no es capaz de reprimirlo en ese momento.
-Ohh, parece que tu conoces muy bien a este hombre entonces. Tal vez tengas razón y pierdo mi tiempo con él. Tal vez solo debería cortarle la cabeza tan rápido como se lo hice a esta estatua... Pero la verdad es que no es mi estilo. Les seré sincero mortales, arrebatarles sus vidas no es mi objetivo. Tan sencillo como que mis hermanos y yo sentimos que hemos estado fuera de casa mucho tiempo y cuando volvemos la encontramos habitada por nuestras enemistades más sus invitados. Mi furia no es hacia ustedes porque no fue su voluntad venir a este mundo, solo hicieron lo necesario para adaptarse a él.
Conforme seguía dialogando (Aunque a este punto parecía más monólogo), el titán del sol comenzó a caminar a paso tranquilo con dirección a la santa de Bronce, escudriñándola con los mismos ojos curiosos con los que analizó las facciones de muerte previamente. Sin embargo, había un impedimento para esa tarea.Una pieza metálica que cubría el rostro de la joven, lo que lo hacía incapaz de leer sus facciones. ¿Cual era su emoción en este momento? ¿Enojo? ¿Temor? ¿Indiferencia? Quería saberlo. Escuchó la voz del santo de Cáncer buscando terminar la conversación y tratando de iniciar una pelea contra Hyperion, inclusive al grado de invocar lo que parecían ser esferas de energía compuestas de una entidad espiritual que traían consigo el tormento y angustia de los caídos.
-Las cosas no tienen por que cambiar para ustedes mortales. Serían sus mismas vidas, inclusive sus mismas labores solo que sirviendo a alguien diferente. A los legítimos dueños de este mundo, tan sencillo como eso.
Cuando las almas en pena impactaron en la Soma de Taiken, más allá de un ligero rechinido y una muy pequeña mueca de molestia por parte de su portador, realmente no hicieron nada más. Como técnica por sí misma, no resultó un ataque que lastimara fisicamente titán; por otro lado, los lamentos de los difuntos, por más terribles que fueran, no causaron ninguna perturbación en aquel individuo. Ya fuera por su largo tiempo aislado en lo más profundo del inframundo o por que no sentía que valiera la pena lamentarse por los difuntos, lo cierto es que las 1000 almas no fueron suficientes para detener su caminata, la cual concluyó al estar colocado a no más de un metro de Ainhoa.
-Pero quizás sea como dices y ya no pueda convencérseles. Quizás hemos llegado tarde y no pudimos evitar que los Dioses los dominaran con su influencia a tal grado que ya no pueda salvarseles. En fin, si enserio estás de acuerdo en que los mate aquí mismo, al menos quisiera ver ojos llenos de convicción como los de tu compañero.
Lentamente inclinaría su dedo meñique hacia el rostro de la joven, capaz de evitar ser detenido sin importar que las cadenas de la santa se amarraran a su brazo e intentaran detenerlo. Aparte de un ligero cosquillo, sería poco probable que le provocaran un daño real, sin mencionar que en ese preciso momento, realmente no buscaba hacerle daño a la chica, simplemente destruir aquella máscara para ver la mirada que ocultaba la joven tras ella. Claro que si el otro santo dorado intentaba atacarlo en ese momento, sería rápidamente interrumpido por una vertiginosa corriente de aire capaz de hacer polvo la estatua de Athena que no había terminado de destruir. Quizás no suficiente para matarlo, pero debería ayudarle a darse una pequeña idea del alcance de las habilidades de Hyperion.
-Mmm... no, definitivamente no es una mirada como la de tu compañero...Aunque eso en parte me agrada. En fin, les repito que no tengo ganas de pelear con ustedes mortales. Si no quieren servir a mis hermanos, simplemente seguiré buscando siervos que sí quieran seguir en este mundo cuando todo "acabe". Pero sigan entrometiendose en mi camino y sabrán que mi paciencia puede agotarse.
-MUSICA-
-Ohh, parece que tu conoces muy bien a este hombre entonces. Tal vez tengas razón y pierdo mi tiempo con él. Tal vez solo debería cortarle la cabeza tan rápido como se lo hice a esta estatua... Pero la verdad es que no es mi estilo. Les seré sincero mortales, arrebatarles sus vidas no es mi objetivo. Tan sencillo como que mis hermanos y yo sentimos que hemos estado fuera de casa mucho tiempo y cuando volvemos la encontramos habitada por nuestras enemistades más sus invitados. Mi furia no es hacia ustedes porque no fue su voluntad venir a este mundo, solo hicieron lo necesario para adaptarse a él.
