El desatar de la naturaleza [Misión - Libre]

Estados Unidos de América, la capital del mundo civilizado, o como los medios de comunicación humanos intentaban ponerlo, la cuna del poder, tanto económico como político y militar, donde las personas se sienten más seguras que nada y donde no existe el temor ni el respeto por entidades superiores a sus propios intereses vulgares. Un país tan dedicado a su egoísmo que se hace llamar a si mismo como "América", monopolizando con ello la importancia de todo un continente y el poderío para ser partícipe de cualquier acto, invadiendo a otras entidades sin mayor discreción, un territorio tan dado a los bajos instintos humanos que la naturaleza, que el planeta mismo en que habitan se ha visto despojado de sus recursos por centenas de años hasta ser reducido a un espectro moribundo y enfermo de lo que en sus años gloriosos fue. Si, América, una de las mayores demostraciones de lo que el sucio mortal podía hacerle a una de las más preciosas creaciones de los dioses.



- Que arrogancia... -

La presa Hoover, en Nevada, era sin duda una de las más sorprendentes manifestaciones humanas, no simplemente por su tamaño y estructura sino que significaba una de las más grandes victorias del Homo Sapiens sobre su ecosistema. Mediante su impresionante arquitectura se lograba impedir el paso del magnánimo rio Colorado para dar lugar a una de las reservas artificiales más grandes del mundo, y la principal de aquel egocentrista país, Lake Mead. Con una carretera pasando de extremo a extremo y un puente en construcción para acortar la distancia de circulación, no era de extrañarse que la maravilla arquitectónica fuese presa de la atracción popular, visitada por incontables personas a cada hora solo para maravillarse con lo que habían destruido, el flujo de la naturaleza. Sin embargo había algo que no permitiría que dicho flujo fuera destruido, había algo que no dejaría que el ser humano siguiese destruyendo lo que en su momento había sido considerado una obra de arte divina.

- Los humanos deberían aprender su lugar, adorando a la naturaleza y a sus creadores - Aquella voz tan imponente parecía ser ignorada por los humanos, y claro, pues dichas palabras tan altivas no estaban dirigidas a los oídos de los sucios mortales sino a los propios. Con dicha sentencia la figura de aquel misterioso ser hizo acto de presencia por encima de la montaña, viendo desde la cima del la misma el caótico ambiente que la humanidad había fabricado para si misma. Sus ojos no demostraban odio, simplemente miraban con cierta decepción a las criaturas que se habían interpuesto en su camino. Con el simple levantar de su celestial mano, recubierta por el mismo atuendo atezado que lo revelaba como uno de los seres de la mitología, como uno de los padres de los dioses olímpicos, como uno de los titanes, se dispuso a liberar un dejo de lo que él consideraba la purificación que la tierra requería. En el acto una sección de la gran presa empezó a reflejar el efecto de la tremenda presión que el cosmos titánico podía lograr. Una grieta hizo su presencia y con ello las alertas de toda la presa se dispararon. No pasaría mucho antes de que toda la zona se viese convertida en el centro de atención pues Océanos se había encargado de dar la primer alarma de lo que podría convertirse en una de las más grandes catástrofes que habían azotado a dicho país. Una simple demostración de lo que vendría para el resto de la humanidad si estos no aceptaban su papel como sirvientes de los dioses.

- Ahora... vengan a mi, santos de Athena... - El telón estaba abierto, y el titán solo esperaba a que las marionetas hicieran su aparición.

La Tierra una vez mas se encuentra bajo el ataque de seres que buscan eliminar a los humanos de su faz, esta vez son aquellos que ni mas ni menos engendraron a los poderosos dioses Olimpicos, cuyas fuerzas rivalizan en poder; sin duda, cualquiera que se les opusiera se enfrentaria al mas terrible de los destinos, la muerte. Una batalla contra esos seres es practicamente un suicidio y aquellos que buscaran hacerlo deberian de perder toda esperanza, sin embargo existen aquellos hombres que portan la esperanza como escudo y producen milagros con sus puños, aquellos no dejarian que aquellos temibles seres hicieran lo que quisieran con las vidas de los inocentes.

Asi fue, que en una represa de America un terrible poder oscuro le envolvia, la represa cruje fieramente ante su poder agrietandose en una señal clara de peligro ante la posible ruptura de la misma; todo aquello ocasionado por una oscura figura en lo alto, que sin mucho esfuerzo ha dañado aquella estructura, cualquiera que estuviera en presencia de aquel ser seguro temblaria, un escalofrio seria seguro aun en el mas valiente de los hombres, pues aquel es un Titan.

