¿Este se supone es un inicio? [Hikari]

por Jonathan de Aries Sáb Abr 04, 2015 7:51 pm

Escuchaba al viento, quien me hablaba sereno de tiempos prósperos. Sentía el latir tan muerto de gea, quien me avisaba preocupada de quien lentamente se acercaba. Lamentablemente yo no estaba en mi cabeza, o ninguna. Mi visión era más amplia que eso, y mi tímpano más cuerdo que el frio (tenso) momento. Aun así, sonreí, en una dulce mueca de tristeza.
-¿Dónde estarían?- aun cuestionaba mi alma, tras lentamente reencontrarse con la carne que pasiva levantaba su mirada. Había vuelto, de horrendas tierras. Peores que cualquiera que algún hombre viera, e imaginables como la pesadilla más vieja.

Mi respiración modesta, mi ceño fruncido y aquel agarre de mis palmas a la nada. Decían más de lo que yo me atrevía, o de lo que mi cordura permitía, aunque era obvio falle. Como siempre, Hades esconde bien lo que sabe algunos desean -y pueden- ver -robar-, tocar -y llorar- como amar.

Al tener los ojos abiertos de lo primero que me logre percatar fue una figura esbelta, opacada por la poca luz que emitían los cielos y acompañada de quien se sentía mejor escondiéndose en el ultimo pilar de todos. Yo no tenia la menor idea de quien era, hice un esfuerzo por reconocer su rostro. O el de su compañero, si es que claro lo era. Aunque antes de eso lo único que pude percatarme era de aquella muerta. En donde estaba "soñando", supuse tal vez, aquel creyó estaba meditando. La postura era la misma, y el lugar en donde años atrás caballeros perdieron la vida tampoco era mal lugar. Eso era claro, aunque no tanto como un rayo.

-¡Oh!... cierto, esto alguna vez fue eso.- pensé, tratando de ver que hacer. Si seguir mi camino, o molestarme en preocuparme por quien delante parecía querer molestarme.

por **Hikari de Cuervo** Mar Abr 07, 2015 2:45 pm

Dos días de viaje, dos dias sin beber ni comer alimento alguno, dos amaneceres de incansable movimiento a un destino incierto, dos jornadas fijando un objetivo designado por aquellas estrellas regentes o meramente como desde eras mitológicas un simple capricho de los dioses, o solo el destino marcando sus instantes tan volátiles y cambiantes ante las cuerdas relativas del universo, donde cada decisión tomada diferente abre una brecha más simplemente, sabia perfectamente de que trataba todo esto, las incesantes horas tras los libros durante su formación eran testigos de tal adquisición de conocimiento.

Su arribo a Grecia y de ahí donde se supone estaba el santuario fue un camino de revelación, auntomeditacion y de aprendizaje, fue grande su sorpresa al observar una gran estructura sobre los cimientos del santuario, indicador de ser algo que no estaba dentro de los parámetros normales, posiblemente estaban en plena guerra, posiblemente estaban bajo amenaza , esos posibles simplemente fueron meras suposiciones, el llegar a una respuesta seria ahora su prioridad.

Cargando sobre la espalda su Pandora box , parecía que en cualquier momento se iría de lado dada su altura , sin embargo tenia la fuerza adecuada para no hacerlo, las luz del sol descendía lentamente despidiendo en vida una vez mas a su tierra que daría paso a su fiel amante nocturna, el color tornasol se dibujaba en los pilares que embellecían el lugar, un ligero viento apenas se sentía descender desde aquellas montañas que rodeaban las afueras del lugar, apenas movían en tenue movimiento el cabello largo y oscuro de la joven santa, le traía el aroma a tierra y nostalgia, era un panorama tenso pese a la calma que aparentemente sumergía la tierra de santos dorados, las amenazas no podían hacerse esperar, una silueta de enormes proporciones se encontraba frente a ella, su gran torso lo denotaba, lo que hizo un rápido calculo en la mente de Hikari, seria mucho mas alto a ella si las proporciones eran adecuadas, sus ojos prensaron directamente al individuo, amigo o enemigo no presentaba mayor riesgo, y mucho menos interés alguno, tras haberlo recorrido dejo de mirarle solo para continuar su camino antes de que la luz nocturna le alcanzase

por Jonathan de Aries Miér Mayo 20, 2015 4:15 pm

Jonathan escuchaba los pasos, pudiendo así percibir como un caballero de plata marchaba su camino entre los alrededores del santuario. ¿Pero que de aquel que tanto esperaba en las sombras? ¿y por qué solo podía escuchársele al cuello como si tragase nervioso del momento? ¿Cuál era la razón de esa presencia tan rencorosa? ¿Qué significaba?
>Jonathan termino induciéndose a su propia respuesta, aquel no era más que una mano traicionera. Probablemente un caballero de armadura negra, o un renegado que muy bien se ocultó en la fidelidad de la piadosa Athena. En ese momento sonreí, esa clase de errores siempre iban a relucir. Esa clase de miradas, y esa clase de pasos que hacían de ellos, los rencorosos hacia su amo, quienes vivían solo para morder la mejor cosa que les haya pasado.

Entonces espero, y al quinto segundo todo comenzó. No sabía que era, ni cómo funcionaba, tampoco me interesaba. Solamente agarre del brazo de la pequeña y nos teletransporte por encima del atacante, le patee lo suficientemente fuerte como para noquearle, aun así. Resistió, era tenaz aquel bastardo equivalente a uno de plata. Eso me hizo sonreír, más seguía siendo más débil que yo. Por lo que despoje mi brazo del agarre al cual sometía a la fémina, esa no era mi pelea, y hasta no escuchar una guerra aquella ayuda solo serviría para ver valía ajena.
-Lo lamento… solo… reaccione. Me acaban de despertar de una no tan hermosa pesadilla.-

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