Despertando el potencial oculto (Sora)

BANDA SONORA:

- "Hmp... Ya casi es hora".

Con la mirada alternando entre la majestuosa vista del palacio desde la salida del bosque que conectaba con aquella locación y un viejo reloj de bolsillo heredado por aquel familiar que lo motivó a volverse un Dios guerrero, el caballero de Megrez aguardaba que los engranajes de su plan empezaran a moverse. Una motivación que podía ser vista como altruista o de sumo egoísmo, dependiendo como resultaran las cosas. Pero eso no lo sabría hasta que el "invitado de honor" arribara.

- "No puede ser tan inútil como lo describió. Seguro simplemente no ha tenido la oportunidad de despertar su potencial... pero de eso me haré cargo yo".

Vistiendo su característico ropaje sagrado color zafiro, carente del yelmo que solía despojar su rostro de cualquier humanidad, Edzard esperaba paciente el momento para poder presentarse con el nuevo santo de Sagitario, quien había oído, era un completo novato. Y si bien conocía caballeros dorados que no tenían experiencia en combate real, ninguno que hubiera conocido hasta ahora desconocía los principios básicos del cosmos o el como manipularlo para hacer técnicas devastadoras. Parte de él esperaba que los rumores fueran solo los típicos comentarios despectivos de su compañero Alexander hacia los forasteros.

- "En cualquier caso... creo que lo sabré ahora". - Dijo al ver a dos de los guardias del palacio dirigiéndose a su dirección, llevando consigo a un joven de cabello castaño así como una enorme caja dorada que era de su pertenencia. - Gracias Biggs y Wedge, yo me hago cargo del resto. Ustedes pueden retirarse. - Respondió a los hombres que habían cumplido exitosamente con su encomienda.

Tras mirar rápida pero fijamente al joven, su primera impresión fue la de alguien ingenuo y desorientado que no debería estar allí, sino más bien seguir con una vida normal con no más desafíos que los que una institución de educación pública pudiera proporcionar. Por el otro lado, recordó por unos momentos al anterior santo de sagitario, así como el sentimiento de incomodidad e inquietud que solía provocarle. En ese aspecto, este nuevo candidato a esa armadura dorada le caía mejor.

- Disculpa a los chicos, pero insistí en que te trajeran ante mí. Mi nombre es Edzard de Megrez Delta, Dios guerrero del bosque. Hmp... he oído que no tienes experiencia en esto de ser caballero, y pensé que te vendrían bien unas cuantas lecciones... - Dijo esperando que el chico no se echara a correr en la primera oportunidad que tuviera.

Al escuchar la motivación del Santo de Sagitario de aprender lo necesario para ser merecedor de su título como caballero del zodiaco, el Dios guerrero de Megrez emitió un pequeño murmullo y una mueca parecida a una sonrisa se manifestó en su semblante por escasos instantes. Pero claro, las palabras eran una cosa, pero las acciones era lo que realmente respaldaban las verdaderas intenciones de las personas. Además, el asgardiano ya estaba harto de habladores cobardes. Necesitaba aliados que no dudaran en recurrir a la acción.

-Entiendo...Primero que nada, me disculpo por no poder concederte la paciencia de que entrenes a un ritmo en el que te sientas cómodo. Hmp... pero como lo habrás notado, las cosas están algo tensas por aquí y no podemos darnos ese lujo. Tampoco es mi intención contar con aliados que no servirán de nada en combate, así que te someteré a un breve curso "intensivo". Muy parecido al entrenamiento que yo hice para ganarme esta armadura que observas.

El dueño de la indumentaria zafiro comenzó a caminar hacia el interior del bosque, haciéndole un gesto con la mirada a Sora en señal que lo siguiera. No se habían internado demasiado en los dominios del Dios guerrero cuando éste se detuvo y ordenara al visitante que hiciera lo mismo. Le explicaría la situación antes de obligarlo a pasar por una serie de penurias que posiblemente aquel chico jamás olvidaría... y si quería salir con vida de cualquier combate, más valía que no lo hiciera.

-Antes de comenzar, detrás de ti está la salida. Si no te sientes lo suficientemente digno de esta responsabilidad, vete por allí y dile a los tuyos que le den esa armadura a alguien más. Yo me aseguraré que no te maten por tu cobardía y que puedas volver de donde provienes dejándole el trabajo de proteger este mundo a quienes si quieren intentar hacer algo... Dicho eso, te diré que mi idea es que sobrevivas tu solo en este bosque.... Nada del otro mundo, solo 24 horas. Sin más comida o refugio del que tu mismo puedas conseguir. Puedes colocarte tu armadura si gustas, aunque debes saber que ese no fue un privilegio que yo tuviera...

Pausó un momento haciendo remembranza de aquellos difíciles momentos que el vivió aquellos duros meses en aquel terrible lugar, al que curiosamente ahora le tenía un inmenso cariño. Las crueles noches de hambre, frío, y temor de ser comido por una bestia salvaje, así como también la frustración de no ser lo suficientemente fuerte de volverse el máximo depredador de aquellas tierras o el sentimiento de impotencia al resultar herido con sus propias técnicas. Y aún así, todo eso lo había curtido y preparado para hacerlo quien era ahora. Confiaba que fuera justo lo que necesitaba Sora.

-Ahora que te he comentado los peligros a los que te va a enfrentar, solo me queda preguntar ¿Tienes el valor para ganarte debidamente el título de caballero?. -Preguntó expectante a la respuesta del santo dorado en entrenamiento.

- ¿Oh?

Una sílaba cargada con duda provino del Dios guerrero de Megrez al ver como aquel novato se despojaba de la única ventaja con la que podía contar en aquella prueba. Carecía de entrenamiento o instinto, por lo que tomar esa clase de riesgos solamente conllevaría que fuera asesinado. Por un lado, Edzard quiso disuadirlo diciéndole que fuera prudente y no cometiera estupideces... por el otro lado, de algún modo el chico había logrado mostrar más valor del que el asgardiano hubiese imaginado, por lo que lo dejó proseguir con su loca motivación, no sin antes advertirle...

- Hmp... Como gustes. Pero te lo advierto, aquí no hay "vidas extra". - Respondió dejando en claro que había comprendido su referencia, gracias a sus gustos parecidos a los de Sora cuando vivía en su casa llena de lujos y diversiones 5 años atrás. - Entonces yo procederé a marcharme. Cuando pasen las 24 horas, me encontraré contigo nuevamente... o lo que quede de ti en su defecto.

Y con eso dio pauta a su marcha. Ahora dependía del joven Kusanagi valerse por sí mismo y hacer las cosas por su cuenta. Tendría que pasar por los mismos retos que pasó el Dios guerrero. O al menos eso era lo que él pensaba. Lo cierto es que al ser 2 meses de entrenamiento condensados en un día, Edzard tenía planes especiales para hacer el entrenamiento sumamente más duro, pero no sería hasta las últimas horas que lo revelara. Por lo pronto, dejaría que fueran los mismos peligros del bosque los que se hicieran cargo de él. El inclemente clima, la confusa flora y la violenta fauna. Todo eso seguramente obligaría al chico al menos a aprender a usar su cosmos a defenderse a no ser que pretendiera morir de hambre o comido por un depredador más apto.

- "Hmp... tal vez sea atestiguar esto desde la cima de la cadena alimenticia, a diferencia de mi primera vez aquí. "

Había una realidad que los Dioses guerreros de aquellas tierras escandinavas ya sabían bastante bien y que los forajidos parecían siempre ignorar. Cuando se entra al bosque, nunca se esta solo. Tarde o temprano los ojos del guardián se posarán sobre los intrusos, pero solo se revelaran a aquellos dignos de ser un reto mayor al que la misma naturaleza pueda manejar. Y dichos ojos estaban posados en los avances del santo de Sagitario.
A pesar de aparentar haberse marchado, de lejos el Caballero de Delta seguía los movimientos de Sora del tiempo al tanto, infiriendo sus estrategias y asegurándose que no tuviera un primer día demasiado fácil.

-"Por que tu querías jugar en la máxima dificultad ¿no?"

Con una moderada cantidad de su cosmos, a Edzard no le fue difícil provocar una pequeña sacudida en el suelo perteneciente a su territorio, provocando algunos derrumbes en las áreas más inestables, como lo son las áreas vecinas a las montañas, un lugar que aunque resulta tentador como refugio, a la mala se aprende que también puede ser un excelente sepulcro. Pero a decir verdad, eventualmente la misma naturaleza habría provocado ese derrumbe que se manifestó en la cueva donde el santo de oro decidió ocultare. El asgardiano simplemente había "adelantado" el proceso.

-"Pero parece que eso no será suficiente para ti. Aún así, aún nos quedan más de 12 horas y los habitantes del bosque aún no tienen la oportunidad de conocerte... mas me aseguraré que lo hagan."

Tras ver como luego de dolorosos intentos el joven de cabellera castaña había logrado manifestar para lograr una proeza básica dentro de lo que son los santos, Edzard supuso que ya era hora de hacerle otra prueba. Así pues, dirigiéndose a un sendero el cual conocía muy bien, el guardián del bosque se encontró a lo lejos con un enorme oso que parecía dirigirse a su cueva para refugiarse del frío de la noche luego de una infructuosa tarde de cacería. Y lo sabía por que de haber tenido éxito, podría distinguir los rastros de sangre de su presa en su hocico.

-"Lo siento amiguito... pero me temo que ocupo que tomes otro camino."

Utilizando nuevamente un poco su técnica que lo vinculaba con los espíritus que regían el bosque, Edzard logró que una serie de árboles se interpusiera en el camino de la frustrada bestia, la cual parecía impacientarse cada vez que un obstáculo se atravesaba en su camino y tenía que desviarse. Pero su enojo se volvería gusto cuando el sendero trazado por el Dios guerrero ahora lo llevara a la esencia de sangre fresca proveniente de los tiernos nudillos de un ser humano, cosa que realmente el guerrero de Megrez no había planeado, pero igual estaba satisfecho con el resultado final.

-"Las rocas son un adversario que impedían tu camino, pero esperaban pasivamente tu respuesta. El oso por otro lado, no tendrá tanta paciencia. Es un agresor, y el deber primordial de los guerreros es aprender a defenderte de ellos." - Pensaba mientras observaba como el Oso se adentraba a la cueva por su próxima merienda.

Luego de haber conseguido concentrar su cosmos lo suficiente como para para romper las rocas que bloqueaban la entrada a la cueva, El Caballero de Sagitario se había adentrado  una vez mas al bosque en busca de algo para comer antes de que cayera la noche. Sin embargo, dicha tarea había probado ser mucho mas difícil de lo que el joven hubiera podido llegar a imaginar. Pues habían pasado ya algunas horas desde que abandono la cueva que había convertido en su refugio y ni siquiera había podido encontrar algunas bayas o nueces...Y ni hablar de capturar algún animal pequeño, pues todos los que llegaba a encontrar se le escapaban.

-¡Con un demonio!- Se quejo al ver como un conejo se le volvía a escapar, luego de lo que su estomago rugia con mayor fuerza que antes -Esto no esta funcionando...-

Al darse cuenta de que tratar de perseguir a todo Conejo, Venado u otro animal con el que se llegara a encontrar no estaba dando resultado, Sora decidió que era momento de intentar algo diferente, reuniendo  algunas hojas para usar como carnada y poniéndolas debajo de una rama con la que se las había arreglado para improvisar una trampa, escondiéndose detrás de algunos arbustos y esperando a que algún animal cayera en su trampa...Pudiendo ver desde ahí como un conejo comenzaba a acercarse lentamente a las hojas.

-Muy bien...Eso es...Solo un poco mas...- Dice para si mismo conforme el conejo se acerca cada vez mas a la trampa.

Sora continuo observando como el conejo olfateaba las hojas antes de finalmente entrar al nudo que había hecho en el piso con la rama, activando la trampa de tal forma que la rama se levantara de un salto hacia arriba como si fuera un resorte de tal forma que habría de ahorcar a su presa...Sin embargo, la nula experiencia del Santo haciendo trampas dio como resultado que la rama, en lugar de ahorcar al conejo...Actuara como una catapulta y arrojara al pobre conejo por los aires decenas de meros hasta que se perdido totalmente de la vista del hambriento caballero de Sagitario.



