Cráneos por cuadros, sangre por adornos y tumbas por cuartos (Solo)

Todo el calvario, seguir resistiendo el frío y la compañía de alguien indeseado, siendo él un invasor en aquellas tierras, había acabado, ahora estaba en un lugar que era suyo, un sector en el mundo que le pertenecía, algo de su propiedad, el cuarto dorado... poseedor del templo y la armadura de cáncer, ahora tenía tiempo para sí mismo, aunque la batalla estuviese cerca de comenzar, con su última técnica y su experiencia en batalla se sentía capaz de afrontar el reto de los titanes, pero antes debía ambientar un poco su nueva casa, los muros y la simpleza no le daban el aire deseado, pero para buscar lo que necesitaba debía salir por unos momentos.

Al pasar unas horas llegó a una ciudad desconocida para él, todos parecían estar tranquilos, algunos le miraban raro, quizá por su vestimenta completamente blanca pero en realidad nada de eso preocupaba al santo, se acercó a un aldeano de la zona, quien le miraba de reojo y parecía preocupado...

- ¿Tienen un cementerio por acá? -

El dorado fue directo y sin rodeos, no quería perder el tiempo, pero su poca habilidad para socializar podía traerle ciertos problemas...

- ¿Quién te crees para hablar así? -
- Hmm, ¿Quién me creo? - Soltó una leve risa algo siniestra y encaró al joven con el que hablaba, un tipo de aproximadamente 1.64 metros, rondaba los 21 de cabello corto y color negro, se veía algo flaco y débil, aunque tampoco es que el dorado tuviese una apariencia física intimidante.
Tomó del cuello al joven y lo levantó un poco, le acercó a su rostro y le repitió la pregunta...
-¿Tienen un cementerio por acá? -

El chico se asustó, pero le dominó el coraje, lanzó un escupitajo al rostro del dorado, quién como reacción inmediata le pegó contra la pared, el chico se quejó de que le faltaba el aire y comenzó a agitarse, pero "Muerte" no se detendría ahí, le mandaría a volar un par de metros provocando que el chico se golpease la cabeza y quedase inconsciente, mientras se acercaba a él alguien le detuvo tomándole del brazo...

- Por favor señor deténgase, no lastime a mi hermano, yo lo llevaré hasta el cementerio si lo necesita -
- Cállate, vamos, pero él nos acompaña -

"Muerte" tomó al hombre y lo montó sobre su hombro derecho, siguiendo así a la chica, quién tenía un parecido sorprendente con su hermano, algo no tan raro en gemelos, como lo eran ellos. Llegaron hasta el cementerio del lugar, donde Cáncer entró aún con el tipo en hombros inconsciente, y la chica detrás de él...

- Ya estás aquí, suelta a mi hermano -
- No, ustedes me ayudarán -
- ¿Ayudar? ¿A que? -
- Sacaremos algunos cuerpos -
- ¿Que acaso estás... -

La chica pensaba que el caballero bromeaba, pero al ver su rostro supo que era en serio, debía detenerlo de alguna manera, ¿pero cómo?

- Ve a buscar una pala, o no tendrás que llevarte a tu hermano de aquí -

La amenaza del dorado no iba en serio, no mataría a ese chico, pero si esperaba que la joven colaborara, y esa era la única manera que el santo conocía para hacer que otros actuasen como él quería. Pasados unos minutos la chica llegó con una pala, pero por detrás del santo, intentó darle en la cabeza para noquearlo y huir con su hermano, pero la mano del santo la detuvo antes de que esta lo golpeara.

- Gracias por la pala - Luego de decir lo último con un tono sarcástico continuó - ahora dime, quienes de los presentes eran violadores, asesinos o algo similar -
La chica sorprendida por los reflejos de "Muerte" quedó paralizada durante un momento, entonces otra voz se unió al diálogo...
- Descuida Tania, él es un caballero dorado -
Las voz del joven tranquilizó a la chica, quién lo abrazó fuertemente, luego se alejó un poco y miró de nuevo a su otro acompañante...
- ¿Un caballero dorado? ¿Pero ellos no son, buenos? -
- No todo lo que crees saber es cierto, pero siguen sin contestar mi pregunta... -

La chica asintió y comenzó a señalarle a aquellos muertos, que en vida habían sido una completa y total escoria, "muerte" de manera algo ágil comenzaba a profanar aquellas tumbas, hasta tener aproximadamente 20 cráneos con él, el guarda del cementerio intentó detenerlo, pero todo era inútil, "Muerte" le noqueo, y al terminar se llevó a los 3 con sigo hacia el templo de cáncer...

