La justicia porta una máscara (Edzard)

-Hmp... Alexander...

Ubicada en el punto central de la cueva ardiente, sobre una plataforma rodeada de un resplandeciente río de lava ardiente, era posible notar la figura erguida de un hombre que se encontrada de pie sin hacer un solo movimiento. Su cabello violeta oscuro y el color zafiro de su armadura lo hacían inconfundible. A su alrededor, borbotones de magma se levantaban de sobre el piso de forma violenta y caótica, salpicando algunas partes del suelo pero sin que ninguna gota de esa mortal sustancia tocara al hombre que hacía que se moviera en primer lugar.

-Ahorrate tus conclusiones y solo alegrate que tienes compañía. Tengo algo que decirte.

BANDA SONORA:

Dándole fin a su manipulación sobre las fuerzas de la naturaleza, la lava volvió a caer a su posición original salpicando nuevamente por los alrededores conforme Edzard avanzaba hacia el Dios guerrero de Merak Beta, quien permanecía cerca de la entrada expectante a que podría querer el portador del ropaje de Megrez en sus "aposentos". Éste último por su parte se detuvo a un par de metros del enmáscarado y dirigió su penetrante mirada a sus ojos que eran cubiertos por aquel excéntrico antifaz.

-Creo que está enterado de las 2 nuevas amenazas a las que tenemos que enfrentarnos. Los esbirros del inframundo que visten un manto de sombras. Los espectros. Y los regidores de los oceanos que se pavonean por donde les plazca protegidos en escamas. Los marinos. Ambos bandos han cruzado los límites permitidos de Asgard sin ninguna consecuencia. A pesar de mis esfuerzos... no fui lo suficientemente duro para atacarlos en la primera oportunidad que tuve. Es cierto que la cautela y la precaución jugaron su papel en dichos acontecimientos... pero se que también mi ridicula insistencia de aplicar la diplomacia fue lo que les permitió escapar así como así.  

Edzard apretó su puño con fuerza al momento de relatar como había sido incapaz de acabar con los enemigos que ahora les daba por aparecerse en Asgard cuando quisieran y una pequeña pero violenta manifestación de su cosmos se hizo presente solo por unos breves instantes, no más de un segundo. Pero recuperó la serenidad con rapidez y siguió explicandole el panorama a su compañero de elegante vestir. Aún así, daría algunos pasos hasta encontrarse lado a lado con Alexander, ya no viendose al rostro, sino ambos de perfil uno respecto al otro.

-Pero advertirte de la amenaza no es mi único motivo en este lugar... Lo cierto es, que aunque siempre he desaprobado tus métodos o tu forma de pensar... Lo he meditado en mi camino hacia aquí y he concluido que son la mejor manera de ponerle fin a esta condenada guerra. Se contaba la información respecto a la posibilidad de estos ataques, pero jamás se compartió hasta que yo mismo fui testigo de los marinos espiandonos justo bajo nuestras narices. Pero se que tu tienes tus propias fuentes y se bien que no te molestaría compartirlas con alguien que esté dispuesto a colaborar con tu meta de "salvar Asgard" a tu modo.

Finalmente, el Dios guerrero de Megrez realizó un último avance colocandose a espaldas de Alexander y dándose media vuelta, confiando en que su compañero en armas hiciera lo mismo y ambos quedaran frente a frente. Mirando profundamente a lo que no podía ver debido a que esa máscara estaba en el medio, lo comprendió. Quizás Alexander tenía una muy mala fama, pero era la única persona que conocía que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para proteger a los inocentes, sin importar el costo. Ya fuera este la sangre de los malvados o su propia oportunidad de ser redimido alguna vez en su vida. Pero esa era una tarea demasiado dura para un solo hombre.


-Resumiré entonces. No me siento cómodo con enterarme que la única forma de acabar con aquellas amenazas es esperar a que vengan aquí y maten a no se cuantas personas importantes para mí (Lleva la mano a su cuello y sujeta cierto collar que llevaba con él). Pero con un enfoque como el tuyo, podríamos estar preparados para acabar con esos invasores antes de que se acerquen demasiado. Una tregua... no... una alianza Alexander. No se a donde me lleve ese camino que tu decidiste tomar hace mucho... pero no puedes proteger toda Asgard tu solo.

Concluyó el Dios guerrero para luego extender la mano hacia el enmascarado individuo. Una nueva decisión que voltearía todo aquello en lo que creía y pensaba como correcto. Pero a este punto ¿Enserio podía justificar su forma de pensar? ¿Enserio le había hecho algún bien a alguien? Aparentemente no, por que Edzard realmente no sentía estar cumpliendo correctamente su deber como defensor de los dominios de Odín. Pero aunque el mundo le diera la espalda y fuera conocido como un matón más en los registros de la historia, eso no era lo que le importaba. Lo único que quería era cuidar de aquello que aún tenía en este mundo y vengar aquello que no. Independientemente los medios necesarios para ello. Es una guerra después de todo.

- Hmp... pierdes tu tiempo Alexander. Deberías saber ya que nadie va a seguirte solo por que así lo quieras. Es un proceso de introspección motivado por el fracaso o la frustración lo que lleva a una persona a convertirse en lo que somos ahora.

Caminando por los confines de la cueva ardiente, Edzard miraba con cierta alegría aquellos incandescentes ríos de lava ardiente, que burbujeaban y emitían fuertes vapores que dificultaban la respiración. Acarició las paredes de la cueva y una sonrisa se dibujo en su rostro, como si aquel lugar le trajera un sin fin de ideas, cada una más interesante que la anterior. Aún así, sabía que no había respondido del todo el cuestionamiento de Alexander, por lo que volvió a retomar el tema.

- Claro que nuestros compañeros habrán de ayudarnos aún si no comparten la misma perspectiva que nosotros. Los invasores son un peligro para todos nosotros, la diferencia es que no todos están enterados de la gravedad de la situación debido a que hasta ahora solo han sido reconocimientos enemigos y no un ataque directo. Pero si los enemigos tuvieran una razón para atacarnos antes de estar lo suficientemente preparados, no solo tendrías el apoyo que buscas por que la amenaza sería real, sino que tendríamos toda la ventaja necesaria... Especialmente si nosotros elegimos el terreno.

En ese momento, el cosmos del Dios guerrero incrementó de golpe para posteriormente disminuir con la misma fugacidad. Pero eso coincidiría con una serie de pilares hechos de magma que se empezaron a elevar de la superficie, los cuales en vez de permanecer fijos, describían una trayectoria circular por la cual se iban desplazando, danzando en un hermoso pero peligroso espectáculo que terminó luego de un par de minutos. Era obvio el punto que el caballero de Megrez quería demostrar.

-A diferencia de un terreno abierto, la entrada y salida de este lugar puede bloquearse con facilidad. Sin embargo, lo importante es averiguar que haría que un enemigo se desvíe de su trayecto y termine aquí...y conforme esos molestos espías vayan desapareciendo sin reportar nada, creo que eso levantaría cierta inquietud en el alto mando. Aunque claro, no se si tu tengas una solución más... rápida.