Si algo no detiene a Oceanos es seguro que miles de vidas se perderan en el proceso, una clara amenaza y seguramente una trampa para los unicos que podrian evitar aquello; algo que el santo de Sagitario no le importaba, desde el mismo momento que sintio la terrible presencia del Titan, se puso en camino para frustrar sus planes.

Oceanos sigue manipulando aquella presa, algo que tenia que detener cuanto antes, por lo que sigilosamente cual cazador, manteniendose en lo alto de una montaña, Gusaar coloca sus manos como su portara su arco y en un rapido movimiento dispara una decena de flechas de luz directo a la mano del Titan, que seguramente no causarian daño alguno, mas llamarian su atencion, para dejar de amenazar a los mortales y centrara su atencion a el.

--- Se te perdio algo en la presa, Titan?... no te han enseñado que con el agua no se juega?

Y asi, saludo al mitologico ser, mientras se encuentra parado gallardamente en la punta de aquella formacion rocosa, vistiendo su armadura dorada tan peculiar al ser la unica que tiene alas por naturaleza, una armadura bañada por el sol por el paso de los años. Un aura dorada empieza a salir de su ser, preparandose para aquello que venia.

La atención del divino ser parecía estar totalmente centrada en su acto de celestial magnificencia, su cosmos enfocado en la presa y más específicamente en las aguas que eran retenidas por la misma para así crear un flujo cuya fuerza lograba quebrar los cimientos de la humanidad. Un hecho tan sorprendente para los humanos como cualquier catástrofe pero tan insignificante para el Titán que solo tenía que estirar su mano para llevarlo a cabo. Sin embargo no era esta diferencia de niveles lo que le importaba al de obscura armadura sino el hecho de que sus actos atrajeran a seres aparentemente superiores aun entre humanos, aquellos que los dioses usurpadores habían elegido como sus guardianes.

- Así que finalmente... -

Dijo por cuenta propia cuando, gracias a la dispersión de su energía y sus propios sentidos divinos, logró percatarse de la aparición de una sobresaliente entidad. Al darse mirar de reojo solo pudo percatarse como una serie de destellos lumínicos atentaban contra él, más detalladamente contra su mano, lo que lo obligó a actuar. De la nada un torbellino de agua lo cubrió cual crisálida girando a tan elevada velocidad que incluso aquellas flechas se vieron quebradas ante la presión que lograba formular el líquido, un hecho impresionante no solo por la fuerza que debía tener el agua para lograrlo sino porque se había materializado del aire mismo.

- Humano sin modales... ¿Cómo te atreves a atacar a un Dios? - Musitó el domador de las corrientes mientras que bajaba su mano para así detener el genocidio que solo había amenazado realizar para hacer llamado a los caballeros atenienses. Sus ojos miraban con pasmosa serenidad a aquel guerrero de dorada armadura. Se podía notar como el ataque del humano no había causado ni el más mínimo cambio en su semblante y así mismo se apreciaba que para el Titán aquel humano no era nada, un simple entretenimiento tal vez, o más bien una duda, la duda del por qué sus hermanos se habían interesado en ellos. Una respuesta que la primera impresión del caballero de sagitario no lograba responder.

Las Flechas de luz avanzaron rapidamente contra su oponente quien parecia no haberse percatado de aquel ataque, hasta que apunto de ser golpeado, con una intensa manifestacion de cosmos, un torrente de agua surgio instantaneamente con tal velocidad que no solo evito aquellas lanzas de luz, si no que las destruyo completamente, ciertamente no esperaba causar grandes cosas con un ataque tan pequeño, pero de eso a que sus flechas luminicas se hayan hecho añicos era otra cosa, sin duda el poder del agua puede ser muy peligroso si se sabe utilizar.

--- No esperabas que te mandara rosas verdad? --- dijo Gusaar en un tono burlon, sin embargo, tras ese comentario y su semblante relajado, estaba observando atentamente la situacion, ya que era un Titan su adversario.

Aquella manifestacion habia aclarado cierto dominio sobre el agua de aquel oscuro hombre, lo que pone en la mesa la posibilidad de que su poder no haya hecho desquebrajarse la presa, si no que la manipulacion sobre la presion del agua que contiene lo haya ocasionado, revelando asi su identidad; aquel Titan que mantiene el dominio sobre las aguas de la Tierra, aquel que es capaz de superar al mismo Poseidon...