Luego de terminar sus asuntos en el cementerio, volvió al templo de cáncer acompañado por los gemelos y el guarda de aquella tierra de muertos, quién ya había despertado luego de ser noqueado por Cáncer, pero Tania explicó al señor que aquel hombre era un caballero dorado y que a pesar de sus acciones ser cuestionables, no tenían porqué desobedecerle con mayor razón sabiendo que el tipo no estaba bien de la cabeza y que podría matarlos si se le oponían. El señor aceptó ir con ellos sin quejarse, los 3 iban un poco resagados en comparación al ritmo que llevaba "Muerte" en ocasiones debían detenerse para beber algo o para suplir otra necesidad, el dorado era algo paciente con ellos al esperarlos, pero cuando se trataba de avanzar les exigía ir a su paso, con el pasar de las horas y luego de muchas conversaciones entre los humanos normales llegaron al santuario, al cuarto templo aquel al que pertenecía el santo, quien llevaba con sigo la bolsa con aproximadamente 20 cráneos de las tumbas profanadas en aquel cementerio.

- Bien, llegamos, ahora tu que eres una mujer, piensa, en que parte se verían mejor los cráneos, y dile a ellos dos que te ayuden a colocarlos -

Los 3 tenían una expresión de incredibilidad, pero antes de que pudiesen decir algo "Muerte" se marchó, ¿A donde? no lo dijo, pero se fue, ellos prefirieron apurarse para que el santo no llegase y viese que no habían avanzado, pues si no podía enojarse, y eso no les convenía, comenzaba a anochecer y el dorado aún no llegaba, aún faltaba colocar unos 3 cráneos, la mayoría estaban puestos sobre los pilares del templo, y otros dos en el lado adentro de las paredes que daban a la salida, mientra discutían el lugar donde podían ubicarse los otros cráneos, el santo arribó de nuevo, al parecer algo lo había entretenido más de lo que esperaba, sin embargo no había abandonado el santuario, al llegar, sonrió tetricamente, le pidió a Tyrael, hermano de Tania, que sostuviese uno de los cráneos, ya listo para ser pegado, el santo le tomó de la cintura y lo tiró hacia arriba, Tania y Gio (guarda del cementerio) miraron con temor, el santo gritó a Tyrael que lo pegase en el techo, algo que el chico obedeció, luego hizo lo mismo con los otros dos a una distancia cercana a los 7 metros el uno del otro, luego Cáncer les pidió que esperaran y con un movimiento algo extraño unas ondas le rodearon y desapareció del lugar.

El hades... monte Yomotsu, lugar conocido y como un segundo hogar para aquel caballero, sabía que la lucha contra Ullr y Rungr había sido hace mucho, pero aún esperaba encontrar sus cuerpos donde estaban, y para su suerte, lo hizo, cortó la cabeza a cada uno y volvió al templo de cáncer, los invitados vieron con asco, miedo, y asombro a aquel siniestro sujeto que les había alejado un poco de su hogar, ese sujeto se acercó al mayor de los invitados y le dirigió la palabra...

- Tú... ¿qué sabes de taxidermia? -
- Hmm, no mucho, yo solo cuido los cuerpos, no los inmortalizo -
- Así que cometí un error al traerte... no importa, tu cara se vería bien junto a la de estos dos... -
- E... Espera, creo que entiendo tu intención, pero necesitas ciertas cosas que no pareces tener aquí -
- Dime cuales son... -

El señor habló con "Muerte", el mismo salió por un par de horas más, dejando así que el anochecer se apoderase del santuario, sabiendo que al día siguiente tendría una batalla importante, pero debía dejar su "toque" en el templo de cáncer, quizá así tendría una razón para regresar... cuando volvió con lo necesario trajo además, muchos otros cráneos, y hasta esqueletos enteros para terminar su decoración, pidiendo a los gemelos que se encargaran de eso, él y el guarda hicieron que las cabezas de los dioses guerreros falsos se entiesaran para poder decorar con ellas, el charco de sangre que habían dejado en el templo no molestaba a "Muerte" por el contrario, le agradaba, el santo colocó las dos cabezas en la entrada, la de Rungr a la derecha y la de Ullr a la izquierda, ahora desde antes de entrar, los visitantes podrían hacerse una idea de lo que les esperaba, los gemelos y el señor se despidieron del santo, quién ni si quiera volteó a verlos, ahora el templo estaba decorado, así que ya podría marchar tranquilo hacia la batalla...

Templo de Cáncer: