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La abrazadora obscuridad de las tinieblas
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La abrazadora obscuridad de las tinieblas
La mujer de orbes azules reposa sentada en el trono de la primer prisión suplantando a Grifo en los deberes dentro de esta enorme estructura rodeada de nada más y nada menos que de un profundo y relajante silencio el cual parecía inquebrantable aunque era aburrido Kaileena sabía que entre sus obligaciones estaba asignada a servirle a uno de los tres jueces del infierno. Kaileena se esforzaba por cumplir con las expectativas de Grifo y por consecuente las de su dios Hades haciendo eficientemente sus tareas. Una vez terminada la tarea se levanto dando lugar al juez de Grifo en el trono.
-Si ya no se le ofrece más con su permiso me retiro.-Hizo una reverencia y se marcho.
Se dirigió hacia la entrada de la estructura poso su mano derecha sobre uno de los grandes pilares
Resbalándola mientras avanzaba. Dejo caer su cuerpo en las escaleras posando su mano izquierda sobre su frente.-Esto realmente Me molesta, porque habré tenido que hacerme esta marca en la frente.... Bien supongo que podre dar una vuelta para entretenerme un rato.- La chica de cabellera plateada se levanta y de su costado izquierdo saca un libro no más grande que la palma de su mano, un libro tan diminuto que ella llevaba siempre consigo, comenzó a hojearlo buscando una página hasta que la encuentra y comienza a leerla mientras camina Lentamente.
-Si ya no se le ofrece más con su permiso me retiro.-Hizo una reverencia y se marcho.
Se dirigió hacia la entrada de la estructura poso su mano derecha sobre uno de los grandes pilares
Resbalándola mientras avanzaba. Dejo caer su cuerpo en las escaleras posando su mano izquierda sobre su frente.-Esto realmente Me molesta, porque habré tenido que hacerme esta marca en la frente.... Bien supongo que podre dar una vuelta para entretenerme un rato.- La chica de cabellera plateada se levanta y de su costado izquierdo saca un libro no más grande que la palma de su mano, un libro tan diminuto que ella llevaba siempre consigo, comenzó a hojearlo buscando una página hasta que la encuentra y comienza a leerla mientras camina Lentamente.
Kaileena de Grifo- Espectro
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/08/2014
Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
La existencia de su vida estaba adornada solamente con una bata oscura de encajes violetas y de adornos rojizos. Daba la semejanza de un sacerdote católico de cabellos largos. Algunos de estos adornos tenían piedras preciosas en aquellos detalles. La sotana era tan larga que arrastraba en el suelo. Su cabello estaba suelto y el viento lo espacia en el ambiente. El cuello de esta le llegaba a las orejas. Su mirada algo seria y con una pequeña sonrisa adornaba su rostro mientras observaba la bóveda celeste del inframundo. Dos pendientes adornaban sus orejas con zafiros oscuros.
De pronto, una emblemática belleza ya su atención, desgarro la realidad y se acercó rápidamente a la espalda de la dama. La contemplo como aquel hombre que desea tocar la belleza, cual gloria que se admira, sin poder poseerla, ¿que cargaba aquella dama? “Nadie interrumpe su meditación y menos de esta forma” se dijo para sí. Sin embargo aquellos cabellos plateados hallaron gracia a sus ojos.
— Que no se turbe vuestro corazón. Pues has hallado gracia delante de mí. Dime ¿cómo he de llamarte? y ¿de quién eres? —Sus ojos violáceos se fijaron en la comisura de los labios de aquella mujer y después en su esbelta nariz para luego terminar en aquellos ojos que mostraban algo de tristeza. Ante aquello sonrió.
El viento nuevamente soplo y sus cabellos junto con aquella fuerza jugaron con aquellas hebras azuladas, mientras él, la rodeaba para examinarla de pies a cabeza.
De pronto, una emblemática belleza ya su atención, desgarro la realidad y se acercó rápidamente a la espalda de la dama. La contemplo como aquel hombre que desea tocar la belleza, cual gloria que se admira, sin poder poseerla, ¿que cargaba aquella dama? “Nadie interrumpe su meditación y menos de esta forma” se dijo para sí. Sin embargo aquellos cabellos plateados hallaron gracia a sus ojos.
