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HISTORIA
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Li lingues differe solmen in li grammatica, li pronunciation e li plu commun vocabules. Omnicos directe al desirabilite de un nov lingua franca: On refusa continuar payar custosi traductores.
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Entre libros ㅡDégel
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Entre libros ㅡDégel
Tal vez era la única que aún no acaba de acostumbrarse en estar en aquel lugar, había momentos en los que prefería ir de peregrinación y volver a su natal India, al menos en ese tiempo que no se decidía que sucedería con el destino del santuario y Athena, pero no estaba en su poder tomar tal decisión y por ello debía atenerse a estar allí, tampoco el ser una cobarde y darle la espalda a sus compañeros de armas; sin duda eran momentos de confusión para la dama de cabellos rubios, o podría ser la frustración de no poder hacer algo hasta que diera la orden definitiva.
Sin mucho que hacer y poca la participación en las juntas de la orden dorada con los guerreros asgardianos, dejaba mucho tiempo libre para cada uno, como bien ocupándolo para entrenar, o en su caso meditar, el cosmos que guardaba bajo aquellas meditaciones eran parte de muchas estrategias y técnicas personales, que sin poner a dudar, usaría en batallas.
Más otro día como cualquier otro, pasando de la rutina diaria, aquel castillo parecía ser más inmenso de lo que se veía a simple vista, muchas habitaciones y ni siquiera conocía la mitad o una cuarta parte de ello. Jamás destaco por ser una mujer que le ganaba la curiosidad, pero sin alguna responsabilidad por el momento a realizar, que mejor que inspeccionar y detallar cada rincón de aquel majestuoso castillo, pues si algo podía fascinarle, es la historia de cada cuadro, cada estatua, cada cristal, podría contar, años y años de sucesos, que de alguna u otra forma ella podía descifrar sin necesidad de que se le dijesen con palabras.
Jardines, patios traseros, más de treinta habitaciones, una sala completa que parecía más un museo de historia antiguo, comedor que si bien podría albergar a unas cincuenta personas, una cocina que a su vista podría tener el tamaño adecuado de un restaurant greco, y así fue tomando detalle de cada área al que iba visitando, más aquel había sido el que más tomó por sorpresa a la amazona correspondiente del signo de Virgo. Su mirada no daba pauta a lo que estaba observando, jamás en sus veintiún años de edad había visto una biblioteca tan grande y monumental como la que ese castillo asgardiano ocultaba entre sus paredes, ni siquiera podía compararla con la biblioteca del patriarca, que hasta hace unos segundos para Maina no tenía igual, pero bien se decía que uno nunca deja de sorprenderse, y ella no era la excepción.
Cada peldaño, cada estante, cada repisa, estaba abarrotada de libros, ¿alguien se abría aventurado a leerlos todos algunas vez? Dudaba de ello, pues algunos parecían nunca haber sido hojeados, ni siquiera tocados, como si fuesen parte únicamente de la decoración a lo que se refería era una biblioteca. Ella jamás había sido muy dada a la lectura, pues si bien en su niñez en la India, sólo las personas acaudaladas de dinero podía tener acceso a la educación, y entre ellos a la formación y arte de leer, que decir que adquirir en compra algún libro, algo de lo que no podían los que eran huérfanos como ella. Claro, todo ello habiendo cambiado tras su entrenamiento como aspirante a las filas de caballeros de Athena, pero aún así, no era mucho de lectura, sólo lo necesario, a menos de tener suma curiosidad por algo, finalmente siempre tenía a Buda para orientarle.
Con parsimonia, la yemas de sus dedos recorrían los lomos de los libros, detallando con fascinación, pues aunque no lo leyera, el olor a libro antiguo era bastante agradable, más entre todo su ensimismamiento no se percató de que, además de ella, alguien más ya había descubierto la biblioteca y parecía, a diferencia de ella, si hacia uso de los libros, como normalmente debe de ser, el leerlos.
ㅡPor favor, me disculpo si he interrumpido su lectura, no ha sido mi intención.ㅡ
Dicho aquello después de haber dejado caer inocentemente un par de libros y disponerse a alzar estos con la misma rapidez que cayeron, en brevedad cayó en cuanta que el rostro del joven no le conocía, sus días de haber llegado al castillo eran relativamente pocos y su pequeña población viviendo allí, aún no les conocía del todo, pero si de algo podía estar segura, es que era compañero. ㅡNo he tenido el gusto de conocerle, hasta ahora, y permitiéndome el ya haberle interrumpido, me tomare el atrevimiento de presentarme. Maina, amazona de Virgo, un gusto.ㅡ Con la simpleza característica de ella en conjunto de su completa serenidad, hizo una pequeña venía ante el joven al que había interrumpido, a modo de saludo y por supuesto disculpa por su intromisión.
Sin mucho que hacer y poca la participación en las juntas de la orden dorada con los guerreros asgardianos, dejaba mucho tiempo libre para cada uno, como bien ocupándolo para entrenar, o en su caso meditar, el cosmos que guardaba bajo aquellas meditaciones eran parte de muchas estrategias y técnicas personales, que sin poner a dudar, usaría en batallas.
Más otro día como cualquier otro, pasando de la rutina diaria, aquel castillo parecía ser más inmenso de lo que se veía a simple vista, muchas habitaciones y ni siquiera conocía la mitad o una cuarta parte de ello. Jamás destaco por ser una mujer que le ganaba la curiosidad, pero sin alguna responsabilidad por el momento a realizar, que mejor que inspeccionar y detallar cada rincón de aquel majestuoso castillo, pues si algo podía fascinarle, es la historia de cada cuadro, cada estatua, cada cristal, podría contar, años y años de sucesos, que de alguna u otra forma ella podía descifrar sin necesidad de que se le dijesen con palabras.
Jardines, patios traseros, más de treinta habitaciones, una sala completa que parecía más un museo de historia antiguo, comedor que si bien podría albergar a unas cincuenta personas, una cocina que a su vista podría tener el tamaño adecuado de un restaurant greco, y así fue tomando detalle de cada área al que iba visitando, más aquel había sido el que más tomó por sorpresa a la amazona correspondiente del signo de Virgo. Su mirada no daba pauta a lo que estaba observando, jamás en sus veintiún años de edad había visto una biblioteca tan grande y monumental como la que ese castillo asgardiano ocultaba entre sus paredes, ni siquiera podía compararla con la biblioteca del patriarca, que hasta hace unos segundos para Maina no tenía igual, pero bien se decía que uno nunca deja de sorprenderse, y ella no era la excepción.
Cada peldaño, cada estante, cada repisa, estaba abarrotada de libros, ¿alguien se abría aventurado a leerlos todos algunas vez? Dudaba de ello, pues algunos parecían nunca haber sido hojeados, ni siquiera tocados, como si fuesen parte únicamente de la decoración a lo que se refería era una biblioteca. Ella jamás había sido muy dada a la lectura, pues si bien en su niñez en la India, sólo las personas acaudaladas de dinero podía tener acceso a la educación, y entre ellos a la formación y arte de leer, que decir que adquirir en compra algún libro, algo de lo que no podían los que eran huérfanos como ella. Claro, todo ello habiendo cambiado tras su entrenamiento como aspirante a las filas de caballeros de Athena, pero aún así, no era mucho de lectura, sólo lo necesario, a menos de tener suma curiosidad por algo, finalmente siempre tenía a Buda para orientarle.
