Once upon a time -Saga

Sus ojos se mantuvieron quietos en un punto fijo durante un largo rato, su percepción del tiempo no era exactamente la mejor, aun se preguntaba cuanto tiempo había pasado desde que cayera sobre sus hombros la responsabilidad de pertenecer a la orden de Atenea. Le gustaba sentir la brisa helada golpeándole las secciones descubiertas que dejaba la armadura,  y quizá ese era uno de los pocos lugares donde los fantasmas de un pasado distante no la perseguían, coloco su mano sobre su pecho donde podía sentir los latidos de su corazón aun por encima de la gruesa capa metálica y una sonrisa debajo de la mascara de hueso con forma de carnero fue dibujada.

Le gustaba el helado paisaje, sacado de un cuadro invernal de Monet, la cascada congelada era como si el tiempo no transcurriera, un espacio abandonado por los dioses, dispuesto exclusivamente para su contemplación. Su cosmos apenas estaba encendido, lo bastante bajo para no ser encontrado con facilidad, y lo suficientemente calido para amenguar el frío sobre su piel.

—Sabes, se supone que la que debería sentir frío soy yo —se dirigió de manera peculiar al vacío —Oh no puedes culparme de esto, además era eso o permanecer encerrados en el palacio sin nada más que el crepitar de una fogata

Su voz era calma y hasta cierto punto dulce, su manera de dirigirse a la armadura era como la de ningún otro caballero, Abaddon siempre había visto a Escorpio como algo más que una protección, eran compañeros, entrañables que sabían sus secretos el uno del otro, y quizá por esa razón es que hablaba de esa manera tan fluida, como si de una persona se tratase. Levanto la vista al cielo mientras su mano se posicionaba en la mascara para sacarla de su rostro —Solo será un minuto —se excuso casi como una niña regañada

—¿No crees en eso de amar o matar verdad? —parecía esperar una respuesta mientras el viento le revolvía la larga melena verdosa que danzaba como las hojas que caen en otoño —Con la situación por la que estamos pasando, dudo que eso importe ahora, y sabes que detesto esta mascara, me asfixia

Argumento con seriedad haciendo caso omiso de sus responsabilidades como Amazona y se libero de la mascara, dejando que la brisa fría le golpeara los pómulos, causándole un adormecimiento agradable, la amplitud de su alegría se veía reflejado en la ensanchada sonrisa, se sentía libre, como pocas veces. Desde que era compañera de Escorpio, habían estado en las más delirantes situaciones, había tenido que madurar de golpe, puesto que las jovencitas de su edad, seguramente estarían comprometidas con otra clase de vida, que difería demasiado de la de ella, y nunca pudo disfrutar de una infancia tal vez por eso siempre terminaba yendo contra las reglas establecidas.

—Cuando acabe esta guerra iré a un lugar más cálido, no sé quizá el caribe

Una dulce risa escapo de su garganta, un humor parco se hizo presente, puesto que ella sabía que, probablemente terminaría muriendo en esa guerra entre dioses,  estuvo a punto de volver a inquirir algo más, cuando algo la saco de sus pensamientos al mirar las aves volar de las copas de los árboles a su espalda, un escalofrío le recorrió el cuerpo desde la punta de los pies hasta la nuca, pero su semblante estoico permaneció inmutable. Se giro sobre sus talones para fijar sus orbes en lo que había atrapado su instinto.

Ojos pardos grandes y expresivos, una media sonrisa infantil y serena con sus largas hebras de cabello verde azulado que se movían al compás del gélido silbar de ese viento invernal, un pequeño “Oh” fue lo único que dijo mientras el vapor se despedía de sus calidos labios entre abiertos.