— Que no se turbe vuestro corazón. Pues has hallado gracia delante de mí. Dime ¿cómo he de llamarte? y ¿de quién eres? —Sus ojos violáceos se fijaron en la comisura de los labios de aquella mujer y después en su esbelta nariz para luego terminar en aquellos ojos que mostraban algo de tristeza. Ante aquello sonrió.
El viento nuevamente soplo y sus cabellos junto con aquella fuerza jugaron con aquellas hebras azuladas, mientras él, la rodeaba para examinarla de pies a cabeza.
Aiacos.- Nuevo
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Los instantes pasan mientras Kaileena con admiración observaba la primer prisión hasta que una voz llamo su atención se giro cerrando el libro de forma suave y... Sin pensarlo dos veces se arrodillo ante aquel hombre.-Acaso usted me ha escuchado...-El viento comenzó a soplar revolviendo lentamente cada plateado cabello de la mujer haciéndole cosquillas en sus mejillas dejando salir de sus labios una ligera risa acompañada de una sonrisa y abriendo nuevamente el libro que ella portaba ahora en su mano izquierda.
-Mi nombre es Kaileena espectro de la Estrella celeste de la Excelencia...-Dijo confiada mientras mantenía su mirada clavada en el suelo, y que mas se podría esperar de ella pues estaba justo frente a un hombre de rango mucho mayor aunque no sabia su nombre con solo ver la sotana que este portaba pudo notar que se trataba de algún superior.
-Lamento si lo he molestado.- La chica de ojos azules comienza a levantarse hasta poder contemplar mas de cerca los ojos del espectro, mientras lo hacia un resplandor hizo brillar la sapuri de Balrog un resplandor que recorrió completamente el cuerpo de Kaileena hasta sus orbes azules los cuales brillaron con una enorme intensidad aunque muy en el fondo estos ojos mostraban esa seriedad tan distintiva de la joven aunque también se podía notar cierta soledad que permanecia dentro de ellos.-¿Quien es usted?
-¿Que lo ha traído hasta aquí?; Asuntos con el juez de la primer prisión he de imaginar.-Dice mientras pasa el diminuto libro a su mano diestra.
-Mi nombre es Kaileena espectro de la Estrella celeste de la Excelencia...-Dijo confiada mientras mantenía su mirada clavada en el suelo, y que mas se podría esperar de ella pues estaba justo frente a un hombre de rango mucho mayor aunque no sabia su nombre con solo ver la sotana que este portaba pudo notar que se trataba de algún superior.
-Lamento si lo he molestado.- La chica de ojos azules comienza a levantarse hasta poder contemplar mas de cerca los ojos del espectro, mientras lo hacia un resplandor hizo brillar la sapuri de Balrog un resplandor que recorrió completamente el cuerpo de Kaileena hasta sus orbes azules los cuales brillaron con una enorme intensidad aunque muy en el fondo estos ojos mostraban esa seriedad tan distintiva de la joven aunque también se podía notar cierta soledad que permanecia dentro de ellos.-¿Quien es usted?
-¿Que lo ha traído hasta aquí?; Asuntos con el juez de la primer prisión he de imaginar.-Dice mientras pasa el diminuto libro a su mano diestra.
Kaileena de Grifo- Espectro
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 19/08/2014
Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Abrió los brazos y trato de levantar a la joven. —¡Ho Kailena! hermoso nombre. Eres nada mas y nada menos que la Estrella celeste de la Excelencia. —Sonrió tratando de embozar una sonrisa debajo de sus finos labios. —Solo caminaba por aquí tratando de pensar un poco. Y me dije quizás visite a Grifo, pero me he encontrado contigo, en medio de esta abrazadora oscuridad, una luz, una hermosa estrella en medio del inframundo. — Y mostrando su codo miro de perfil a la señorita —Camina conmigo.