-¡Me lleva la...!- Sale de entre los arbustos maldiciendo una vez mas su suerte, pero es interrumpido de nuevo por su estomago -Odio este bosque...-

El Santo Dorado suspiro resignado al verse incapaz de capturar incluso a un pequeño conejo y, al ver como el sol estaba por ocultarse, regreso a la cueva que había encontrado anteriormente y decidió entrar para refugiarse del frió de la noche...Solo para darse cuenta de que no estaba solo, pues un enorme oso se encontraba dentro de esta. Lanzando un fuerte rugido al ver a Sora y poniéndose de pie de forma imponente frente a el antes de atacarlo con una de sus enormes garras haciéndole una profunda herida en el pecho.

-¡Maldicion!- Se cubre la herida con una mano y sale corriendo de la cueva.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Caballero de Sagitario por huir del oso, este lo siguió fuera de la cueva ya que, al igual que el, estaba bastante hambriento. Al ver como el oso corría detrás suyo, Sora intento tirarse sobre la  y hacerse el muerto, pero para su desgracia el oso ya lo había elegido como su presa por lo que hacerse el muerto no le funcionaria. El oso volvió a tirar un zarpazo que Sora apenas pudo esquivar rodando en el suelo hacia un lado, recibiendo una pequeña herida en la mejilla luego de lo cual inmediatamente después se puso de pie dándose cuenta de que no tenia otra opción mas que pelear con el oso si no quería convertirse en su cena.

-¿Quieres pelea?- Comento al ver al oso de pie una vez mas frente a el, por lo que comienza a hacer arder Cosmos -¡Entonces te voy a dar pelea!-

Poniendo en practica todo lo que había aprendido acerca del Cosmos desde su llegada a Asgard, Sora trato de hacerle frente al Oso. Sin embargo, al no estar portando su armadura le era mucho mas difícil poder sentir y elevar su Cosmos lo suficiente como para poder vencer al oso. Pues a pesar de los golpes y patadas con las que atacaba a la enorme bestia, esta no parecía doblegarse y contraatacaba con sus garras y con una poderosa mordida con la cual atrapo el brazo del Santo Dorado, el cual gritaba a causa del dolor de los afilados dientes que perforaban su piel, usando su otro brazo para golpear repetidamente al oso en la cabeza hasta que pudo liberarse, dando un salto hacia atrás para tomar distancia antes de continuar enfrentando al depredador.

-Esto no se ve bien...- Respira agitadamente, mostrando un poco de dificultad para para mantenerse en pie -Pero...No pienso convertirme en tu cena ¿¡Me escuchaste!?-

A pesar de sus heridas, los ojos de Sora seguían mostrando una gran determinación, observando detenidamente al Oso el cual volvía a rugir antes de volver a lanzar un zarpazo con su garra. Pero esta vez el Santo Dorado estaba listo para recibirlo, aprovechando el hecho de que el oso, a pesar de su gran tamaño, era lento de modo que el joven comenzó a usar su agilidad para esquivar los ataques de la bestia, contraatacando cada vez que le era posible y volviendo a tomar distancia buscando que el oso se cansara. Pero aparentemente aquel animal era tan perseverante como el, sin mencionar que el cansancio y las heridas que mostraba en el pecho y brazo hacían que Sora llevara las de perder pues le costaba un poco moverse a causa de ellas...Lo que tuvo como consecuencia que la bestia eventualmente lo atrapara en un fuerte abrazo de oso y mordiera con fuerza su hombro.

-¡Aaaaaaaarrrrrrrrrrrrggghhhhhhh!- Grita fuertemente a causa del dolor, tratando de zafarse de aquel abrazo de oso  -¡S-Sueltame!-

Sora continuo forcejeando contra el oso, pero este era mucho mas fuerte que el por lo que le era casi imposible liberarse...Y si no hacia algo pronto se convertiría en su cena. Por lo que una vez mas Sora hizo arder su cosmos pensando en que tenia que derrotar a ese oso a como diera lugar si quería demostrar ser digno de la armadura de sagitario, elevándolo cada vez mas y mas hasta que un aura de color dorado comenzaba a emanar de su cuerpo alimentándose de su fuerza e voluntad y dándole la fuerza suficiente no solo para liberarse del mortal abrazo de la bestia, sino también para sujetarla por el abdomen con ambos brazos y arrojarla con una gran fuerza en contra del tronco de un árbol el cual se rompió luego del impacto.