Tal vez habian pasado un par de horas desde que Saga habia llegado a Asgard con el firme proposito de acabar con la guerra y poner fin a aquella masacre que habia estado viviendo y para eso seria necesario conocer a sus compañeros de armas.
El camino del geminiano estaba fijo, el santo caminaba lento portando orgulloso su cloth dorada mirando a todos lados y a ninguno al mismo tiempo. Ya habia platicado con el santo de cancer y ahora era el turno del escorpion dorado.
La gelida brisa bailaba en torno al geminiano jugando con su capa y col azulaceos cabellos que emanaban de su yelmo. Podia divisal a lo lejos la gran cascada congelada y al mismo tiempo podia sentir una presencia extrañamente familiar esa familiaridad que solo un santo de Atenea irradia.
El camino del geminiano siguio derecho hasta que salio de la arboleda y fue entonces que se percato que las aves huian de aquel lugar lo cual seguramente delataria su presencia aunque eso era un asunto sin importancia.
Segundos despues visualizaria al portador de la cloth de escorpion que para sorpresa suya era una mujer a la cual se acerco para saludar
-Mi nombre es Saga, portador de la cloth de geminis y por lo que veo tu eres la portadora de cloth de escorpion-
Las palabras de Saga salian con firmeza y sin demostrar ningun interes en particular.

Permaneció quieta mientras miraba a quien se acercaba a ella, por una fracción de segundo se amedrento ante el imponente ser que se presentaba con ese andar seguro, no fue si no, hasta que miro el reluciente manto dorado que lo vestía y una sensación de tranquilidad la hizo bajar la guardia, escucho su nombre, seco y parco, se trataba de Saga de Géminis, aun que nunca había escuchado nada en concreto más que algunos rumores en torno a él y el resto de los que se supone eran sus compañeros.

Su semblante se hizo estoico, dio un suspiro suave mientras se posicionaba más recta para dar un aspecto más formal, puesto que si él había tenido la amabilidad de presentarse, ella no debía quedarse atrás, aun que debía admitir que no era la mejor en eso y de cierto modo se cohibía con la gente de un carácter que difería al suyo. Sin embargo medito antes de decir su nombre completo, “Abaddon” no era exactamente una manera de llamar a alguien que protegía a Athena, el significado belicoso del mismo…. “Destrucción” o “Destructor” en el antiguo Hebreo.

—Abaddon —desvío ligeramente sus ojos pardos mientras tomaba mejor oxigeno y recomponiendo su postura —Abaddon Dewitt, amazona dorada de Escorpio, al servicio de nuestra diosa Atenea

Declaro con total parsimonia y elegancia, aun que eso le incomodara un poco puesto que ella era de palabras más sueltas y menos formales, aun así hizo una suave reverencia amistosa, mostrándose enteramente abierta a entablar un dialogo —Es un placer conocer a un camarada —y no evito dar una pequeña sonrisa fantasma, antes de regresar a su posición más suave

Se quedo en silencio por instantes, no le incomodaba, de hecho le agradaba, aun que veía poco educado quedarse así sin más, tomo un poco de aire antes de tratar de hacer del encuentro una conversación más amena —¿Ya conoce al resto de nuestros compañeros? —la pregunta fue fugaz, algo casual par dar una pauta.

El geminiano miro cada gesto y movimiento de la amazona de escorpion y aunque aparentemente pasaba esas acciones por alto, realmente prestaba atencion minuciosa a la mujer, ya que, si pretendia iniciar una guerra en contra de Poseidon, debia conocer a sus soldados o mejor dicho a sus compañeros de armas.
Sin cambiar su posicion seria y firme, el caballero de geminis se dispuso a hablar.
-No, recien he vuelto a estas tierras despues de un largo viaje y tu eres el segundo santo con quien hablo-
El santo, quien estaba frente a la amazona, dio un par de pasos adelante quedando al costado de la amazona y con un tono suave pero profundo hablo al oido de la chica.
-Cual es tu motivo?-
Apenas termino de decir la pregunta, el geminiano comenzó a encencer su cosmos, un aura dorada comenzo a inundar el lugar como la niebla impidiendo la vista. Despues de unos segundos la niebla dorada se disipo mostrando un nuevo paisaje.
Ahora ambos se encontraban parados en medio del espacio y por mas ilogico que pareciera era demasiado real. A su alrededor flotaban los asteroides y un planeta se veia a lo lejos mientas una estrella explotaba a lo que parecian kilometros de distancia.
El geminiano, que aun permanecia al lado de la amazona volvio a hablar.
-Entonces dime, por que razon vistes la armadura dorada de escorpion? Que te impulsa a seguir aqui? Y mas importante, cual es tu meta? Piensa en tus palabras por que si me mientes ten por seguro que esta sera tu nueva morada y ni la armadura dorada que portas te salvara de la muerte-
El geminiano cayó para oir la respuesta de la santia de escorpion.