Mientras aquel ser hacia aquello, determino presentarse al instante —Mi nombre Aiacos, he aquí el Juez, Garuda. Estrella Celeste de la Valentía. Y en lo absoluto no me has molestado. Si permites mi compañía estaría encantado de escuchar lo que lees atentamente. —Aquel Joven camino con lentitud, sus paso no se sentían, parecía que anduviese en el aire, sin embargo no era así. Estaba algo distraído bajo la influencia de los ojos de la dama delante de el. Pues aquel efecto de los hilos de la cabellera de plata tocando las mejillas de la femenina le gusto. Sonrió ante aquello.
Señalo el edificio de al primera prisión. —La belleza de este mundo es nula por completo, no es permitida, incluso las mismas almas poseen la tristeza de la muerte en su rostro y ansían ser juzgados. —Bajo su mano nuevamente quitando un mechón de cabello de su rostro —Así mismo la tierra en manos equivocadas incita a los hombres a rechazar la voluntad de los dioses, por lo cual la belleza de este ultimo merece ser arrebatada y dársela a los verdaderos merecedores de esta, el ejercito de nuestro señor Hades. Tu y yo, somos parte de ello. No digas pues que vuestra presencia me es molesta en lo absoluto, es mas, me recuerda a lo que esta por venir. —La sotana cavilo nuevamente con una pequeña brisa y los cabellos violáceos juguetearon nuevamente en su cabeza para luego posar su mirada en los ojos de la joven esperando sus respuestas.
Mientras aquel ser hacia aquello, determino presentarse al instante —Mi nombre Aiacos, he aquí el Juez, Garuda. Estrella Celeste de la Valentía. Y en lo absoluto no me has molestado. Si permites mi compañía estaría encantado de escuchar lo que lees atentamente. —Aquel Joven camino con lentitud, sus paso no se sentían, parecía que anduviese en el aire, sin embargo no era así. Estaba algo distraído bajo la influencia de los ojos de la dama delante de el. Pues aquel efecto de los hilos de la cabellera de plata tocando las mejillas de la femenina le gusto. Sonrió ante aquello.
Señalo el edificio de al primera prisión. —La belleza de este mundo es nula por completo, no es permitida, incluso las mismas almas poseen la tristeza de la muerte en su rostro y ansían ser juzgados. —Bajo su mano nuevamente quitando un mechón de cabello de su rostro —Así mismo la tierra en manos equivocadas incita a los hombres a rechazar la voluntad de los dioses, por lo cual la belleza de este ultimo merece ser arrebatada y dársela a los verdaderos merecedores de esta, el ejercito de nuestro señor Hades. Tu y yo, somos parte de ello. No digas pues que vuestra presencia me es molesta en lo absoluto, es mas, me recuerda a lo que esta por venir. —La sotana cavilo nuevamente con una pequeña brisa y los cabellos violáceos juguetearon nuevamente en su cabeza para luego posar su mirada en los ojos de la joven esperando sus respuestas.
Aiacos.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Kaileena ante tal caballerosidad solo pudo dibujar una ligera sonrisa y comienza a caminar. Ahora ella sabia ante quien estaba presente, un juez del inframundo, un hombre que era temido por muchos, sin embargo su presencia le resultaba reconfortante a la joven espectro.
-Nos internamos en el cosmos preparados para todo, es decir para la soledad, la lucha, la fatiga y la muerte. Evitamos decirlo, por pudor, pero en algunos momentos pensamos muy bien de nosotros mismos. Y sin embargo, bien mirado, nuestro fervor es puro camelo. No queremos conquistar el cosmos, sólo queremos extender la Tierra hasta los limites de este.-La joven se detiene un momento al percatarse de lo que estaba leyendo y frente a quien lo estaba haciendo.
-Lo siento...Creo que he leído suficiente no es así..."Creo que sera mejor deshacerme de este libro... Algún día.."-Baja la mirada lentamente y cierra el libro de un solo golpe.
-En si no creo que la belleza de este mundo obscuro este totalmente extinta pues allí donde se ve la obscuridad así mismo se pueden apreciar cierta hermosura...El dulce toque del sueño eterno... Sabe suelo salir a caminar por los alrededores muy a menudo aunque esta es la primera vez que tengo una conversación con alguien que no sea Grifo.-Los orbes azules de la espectro se clavan en los ojos violáceos del Juez- Entonces mi pregunta ahora es...¿Como prefiere usted que yo lo trate señor Aiacos? Puesto que usted es un juez del inframundo no estaría bien de mi parte tratarlo como...- La joven es interrumpida cuando observa un destello de luz seguido por una ligera ráfaga de viento que se hace presente moviendo de un lado a otro sus plateados cabellos dejando al descubierto la marca en su frente, inmediatamente después de eso la joven posa su mano izquierda sobre esta.