-Te dije que no seria tu cena...- Dice mientras mira como el oso se levanta y se dispone a atacarlo de nuevo...Solo para detenerse a pocos metros de el intimidado por su Cosmos, dándose media vuelta y huyendo del lugar -¡Eso es! ¡Lárgate de aquí! ¡Ve a robar cestas de Pic-Nic o algo!-

Una vez que el Oso se había ido, Sora se desplomo de espaldas sobre la nieve agotado y con la mirada hacia el cielo, notando como ya había anochecido y pudiendo sentir un súbito descenso en la temperatura. Luego de lo cual intento levantarse con gran dificultad pero eventualmente logro ponerse de pie y comenzó a caminar lentamente hacia la cueva casi arrastrándose por las heridas que recibió de su encuentro con el oso. Una vez dentro, Sora recargo su espalda contra una de las paredes de la cueva y se deslizo por esta hasta sentarse en el piso...Pudiendo sentir cada vez mas el frió helado de la noche.

-T-Ttengo que encender la fogata...- Dice temblando a causa del frió que ni siquiera se comparaba al que había sentido cuando llego a las heladas tierras de Asgard

El joven Santo Dorado tomo 2 de las ramas que había recolectado y comenzó a frotarlas una contra otra tratando de generar una chispa que encendiera la fogata que había preparado. Sin embargo, sus manos estaban completamente entumecidas a causa del frió causando que sus movimientos fueran mucho mas torpes impidiéndole generar el fuego necesario para mantenerse caliente y no morir congelado durante la noche sin importar cuantas veces lo intentara, llegando al punto incluso de romper las ramas con las que intentaba encender la fogata. Parecia que este era el final del camino pues Sora estaba demasiado débil como para generar fuego...Al menos de manera natural...Pues recordó nuevamente las palabras de Naori. "muchos utilizan de manera distinta su Cosmos, por ejemplo, yo, concentró mi Cosmos junto con el elemento fuego para realizar un poderoso ataque al enemigo"

-Esta es mi única esperanza...- Mira la palma de su mano -Por favor no me falles Cosmos...-

Nuevamente su cuerpo es envuelto por una cálida aura de color dorado conforme eleva su cosmos e intenta concentrarlo en la palma de su mano, recordando también cuando Alexander creo una bola de fuego en su mano y la uso para incinerar el cuerpo del Caballero de Bronce que había muerto frente a el en el palacio, tratando de emular aquella hazaña...Sin embargo, aunque podía sentir el Cosmos en la palma de su mano...No tenia idea de como transformarlo en llamas...Ni siquiera sabia si el podía generar fuego con su cosmos en primer lugar, pero tampoco tenia intenciones de morir congelado por lo que cerro sus ojos, concentrándose y prácticamente rogándole a su cosmos que le concediera un milagro hasta que finalmente pudo sentir lo que parecía ser una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo hasta legar a su mano en la cual comenzaban a formarse pequeños relámpagos.

-Así que este es mi cosmos...- Abre los ojos y cierra el puño, mirando la electricidad que lo cubría



Sora acerco su puño hacia la fogata, usando la electricidad que su Cosmos había generado para crear la chispa necesaria para encender la fogata, luego de lo cual sonrió para si mismo y cerro los ojos de nuevo para relajarse mientras sentía el calor de las llamas llenando la cueva donde finalmente podía tomar un descanso para recuperar sus fuerzas luego de un largo y arduo día en el bosque. Y aunque aun estaba hambriento, al menos se las había arreglado para sobrevivir hasta la noche...Ya solo tenia que soportar un poco mas.

-Heh, ahora se como se sintió Gohan...- Deja escapar una ligera risa al darse cuenta que su situación actual era bastante similar a la del hijo de Goku a principios de Dragon Ball Z.



Biggs y Wedge se encontraban bebiendo frente a una de las ventanas del palacio Valhalla luego de haber llevado a Sora con Edzard. Riendo mientras hablaban del novato Caballero Dorado incluso hacían algunas apuestas sobre si duraría lo suficiente para pasar la prueba de Edzard.