Con parsimonia, la yemas de sus dedos recorrían los lomos de los libros, detallando con fascinación, pues aunque no lo leyera, el olor a libro antiguo era bastante agradable, más entre todo su ensimismamiento no se percató de que, además de ella, alguien más ya había descubierto la biblioteca y parecía, a diferencia de ella, si hacia uso de los libros, como normalmente debe de ser, el leerlos.
ㅡPor favor, me disculpo si he interrumpido su lectura, no ha sido mi intención.ㅡ
Dicho aquello después de haber dejado caer inocentemente un par de libros y disponerse a alzar estos con la misma rapidez que cayeron, en brevedad cayó en cuanta que el rostro del joven no le conocía, sus días de haber llegado al castillo eran relativamente pocos y su pequeña población viviendo allí, aún no les conocía del todo, pero si de algo podía estar segura, es que era compañero. ㅡNo he tenido el gusto de conocerle, hasta ahora, y permitiéndome el ya haberle interrumpido, me tomare el atrevimiento de presentarme. Maina, amazona de Virgo, un gusto.ㅡ Con la simpleza característica de ella en conjunto de su completa serenidad, hizo una pequeña venía ante el joven al que había interrumpido, a modo de saludo y por supuesto disculpa por su intromisión.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Entre libros ㅡDégel
Era la buena mañana de un día casi soleado, después de todo la luz del astro solar nunca ha tocado por completo a aquellas tierras nórdicas y mucho menos a Asgard. Ese día Dégel bajo de las montañas, con un rostro algo sonriente y con pensamientos por descubrir, quizás los nuevos libros que leería esta vez. Desde joven la lectura le había marcado, sobre todo en las tierras de los caballeros del hielo perpetuo donde fue entrenado. Vestía con un atavió de pieles y botas del mismo material, a su lado un lobo pequeño le acompañaba. Este cachorro hacia mucho más amena su estancia en las montañas, fue encontrado huérfano al lado de su madre y Dégel le salvó de morir desamparado. Por momentos suele perderse y regresar en busca de la compañía del santo. Nunca ha pretendido ser su amo, porque lo considera más como un amigo de su rancia soledad. Dégel había escuchado de alguien en la zona que amaestraba y convivía con los lobos pero nunca le había encontrado. No sería malo preguntar por el en su llegada al palacio en busca de un consejo. Compraría algunos materiales para su regreso y vendería alguna que otras pieles.
Se preguntaba si su vida sería diferente si nada de lo ocurrido hubiese pasado, si los caballeros hubiesen despertado a tiempo para la guerra y Athena no estaría en cautiverio esperando el regreso de sus santos. Quizás los dioses tenían otro destino, porque la resonancia de lo vivido le hacía pensar que lo que vivía, no debía ser para él. Quizás fuera un joven caballero al servicio de Athena en las tierras cálidas del Santuario. En un templo solo para él, donde existiera una biblioteca. El joven aunque vivía lejos en las montañas de aquella región como un ermitaño, producto de los fuertes altercados con sus compañeros dorados era un ferviente devoto de visitar por lo menos una vez al mes la biblioteca del palacio, después de todo su entrada no había sido negada al techo de los guerreros de Asgard.
Se quitó sus ropajes y fue presuroso a la biblioteca, para cambiar su lectura. Quizás buscaría algo un poco más del mundo espiritual, algo más encaminado a la tendencia del cosmos, las ciencias biológicas, química, matemáticas y la misma astronomía ya lo tenían hastiado. El cachorro de lobo le abandono antes de llegar al castillo, y una vez dentro tuvo que recorrer varios pasillos y salas para llegar a la biblioteca. Coloco sus gafas y empezó a buscar entre libros de grandes tamaños lo que investigaba. Pero al consultar lo que buscaba, los callejones llenos de libros le llevaron a una sección que habla de la cultura budista, de dioses y de monjes que confinaban su vida a la soledad para alcanzar la iluminación. Justo al leer la palabras del verdadero nombre de Buda, un aroma recorrió su nariz, parecía el olor a las flores, algo más allá de un ambiente de hostilidad y de guerra que siempre se solía sentir, era algo semejante a la calma, de el solo emanada un aura gélida, pero esta aura era diferente, una aura de paz, un aura que solo se siente al lado de un dios.
— ¿Athena? —Susurro el joven al contemplar a la dama que estaba justo enfrente de él, y que no sabía de donde había salido.
Al escuchar las disculpas de la chica, trago en seco y trato de fingir algo de su asombro en un rostro de seriedad, se quitó las gafas y cerro el libro que cargaba entre manos. Sus cabellos era rubios muy diferente a los descritos por el patriarca. Sin embargo mantuvo la compostura.
—Tranquila no se preocupe —Hablo en tono bajo, aun admirando a la dama quien al terminar lo dicho comprendió de quien se trataba. —Su santidad, Maina, amazona de Virgo. Perdone que ande en estas fachas. Mi nombre es Dégel… Dégel de Acuario.
Se preguntaba si su vida sería diferente si nada de lo ocurrido hubiese pasado, si los caballeros hubiesen despertado a tiempo para la guerra y Athena no estaría en cautiverio esperando el regreso de sus santos. Quizás los dioses tenían otro destino, porque la resonancia de lo vivido le hacía pensar que lo que vivía, no debía ser para él. Quizás fuera un joven caballero al servicio de Athena en las tierras cálidas del Santuario. En un templo solo para él, donde existiera una biblioteca. El joven aunque vivía lejos en las montañas de aquella región como un ermitaño, producto de los fuertes altercados con sus compañeros dorados era un ferviente devoto de visitar por lo menos una vez al mes la biblioteca del palacio, después de todo su entrada no había sido negada al techo de los guerreros de Asgard.
Se quitó sus ropajes y fue presuroso a la biblioteca, para cambiar su lectura. Quizás buscaría algo un poco más del mundo espiritual, algo más encaminado a la tendencia del cosmos, las ciencias biológicas, química, matemáticas y la misma astronomía ya lo tenían hastiado. El cachorro de lobo le abandono antes de llegar al castillo, y una vez dentro tuvo que recorrer varios pasillos y salas para llegar a la biblioteca. Coloco sus gafas y empezó a buscar entre libros de grandes tamaños lo que investigaba. Pero al consultar lo que buscaba, los callejones llenos de libros le llevaron a una sección que habla de la cultura budista, de dioses y de monjes que confinaban su vida a la soledad para alcanzar la iluminación. Justo al leer la palabras del verdadero nombre de Buda, un aroma recorrió su nariz, parecía el olor a las flores, algo más allá de un ambiente de hostilidad y de guerra que siempre se solía sentir, era algo semejante a la calma, de el solo emanada un aura gélida, pero esta aura era diferente, una aura de paz, un aura que solo se siente al lado de un dios.
— ¿Athena? —Susurro el joven al contemplar a la dama que estaba justo enfrente de él, y que no sabía de donde había salido.
Al escuchar las disculpas de la chica, trago en seco y trato de fingir algo de su asombro en un rostro de seriedad, se quitó las gafas y cerro el libro que cargaba entre manos. Sus cabellos era rubios muy diferente a los descritos por el patriarca. Sin embargo mantuvo la compostura.
—Tranquila no se preocupe —Hablo en tono bajo, aun admirando a la dama quien al terminar lo dicho comprendió de quien se trataba. —Su santidad, Maina, amazona de Virgo. Perdone que ande en estas fachas. Mi nombre es Dégel… Dégel de Acuario.