-Nos internamos en el cosmos preparados para todo, es decir para la soledad, la lucha, la fatiga y la muerte. Evitamos decirlo, por pudor, pero en algunos momentos pensamos muy bien de nosotros mismos. Y sin embargo, bien mirado, nuestro fervor es puro camelo. No queremos conquistar el cosmos, sólo queremos extender la Tierra hasta los limites de este.-La joven se detiene un momento al percatarse de lo que estaba leyendo y frente a quien lo estaba haciendo.
-Lo siento...Creo que he leído suficiente no es así..."Creo que sera mejor deshacerme de este libro... Algún día.."-Baja la mirada lentamente y cierra el libro de un solo golpe.
-En si no creo que la belleza de este mundo obscuro este totalmente extinta pues allí donde se ve la obscuridad así mismo se pueden apreciar cierta hermosura...El dulce toque del sueño eterno... Sabe suelo salir a caminar por los alrededores muy a menudo aunque esta es la primera vez que tengo una conversación con alguien que no sea Grifo.-Los orbes azules de la espectro se clavan en los ojos violáceos del Juez- Entonces mi pregunta ahora es...¿Como prefiere usted que yo lo trate señor Aiacos? Puesto que usted es un juez del inframundo no estaría bien de mi parte tratarlo como...- La joven es interrumpida cuando observa un destello de luz seguido por una ligera ráfaga de viento que se hace presente moviendo de un lado a otro sus plateados cabellos dejando al descubierto la marca en su frente, inmediatamente después de eso la joven posa su mano izquierda sobre esta.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Fecha de inscripción : 19/08/2014
Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Te detienes... —dijo con voz quedada del hombre, pensativo, quien inmerso en el relato del libro de la mujer, lentamente cruzó su mirada con la de ella. Durante largo rato, se quedó allí contra la luz mortecina que brindaban las estrellas del inframundo en lo alto. Ahora se podían ver el color de los ojos del Juez con mayor claridad: sus orbitas oculares que mostraban la basta evidencia de alguien que impartía ordenes, de alguien que esperaba ser obedecido. La comisura de sus trémulos labios se entreabrió mostrando una habida sonrisa, al escuchar lo dicho por la dama. — ¿Por qué lo hiciste? ¿Es acaso tu pensar como el autor del libro?
Posteriormente intento acariciar las mejillas de aquella chica, pero se detuvo en el acto. Luego llevo su mano a encontrarse con la otra detrás de su espalda. Se alejó un poco y dio la espalda, para luego mostrar su perfil y responder a lo preguntado. —No eres un espectro de mi orden de subalternos. Sin embargo has hecho bien al preguntar si merezco dicho respeto, y es así. Pero cuando salgo a caminar, por estos lugares —Gesticulo con una de sus manos mostrando la zona —Solo soy una presencia más, un ser, un contemplador. Teme cuando cargue la Sapuris, cuando mi capa de oscuridad adorne mi espalda y mi casco nuble el fervor con que te contemplan mis ojos.
Se giró lentamente buscando a la bella Kaileena y trato de quitar de manera suave del rostro de la chica, algunas hebras de su fino cabello gris que el viento atrevido había traído al frente. —Comprenderé si no quieres seguir leyendo. Solo quería hablar con alguien.
Posteriormente intento acariciar las mejillas de aquella chica, pero se detuvo en el acto. Luego llevo su mano a encontrarse con la otra detrás de su espalda. Se alejó un poco y dio la espalda, para luego mostrar su perfil y responder a lo preguntado. —No eres un espectro de mi orden de subalternos. Sin embargo has hecho bien al preguntar si merezco dicho respeto, y es así. Pero cuando salgo a caminar, por estos lugares —Gesticulo con una de sus manos mostrando la zona —Solo soy una presencia más, un ser, un contemplador. Teme cuando cargue la Sapuris, cuando mi capa de oscuridad adorne mi espalda y mi casco nuble el fervor con que te contemplan mis ojos.