Se quedo en silencio sin objetar, su cuerpo se mantuvo firme sin titubear en ningún momento, Abaddon no se amedrento, al contrario, aquello era más que una invitación para retar su orgullo, las preguntas llegaron acompañadas por un espectáculo precioso de pequeñas galaxias multicolor, mentiría si hubiera dicho que no se sorprendió por el magnifico despliegue de poder, y sin embargo, su mente conjeturo la conclusión a la que siempre llegaba… “Seguimos siendo mortales”

Las finas facciones de su rostro relajadas y sin darle más que la debida atención a Géminis se vieron cambiadas en cuanto enarco una ceja ante los cuestionamientos, no le molestaba, puesto que nunca se tomaba de manera directa una afrenta a menos que el ataque fuera realmente directo.

—No soy un perro que menea la cola solo porque Atenea se lo ordene, si a eso te refieres.

Contesto de manera directa y sin tapujos, su voz que debiera ser quebrada, se mantuvo imperturbable, sus labios se curvaron de manera apenas perceptible, un largo suspiro mientras medito por momentos lo siguiente… sus objetivos, si bien era una persona que raramente pensaba en el futuro, pero en ese momento precisamente todo le inundo la cabeza como una pequeña lluvia helada, su mandíbula se tenso un momento antes de dar un largo suspiro.

—Tengo una deuda —inquirió con suavidad —Y voy a pagarla con mi vida si es necesario —antes de seguir una risa ahogada se quedo en su garganta —No creo que seamos adolescentes para que cuente la trágica historia de una pequeña mocosa —prosiguió sardónica —Y por otro lado —hizo una pausa —Me gustaría ver un mundo de hombres libres

No midió sus palabras y tampoco se arrepintió de ellas, levanto la mirada a un cielo que en ese momento era inexistente, el amargo sabor de saber que en esos momentos la situación por la que estaban pasando era por demás un golpe bajo de los dioses, una de esas bromas crueles a las que acostumbraban a recurrir para recordarle a la humanidad su lugar como simples peones a su disposición e insana diversión privada, la hizo fruncir el entrecejo.

—Nosotros caminamos a orillas del Estigia todo el tiempo, deberías comprenderme mejor que nadie… cuando naces no temes a los dioses, ni siquiera sabes que existen y esa libertad es la que te arrebatan —relajo su expresión —Y he ahí mi objetivo, pagare mi deuda devolviéndole la libertad a los humanos, si muero mañana o pasado no importa, de cualquier manera Antares seguirá brillando —lo miro de reojo —En cuanto a Atenea, le sigo en su causa y le seguiría sin objetar, pero no estoy muriendo por ella, no soy un mártir, espero que no te ofenda.

Finalizo con un tono ácido, casi corrosivo, mostrando que detrás de su aparente fragilidad, el escorpión mantenía con aguda puntería su ponzoña.

Aunque aparentemente distante, el caballero dorado de geminis examino cada una de las palabras que emano de la boca de la amazona. Al terminar el discurso, el geminiano dibujo una sonrisa de satisfaccion en su rostro y sin ocultarla le respondio a la amazona.
-Creo en tus palabras y parece que tus intensiones encajan con las mias asi que te contare mis planes. Mi plan es sencillo, juntare a los mejores santos dorados y atacaremos a los generales de poseidon para tomar de nuevo lo que es nuestro y salvar a nuestra diosa-
Saga terminaria su discurso y un par de segundos despues ocurriria un nuevo cambio en el entorno. Los alrededores comenzaron a oscurecerse poco a poco hasta que todose torno completamente negro y segundos despues, comenzaria a iluminarse igual de lento, pero ahora lo que estaba alrededor de ellos eran las tierras de Asgard que acababan de abandonar.
-Tal vez mi pla no sea tan mio y todos ustedes esten pensando lo mismo, sin embargo ya he visto a demasiados de ustedes quedarse de brazos cruzados y morir por eso, asi que esta vez me gustaria ser yo quien dirija a los dorados hacia su destino-
El geminiano guardo silencio esperando la reaccion de la amazona.