Dégel.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 22/03/2014
Re: Entre libros ㅡDégel
Si hacía recuento de su vida como amazona de Virgo, no había mucho que decir en realidad, más que el momento cúspide donde aquella armadura se presento sola cuando ella aún vivía en la India, cuando se vio con la necesidad de volver al Santuario, Buda le mencionó que no era lo correcto, debía aguardar hasta que pudiese ir a su nuevo hogar, pues nuevamente el destino estaba en otro lugar diferente al que ella pudo haber imaginado. Un frío eterno podría decirse, donde no se podía diferenciar cuando era de día y cuando era de noche, los días eran tan largos como las noches, así es como podía ser Asgard; y a ello, es que conoció poco a poco a sus compañeros de armas y que no, para la fémina, como su familia, más estaba segura había más por conocer, y no se equivocaba, pues el joven de verde cabello era uno más en la orden dorada. Era casi imposible ocultar el regocijo que ello le daba, ¿una actitud algo infantil? Probablemente.
Alcanzó a escuchar el mencionado de la Diosa a la que había jurado proteger, y si no erraba mucho era probable que el joven la hubiese comparado o confundido con tal divinidad, más se limito a no hacer comentario al respecto e internamente halagada por la comparación a su sagrada Diosa.
Esbozó una sonrisa ladina, mientras con suavidad movió su cabeza en negación antes las palabras pronunciados por el caballero, si la referencia a su santidad era por ambos, estaba todo bien, después de todos eran considerados santos, más si era por el hecho de su acercamiento a Buda, debía admitir no estaba acostumbrada a ello. ㅡAnte compañeros de armas no hay porque tener un atuendo adecuado al vestir.ㅡ Por inercia, aquel abrigo que le habían otorgado para cubrirse del gélido frío de Asgard, se envolvió un poco más en el, como si el frío le calará hasta los huesos. ㅡDégel.ㅡ Repitió con suavidad, grabándose el nombre del caballero perteneciente al signo de Acuario. ㅡQue dicha conocer a un compañero más, espero podamos recrear buenos recuerdos juntos y lograr una victoria en la futura guerra, de la cual celebrar.ㅡ Positiva ante todo, es como solía tener pensamientos ante todos los acontecimientos con respecto a la guerra avecinada, aunque dentro de ese mismo Palacio pareciera haber una guerra en menor tamaño, mil y un disputas por que estrategia o que decisión era la mejor, y prefiriendo la calma, Maina no participaba en ello a menos que fuera muy necesario.
Nuevamente, sin poder evitarlo, sus orbes azules se posaron en el libro que segundos antes el joven Acuariano había cerrado, podía reconocer fácilmente los escritos u decoraciones de la portada, signos Budistas sin duda alguna. ㅡ¿Interesado en el Budismo?ㅡ Preguntó con interés, hasta ahora de las personas que había conocido no había uno sólo que se haya interesado en lo que respecta a tal religión con la que la dama, casualmente se había criado, por lo regular la hilaban a sus dos antecesores Virgo con lo que compartía además de religión, el parecido físico, y eso bastaba para conocer acerca del "Budismo", una pequeña mueca se formó en su rostro de manera inconsciente, prejuicios, siempre prejuicios.
Cambió su expresión, no queriendo parecer una joven extraña ante el caballero, volviendo a su expresión de antes, serena y con la pequeña sonrisa en labios, pues bien, si era cierto que el que estuviese leyendo acerca o algo referente al budismo y ella estuviese allí, como le había dicho Buda hace mucho tiempo, todo coincide por una razón.
Alcanzó a escuchar el mencionado de la Diosa a la que había jurado proteger, y si no erraba mucho era probable que el joven la hubiese comparado o confundido con tal divinidad, más se limito a no hacer comentario al respecto e internamente halagada por la comparación a su sagrada Diosa.
Esbozó una sonrisa ladina, mientras con suavidad movió su cabeza en negación antes las palabras pronunciados por el caballero, si la referencia a su santidad era por ambos, estaba todo bien, después de todos eran considerados santos, más si era por el hecho de su acercamiento a Buda, debía admitir no estaba acostumbrada a ello. ㅡAnte compañeros de armas no hay porque tener un atuendo adecuado al vestir.ㅡ Por inercia, aquel abrigo que le habían otorgado para cubrirse del gélido frío de Asgard, se envolvió un poco más en el, como si el frío le calará hasta los huesos. ㅡDégel.ㅡ Repitió con suavidad, grabándose el nombre del caballero perteneciente al signo de Acuario. ㅡQue dicha conocer a un compañero más, espero podamos recrear buenos recuerdos juntos y lograr una victoria en la futura guerra, de la cual celebrar.ㅡ Positiva ante todo, es como solía tener pensamientos ante todos los acontecimientos con respecto a la guerra avecinada, aunque dentro de ese mismo Palacio pareciera haber una guerra en menor tamaño, mil y un disputas por que estrategia o que decisión era la mejor, y prefiriendo la calma, Maina no participaba en ello a menos que fuera muy necesario.
Nuevamente, sin poder evitarlo, sus orbes azules se posaron en el libro que segundos antes el joven Acuariano había cerrado, podía reconocer fácilmente los escritos u decoraciones de la portada, signos Budistas sin duda alguna. ㅡ¿Interesado en el Budismo?ㅡ Preguntó con interés, hasta ahora de las personas que había conocido no había uno sólo que se haya interesado en lo que respecta a tal religión con la que la dama, casualmente se había criado, por lo regular la hilaban a sus dos antecesores Virgo con lo que compartía además de religión, el parecido físico, y eso bastaba para conocer acerca del "Budismo", una pequeña mueca se formó en su rostro de manera inconsciente, prejuicios, siempre prejuicios.
Cambió su expresión, no queriendo parecer una joven extraña ante el caballero, volviendo a su expresión de antes, serena y con la pequeña sonrisa en labios, pues bien, si era cierto que el que estuviese leyendo acerca o algo referente al budismo y ella estuviese allí, como le había dicho Buda hace mucho tiempo, todo coincide por una razón.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Fecha de inscripción : 10/09/2014
Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Entre libros ㅡDégel
Observo su expresión serena, mostraba calma. Su sonrisa brillo cual luz en un momento en la oscura y fría existencia del santo. Siempre he tenido en mente de que las cosas no ocurren al azar. Si el universo permitió la existencia de la humanidad fue por alguna razón que aun nuestras mentes limitadas desconocen. Observo como aquellos ojos azules miraban lo que leía. Pero no era la mirada de alguien que desconocía lo que tenía en mis manos, si no la del brillo en la vista que poseen las personas al encontrar motivos comunes entre vidas distintas pero quizás enlazadas de alguna manera. Sin más procedí a responder a la pregunta realizada de sus la dulce voz.
—Pues, señorita Maina, el gusto es mío. Quien mejor que usted para ilustrar lo que no logre comprender en mi lectura. —Algo de mi sonrojar se pudo observar en mis mejillas.
Mire los tomos en la inmensa estantería, todos hablaban de aquella región del mundo donde ella procedía. — ¿Cual me recomiendas? —Espero no se haya dado cuenta de mi error al confundirla con Athena. De todas formas Me alegra conocer personas tan cálidas como ellas, algo muy diferente a los otros caballeros dorados. Aun mirando los libros baje la mirada al recapacitar que no debo apreciar a alguien demasiado. Pues se acerca una guerra en la cual muchos perderán la vida y procedí a decir.
—Si por mi fuese no vería con alegría el hecho de que alguno de nosotros enfrente una guerra. Pues el amigo que más amas es aquel que puedes llegar a perder —Coloque algunos libros de regreso después de haberlos ojeado rápidamente sin ni siquiera percatarme de que estaba escrito ellos. Quizás por la presencia de la dama. Me detuve mirando mis pies y al percatarme de lo que hacia, caí en vergüenza. —discúlpeme, suelo dejarme llevar, soy un poco ido. —Coloque mis gafas y acomodándolas mire nuevamente los libros, aunque no los observaba, luego la mire de reojo.