Conforme seguía dialogando (Aunque a este punto parecía más monólogo), el titán del sol comenzó a caminar a paso tranquilo con dirección a la santa de Bronce, escudriñándola con los mismos ojos curiosos con los que analizó las facciones de muerte previamente. Sin embargo, había un impedimento para esa tarea.Una pieza metálica que cubría el rostro de la joven, lo que lo hacía incapaz de leer sus facciones. ¿Cual era su emoción en este momento? ¿Enojo? ¿Temor? ¿Indiferencia? Quería saberlo. Escuchó la voz del santo de Cáncer buscando terminar la conversación y tratando de iniciar una pelea contra Hyperion, inclusive al grado de invocar lo que parecían ser esferas de energía compuestas de una entidad espiritual que traían consigo el tormento y angustia de los caídos.
-Las cosas no tienen por que cambiar para ustedes mortales. Serían sus mismas vidas, inclusive sus mismas labores solo que sirviendo a alguien diferente. A los legítimos dueños de este mundo, tan sencillo como eso.
Cuando las almas en pena impactaron en la Soma de Taiken, más allá de un ligero rechinido y una muy pequeña mueca de molestia por parte de su portador, realmente no hicieron nada más. Como técnica por sí misma, no resultó un ataque que lastimara fisicamente titán; por otro lado, los lamentos de los difuntos, por más terribles que fueran, no causaron ninguna perturbación en aquel individuo. Ya fuera por su largo tiempo aislado en lo más profundo del inframundo o por que no sentía que valiera la pena lamentarse por los difuntos, lo cierto es que las 1000 almas no fueron suficientes para detener su caminata, la cual concluyó al estar colocado a no más de un metro de Ainhoa.
-Pero quizás sea como dices y ya no pueda convencérseles. Quizás hemos llegado tarde y no pudimos evitar que los Dioses los dominaran con su influencia a tal grado que ya no pueda salvarseles. En fin, si enserio estás de acuerdo en que los mate aquí mismo, al menos quisiera ver ojos llenos de convicción como los de tu compañero.
Lentamente inclinaría su dedo meñique hacia el rostro de la joven, capaz de evitar ser detenido sin importar que las cadenas de la santa se amarraran a su brazo e intentaran detenerlo. Aparte de un ligero cosquillo, sería poco probable que le provocaran un daño real, sin mencionar que en ese preciso momento, realmente no buscaba hacerle daño a la chica, simplemente destruir aquella máscara para ver la mirada que ocultaba la joven tras ella. Claro que si el otro santo dorado intentaba atacarlo en ese momento, sería rápidamente interrumpido por una vertiginosa corriente de aire capaz de hacer polvo la estatua de Athena que no había terminado de destruir. Quizás no suficiente para matarlo, pero debería ayudarle a darse una pequeña idea del alcance de las habilidades de Hyperion.
-Mmm... no, definitivamente no es una mirada como la de tu compañero...Aunque eso en parte me agrada. En fin, les repito que no tengo ganas de pelear con ustedes mortales. Si no quieren servir a mis hermanos, simplemente seguiré buscando siervos que sí quieran seguir en este mundo cuando todo "acabe". Pero sigan entrometiendose en mi camino y sabrán que mi paciencia puede agotarse.
Hyperion de Ébano- Titanes
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Fecha de inscripción : 13/03/2015
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
el santo dorado de cancer ignoro sus palabras, hablando como si ella no existiera, algo que sin duda la ofendió, una cosa era el ser alguien que no le importase nadie mas y otra ser tan descortés como lo estaba haciendo ante tal acción, si bien se preocupaba por sus compañeros era una segunda vez que se comportaba de esa manera con ella, con ello había entendido el trato con "Muerte Lenta" , por que habría de guardarle respeto a alguien que no parecía tener el mas mínimo por los demás, mas su necedad de seguir dando y perdonando de aquella ingenua santa era lo que le hacia ser lo que ella era y por lo visto no cambiaría en lo absoluto.
- lo conozco lo suficiente para entender que le has ofendido, has ofendido el nombre de Atena y has ofendido a la humanidad solo por pensar en ellos como inferiores, tus palabras resultan estar llenas de egocentrismo, mi convicción esta con la diosa Atena-respondio.