Se giró lentamente buscando a la bella Kaileena y trato de quitar de manera suave del rostro de la chica, algunas hebras de su fino cabello gris que el viento atrevido había traído al frente. —Comprenderé si no quieres seguir leyendo. Solo quería hablar con alguien.
Aiacos.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
No.-Dijo la joven mientras alzaba la mirada para observar desde mas cerca los hermosos ojos el juez.-No es así tal vez me intriga el hecho de como existen algunas cosas dentro del inmenso universo,solo imaginar el cielo nocturno de la tierra cubierto de estrellas me resulta fascinante hace tiempo que no voy allá así suelo leer este libro que habla en particular sobre las estrellas, sin embargo creo que este libro ya no me es de utilidad por lo cual he decidido detenerme pues no veo necesidad alguna de seguir con la lectura de un libro que ya he leído bastantes veces,aunque en mi opinión gusto mucho de este no creo que sea de su interés por lo cual prefiero entablar una conversación mirándolo a los ojos en lugar de evitar el contacto mediante un libro como este.-Con un leve movimiento de su muñeca cierra el libro.
La joven miro al juez mientras este hablaba, se perdió por un momento en la voz de aquel hombre y, cuando este se giro en torno a ella, simplemente volvió a perderse,perderse en la profunda y a la vez hermosa mirada de Aiacos.
-No quise ofenderle...Discúlpeme si lo hice creer... Bueno en todo caso por eso quiero dejar de leer pues si usted quiere hablar con alguien, yo con gusto participare, así que es mejor dejar la lectura para después para así, poder disfrutar mas de su compañía.
La joven miro al juez mientras este hablaba, se perdió por un momento en la voz de aquel hombre y, cuando este se giro en torno a ella, simplemente volvió a perderse,perderse en la profunda y a la vez hermosa mirada de Aiacos.
-No quise ofenderle...Discúlpeme si lo hice creer... Bueno en todo caso por eso quiero dejar de leer pues si usted quiere hablar con alguien, yo con gusto participare, así que es mejor dejar la lectura para después para así, poder disfrutar mas de su compañía.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Fecha de inscripción : 19/08/2014
Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
—Pero nadie te obliga hablar. Mas sin embargo si te marcharas sería demasiado feo arrancarle tu belleza al paisaje. —Dijo Aiacos sonriendo y posando sus manos detrás de la espalda, hasta el momento parecían inquietas como controlando las ganas de controlar sus emociones.
—Si tanto placer tienes de observar las estrellas que iluminan la tierra, con gusto algún día podría mostrártelas, salir juntos para observar la astronomía global. —Es allí cuando después de lo sabido, el hombre observa el libro y piensa “¿Qué valor conservan estas hojas para ella? ¿Sera algo más que un simple libro?”.
—El percibir las cosas con tus propios sentidos nunca se compara a lo escrito en un libro. No quiero apartarte de tus prontas labores y de tu lectura. Pues si fuese posible para mi, iría ahora mismo a mostrarte aquello. Me complacería mucho el ver tu rostro después de ver los astros del universo después de mucho tiempo. —Se mostró algo serio al comprender quizás aquella joven ha pasado su vida encerrada en aquel lugar. Sin embargo algo en el exterior también le llamaba la atención y quería comprobar quesería aquello que pudo detallar como una excelente idea con respecto a la proporción hecha a la Joven. Es así como dirigió su dedo a sus labios luciendo pensativo y mirando hacia arriba.
—Si tanto placer tienes de observar las estrellas que iluminan la tierra, con gusto algún día podría mostrártelas, salir juntos para observar la astronomía global. —Es allí cuando después de lo sabido, el hombre observa el libro y piensa “¿Qué valor conservan estas hojas para ella? ¿Sera algo más que un simple libro?”.