--- Oceanos... --- musito en voz baja, esta vez solo para el.

Entonces se pone erguido, mostrando cierta gallardia y lo temerario que era, quiza tonto ante los ojos del Titan, mas su opinion no era importante para el santo de Sagitario, quien continua agudizando sus sentidos y expandiendo su cosmos en un aura calida que lo envuelve complentamente.

--- Un Dios? Si en verdad fueras un dios tratarias de salvaguardar las vidas que estuviste apunto de quitar --- termino de decir con severidad.

Encomendada a una misión de suma importancia, no solo para combatir si no para fungir como apoyo a los dorados fue esa la orden dicha a voz de la diosa a quien servia, la pequeña de cabello negro y largo que respondía al nombre de Hikari viajo hasta los Estados Unidos, ciertamente un lugar remoto para el patrón de los hermanos titánicos, las conclusiones llegaron a mente de la amazona de plata al suponer que intentaban separar las fuerzas de la diosa regente de la tierra, sabiendose que posiblemente estos eran el mayor obstaculo en su objetivo principal, pese a eso cada uno de los caballeros protectores de la diosa Atena no se darían por vencidos y así tuviera que perseguirlos hasta el fin del punto por mandato de ella , Hikari simplemente lo haría sin rechistar siendo la entidad lo único que guardaba respeto.

Lentamente las aves de plumaje negro iban arribando al lugar, esporádicamente no podía deslumbrarse la cantidad de estas cerca del lugar, anunciaban con anticipación el arribo de la santa de plata, se le había informado que un caballero dorado había sido encomendado a dicha misión, mas nunca se le había mencionado el nombre de este, la gente en estado de alarma no se hizo esperar, la presa estaba por desbordarse fue lo que podía escuchar entre gritos y movilización de evacuación, soltó aire con pesadez, odiaba que se hiciera un caos con la gente que no lograba entender las cosas pero ante ello solo podía quejarse internamente.

Aguardo hasta el momento indicado, el santo de sagitario había llamado la atención del titán lo que volvería un blanco al santo dorado, en ese momento ella silbaría como habitualmente lo hace llamando a su ave aliada, esta grazno y con ello las demás aves se levantaron el vuelo y en picada se lanzaron contra el enemigo en una gran parvada, todas aquellos plumíferos animales uniéndose para formar literalmente una ventisca emplumada.

-EL TERROR DEL ALA NEGRA!!!!-se oyó gritar

Las aves pasaron muy cerca del titán lo que posiblemente causarían conmoción en el , siendo solo una distracción para el ataque primordial, cada que pasaba un ave soltaba una de sus plumas, la velocidad de estos animales fue rápida que en un par de segundos habían pasado velos ente a travez de la deidad; las plumas liberadas por las aves crearían un remolino atrapando al titán en el impidiéndole el movimiento por la velocidad con la que girarían dichas plumas.

La respuesta del humano no causo ninguna satisfacción al Titán sino todo lo contrario, inmediatamente sintió la ofensa que aquel personaje de dorada vestimenta espetaba con cada palabra. No le quedaba mayor duda de que esos seres habían sido maleducados por los "nuevos" dioses al punto de que habían perdido todo respeto y adoración por sus superiores. Pero no podía culparlos por su propia ignorancia, el hecho era que los hijos de su hermano eran aquellos que debían cargar con el crimen de dejar a la humanidad en tan deplorable estado. Pero ahora que estaban libres podrían cambiarlo aunque en el proceso de regeneración muchos de los homo sapiens tuviesen que sufrir. Al fin y al cabo el proceso de limpia tenía que conllevar consigo mares de sangre hasta que solo los elegidos por los verdaderos dioses pudiesen quedarse.

- Lo cierto es que no esperaba gran cosa de ustedes, los adoradores de los falsos dioses - Musitó con la misma tranquilidad con la que las aguas podían moverse en un lago. Océanos era sin duda el más sereno e imperturbable de todos los titanes. Pero a su vez, al igual que el oleaje de los mares, era imposible detener su camino y arrasaba con todo lo que en éste se pudiese. Al fin y al cabo, así se había formado la tierra.