No fueron las cadenas esta vez las que interceptaron al enemigo , fue solo un golpe con su mano para alejar al titán, a su vez una gran cantidad de cosmos emanando de ella podía sentirse, no era el ya conocido poder que pudo haber presentado con anterioridad, esta vez se sentía aun mas fuerte, una explosión de galaxias dentro de ella, la fuerza de esta cosmoenergia ilumino en contorno de la santa de bronce e hizo que comenzara a ondular el cabello verde de esta, el poder de la tormenta nebular haciéndose presente , un vapor nebuloso de tono rosaceo comenzaba a invadir el lugar, este aire comenzaba a tomar forma de pequeños torbellinos muy parecida a la nebulosa, esta comenzaría a rodear al adversario, comenzando a sentirse una gran presión , esta tecnica podría consumir gran parte del poder de ella, pero era una gran forma de evitar una gran confrontación, si el titán se moviera la nebula podría cambiar agresivamente de dirección lo que aumentaría la presión que rodearía al titán.
Ainhoa de Andromeda- Santo de Bronce
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Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
-hmmm -
Fue el gesto del dorado al ver la poca efectividad de su ataque ahora lo entendía los titanes eran más poderosos de lo que él imaginaba, quizá debía ir un paso más allá hasta su 8vo sentido para luchar contra el titan pero no estaba seguro de dar su máximo en esa batalla pues el increíble poder de aquel ser al que se enfrentaba le dejaba sus dudas de si atacar era una buena idea o no...
- Si no quieres nada más con nosotros, puedes retirarte entonces, si deseas luchar adelante, ni ella ni yo nos detendremos porque seas un titan -
Por alguna razón eso había sonado mejor en su cabeza, sin duda no se vería muy bien en él diciendo a su enemigo que se podía marchar, pero a pesar de su orgullo y coraje, tampoco era tonto y sabía que lo mejor era dejarle ir antes de enfrentarlo, pero si bien aquel ser mitológico prefiriese luchar, tampoco podría negarse, si bien había sido ofendido e Hyperion había destruido la estatua de Atenea, debía reconocerse a si mismo que era hora de prepararse, de entrenar aún más y de buscar aliados poderosos, con el fin de derrotar en la próxima ocasión al titan que tenía enfrente, si salía vivo de aquí sabía que se lo volvería a topar, y sería entonces "Muerte" quien tomase la ventaja o eso esperaba...
Fue el gesto del dorado al ver la poca efectividad de su ataque ahora lo entendía los titanes eran más poderosos de lo que él imaginaba, quizá debía ir un paso más allá hasta su 8vo sentido para luchar contra el titan pero no estaba seguro de dar su máximo en esa batalla pues el increíble poder de aquel ser al que se enfrentaba le dejaba sus dudas de si atacar era una buena idea o no...
- Si no quieres nada más con nosotros, puedes retirarte entonces, si deseas luchar adelante, ni ella ni yo nos detendremos porque seas un titan -
Por alguna razón eso había sonado mejor en su cabeza, sin duda no se vería muy bien en él diciendo a su enemigo que se podía marchar, pero a pesar de su orgullo y coraje, tampoco era tonto y sabía que lo mejor era dejarle ir antes de enfrentarlo, pero si bien aquel ser mitológico prefiriese luchar, tampoco podría negarse, si bien había sido ofendido e Hyperion había destruido la estatua de Atenea, debía reconocerse a si mismo que era hora de prepararse, de entrenar aún más y de buscar aliados poderosos, con el fin de derrotar en la próxima ocasión al titan que tenía enfrente, si salía vivo de aquí sabía que se lo volvería a topar, y sería entonces "Muerte" quien tomase la ventaja o eso esperaba...
"Muerte lenta"- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 09/02/2014
Re: El ataque de los Centauros [Misión - Atenas - Muerte/Ainhoa/Genbu]
La nebulosa formada alrededor de la santa de bronce, que ahora impregnaba el área y se dejaba ver como una peculiar ventisca color rosado, súbitamente había cubierto enteramente a la persona de Hyperion, quien a pesar del claro intento de la joven por mantenerlo a raya, este no cambiaba su mirada tranquila hacia la portadora de la cloth de Andrómeda, no viéndola como una amenaza sino simplemente como una pequeña niña confundida que cree tener la madurez suficiente para jugar al nivel de los adultos.