—Pues, señorita Maina, el gusto es mío. Quien mejor que usted para ilustrar lo que no logre comprender en mi lectura. —Algo de mi sonrojar se pudo observar en mis mejillas.
Mire los tomos en la inmensa estantería, todos hablaban de aquella región del mundo donde ella procedía. — ¿Cual me recomiendas? —Espero no se haya dado cuenta de mi error al confundirla con Athena. De todas formas Me alegra conocer personas tan cálidas como ellas, algo muy diferente a los otros caballeros dorados. Aun mirando los libros baje la mirada al recapacitar que no debo apreciar a alguien demasiado. Pues se acerca una guerra en la cual muchos perderán la vida y procedí a decir.
—Si por mi fuese no vería con alegría el hecho de que alguno de nosotros enfrente una guerra. Pues el amigo que más amas es aquel que puedes llegar a perder —Coloque algunos libros de regreso después de haberlos ojeado rápidamente sin ni siquiera percatarme de que estaba escrito ellos. Quizás por la presencia de la dama. Me detuve mirando mis pies y al percatarme de lo que hacia, caí en vergüenza. —discúlpeme, suelo dejarme llevar, soy un poco ido. —Coloque mis gafas y acomodándolas mire nuevamente los libros, aunque no los observaba, luego la mire de reojo.
Dégel.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 22/03/2014
Re: Entre libros ㅡDégel
Logró percatarse del sonrojo del caballero, reacción que a su humilde pensar era algo bastante lindo, más nuevamente, se guardaría sus comentarios para si misma pues comentar algo, para ella sería como un atrevimiento al breve momento de haberle conocido apenas. Asintió a modo de respuesta, realmente que pudiese ser de ayuda para él en cuanto al budismo, para ella sería un gusto y honor el ilustrarle en tal religión.
De dónde se había quedado aguardando, se movió hacia los estantes de libros, con paso suave y calmado, quedando al frente del que parecía ser el dedicado a los contenidos del budismo, nuevamente, paso las yemas de sus dedos por los lomos de cada uno de los libros y con parsimonia comenzó a escoger varios de estos, sacando uno tras otro. En sus brazos cargando unos cuatro y cinco los coloco sobre una pequeña mesa cerca de ambos.
ㅡLe recomiendo estos, alguno de ellos fueron con lo que me crié en la India, parte de mi enseñanza vienen de su contenido, los otros, no he tenido la oportunidad de leerlos pero por sus títulos, se que son muy buenos. Y aún a ello, se que tendrá usted dudas, si es así, con mucho gusto disipare cada una de ellas.ㅡ Era notorio la cierta emoción en la voz de la fémina Virgo, desde su unión a la orden dorada, como bien había comentado con otro caballero, conocía poco o nada de los demás, como ellos de ella, y eso al menos a su opinión, no le gustaba en absoluto; sus mejillas se colorearon de un tono rosa, más no por estar apenada si no por el hecho de la emoción misma.
No duró mucho aquella expresión tan cálida en su mirada, la cual ante las palabras del joven peli verde, esta se ensombreció, siempre había pensado en ello.
ㅡEl camino de un caballero, no es más que dirigirse hacia la muerte.ㅡ Comentó su pensamiento en voz alta, aquella siempre había sido su frase desde la muerte de su maestro, y en cierta parte, le daba la razón al caballero de Virgo, pero no compartía tal pensamiento. ㅡEn cierto punto, es cierto, tomarle cariño a alguien que uno sabe cual es su destino tras la guerra, y por ello, uno evita el si quiera crear un lazo de amistad o de amor para evitar sufrir o llorarle su muerte, pero me permito pensar diferente. Tan sólo, Athena, nuestra sagrada Diosa, pasando guerra tras guerra, y aún así, nos ama, nos cuida, sabiendo que sus ochenta y ocho caballeros se juegan la vida y que probablemente morirán, no pierde el cariño a nosotros, entonces, ¿porque nosotros no podemos ser así? Querernos, fortalecer nuestros lazos y no sólo ser simplemente compañeros de armas. Un sabio caballero me dijo que, si llegáramos conocernos lo suficiente, la batalla o cualquier situación sería mejor para nosotros, si, el amor es debilidad, pero también puede ser fortaleza, y entre caballeros que comparten todos los días de su vida juntos, ¿porque no ser más que sólo compañeros de armas? Hermanos, amigos, que confían y se cuidan las espaldas, porque tendríamos una razón más que proteger a nuestra Diosa, protegernos uno a los otros, proteger a nuestra familia.ㅡ Se encogió de hombros, entonces si se había apenado de sus palabras, pues más que nada era su profundo sentir acerca de toda la orden dorada y de aquellos caballeros de plata y bronce que se habían quedado en el santuario sirviendo a Poseidón aún a costa de su decisión. ㅡLa mayoría somos huérfanos, desde pequeños destinado a esto, y aunque sabemos que es muy probable que tengamos que morir en batalla, en lo poco que podemos estar en paz, no pensar en ello y dar oportunidad a otras cosas, al final, tras morir, Elíseos, Inframundo, sea cual sea nuestro destino, sólo nos llevamos las buenas memorias de todos los momentos y personas partes de muerta vida.ㅡ
Finalmente soltó un suspiro, dejando descansar su espalda en uno de los estantes de libros, pasándose una mano por su rubio cabello, desviando la mirada del caballero Acuariano hacia un punto en la nada, dejándose perder por un momento en sus pensamientos, hasta que volvió a escuchar al caballero, tan sólo soltando unas suaves risas. ㅡNo hay porque disculparse, no ha sido el único.ㅡ Se ruborizó nuevamente, jugando entre sus dedos con la manga del abrigo que le quedaba ciertamente algo grande. ㅡAhora podemos decir, que nos conocemos un poco más, y logramos perdernos en nuestros pensamientos.ㅡ
De dónde se había quedado aguardando, se movió hacia los estantes de libros, con paso suave y calmado, quedando al frente del que parecía ser el dedicado a los contenidos del budismo, nuevamente, paso las yemas de sus dedos por los lomos de cada uno de los libros y con parsimonia comenzó a escoger varios de estos, sacando uno tras otro. En sus brazos cargando unos cuatro y cinco los coloco sobre una pequeña mesa cerca de ambos.
ㅡLe recomiendo estos, alguno de ellos fueron con lo que me crié en la India, parte de mi enseñanza vienen de su contenido, los otros, no he tenido la oportunidad de leerlos pero por sus títulos, se que son muy buenos. Y aún a ello, se que tendrá usted dudas, si es así, con mucho gusto disipare cada una de ellas.ㅡ Era notorio la cierta emoción en la voz de la fémina Virgo, desde su unión a la orden dorada, como bien había comentado con otro caballero, conocía poco o nada de los demás, como ellos de ella, y eso al menos a su opinión, no le gustaba en absoluto; sus mejillas se colorearon de un tono rosa, más no por estar apenada si no por el hecho de la emoción misma.
No duró mucho aquella expresión tan cálida en su mirada, la cual ante las palabras del joven peli verde, esta se ensombreció, siempre había pensado en ello.