- Humanos, tan arrogantes... son ustedes los que existen para nosotros. No te equivoques solo porque esa niñata de Athena no ha sabido tomar el papel de una deidad - No intentaba atacar las ideas del santo, no cuestionaba sus pensamientos, simplemente le intentaba hacer entender la verdad, la única verdad. Pero no intentaría mucho, si ese sujeto volvía a levantar la mano en su contra, lo azotaría con toda la fuerza de los mares. No había espacio en el nuevo mundo para aquellas creaciones que no aceptaban a sus verdaderos amos.

La conversación probablemente hubiese seguido un poco más hasta que la aplastante lógica del divino ser terminase por decidir si el santo de Sagitario era digno de ser purificado o no, más la aparición de otras criaturas muy diferentes llamó la atención del supremo ser quien con el más ligero de los gestos de sorpresa, un simple cambio en la dilatación de sus pupilas, apreció el repentino e inexplicable ataque de una parvada de aves negras. Dicho gesto, tan diminuto como la vida de esos humanos al lado de la de un dios como él mismo, se vio explicado por el simple razonamiento de que todos los animales de ese mundo tenían más que arraigado el instinto natural de temerle a sus creadores, sin embargo esos cuervos eran diferentes. Lo rodeaban, pasaban a su lado y con amenazante intensidad formaban una prisión azabache a su alrededor. Solo se podía escuchar el constante graznido y el incesante aletear de las bestias que en poco tiempo engulleron gracias a sus números a Océanos.

- Otro humano engañado - Susurró para sí, imperceptible debido al escándalo que los pajarracos hacían. En ningún momento había intentado frenarlos, no por incapacidad, por quedar estupefacto o por otro motivo que seguro había aparecido en la mente de esos humanos. Simplemente se había quedado estático porque no sentía ni la más diminuta amenaza de aquella cuantiosa embestida. No fue hasta que su cuerpo sintió la realidad, el hecho de que las aves no eran más que los carruajes para un ataque, que su mirar se concentró en lo que realmente lo rodeaba. Había quedado aprisionado en un torbellino de plumas tan negras como el carbón que giraban a una velocidad indescriptible, simulando la técnica con la que había detenido el ataque del santo dorado, solo para intentar evitar que realizara alguna otra acción en contra de la humanidad.

- Una prisión de plumas. Aunque admito que controlar a tantas bestias es una especie de merito para su estirpe, considero un verdadero insulto creer que algún mortal es capaz de detenerme... a mi... Yo que soy el flujo de la vida. Yo que soy Océanos de las Corrientes y que controlo el movimiento de todo el mundo - Con sus palabras se desataba su cosmos, un poder tan impresionante como temible que rápidamente se esparcía por todo el campo y parecía sumergirlo en una oscuridad que solo era apreciable debido al cambio de presión. Algo en el aire parecía moverse, algo parecía cambiar aun  cuando aquel ser solo se había limitado a elevar su presencia y su poder en el entorno. Tan repentinamente como la llegada de aquellas aves, una esfera de agua se manifestó alrededor del titán. Su espesor y tamaño tan amplio que los pájaros tuvieron que huir y que el torbellino de plumas quedó atrapado en el cambio de ambiente. La fuerza que alguna vez había hecho de esas plumas un tornado atezado había sido frenado en su totalidad por la potencia pasiva de aquel líquido y en su lugar había dejado miles de puntos negros flotando en la nada solo para caer al suelo una vez la esfera fue desintegrada. Y ahí en el centro, sin haber movido un solo músculo, yacía  la divinidad. Con sus ojos tan puros como el cristal viendo fijamente a la pequeña de plata que había osado llevar a sus pequeñas ratas voladoras contra uno de sus creadores.

- Insolencia tras insolencia, ustedes Santos de Athena deben de ser castigados, no solo por su sacrilegio, sino por cometerlo aun siendo tan débiles - Un solo estirar de su mano hizo que debajo de su palma emergiera una ola de descomunal tamaño que no solo desafiaba toda la lógica sino que advertía de engullir toda la superficie en que la fémina estaba parada. La fuerza de dicha creación era tan que sin duda aplastaría a cualquier humano contra las rocas sin tener problema alguno en destruir sus huesos y llevar sus restos hasta el fondo del acantilado. Un castigo brutal, pero rápido. Una muestra de la piedad del titán que no tenía gusto por hacerlos sufrir.

Sin dudar, las palabras del santo dorado habían molestado al Titán, una batalla había empezado entre los dos, sin embargo, no una lucha física o de poder, sino de ideologías diferentes; lamentablemente Gusaar sabe que cambiar la manera de pensar de alguien que ha vivido eternamente y tuvo milenios para guardar rencor por estar encerrado es muy complicado, sin embargo ¿qué es un dios?, si los humanos somos sus hijos ¿no deberían velar por ellos?