—El percibir las cosas con tus propios sentidos nunca se compara a lo escrito en un libro. No quiero apartarte de tus prontas labores y de tu lectura. Pues si fuese posible para mi, iría ahora mismo a mostrarte aquello. Me complacería mucho el ver tu rostro después de ver los astros del universo después de mucho tiempo. —Se mostró algo serio al comprender quizás aquella joven ha pasado su vida encerrada en aquel lugar. Sin embargo algo en el exterior también le llamaba la atención y quería comprobar quesería aquello que pudo detallar como una excelente idea con respecto a la proporción hecha a la Joven. Es así como dirigió su dedo a sus labios luciendo pensativo y mirando hacia arriba.
Aiacos.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Creo que esta siendo exagerado pues bella en mi parecer no soy, aunque debo admitir que el hecho de que usted lo diga me conmueve.-Dijo la joven mientras baja los brazos y entrelaza sus manos las cuales posa frente a su abdomen.-No se si sea correcto alejarle de sus labores llevándome a la superficie pero sinceramente, me encantaría observar las estrellas y mas si usted me acompaña, la intensidad de la luz estelar...Hace tiempo que no siento su brillo...Hasta donde he podido analizar pronto habrá una lluvia de estrellas, un evento maravilloso en mi opinión.- Kaileena observa que los profundos ojos del juez se clavan en el libro que aun porta en manos.
-Tiene razón al mencionar que no es lo mismo, me pregunto como se vera usted bajo la luz del lienzo nocturno, y sobre mis labores ni siquiera me he preocupado yo, pues mi señora de Grifo se estará ocupando de la primer prisión por lo que en estos momentos no me necesita, pero estoy segura que usted tiene mejores cosas que hacer que pasar el tiempo con una persona como yo.
La joven observa al juez mirando el cielo,perdido...Le pareció gracioso el hecho de ver a Aiacos pensativo.-"Que pensamientos recorrerán a Aiacos que parece estar tan perdido en su propio mundo. "-Los orbes azules de la espectro se elevan un poco y seguido de ese movimiento eleva su rostro ya que la diferencia de estatura era tal que para mirar bien al espectro la joven debía subir un poco su cabeza, y permanece allí... Mirando.
Justo en ese momento una rosa roja blanca cae del libro, era una flor marchitada por el tiempo como si llevase mucho dentro de las hojas de este, ante lo sucedido la joven se inclina para tomar la flor en su mano izquierda la cual al instante de ser tocada se destruye y sus restos son arrebatados de sus palmas con el viento.
-Tiene razón al mencionar que no es lo mismo, me pregunto como se vera usted bajo la luz del lienzo nocturno, y sobre mis labores ni siquiera me he preocupado yo, pues mi señora de Grifo se estará ocupando de la primer prisión por lo que en estos momentos no me necesita, pero estoy segura que usted tiene mejores cosas que hacer que pasar el tiempo con una persona como yo.
La joven observa al juez mirando el cielo,perdido...Le pareció gracioso el hecho de ver a Aiacos pensativo.-"Que pensamientos recorrerán a Aiacos que parece estar tan perdido en su propio mundo. "-Los orbes azules de la espectro se elevan un poco y seguido de ese movimiento eleva su rostro ya que la diferencia de estatura era tal que para mirar bien al espectro la joven debía subir un poco su cabeza, y permanece allí... Mirando.
Justo en ese momento una rosa roja blanca cae del libro, era una flor marchitada por el tiempo como si llevase mucho dentro de las hojas de este, ante lo sucedido la joven se inclina para tomar la flor en su mano izquierda la cual al instante de ser tocada se destruye y sus restos son arrebatados de sus palmas con el viento.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Fecha de inscripción : 19/08/2014
Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Observo como aquella flor, observo como caía del libro. Su mano bajo de sus labios de manera lenta sin comprender la procedencia de aquella planta marchita. Luego observo como Kaileena se agachaba en busca de aquel elemento. Y sin más por acto reflejo, sin explicar aquel suceso de caballerosidad que le hizo recordar un trazo de un olvidado pasado terrestre intento junto con ella recoger aquella flor. Entonces fue allí donde pudo comprender de aquella rosa fue alguna vez blanca.
La prudencia gano esta vez al guardar silencio, bajo la mirada para ver sus acciones en vanos y tardía. Pues aquella rosa con el contacto dulce de la dama se fragmento y una vez convertida en polvo.