- Que técnica tan interesante. Puedo sentir la corriente intentando demoler todos mis huesos con cambios súbitos en su movimiento y presión. Pero me temo que hay mejores formas de hacerla jovencita. Como por ejemplo...
La sonrisa de Hyperion repentinamente adoptó un ligero toque de malicia, pero que por su serenidad hasta ahora, lo hacía ver como un acontecimiento sumamente siniestro, especialmente cuando un descomunal cosmos comenzó a emerger de su persona, tornando aquel remolino rosáceo de un color negro penumbra, poco a poco opacando la técnica de la santa con la suya propia. Una vorágine que se apoderaba de todo el aire, dejando a la joven que estaba tan cerca de él sin nada, provocando que en breves momentos, no tuviera nada que respirar. Además, la negruzca corriente la mantendría en esa posición, víctima de una técnica similar a la suya, pero con mucha más fuerza. No obstante, para suerte de Ainhoa, no tendría que descubrir ahora como terminaba la técnica del portador de la Soma de Taiken.
- ¿Oh? Disculpa santo dorado, es que por la actitud de tu compañera, supuse que quería una muestra más directa de mi poder. - Expresó recuperando la calma en su mirada y de inmediato deshizo la oscura vorágine que mantenía prisionera a la santa de Andrómeda antes de causarle un daño serio. - Es una pena que no pudiera convencerlos, pero si están de acuerdo en que siga con mi camino, no tengo razones para atormentarles...Aunque tengan cuidado de hacer enojar a alguno de mis hermanos. Ellos no son tan "pacientes".
Caminó a un lado de la santa de Bronce y comenzó a marcharse caminando con dirección al pueblo, colocando su enorme espada a sus espaldas, queriendo demostrar que tampoco era su intención destruir viviendas o inocentes. Sin embargo, el Titán del sol seguiría buscando adeptos que quisieran ser salvados. El era mejor que esas sabandijas de los olímpicos; el estaba por encima de ellos y recompensaría a quienes se dieran cuenta de ello. Y aquellos que se resistiesen y siguieran adorando a sus enemigos, serían innegablemente destruidos, solo que no en este preciso momento. Pero eso hablando por sí mismo, ya que no podía poner palabras en boca de sus hermanos.
- Que técnica tan interesante. Puedo sentir la corriente intentando demoler todos mis huesos con cambios súbitos en su movimiento y presión. Pero me temo que hay mejores formas de hacerla jovencita. Como por ejemplo...
La sonrisa de Hyperion repentinamente adoptó un ligero toque de malicia, pero que por su serenidad hasta ahora, lo hacía ver como un acontecimiento sumamente siniestro, especialmente cuando un descomunal cosmos comenzó a emerger de su persona, tornando aquel remolino rosáceo de un color negro penumbra, poco a poco opacando la técnica de la santa con la suya propia. Una vorágine que se apoderaba de todo el aire, dejando a la joven que estaba tan cerca de él sin nada, provocando que en breves momentos, no tuviera nada que respirar. Además, la negruzca corriente la mantendría en esa posición, víctima de una técnica similar a la suya, pero con mucha más fuerza. No obstante, para suerte de Ainhoa, no tendría que descubrir ahora como terminaba la técnica del portador de la Soma de Taiken.
- ¿Oh? Disculpa santo dorado, es que por la actitud de tu compañera, supuse que quería una muestra más directa de mi poder. - Expresó recuperando la calma en su mirada y de inmediato deshizo la oscura vorágine que mantenía prisionera a la santa de Andrómeda antes de causarle un daño serio. - Es una pena que no pudiera convencerlos, pero si están de acuerdo en que siga con mi camino, no tengo razones para atormentarles...Aunque tengan cuidado de hacer enojar a alguno de mis hermanos. Ellos no son tan "pacientes".
Caminó a un lado de la santa de Bronce y comenzó a marcharse caminando con dirección al pueblo, colocando su enorme espada a sus espaldas, queriendo demostrar que tampoco era su intención destruir viviendas o inocentes. Sin embargo, el Titán del sol seguiría buscando adeptos que quisieran ser salvados. El era mejor que esas sabandijas de los olímpicos; el estaba por encima de ellos y recompensaría a quienes se dieran cuenta de ello. Y aquellos que se resistiesen y siguieran adorando a sus enemigos, serían innegablemente destruidos, solo que no en este preciso momento. Pero eso hablando por sí mismo, ya que no podía poner palabras en boca de sus hermanos.
Hyperion de Ébano- Titanes
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