Pero aquella conversación es interrumpida por una presencia más, una valiente santo de plata trata de aprovechar la supuesta guardia baja del titán lanzando a sus cuervos en un intento de restringir su movimiento más el caballero de Sagitario sabía lo que ocurriría; aquel no era un ataque lo suficientemente fuerte contra alguien de la talla de su enemigo.

Sus ojos se apartaron de Océanos para ver a la joven de plateada armadura casi por instinto, Gusaar sabe bien lo que se aproxima, y un sentimiento de preocupación recorrió su cuerpo, el cual se tensó y anticipándose a Océanos de un fuerte salto se lanza como rayo a donde Hikari se encuentra, solo un destello dorado se pudo ver por los ojos de algún mortal al paso de aquella terrible marejada proveniente de la mano del Titán que arrasa con las piedras y árboles en su camino, terrible pudo ser la consecuencia de haber golpeado a aquella mujer.

A velocidades que manejan los santo de oro, Gusaar había cargado a la dama del cuervo entre sus brazos para sacarla del trayecto de aquel brutal ataque, quedando a un centenar de metros de aquella ola.

--- ¿Te encuentras bien? --- le dice en un tono como de hermano mayor preocupado por su hermanita mostrando una sonrisa --- No seas imprudente, este oponente va más allá de todo lo que podemos imaginar, eres un Santo y por ello no te humillare pidiéndote huir, pero si vas a hacerle frente conmigo habrás de elevar tu cosmos a un punto que jamás ha llegado, incluso por encima del mío propio, ¿entendido? --- termina de decirle, tratándola como una igual dejándola nuevamente en el piso.

Luego Gusaar da la media vuelta para perfilarse a Océanos nuevamente viéndolo con determinación mientras aquella luz dorada brota más fieramente de su cuerpo causando que los vientos cambien de dirección y sacudan los arboles cercanos, la tierra empieza a vibrar y resquebrajarse levantándose pequeñas partículas de la misma.

BACKGROUND MUSIC

Spoiler:

--- Nosotros los humanos contamos con una vida limitada, un simple parpadeo para ustedes cuyo el tiempo no pasa --- le indica en reflexión --- y en tampoco tiempo, tenemos que aprender, equivocarnos y volver a aprender, sentir cada emoción y distinguir, odiamos, amamos... todo en tan poco tiempo, y ¿un ser que se dice ser dios no puede entenderlo?, nos ven inferiores, efímeros y pasajeros y ¿no pueden tener misericordia de seres así?, juzgan a un niño como adultos, ¿alguien de millones de años espera que un ser que no puede pasar de cien lo entienda?

Y entonces todo su cuerpo, cada célula de su ser se empieza a llenar de aquella energía prima que creo el universo, aquella que abunda en todos ser, aquel que lleva a los santos a quebrar el suelo de un punta pie y rasgar los cielos de un revés de mano, elevando sus sentidos más allá de los elementales, más allá de la misma intuición, aquel que dominan los doce de la elíptica, el séptimo.

--- La única que ha entendido esto es aquella que puedo llamar una verdadera diosa, mi diosa... Atenea, aquella que comprende nuestro sufrimiento y dolor al haberse reencarnado en un humano, y por ella y el bienestar de aquellos que ama... es mi deber... ¡enfrentarte Océanos! --- dice extendiendo sus brazos y sus alas imponente como un ángel guardián.

La tierra cruje más arduamente y las pequeñas piedras flotantes empiezan a estallar ante aquel poder liberado, ramas de los árboles se empiezan a desprender y un brillo como el sol se apodera del lugar con centro en el santo dorado.

--- ¡Toma esto Océanos!

Y lanzando sus palmas al frente junto con sus alas grita con fiereza.

¡IMPULSO DE LA LUZ DE QUIRON!
(Kheiron's Light Impulse)

Spoiler:

Entonces un brutal y fiero tornado de viento dorado sale disparado en contra del Titán a la velocidad de la misma luz, los propios arboles cerca de su trayecto se ven desprendidos de sus raíces, y aquel ataque es tan amplio que abarca más de tres veces al mismo dios, que al estar flotando se le dificultaría mas esquivarlo.

