Presentación (Priv: Astryd e Hilda)

Astryd habia llegado en ultimo momento donde parecía haberse arreglado todo al final y no tuvo que imponer fuerza ni agresividad, lo que le pareció bien dado que no tenia las intenciones Pavel y Edzard ya habían solucionado esto sin problema como la mayoría del tiempo, algunas veces ella lamentaba perderse de grandes enfrentamientos a lado de sus compañeros por proteger a Hilda pero también lamentaba ir a las diversas misiones donde tenia que ir ella sola enfrentar a diversas amenazas o ayudar a algunas aldeas aledañas a petición de Hilda; no le molestaba en lo mas minimo ir a ayudar o enfrentar aquellas amenazas pero no era como si estuviera de acuerdo en ir sola, pero era la labor que tenia como diosa guerrera y eso haría hasta que sus fuerzas no se lo permitieran

Tras haber dejado atrás a sus compañeros escolto a Naori al palacio para un encuentro con Hilda quien podría darle la bienvenida oficial, la joven prefirió estar en silencio tal como lo estaba haciendo la amazona de Fenix de modo que no incomodara en ningún momento, caminaron por la nieve unos cuantos kilómetros pero esta se iba desvaneciendo conforme avanzaban al pueblo cercano al palacio, las ruinas prosiguieron en el camino hasta llegar a una colina donde en su sima estaría esperando el Valhalla donde Hilda las aguardaría

-Emos llegado santa de bronce- respondió tranquilamente mientras entraban al castillo

Los grandes corredores que rrecorrian las dos jóvenes estaban adornados con algunos cuadros y farolas que iluminaban tenuemente el camino recorrido algunos de los guardias hiceron una ligera inclinación de cabeza ante la presencia de la pelirroja que al caminar arrastraba y ondulaba su capa, llegaron a una gran puerta que de inmediato los que la escoltaban la abrieron dando paso a ambas chicas hasta llegar al trono de la sacerdotisa, en cuanto llego Astryd lo primero que hizo fue hacer una reverencia, inclinándose con una rodilla en el suelo

-Bienvenida Hilda, e escoltado como se me fue encomendado a la amazona de Fenix esperando su grato recibimiento- respondió en espera de la aparición de Hilda pues ya habia sendio su presencia y sabia que le habia escuchado de lo contrario no habría hablado

Hilda mando a su guerrero mas fiel a traer a Naori de Fenix luego del enfrentamiento entre espectros, conocía la impaciencia de su compañera por ir en ayuda de sus compañeros de armas pero ella sabia perfectamente que bien se las habían arreglado sin necesidad de hacer de esto un problema aun mayor

Entro a la sala del trono cuando se hubo informado del arribo de las dos jovenes por las que estaba esperando, el tacon de sus zapatos asi como el rose de su vestimenta se hicieron presentes en aquel silencio que gobernaba la sala, escucho perfectamente las palabras de Astryd y sonrio ante dicho evento

-Bievenida de vuelta Astryd y bienvenida tambien joven gurrera portadora de la armadura de Fenix sientete como en tu casa tanto tu como los santos dorados son aliados ahora ayudaremos en lo que este en nuestras manos -

Hilda realizo un ligera inclinación de cabeza en señal de respeto y amabilidad ante la guerrera que tenia frente suyo

-supongo que tienes preguntas que hacer, con gusto las responderé en lo que me sea posible- respondió con una cálida sonrisa en su rostro

Una extraña luz interrumpió el momento y un extraño relámpago se escucho en aquel lugar dejando cegados a los congregantes, después todo volvió a la normalidad. Y de la oscuridad, en lo profundo del pasillo que iba a la sala del trono comenzaron a escucharse unos pasos, tardíos y algo pesados, aquel ser arrastraba algo.

Una extraña sombra se escuchaba andar, venia cabizbaja, con el cabello suelto, sin camisa, sin túnica, con un casco de oro entre sus manos y una espada que arrastraba al suelo. Sus pantalones blancos mostraban restos de sangre por todas partes y en su recorrido un trazo rojo con olor a sangre quedaba pintado en las paredes de aquel lugar. La espada se salió de sus dedos y fue a dar al suelo. Se coloco el casco y se tiro en el suelo sentado bajo una respiración bastante agitada a unos pocos metros de la reunión.

“Quizás lo que dijo saga era cierto” Pensó aquel hombre. “Por lo menos la armadura de Athena esta a salvo”. Era el patriarca, Sage tenía sus vendas ensangrentadas, sus ojos blanqueados y un pulso que aun existía pobremente bajo aquellas venas.

Hilda escuchaba atentamente las palabras de Naori soltando una sonrisa amable de modo que pudiera sentirse tranquila la portadora de la armadura de Fenix, Hilda se sento en la gran silla que adornaba el lugar, las palabras de Naori le hicieron darse cuenta que ella no era participe en los últimos eventos sucedidos, sin embargo ella le pondría al corriente de lo sucedido con tranquilidad, alertarla no serviría de mucho

-No tienes por qué dar explicaciones Naori, los caballeros de plata y bronce se sintieron con la obligación de creer en Poseidón cuando la llegada de los dorados fue en vano, la esperanza de muchos desapareció y otros pocos aceptaron estar realmente bajo el mando de Poseidón aunque ahora con la situación actual algunos caballeros decidieron unirse a los verdaderos creyente de Atenea pero ahora que estas aquí podrás reunirte con tus compa…- no termino de pronunciar sus palabras al ser interrumpida por la presencia del patriarca el cual parecía estar muy mal herido, ella se levanto de su asiento con preocupación mas Astryd fue quien reacciono más rápido acercándose al moribundo patriarca, sabía perfectamente lo que era capaz su dios guerrero por lo que hizo caso a sus palabras, pero no estaba segura de si Naori reaccionaria y obedecería ante las palabras de Astryd