ㅡEl camino de un caballero, no es más que dirigirse hacia la muerte.ㅡ Comentó su pensamiento en voz alta, aquella siempre había sido su frase desde la muerte de su maestro, y en cierta parte, le daba la razón al caballero de Virgo, pero no compartía tal pensamiento. ㅡEn cierto punto, es cierto, tomarle cariño a alguien que uno sabe cual es su destino tras la guerra, y por ello, uno evita el si quiera crear un lazo de amistad o de amor para evitar sufrir o llorarle su muerte, pero me permito pensar diferente. Tan sólo, Athena, nuestra sagrada Diosa, pasando guerra tras guerra, y aún así, nos ama, nos cuida, sabiendo que sus ochenta y ocho caballeros se juegan la vida y que probablemente morirán, no pierde el cariño a nosotros, entonces, ¿porque nosotros no podemos ser así? Querernos, fortalecer nuestros lazos y no sólo ser simplemente compañeros de armas. Un sabio caballero me dijo que, si llegáramos conocernos lo suficiente, la batalla o cualquier situación sería mejor para nosotros, si, el amor es debilidad, pero también puede ser fortaleza, y entre caballeros que comparten todos los días de su vida juntos, ¿porque no ser más que sólo compañeros de armas? Hermanos, amigos, que confían y se cuidan las espaldas, porque tendríamos una razón más que proteger a nuestra Diosa, protegernos uno a los otros, proteger a nuestra familia.ㅡ Se encogió de hombros, entonces si se había apenado de sus palabras, pues más que nada era su profundo sentir acerca de toda la orden dorada y de aquellos caballeros de plata y bronce que se habían quedado en el santuario sirviendo a Poseidón aún a costa de su decisión. ㅡLa mayoría somos huérfanos, desde pequeños destinado a esto, y aunque sabemos que es muy probable que tengamos que morir en batalla, en lo poco que podemos estar en paz, no pensar en ello y dar oportunidad a otras cosas, al final, tras morir, Elíseos, Inframundo, sea cual sea nuestro destino, sólo nos llevamos las buenas memorias de todos los momentos y personas partes de muerta vida.ㅡ
Finalmente soltó un suspiro, dejando descansar su espalda en uno de los estantes de libros, pasándose una mano por su rubio cabello, desviando la mirada del caballero Acuariano hacia un punto en la nada, dejándose perder por un momento en sus pensamientos, hasta que volvió a escuchar al caballero, tan sólo soltando unas suaves risas. ㅡNo hay porque disculparse, no ha sido el único.ㅡ Se ruborizó nuevamente, jugando entre sus dedos con la manga del abrigo que le quedaba ciertamente algo grande. ㅡAhora podemos decir, que nos conocemos un poco más, y logramos perdernos en nuestros pensamientos.ㅡ
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Re: Entre libros ㅡDégel
—Pues vera. No es bueno mostrar pensamientos inmediatamente en esta forma. Pues sería de mal gusto. —Sonreí por un momento algo avergonzado. Busque la mesa ayudando de alguna manera a la dama a cargar los libros y observando la gama de ellos que se mostraban ante mí. Era un golpe de buena suerte contar con alguien que supiese de esta cultura y sus costumbres. Pero cuando expreso lo que pensaba del hecho de crear lazos entre santos, pareciese que un pequeño golpe de su sabiduría había derribado un gigantesco muro en mi interior hecho con ladrillos de indiferencia y rencor.
Ella era hermosa, tanto por fuera como en su interior y gozaba de una emblemática percepción de sabiduría con solo conocerla. Aquella reflexión no dejo huecos para “peros” o “sin embargos” era sencillamente perfecta, justo la estrategia que expuse en un principio a mi llegada, mas no fui escuchado. Solo con saber la desapareciendo del caballero de libra ensombreció mi percepción de las cosas y las trunco por completo.
—Sin duda me llevare estos libros. Estoy encantado de conocerla. —Dirigí mis pensamientos a los libros y observe temas muy puntuales en cada uno de ellos. Me senté en la mesa, dándole previamente la oportunidad a la dama de apartar de mi parte una silla de la mesa para que ella y que se sentara ofreciéndola con mi mano. —Me pregunto si este sería uno de los métodos que requiere un santo para alcanzar el séptimo sentido casi a los límites del octavo, por decirlo así el más poderoso de todos. —Abrí uno no de ellos, me embargaba la emoción de que eran escritos a mano alzada. —Pero, requiere de una vida preparación entera y una capacidad ilimitada de cosmos casi divina.
Me quite mi abrigo, y lo coloque aun lado, pues muy a pasar que cargo aquella vestimenta en realidad no significaba nada para mí. Pues el frio viene conmigo, solamente quede con una camiseta de tejido de algodón muy fina.
Quite mis lentes y la mire nuevamente a los ojos mientras sonreía. —Es como… como… considerar… —Me levante de mi lugar y con uno de los soportes de las gafas tocando mis labios y una mano en la espalda, comencé a caminar a todos lados no importándome el frio.
—Es como... un ser sensible… que ha desarrollado todas las cualidades positivas, y ha erradicado todas las negativas. —Me quede pensativo y la volví a mirar. —Yo estaría en el otro extremo.
Sin lugar a dudas esta dama sería una gran amiga, una excelente guía espiritual, pero sería demasiado que un dorado reciba enseñanzas de otro. Pero como le pagaría, que podría ella aprender de mí. Nada.
Ella era hermosa, tanto por fuera como en su interior y gozaba de una emblemática percepción de sabiduría con solo conocerla. Aquella reflexión no dejo huecos para “peros” o “sin embargos” era sencillamente perfecta, justo la estrategia que expuse en un principio a mi llegada, mas no fui escuchado. Solo con saber la desapareciendo del caballero de libra ensombreció mi percepción de las cosas y las trunco por completo.
—Sin duda me llevare estos libros. Estoy encantado de conocerla. —Dirigí mis pensamientos a los libros y observe temas muy puntuales en cada uno de ellos. Me senté en la mesa, dándole previamente la oportunidad a la dama de apartar de mi parte una silla de la mesa para que ella y que se sentara ofreciéndola con mi mano. —Me pregunto si este sería uno de los métodos que requiere un santo para alcanzar el séptimo sentido casi a los límites del octavo, por decirlo así el más poderoso de todos. —Abrí uno no de ellos, me embargaba la emoción de que eran escritos a mano alzada. —Pero, requiere de una vida preparación entera y una capacidad ilimitada de cosmos casi divina.
Me quite mi abrigo, y lo coloque aun lado, pues muy a pasar que cargo aquella vestimenta en realidad no significaba nada para mí. Pues el frio viene conmigo, solamente quede con una camiseta de tejido de algodón muy fina.
Quite mis lentes y la mire nuevamente a los ojos mientras sonreía. —Es como… como… considerar… —Me levante de mi lugar y con uno de los soportes de las gafas tocando mis labios y una mano en la espalda, comencé a caminar a todos lados no importándome el frio.
—Es como... un ser sensible… que ha desarrollado todas las cualidades positivas, y ha erradicado todas las negativas. —Me quede pensativo y la volví a mirar. —Yo estaría en el otro extremo.
Sin lugar a dudas esta dama sería una gran amiga, una excelente guía espiritual, pero sería demasiado que un dorado reciba enseñanzas de otro. Pero como le pagaría, que podría ella aprender de mí. Nada.
Dégel.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 22/03/2014
Re: Entre libros ㅡDégel
Prefirió no comentar nada al respecto, si bien era cierto que apenas se conocían, aunque para ella ese tipo de nimiedades no fueran importantes, parte de sus pensamientos anteriores no había razón para tanta formalidades entre compañeros que comparten un mismo ideal, pero como en contadas ocasiones Buda había sido honesto con la fémina, no todos tienen la misma perspectiva.