Aquel ataque es devastador, y seguramente pondría en aprietos a cualquiera, incluso a un santo dorado, pues Gusaar no se anda con juegos y sabe que si ha de atacar al Titán, tiene que hacerlo enserio y sin rodeos, solo aquella santa de plata saldria intacta del ataque.

Hikari realmente no esperaba que su técnica fuera efectiva, estaba esperando que fallara de modo que aprendería de las habilidades del titán con el que se encaraba, criada entre una organización de matones y "ejecutivos" tenia en cuenta que no se podía atacar realmente sin conocer al enemigo, poca información se tenia sobre el, lo que le daba la ventaja, hasta ahora que la pequeña joven de arrogancia visible aprendiera de esta acción, con un simple gesto de parte de la deidad el movimiento sorpresa ejecutado por la santa de plata portadora de cuervo fue contrarrestado, por supuesto esto no causo molestia en la pelinegra, era algo que esperaba que sucediera, su rostro se torno confiado y de facciones inexpresiva salvo esa media sonrisa de confianza.

La pequeña joven santa esperaba un contrataque de parte de el titan, siendo la de menos rango y sobre todo la del ataque mas reciente era logico que se volviera el objetivo, estaba mas que lista para recibir el ataque que la deidad le tenia preparada , realizo una flexión ligera de sus rodillas de modo que me permitiera moverse mas ágilmente de requerirlo, mas su movimiento fue truncada por la rápida acción del santo de sagitario, la joven fuera de estar agradecida se mostraba molesta ante aquel abrupto y repentino cambio en sus planes.

- ¿que demonios crees que estas haciendo?!!- soltó con evidente molestia, mas la acción ya estaba hecha, bajo de los brazos de el hombre castaño y como acción normal en ella cruzo los brazos y trono la lengua como ápice de lo molesta que podía encontrarse.

- ¿crees que soy estupida? A diferencia de lo que pudieras creer se exactamente lo que debo hacer, lo tenia todo completamente bajo control-

La muestra de poder de la joven era evidente, elevando su cosmos de manera repentina un aura violeta marco su contorno , la fuerza misma de este provocaba que su cabello se agitara ligeramente, mas el santo dorado parecía tener un discurso preparado , Hikari solo rodeo los ojos, no era el momento mas adecuado para soltar un discurso, como si eso fuera a ayudar a fortalecer su poder.

-pretendes dormirlo con ese discurso?-respondió al tiempo que daba un salto en dirección al titán, la joven levanto una mano y así como el titán con un ligero movimiento podía mover las corrientes ella controlaría las plumas que ahora estaban mojadas pero aun funcionales, las plumas cargadas con gran cantidad de cosmoenergia comenzaron a brillar por la acción de esta, estas plumas cambiaban de forma hasta parecer finas agujas, la cercanía de estas tendrían una ventaja sobre el contrincante , las ahora agujas se clavarían de un solo movimiento en las partes mas blandas del cuerpo del titán así como en las zonas flexibles de sus extremidades, como en brazos y piernas, esta sabia que no dañaría al titán con aquel enfrentamiento mas su prioridad era inmovilizarlo para darle una ventaja al santo dorado.

El titan parecía estarse divirtiendo con tan insignificantes seres para el, su ideal hubiera sido que estuviesen postrados ante el antes que pelear, pero quien era el para imponer la voluntad de aquellos seres que habían mantenido por mucho tiempo el ego de los olímpicos, la gran corriente que mando en dirección a la santa de plata que en un momento le había causado no mas que cosquillas no había sido efectiva, el santo de mayor rango le había ayudado -que decepción- penso el titan, elevo sin ningún problema su cosmoenergia, agito su mano apuntando en dirección a esas plumas afiladas , apretó la mano y estas simplemente se desvanecieron con el uso de su cosmos, realmente esperabaas eficiencia de aquellos que le enfrentaban, el turno era del santo dorado que lanzo una fuerte onda de choque con uso de sus alas, el titan cruzo los brazos frente a el interceptando el golpe que le hizo retroceder unos pasos, no estaba mal, pero no fue lo suficiente para causarle algún daño, de un movimiento con los brazos había al frente deshaciendo la cruz que habia hecho a modo defensa, corto la corriente que se desvaneció inmediatamente

—me divertia con ustedes, pero hay asuntos mas importantes que hacer, como destruir a Zeus , son solo unos insectos que puedo aplastar cuando desee, disfruten su "victoria" adiós—respondió con arrogancia el titán tras sentir el llamado de sus hermanos, en ellos estaba otro plan mas que solo destruir el mundo que los olimpianos había construido por su ego, era tiempo de ir tras ellos, levanto ambas manos y una gran masa de agua dividida en dos se levanto con esto, de un movimiento de muñeca las corrientes envolvieron al titán en un capullo como con el que se había defendido, el agua cubrió el cuerpo de este y ahí desapareció, volviendo todo a la paz.