-¿Sabes Wedge?- Dijo Biggs, dando un trago a su tarro de cerveza.

-¿Si Biggs?- Respondió su amigo volteando hacia el.

-He estado pensando y...Creo que he decidido hacer la prueba para convertirme en el Dios guerrero de Mizar Zeta...¡Cuando vuele un conejo!- Dice para luego soltarse a reír junto con Wedge

Ambos guardias reían a carcajadas ante la broma de Biggs cuando por la ventana del palacio frente a la que se encontraban pudieron ver nada mas ni nada menos que al pobre conejo que había caído en la trampa de Sora y que había sido catapultado por los aires pasar frente a ellos...Por lo que súbitamente se quedaron en silencio ante la sorpresa..



-¿Vas a hacer la prueba Biggs...?- Pregunto Wedge

-No...No es conveniente- Respondió Biggs

No dejando de atestiguar las desventuras de Sora, el Dios guerrero de Delta reflexionaba acerca de su progreso y lo comparaba con su propia experiencia personal cuando estuvo en dicho entrenamiento. Aunque había manipulado las cosas para el joven sagitario enfrentara ciertos desafíos antes de tiempo, esperaba una respuesta más adecuada de su parte para que evitara sufrir tanto daño. Sin embargo, el hecho que a pesar de las heridas y el peligro inminente de morir de frío, hambre o desangrado, no lo detuviera, le hacía pensar que aún había cierta esperanza para el santo, especialmente por la manera en que había logrado hacerle frente al oso, ya que personalmente esa hazaña le había tomado más tiempo, usando su cosmos solo para huir de él en las primeras ocasiones.

- "Así que solo puedes utilizar tu cosmos en casos de extremo peligro....Hmp... no está del todo mal, pero en una batalla de verdad necesitas control absoluto de él."

Permaneciendo en la cima de la copa de un árbol, Edzard se recargó junto al frondoso tronco del mismo y comenzó a dormitar en aquella posición, cosa a la que ya resultaba acostumbrado. Antes de proseguir, miró de nuevo su reloj de bolsillo y se percató que aún quedaban 8 horas para completar el desafío, por lo que volvió a guardarlo dentro de su capa y cerró los ojos nuevamente, permitiéndose un descanso para ambos. Después de todo, lo que proseguiría sería algo más allá de lo que el Asgardiano enfrentó en su propia prueba.

- "Te concederé ese tiempo para recuperarte. Pero una vez que acabe, te enfrentarás al peor depredador de todos..." -  y así el también reposaría un momento hasta que su reloj de bolsillo marcara las 11:00 AM.

BANDA SONORA:

En el preciso instante en el que las manecilla pequeña se colocó sobre el número 11 y tanto minutero como segundero se encontraron con el 12, los ojos del caballero de armadura tonalidad Zafiro se abrieron de golpe, un suceso que además de su precisa sincronía, no sería razón para sorprender a nadie. Pero en este caso lo era, ya que la mirada del caballero no estaba cargada de seriedad o indiferencia como solía estarlo, ni siquiera de alguna emoción conocida por la humanidad hasta este punto. Más bien, lo único que manifestaban era un intenso lustre esmeralda que había reemplazado su iris y pupilas.


Pero ese acontecimiento representaba un cambio mínimo en el Dios guerrero cuando se comparaba con aquel que sufría su alrededor en ese momento. Un tenue murmullo se escuchaba por cada rincón del bosque, los animales comenzaban a refugiarse en un lugar donde no fueran capaces de agredir la voluntad de la madre naturaleza y la fisiología de todo el lugar era reordenada conforme los árboles desencadenaban sus raíces cual si fueran piernas dormidas desde hace muchos años y comenzaban a cambiar de locación. Dichos efectos desde luego no se hicieron esperar en la cueva donde se refugiaba el santo de Sagitario, que dentro de poco sería testigo de un derrumbe mucho más fuerte que el previo, con la tierra misma agrietandose y abriendo un umbral a una prisión subterránea.

- "lHas logrado hacerle frente por poco a los peligros que moran este bosque... ¿pero que pasará cuando sea el mismo bosque al que tengas que hacerle frente?"