—Quizás siente la necesidad de ir a donde todas las rosas blancas adornan el más bello paisaje. La pradera de los campos Elisius. Lugar donde descansa el verdadero cuerpo de nuestro señor Hades. No te sientas mal por ella. Pues su esencia está viajando a ese lugar. Ahora las ninfas del lugar cuidaran de ella.
Ofreció su mano a Kaileena una vez levantándose. Sus uña largas y bien aseadas se mostraron. Sus manos eran suaves al tacto. —Mi misión al servicio del señor Hades por ahora ha terminado. Es por ello que me vez caminando en este lugar. Venía a visitar al Juez Grifo, pero me encontré contigo. —Dijo Aiacos. —Cuando descanses vendré en busca tuya. Mantente atenta y quizás debas dejar la ventana de tu habitación abierta. Y como la oscuridad taciturna de este ambiente te arropare con mi manto y te llevare junto conmigo a ver la bóveda celeste que posee la tierra.
Una vez más el viento calo la parte inferior de su sotana y sus cabellos se alborotaron en su cabeza por causa de aquella corriente de aire. La sonrisa que tenía le había abandonado hace varias palabras atrás. Y luego se ofreció su mano nuevamente a la joven. —Por ahora si me lo permite la llevare a un lugar más cercano.
La prudencia gano esta vez al guardar silencio, bajo la mirada para ver sus acciones en vanos y tardía. Pues aquella rosa con el contacto dulce de la dama se fragmento y una vez convertida en polvo.
—Quizás siente la necesidad de ir a donde todas las rosas blancas adornan el más bello paisaje. La pradera de los campos Elisius. Lugar donde descansa el verdadero cuerpo de nuestro señor Hades. No te sientas mal por ella. Pues su esencia está viajando a ese lugar. Ahora las ninfas del lugar cuidaran de ella.
Ofreció su mano a Kaileena una vez levantándose. Sus uña largas y bien aseadas se mostraron. Sus manos eran suaves al tacto. —Mi misión al servicio del señor Hades por ahora ha terminado. Es por ello que me vez caminando en este lugar. Venía a visitar al Juez Grifo, pero me encontré contigo. —Dijo Aiacos. —Cuando descanses vendré en busca tuya. Mantente atenta y quizás debas dejar la ventana de tu habitación abierta. Y como la oscuridad taciturna de este ambiente te arropare con mi manto y te llevare junto conmigo a ver la bóveda celeste que posee la tierra.
Una vez más el viento calo la parte inferior de su sotana y sus cabellos se alborotaron en su cabeza por causa de aquella corriente de aire. La sonrisa que tenía le había abandonado hace varias palabras atrás. Y luego se ofreció su mano nuevamente a la joven. —Por ahora si me lo permite la llevare a un lugar más cercano.
Aiacos.- Nuevo
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Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Parecía que Kaileena no tenia bastante suerte primero el libro, ahora una flor, pensó por un momento que se estaba dejado llevar por cierto sentimiento que la recorría, temía que su corazón se estuviese convirtiendo en un corazón débil y sensible, lo cual para ella su persona era imperdonable, podía evitar sollozar pues eso no era parte de su persona, pero no podía evitar que sus pensamientos regresaran a cierta persona en particular. Su piel comenzaba a hacerse mas blanca, mas pálida que de costumbre, en el momento en que la flor se destruyo un temblor se notaba en su mano.
-Tal vez anhelaba ser libre y volverse uno con el viento, esperemos que lo que usted dice sea cierto y que su esencia descanse allí en los campos Elisius, esperemos que se convierta en un mejor hogar que el que yo le di durante tanto tiempo.
La joven acepto la mano del juez que ya estaba levantado, al momento de tocar la mano de Aiacos sintió su suavidad, durante un instante Kaileena sintió lo mas parecido a una flama muy cerca de su rostro... Quizás se estaba enfermando, o una sensación que jamas había sentido, un sutil color rojizo adorno durante ese corto lapso de tiempo sus mejillas.
Muy hermosas eran las palabras del hombre como para ser ignoradas, tanto que Kaileena llego a creerle mientras hablaba como si pudiese confiar ciegamente en el, no pudo evitar soltar una ligera risa muy sutil antes de dirigir palabra alguna a Aiacos.