La batalla continua su curso en aquella represa, Hikari parecia molesta por la ayuda brindada por aquel santo dorado, que aunque no fue su intención, parece haber dañado de cierta forma el ego de la amazona plateada, algo que lamenta Gusaar más no se iba a arriesgar a perderla por un que tal si si hubiera podido evitarlo, pero ya habría momento para una disculpa, pues ahorita su prioridad era aquel imponente Titán.

La amazona del cuervo había retomado la iniciativa, lanzando nuevamente aquellas plumas en contra de su adversario con fin de neutralizar cualquier movimiento que tuviera, y así darle una oportunidad a Gusaar para que su ataque fuera más efectivo, sin embargo, algo esperado para el cosmos de aquellos dos humanos, Oceanos se deshace facilmente de las plumas nuevamente y no solamente eso, si no que, tras bloquear el Impulso de Luz, lo rompe con lo que parece un movimiento tan fácil.

Una gota fria de sudor recorre el rostro de Sagitario, mientras escucha como su oponente decide emprender la retirada con argumentos comunes en alguien tan soberbio, pero al parecer corren con suerte, pues la diferencia cosmica se había notado claramente incluso para un santo dorado como él.


--- Nos veremos nuevamente Oceanos... y no te gustará --- dijo en voz baja mientras su puño derecho se aprieta con cierto sentimiento de impotencia.

Entonces, volviendo la paz a aquel lugar, una vez más Gusaar puede relajarse nuevamente, por lo que avanza a donde se encuentra Hikari y le mira de manera fraternal con una gran sonrisa en sus labios, luego posa su mano derecha sobre la cabeza de la dama.

--- Tienes razón --- dijo calidamente --- me disculpo por mi impertinencia al pensar que no podrías protegerte tú sola, has demostrado el verdadero valor de un santo de Atenea y te agradezco tu ayuda.

Y cierra los ojos en una expresión de ternura ante ella, pues aún cuando se trata sin duda de una gran guerrera, Gusaar no puede evitar verla como una niña, una pequeña hermanita a la cual hay que proteger.

La brisa húmeda causada por la presencia del titán agitaba el cabello de la joven santa, su nariz olisqueo el ambiente,percibía la hierba, tierra y ambiente en general húmedo, le recordó por un momento a aquellos días de niebla que había vivido en su nacida Rusia, esos recuerdos venideros le recordaron lo que debía proteger, su razón de convertirse en caballero.

Se había lanzado precipitadamente a atacar al titán sin escuchar ni una sola palabra mas de Gusaar, no podía entender el ego de los dorados los que le daba por dar sermones o discursos como si fueran los mas nobles caballeros, ella no había sido de las mejores, había usado su fuerza y armadura con fines de lucro afines a su familia, siendo que el león cree que todos son de su condición Hikari dudaba si el santo era tan noble como lo predicaba, desconfiaba en el, desconfiaba de todo mundo a no ser que le demostraran que valía la pena seguirles.

Ni el ataque del santo ni el ella fueron efectivos, una muestra del gran poder del titán, de un par de movimientos las plumas habían desaparecido, por primera vez la impotencia invadió a la santa, no había fallado un ataque desde que portaba su armadura, su ceño se frunció y en su rostro se marcaba un labio mordido, mas cuando el titán dedico aquellas palabras y desapareció del lugar, el ego y altanería de la santa salió a flote

—eso es! Huye , largate de aquí maldito!! — un gesto infantil pero le hacia sentir mejor grita al aire —es un maldito chiste, tanto ruido para nada, estupido ente caótico, quien se creen en dejar de esa manera la pelea—soltó mas como una queja personal que un reclamo para el titán huido.

Le miro al santo dorado, su actitud no le agradaba, parecía que veía en ella un infante, posiblemente por la falta de altura o por su apariencia infantil , Hikari no era nada de eso, aunque la genética no le había favorecido no implicaba que fuera capaz de dar muestra de lo apta que podía ser, de un manotazo alejo la mano del castaño que se posaba suavemente sobre su cabeza, demasiada confianza para ella.