En el instante en el que el joven castaño abandonara la cueva movido por su instinto de supervivencia, sería recibido por 3 enormes y frondosos arboles, los cuales permanecían entre la entrada de la inestable cueva y el camino al resto del bosque. Permanecerían quietos unos segundos, pero en el instante en el que Sora hiciera un movimiento, cual si fuera el látigo de un verdugo, las ramas y raíces de estos hijos de la naturaleza lo golperían con fuerza hacia donde otro arbol pudiera continuar con su castigo, y así proseguir la hora más dolorosa que jamás haya tenido.

- "Si huyes simplemente tomaré control de otros 3 árboles que estén cerca tuyo para interceptarte. Si los enfrentas, te darás cuenta que mi cosmos los ha fortalecido más allá del árbol promedio. Esta es mi técnica definitiva. La unidad de la naturaleza. Considerate afortunado que no pretendo usarla para matarte... pero maldice tu destino por que tal vez llegues a desear que lo haga. "

-Hmp...

BANDA SONORA:

Habían marcado las 12 en su reloj, lo que significaba que la prueba de supervivencia en el bosque había llegado a su fin. Deshizo el trance que lo vinculaba con los espíritus de la naturaleza, cosa que quedó demostrada cuando perdió el lustre esmeralda que irradiaba sus ojos y los árboles volvieran a ser los silenciosos y quietos vigilantes del bosque, incapaces de repartir un castigo más allá de ser un obstáculo para los viajeros.
Tras concluir su técnica, Edzard bajó de la copa del árbol donde había estado refugiándose y comenzó a caminar hacia donde el maltrecho santo de Sagitario, quien para sus condiciones y poco tiempo de haber llegado a Asgard, merecía una ovación. Claro que tendría que buscarla en otro lado por que el de armadura color zafiro no se la daría.

-Debo admitir que no esperaba que llegaras tan lejos, pero de alguna forma lograste sobrevivir a mi prueba aún sin portar tu armadura dorada. - Comentó al malherido caballero dorado mientras recogía el reloj digital que había perdido durante el enfrentamiento contra los árboles, importándole poco si el chico podía escucharlo o no. -La razón por la que te di la opción de hacer esto con tu armadura es por que iba a hacer de este entrenamiento más "especial" del que yo tuve que hacer. No obstante, no te impedí el no usarla para que te dieras cuenta de dos cosas. Una, que nuestro propio ego puede ponernos en situaciones mucho más difíciles de lo necesario. Y segunda y más importante, que con la suficiente determinación, aún el más loco de los desafíos puede ser superado... No es que esperaba que lo hicieras, pero es bueno ver que tienes el potencial para soportar algo de castigo.  

Acercándose lentamente al golpeado joven, Edzard se agachó al estar cerca de él y lo sujetó por arriba de la cintura para levantarlo y colocarlo sobre su hombro como si fuera un costal. No fue del todo delicado en su operación, pero tampoco fue demasiado brusco como para empeorar sus heridas, aunque seguramente el súbito movimiento debió haberle dolido. Posteriormente, comenzó a emprender marcha al palacio, recorriendo el mismo camino que Sora había transitado en su entrenamiento, demostrando lo fácil que era para el Dios guerrero de Megrez orientarse en aquel bosque.

- Claro que aún tienes mucho que aprendes. Pero al menos creo que te alegrara saber que no eres un caso perdido... si es que aún puedes entender lo que estoy diciendo claro está.

Al llegar a la salida de su territorio, estaba siendo esperado por la presencia de 2 fornidos hombres con ropaje que hacía alusión a los vikingos. Se trataba de los guardias reales Biggs y Wedge, quienes se encontraban allí por instrucciones de Edzard de verlo a la salida del bosque alrededor de 12:00 y 12:30. Al ver el maltrecho cuerpo del chico se cuestionaban que clase de tunda le habría impartido el Dios guerrero, pero ambos podían coincidir en que no era nada bonito.

-Llévenlo a su habitación en el palacio y asegúrense que alguien vaya a atender sus heridas...Y cuando despierte... déjenlo desayunar algo. - Se dio la vuelta y regresó al bosque.