ㅡGracias, sin duda, he de decir lo mismo sobre usted.ㅡ En breve, al percibir la acción del caballero con un ligero asentimiento se movió de lugar hasta tomar asiento en la silla respectiva. Paso su vista a los libros descansando en la mesa, uno de ellos abandonando esta para ir a parar hasta las manos del caballero, más su vista seguía en los otros que allí quedaban, como si de pronto mil y un memorias atajarán su mente, trayéndole imágenes de su infancia y todo lo que aprendió con libros similares, por un momento se sintió nostálgica, pues en esos recuerdos había aparecido su ahora difunto padre adoptivo, movió su cabeza en negación de manera disimulada, retomando su expresión serena de siempre.
Al nuevamente escucharlo, no pudo evitar que su entrecejo se frunciera levemente, buscando entre su léxico palabras adecuadas para expresar, una vez más, sus pensamientos. ㅡCreo que, cada caballero por si mismo es encargado de despertar el séptimo sentido hasta llegar al octavo, por sus propias mañana y méritos, unas palabras escritas en libros, no dirán el secreto o vendrán con una receta escrita. Son años de entrenamiento...ㅡ Pauso por un momento, relajando su expresión, no era el que le molestará el joven peli verde pensara aquello, si no más por ella. ㅡNuestros cosmos pueden llegar a compararse o considerarse divinos, más para despertar el octavo sentido, se necesita una razón para ello, pues no es común como cualquier otro, ni siquiera el séptimo sentido, es...es algo difícil de explicar.ㅡ Juntando ambas manos por sobré encima de sus piernas, jugaba con ellas, símbolo de inquietud, era de esas pocas veces que no sabía como expresar lo que su mente le decía. ㅡNo me apremio el ser portadora de tener el séptimo sentido y tal vez considerarme en condiciones de despertar el octavo...mi descendencia me lo obliga, si se puede decir. Si lo que se le conoce la "maldición de los Géminis" se podría decir es similar a los Virgo. Nacer con la divinidad de Buda da esos privilegios, más no me jacto de ello, no es algo agradable. Es cierto que, meditación bajo escenarios poco aptos para personas comunes ayudo, pero si no hubiese nacido como mano derecha de Buda, ¿hubiese sido capaz?...Pienso que, cada caballero debe despertarlo bajo su mérito y no en vías que están ya escritas, en lo que a mi respecta, eso sería algo digno de dar orgullo y el cual regodearse. Yo...yo no lo hago, aún al ser de los dorados en portarlo, porque no fue por mi propio mérito, ¿qué de valeroso tiene eso?ㅡ Se dejo caer ligeramente sobre la silla, tomando una mejor posición en esta.
Cruzando la mirada con el joven por un momento, pudo notar cierto aire de inquietud, y aun a ello, no le paso desapercibido que a diferencia de ella, las prendas del caballero eran en menor proporción, recordando entonces a la vaga información que tenía de cada uno, es que aquel curioso joven, provenía de tierras tal vez aún más frías que Asgard, vaya persona tan interesante.
ㅡSi nos pusiéramos a ver lo negativo, ¿qué sería entonces de este mundo? ¿De las decisiones que tomamos? No habría estabilidad, más si indecisión, desequilibrio. Tal vez encontrar positivismo a todo sea como pedir una Utopía, pero nos va mejor, y sólo es cuestión de uno proponérselo.ㅡ Desvió su mirada hacia el título de uno de los libros que hablaba sobre la introducción al Budismo, tan sólo por tener un punto fijo al cual centrarse. ㅡHemos vivido una vida llena de pensamientos tanto en lo negativo como en lo positivo. Pero uno aprende, ¿sabe? Me costo mucho, hablando a mi experiencia, mis padres murieron siendo joven, mi padre adoptivo murió en mi adolescencia, mis pensamiento erradicaban en lo negativo, que todo lo que se me acercaba moriría, destinada a la soledad. Y otra lección era enseñada, gracias a mi maestro, y aunque él murió también, aprendí que es parte de la historia que cada uno vive, sea malo o bueno, y siempre verle el lado positivo. Viendo lo negativo, no se gana nada, sólo incertidumbre.ㅡ Volvió su vista hacia él. ㅡPerdone tanta palabrería mía, no suelo medirme cuando hablo, y suelo decir demasiado, puede ser agobiante...ㅡ Aunque realmente estaba disfrutando el intercambio de palabras con él, y se atrevía a asumir que más que compañeros de armas, podían tener una amistad, ni ella era perfecta ni el lo era tampoco, y como seres humanos, por mínimo que fuera, podrían aprender el uno del otro, de eso ella estaba más que segura.
ㅡGracias, sin duda, he de decir lo mismo sobre usted.ㅡ En breve, al percibir la acción del caballero con un ligero asentimiento se movió de lugar hasta tomar asiento en la silla respectiva. Paso su vista a los libros descansando en la mesa, uno de ellos abandonando esta para ir a parar hasta las manos del caballero, más su vista seguía en los otros que allí quedaban, como si de pronto mil y un memorias atajarán su mente, trayéndole imágenes de su infancia y todo lo que aprendió con libros similares, por un momento se sintió nostálgica, pues en esos recuerdos había aparecido su ahora difunto padre adoptivo, movió su cabeza en negación de manera disimulada, retomando su expresión serena de siempre.
Al nuevamente escucharlo, no pudo evitar que su entrecejo se frunciera levemente, buscando entre su léxico palabras adecuadas para expresar, una vez más, sus pensamientos. ㅡCreo que, cada caballero por si mismo es encargado de despertar el séptimo sentido hasta llegar al octavo, por sus propias mañana y méritos, unas palabras escritas en libros, no dirán el secreto o vendrán con una receta escrita. Son años de entrenamiento...ㅡ Pauso por un momento, relajando su expresión, no era el que le molestará el joven peli verde pensara aquello, si no más por ella. ㅡNuestros cosmos pueden llegar a compararse o considerarse divinos, más para despertar el octavo sentido, se necesita una razón para ello, pues no es común como cualquier otro, ni siquiera el séptimo sentido, es...es algo difícil de explicar.ㅡ Juntando ambas manos por sobré encima de sus piernas, jugaba con ellas, símbolo de inquietud, era de esas pocas veces que no sabía como expresar lo que su mente le decía. ㅡNo me apremio el ser portadora de tener el séptimo sentido y tal vez considerarme en condiciones de despertar el octavo...mi descendencia me lo obliga, si se puede decir. Si lo que se le conoce la "maldición de los Géminis" se podría decir es similar a los Virgo. Nacer con la divinidad de Buda da esos privilegios, más no me jacto de ello, no es algo agradable. Es cierto que, meditación bajo escenarios poco aptos para personas comunes ayudo, pero si no hubiese nacido como mano derecha de Buda, ¿hubiese sido capaz?...Pienso que, cada caballero debe despertarlo bajo su mérito y no en vías que están ya escritas, en lo que a mi respecta, eso sería algo digno de dar orgullo y el cual regodearse. Yo...yo no lo hago, aún al ser de los dorados en portarlo, porque no fue por mi propio mérito, ¿qué de valeroso tiene eso?ㅡ Se dejo caer ligeramente sobre la silla, tomando una mejor posición en esta.
Cruzando la mirada con el joven por un momento, pudo notar cierto aire de inquietud, y aun a ello, no le paso desapercibido que a diferencia de ella, las prendas del caballero eran en menor proporción, recordando entonces a la vaga información que tenía de cada uno, es que aquel curioso joven, provenía de tierras tal vez aún más frías que Asgard, vaya persona tan interesante.