— obvio, siempre tengo razón, no soy una cría—–se cruzo de brazos— hazte un favor a ti mismo, no veas en mi lo que verías en una hermana menor si?, no soy nada de eso y no ayudare a alimentar cualquier frustración paternal que puedas tener, o instinto de hermano ,no me agradas y cualquier cosa que hagas no servirá —fue clara y directa, dicho esto dio media vuelta en dirección al santuario.


Off: aclarando que esta respuesta no tiene nada en contra de nadie, el pj es un amargado y antisocial, pido de antemano una disculpa en caso de algún tipo de ofensa.

La amazona del cuervo parece nuevamente disgustada con el santo de Sagitario quitando la mano sobre su cabeza de un manotazo, dejando a Gusaar por un segundo pasmado mientras recibe toda una letania agresiva de parte de la mujer; sin embargo, no pudo evitar reirse y seguir mostrando aquella sonrisa tan representativa de el, como si nada hubiera pasado.

--- Vaya, las sorpresas que uno se encuentra, hasta psicologa eres --- dice continuando con su risa.

Sin duda, parte de aquel discurso tiene razon, pues si la ve como una hermana menor por mas que no hubiera tanta diferencia, pero algo que quiza el tiempo le daria a comprender a aquella amazona, es que ellos quiza algun dia tambien se conviertan en santos dorados, y su responsabilidad seria velar no solo por los mas debiles y la humanidad, si no por aquellos que representan el futuro de la orden Ateniense, aquellos que heredaran la voluntad de los caballeros de la esperanza; mas aquel seria un discurso que podria darle despues.

--- Y dime gruñoncita, cual es tu nombre? --- pregunta en tono de juego --- que de otra forma tendre que llamarte hermanita --- y se vuelve a reir mientras alcanza a la amazona de plata para caminar junto a ella rumbo al santuario.

Off-Topic: No te preocupes, lei tu ficha y entiendo que asi es el personaje. Tambien vi que querias rolear asi que podriamos aprovechar esto y rolear un poco, quiza en otro tema para cerrar este?. Por cierto, deberias pasarte por el tema del cielo gris (https://elultimocosmos.foroactivo.mx/t883p10-un-cielo-gris-libre#5491). Saludos

Enemistad, despresio, mal caracter, antisocial, orgullosa y ademas arrogante frecuentemente escuchaba esas palabras cuando se referian a ella, pero que irrelevante era eso cuando se era un santo y hacia bien su trabajo, ¿quien necesitaba amistades o compañia? siempre se las habia ingeniado sola, no necesitaba de galantes caballeros en su corsel blanco - figurativamente- en este tipo de historias ; se volvia habitaual la actitud de la amazona de plata hacia el santo dorado, esto no era nada extraño para ella, era halgo que siempre hacia, alejar a las personas, no era su prioridad hacer amistad, no era su prioridad entablar conversacion con alguien mas , solo queria cumplir con su deber, tambien estaba el aspecto de que no le caia bien aquel santo con toda su actitud feliz y vibrante como si no importara nada.

- pff...- refunfuño la joven, se sacudio el cabello haciendolo hacia atras y termino por cruzarse de brazos, la joven amazona le volteo la cara sin mas.

-Soy Hikari, Hikari de cuervo - fue obligada a responder o de lo contrario lo traeria ensima todo el dia diciendole "hermanita" , La temperatura habia bajado solo un poco y ese ambiente humedo con aroma a tierra mojada habia disminuido tambien, el clima y el ambiente habian hecho su trabajo.

La joven de pelo negro no tenia intenciones de continuar con una conversación, hecho que hizo evidente al comenzar a caminar en dirección al santuario sin decir una palabra mas, dejando atrás al santo dorado, la arrogante jovencita no hablaría mas con aquel alegre caballero, sentía no valia la pena y la misión aquí había terminado, no se sentía obligada a nada mas.

Aquella amazona lanza palabras maduras, frias y cortantes. Quiza en un intento de mostrar su edad apesar de su altura que le hace ver como una jovencita. Aun asi, su manera de actuar era el de una niña berrinchuda, algo que le causa cierta gracia a Gusaar quien apesar de la respuesta seca, sonrie.

Sin decir nada más, ve a la amazona plateada retirarse del lugar rumbo al Santuario. << ya nos veremos de nuevo Hikari de Cuervo >>. Se dice para si mismo.