Las palabras de Saga la intrigaron, pero más que nada sus reacciones, ciertamente era un caballero que poseía liderazgo y un temple lo suficientemente fuerte como para tomarse la osadía de querer liderar a la elite dorada, cuando el estandarte de dicha responsabilidad recaía en el patriarca, Abaddon se quedo en silencio por un rato, elevo su rostro debido a la diferencia de estaturas y sin ceremonias coloco su mano sobre el hombro de Saga.

—Un ataque directo, vaya, eso es bastante temerario —una ensanchada sonrisa le ilumino el rostro —Será toda una epopeya, solo quiero saber si nuestro honorable patriarca sabe de esto—comprimió con esfuerzo las ganas de soltarse a carcajear.

—Nunca he sido asidua de obedecer sin justificación a su ilustrísima…

Pliso los labios mientras se le hacia un ovillo en el estomago, el fervor de la batalla la llamaba, estaba siendo tentada a unirse a la causa, después de todo el objetivo seguía siendo el mismo, “El orden de los factores no altera el producto” y siendo como ella era, impulsiva y amante de lo belicoso asintió suavemente.

—¿Qué le podemos hacer? Nunca nadie sabrá el resultado de sus decisiones, solo hay que recordar que los generales marinos no son el único enemigo —arrugo el entrecejo al recordarlo, mientras la frustración le hizo tensar los puños —Siguiendo tu plan o no, nuestro destino como la elite dorada, esta en el Hades, así que solo es una manera de adelantarse al destino

Chasqueo la lengua y dio un resoplido —Lo admito, no estoy totalmente convencida de esto, pero no se puede seguir retrasando lo inevitable, si eres un líder nato lo celebraremos con la diosa, si fracasamos, recuérdame pedirle a Caronte que te envíe a una estadía placentera en malas bolsas

Dio unos pasos a su costado pasando de largo a pesar de estar un tanto ofuscada por los efectos visuales de la presentación de Saga, cerró los ojos por un momento para recuperar mejor su percepción y equilibrio. Su mente en ese momento solo se concentro en lo dicho por el caballero de Géminis, aun que se reprendió, puesto que ya había tomado una decisión firme.

El geminiano escuchó con atenciona la amazona al tiempo que seguia sus movimientos sin moverse como si fuese una estatua vigia, como un buho que inmovil desde la lejania observa los movimientos de su presa.
Al terminar, el geminiano retomo la palabra un par de segundos despues.
-Claro que el patriarca conoce mi plan, a fin de cuentas el plan es suyo, sin embargo Sage teme enfrentar a sus fantasmas y nuestros compañeros han pagado por eso-
Saga comenzo a caminar con paso lento pero firme alrededor de Abaddon dibujando un circulo como un lobo que cuida de su presa mientras esta se desangra despues del ataque del can.
-Permiteme contarte algo, Sage, nuestro patriarca, carga con la culpa de no haber podido proteger a nuestra diosa ante el ataque de un enemigo crecido, culpa que solo viene de el mismo puesto que nadie mas lo culpa y es esa culpa la que lo esta obligando a tener demasiada precaucion que al final de cuentas ha costado la vida de santos dorados que estuvieron aqui antes que tu y no estoy dispuesto a sacrificar mas vidas sin sentido, si morimos sera intentando alcanzar un objetivo que antes solo hemos visto desde un lugar seguro sin hacer nada.-
En cuanto termino su discurso se detuvo frente a la santia y la miro lleno de suficiencia.
-ademas, despues de nuestra charla partire a solicitar una audiencia con Sage, nuestro amado pontifice.