ㅡSi nos pusiéramos a ver lo negativo, ¿qué sería entonces de este mundo? ¿De las decisiones que tomamos? No habría estabilidad, más si indecisión, desequilibrio. Tal vez encontrar positivismo a todo sea como pedir una Utopía, pero nos va mejor, y sólo es cuestión de uno proponérselo.ㅡ Desvió su mirada hacia el título de uno de los libros que hablaba sobre la introducción al Budismo, tan sólo por tener un punto fijo al cual centrarse. ㅡHemos vivido una vida llena de pensamientos tanto en lo negativo como en lo positivo. Pero uno aprende, ¿sabe? Me costo mucho, hablando a mi experiencia, mis padres murieron siendo joven, mi padre adoptivo murió en mi adolescencia, mis pensamiento erradicaban en lo negativo, que todo lo que se me acercaba moriría, destinada a la soledad. Y otra lección era enseñada, gracias a mi maestro, y aunque él murió también, aprendí que es parte de la historia que cada uno vive, sea malo o bueno, y siempre verle el lado positivo. Viendo lo negativo, no se gana nada, sólo incertidumbre.ㅡ Volvió su vista hacia él. ㅡPerdone tanta palabrería mía, no suelo medirme cuando hablo, y suelo decir demasiado, puede ser agobiante...ㅡ Aunque realmente estaba disfrutando el intercambio de palabras con él, y se atrevía a asumir que más que compañeros de armas, podían tener una amistad, ni ella era perfecta ni el lo era tampoco, y como seres humanos, por mínimo que fuera, podrían aprender el uno del otro, de eso ella estaba más que segura.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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Localización : Buscando alcanzar la iluminación.
Re: Entre libros ㅡDégel
Cerro el libro que tenía en manos para escuchar a la dama de forma detallada estudiando la gesticulación que esta tenia, la etiqueta pertinente. Miraba por encima de unas gafas algo viejas y con pedazos pequeños de nieve en ellas. Atónito por lo que le contaba miraba que de alguna forma a pesar de ser una santa que poseía una gran espiritualidad, mostraba una musculatura no como la de alguien que hiciese atletismo, pero si poseía una piel tonificada y marcada.
-Comprendo... -Interrumpió el hombre mientras ella cruzaba las piernas en su intranquilidad por no saber cómo decir las cosas. –Comprendo lo que quiere decir.
«…Pienso que cada caballero debe despertarlo bajo su merito y no envías que estén ya escritas…» Repitió con el pensamiento las palabras de la santa, aquella frase resonó en su cabeza, todo comenzó a encajar dentro de su ser. Era como si hablase con un maestro, con alguien que ha vivido muchísimo más tiempo del que demuestra.
-¡Ho por favor no se detenga! -contesto -Me place escucharle. Entonces se podría decir que no se necesitaría de los libros. Aunque hay gran conocimiento en ellos, he de rescatar lo dicho por usted. Si nuestras vidas están llenas de obstáculos, todos tenemos algo en común la presencia de un ser muy cercano que ha muerto. Y para serle sincero es usted la primera compañera con la que al cruzar palabras ha caído en gracia. –Celebro aquello expresando una sonrisa en sus labios. Tomo algunos libros y los organizo. Mientras hacía miro a todos lados, y cuando no vio a nadie comenzó a hablar nuevamente sin salir de sus palabras susurradas.
-Sepa usted que mi vida admira mucho a aquellos que con valor salen adelante sin hundir a los demás. Admiro mucho la suya. Porque a pesar de la tormenta que ocurrió en momentos pasados hoy puedo observar que vive en una calma absoluta la cual transmite a los demás. Lamentablemente mi don no fue bien visto por mis padres. Era más bien una maldición. Algo que se debía ocultar. –Miro sus manos detalladamente sobre la mesa mientras de ellas brotaban algo de frió formándose pequeño copos de nieve.
-Controle mis dones, y los he colocado al servicio del desvalido. Y he quitado la vida de quien atrevidamente se vuelve contra el mal, sin dudar. –Luego miro a la santa y dijo –Quizás no soy digno por esa razón encasillarme en la categoría en la cual usted está ahora santa de Virgo.
-Comprendo... -Interrumpió el hombre mientras ella cruzaba las piernas en su intranquilidad por no saber cómo decir las cosas. –Comprendo lo que quiere decir.
«…Pienso que cada caballero debe despertarlo bajo su merito y no envías que estén ya escritas…» Repitió con el pensamiento las palabras de la santa, aquella frase resonó en su cabeza, todo comenzó a encajar dentro de su ser. Era como si hablase con un maestro, con alguien que ha vivido muchísimo más tiempo del que demuestra.
-¡Ho por favor no se detenga! -contesto -Me place escucharle. Entonces se podría decir que no se necesitaría de los libros. Aunque hay gran conocimiento en ellos, he de rescatar lo dicho por usted. Si nuestras vidas están llenas de obstáculos, todos tenemos algo en común la presencia de un ser muy cercano que ha muerto. Y para serle sincero es usted la primera compañera con la que al cruzar palabras ha caído en gracia. –Celebro aquello expresando una sonrisa en sus labios. Tomo algunos libros y los organizo. Mientras hacía miro a todos lados, y cuando no vio a nadie comenzó a hablar nuevamente sin salir de sus palabras susurradas.
-Sepa usted que mi vida admira mucho a aquellos que con valor salen adelante sin hundir a los demás. Admiro mucho la suya. Porque a pesar de la tormenta que ocurrió en momentos pasados hoy puedo observar que vive en una calma absoluta la cual transmite a los demás. Lamentablemente mi don no fue bien visto por mis padres. Era más bien una maldición. Algo que se debía ocultar. –Miro sus manos detalladamente sobre la mesa mientras de ellas brotaban algo de frió formándose pequeño copos de nieve.
-Controle mis dones, y los he colocado al servicio del desvalido. Y he quitado la vida de quien atrevidamente se vuelve contra el mal, sin dudar. –Luego miro a la santa y dijo –Quizás no soy digno por esa razón encasillarme en la categoría en la cual usted está ahora santa de Virgo.
Dégel.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 22/03/2014
Re: Entre libros ㅡDégel
Situaciones como esas eran de las que se guardaban en la memoria y en el corazón, pues al final del día no se sabía si ibas a seguir con vida o caerías en las manos de Thanatos y un viaje gratis hacia el Inframundo.
Era notorio por el semblante de la amazona de Virgo, lo mucho que estaba disfrutando aquella charla con el caballero de Acuario, unos puntos de vista diferentes y a la vez tan similares, podría asegurar que con ningún otro se había sentido tan cómoda, claro exceptuando al portador de Aries, Dégel seria la segunda persona a la eu se atrevería Maina en confiar plenamente y tal vez, considerarlo un amigo y no solo un compañero de armas.
Atendiendo a cada una de sus palabras, como si buscara analizar estas, lo ultimo formulado era algo que tal vez la fémina rubia no esperara; aquella sonrisa dibujada sobre sus labios se hizo más amplia, al mismo tiempo que un suave rubor rosado coloreo sus mejillas, y aquello fue como una muestra muda en agradecimiento por tan cálida confesión por parte del caballero.
Alargo una de sus manos, tomando otro libro en manos de los que ya él había organizado, abriendo este en una página cualquiera, pasando su vista por cada uno de los símbolos y letras sin leerlas llenamente. ㅡVera usted que los libros en efecto podrán ayudarlo, mas solo son una guía para lograr el objetivo, como todo en esta vida, solo obtenemos una ayuda, pero la meta la conseguimos por si mismos, ¿no cree?ㅡ Deslizó la yema de sus dedos por la suavidad de la hoja, la cual al tacto se había vuelto un poco desgastada, seguramente por los años que tendría aquel libro. ㅡSe dice que ser testigo de la muerte, es clave para hacernos elevar el séptimo sentido, un paso más para el octavo, algo cruel a mi pensar. A veces, uno ve morir a sus seres queridos por causas naturales, pero cuando es por otra razón, es muy cruel, y tal parece que es la condena para todo caballero Atheniense, me corrobora usted, que es así, tal vez en circunstancias diferentes, pero extraña vez es por razón de causa natural.ㅡ Dio un largo suspiro, como si aquello le mortificara su mente tan pacifica, y en cierto punto era así, pero prefería dejarlo en aquella parte de su memoria que reprimía los recuerdos y pensamientos dolorosos.
ㅡUno aprende, sabrá usted. Debemos de hacerlo, porque es parte de nuestro entrenamiento, yo, que he nacido bajo una bendición, si así gusta decirle, hay que tomar todo lo bueno, aun de lo mal y ruin que haya pasado, porque solo así, tal vez, uno pueda alcanzar lo divino, y aun así, es un pensamiento muy Utópico, pero que no está prohibido en la mente misma.ㅡ Dejo salir un suave suspiro, si era verdad las palabras de Dégel, su misma naturaleza era de alguien pacífica y que buscaba transmitir aquello, mucho antes de su entrenamiento había sido una persona así, aunque como todo humano, con sus defectos y sus virtudes.
Parpadeo seguidamente, desviando su mirada hacia el santo acuariano, dejando ver aquella expresión de sorpresa y fascinación al ver la exposición del poder del cual el caballero era capaz de controlar. ㅡA veces, el ser humano reacciona de manera errónea ante lo desconocido, porque son ignorantes. Y lamento si en ello hago referencia a sus padres, joven Dégel, pero apostaría que ese tipo de rechazos le hicieron mas fuerte, ¿o me equivoco? Porque lo que es horror y desconocido para otros, es magnifico y único para el que lo porta, lo que lo hace diferente de todo el resto.ㅡ Se atrevió a tocar con su dedo índice aquel copo de nieve sostenido al aire sobre la palma del caballero, mirando este completamente ensimismada, hasta salir de sus cavilaciones al escuchar nuevamente la voz de él.
Dégel, que persona tan curiosa, con mucho por considerarse alguien tan enigmático y agradable, y teniendo poca fascinación por si mismo, ¿podría ella declinarle ese tipo de pensamientos?
ㅡAl final, no creo que haya una categoría para encasillar a alguno de nosotros, pues al final, arrebataremos vidas, inocentes o no, lo merezcan o no, entonces, ¿entramos en una misma categoría todos? La manera en la que se hace prevalecer la justicia, la ayuda al mas necesitado, no importa de qué manera sea, pero que esa acción sea de corazón, con humildad, lo demás, no es importante. Pienso que si usted ha servido a Athena por tales razones, es lo mismo a estar en mi posición, como la de el resto de nuestros compañeros.ㅡ Y con esa simpleza en sus palabras, mantuvo esa suave sonrisa sincera.
Era notorio por el semblante de la amazona de Virgo, lo mucho que estaba disfrutando aquella charla con el caballero de Acuario, unos puntos de vista diferentes y a la vez tan similares, podría asegurar que con ningún otro se había sentido tan cómoda, claro exceptuando al portador de Aries, Dégel seria la segunda persona a la eu se atrevería Maina en confiar plenamente y tal vez, considerarlo un amigo y no solo un compañero de armas.
Atendiendo a cada una de sus palabras, como si buscara analizar estas, lo ultimo formulado era algo que tal vez la fémina rubia no esperara; aquella sonrisa dibujada sobre sus labios se hizo más amplia, al mismo tiempo que un suave rubor rosado coloreo sus mejillas, y aquello fue como una muestra muda en agradecimiento por tan cálida confesión por parte del caballero.
Alargo una de sus manos, tomando otro libro en manos de los que ya él había organizado, abriendo este en una página cualquiera, pasando su vista por cada uno de los símbolos y letras sin leerlas llenamente. ㅡVera usted que los libros en efecto podrán ayudarlo, mas solo son una guía para lograr el objetivo, como todo en esta vida, solo obtenemos una ayuda, pero la meta la conseguimos por si mismos, ¿no cree?ㅡ Deslizó la yema de sus dedos por la suavidad de la hoja, la cual al tacto se había vuelto un poco desgastada, seguramente por los años que tendría aquel libro. ㅡSe dice que ser testigo de la muerte, es clave para hacernos elevar el séptimo sentido, un paso más para el octavo, algo cruel a mi pensar. A veces, uno ve morir a sus seres queridos por causas naturales, pero cuando es por otra razón, es muy cruel, y tal parece que es la condena para todo caballero Atheniense, me corrobora usted, que es así, tal vez en circunstancias diferentes, pero extraña vez es por razón de causa natural.ㅡ Dio un largo suspiro, como si aquello le mortificara su mente tan pacifica, y en cierto punto era así, pero prefería dejarlo en aquella parte de su memoria que reprimía los recuerdos y pensamientos dolorosos.
ㅡUno aprende, sabrá usted. Debemos de hacerlo, porque es parte de nuestro entrenamiento, yo, que he nacido bajo una bendición, si así gusta decirle, hay que tomar todo lo bueno, aun de lo mal y ruin que haya pasado, porque solo así, tal vez, uno pueda alcanzar lo divino, y aun así, es un pensamiento muy Utópico, pero que no está prohibido en la mente misma.ㅡ Dejo salir un suave suspiro, si era verdad las palabras de Dégel, su misma naturaleza era de alguien pacífica y que buscaba transmitir aquello, mucho antes de su entrenamiento había sido una persona así, aunque como todo humano, con sus defectos y sus virtudes.
Parpadeo seguidamente, desviando su mirada hacia el santo acuariano, dejando ver aquella expresión de sorpresa y fascinación al ver la exposición del poder del cual el caballero era capaz de controlar. ㅡA veces, el ser humano reacciona de manera errónea ante lo desconocido, porque son ignorantes. Y lamento si en ello hago referencia a sus padres, joven Dégel, pero apostaría que ese tipo de rechazos le hicieron mas fuerte, ¿o me equivoco? Porque lo que es horror y desconocido para otros, es magnifico y único para el que lo porta, lo que lo hace diferente de todo el resto.ㅡ Se atrevió a tocar con su dedo índice aquel copo de nieve sostenido al aire sobre la palma del caballero, mirando este completamente ensimismada, hasta salir de sus cavilaciones al escuchar nuevamente la voz de él.
Dégel, que persona tan curiosa, con mucho por considerarse alguien tan enigmático y agradable, y teniendo poca fascinación por si mismo, ¿podría ella declinarle ese tipo de pensamientos?
ㅡAl final, no creo que haya una categoría para encasillar a alguno de nosotros, pues al final, arrebataremos vidas, inocentes o no, lo merezcan o no, entonces, ¿entramos en una misma categoría todos? La manera en la que se hace prevalecer la justicia, la ayuda al mas necesitado, no importa de qué manera sea, pero que esa acción sea de corazón, con humildad, lo demás, no es importante. Pienso que si usted ha servido a Athena por tales razones, es lo mismo a estar en mi posición, como la de el resto de nuestros compañeros.ㅡ Y con esa simpleza en sus palabras, mantuvo esa suave sonrisa sincera.
Maina de Virgo- Santo de Oro
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