-De ser así señor Aiacos encantada estaré esperándole, el lienzo cubierto de maravillas celestes es sencillamente magnifico...
Viento nuevamente, ráfaga refrescante y molesta para la joven en cierto sentido no era de su agrado el hecho de que las corrientes de aire dejaran descubierta su frente y en ella la marca que durante mucho tiempo ha tratado de olvidar, era imposible pensó, pues el viento jamas dejaría de existir y su marca jamas desaparecería aunque tuviera la oportunidad de hacerlo Kaileena no la desvanecería ya que es lo único que le hace recordar su vida... Odia los recuerdos que esta le trae pero estaba aprendiendo
a olvidar ya que prefería ocultar todo lo relacionado a su sufrimiento en la tierra...Odiaba la tierra, tal vez, lo que odiaba mas era a los humanos que no merecen vivir allí.- Las personas de Essen... - Musito, rencor les guardaba a aquellas personas que la torturaron durante años dentro de una celda, olvidar jamas, ella solo podía reprimir.
Dejo ese sentimiento a un lado cuando escucho al hombre de ojos morados hablarle nuevamente, observo cuando Aiacos le ofreció su mano y Kaileena sin dudarlo acepto.-Me encantaría. Pero si usted esta conmigo que pasara con sus asuntos con Grifo...- Guardo silencio al darse cuenta que su forma de hablar no era la correcta, ¿Quien es ella para hablarle así a uno de los tres jueces?, ¿Preguntarle por razones cuando ella ni siquiera esta en posición de entablar una conversación con el juez?, pues ella sabia cual era su lugar dentro de la jerarquía.
-Tal vez anhelaba ser libre y volverse uno con el viento, esperemos que lo que usted dice sea cierto y que su esencia descanse allí en los campos Elisius, esperemos que se convierta en un mejor hogar que el que yo le di durante tanto tiempo.
La joven acepto la mano del juez que ya estaba levantado, al momento de tocar la mano de Aiacos sintió su suavidad, durante un instante Kaileena sintió lo mas parecido a una flama muy cerca de su rostro... Quizás se estaba enfermando, o una sensación que jamas había sentido, un sutil color rojizo adorno durante ese corto lapso de tiempo sus mejillas.
Muy hermosas eran las palabras del hombre como para ser ignoradas, tanto que Kaileena llego a creerle mientras hablaba como si pudiese confiar ciegamente en el, no pudo evitar soltar una ligera risa muy sutil antes de dirigir palabra alguna a Aiacos.
-De ser así señor Aiacos encantada estaré esperándole, el lienzo cubierto de maravillas celestes es sencillamente magnifico...
Viento nuevamente, ráfaga refrescante y molesta para la joven en cierto sentido no era de su agrado el hecho de que las corrientes de aire dejaran descubierta su frente y en ella la marca que durante mucho tiempo ha tratado de olvidar, era imposible pensó, pues el viento jamas dejaría de existir y su marca jamas desaparecería aunque tuviera la oportunidad de hacerlo Kaileena no la desvanecería ya que es lo único que le hace recordar su vida... Odia los recuerdos que esta le trae pero estaba aprendiendo
a olvidar ya que prefería ocultar todo lo relacionado a su sufrimiento en la tierra...Odiaba la tierra, tal vez, lo que odiaba mas era a los humanos que no merecen vivir allí.- Las personas de Essen... - Musito, rencor les guardaba a aquellas personas que la torturaron durante años dentro de una celda, olvidar jamas, ella solo podía reprimir.
Dejo ese sentimiento a un lado cuando escucho al hombre de ojos morados hablarle nuevamente, observo cuando Aiacos le ofreció su mano y Kaileena sin dudarlo acepto.-Me encantaría. Pero si usted esta conmigo que pasara con sus asuntos con Grifo...- Guardo silencio al darse cuenta que su forma de hablar no era la correcta, ¿Quien es ella para hablarle así a uno de los tres jueces?, ¿Preguntarle por razones cuando ella ni siquiera esta en posición de entablar una conversación con el juez?, pues ella sabia cual era su lugar dentro de la jerarquía.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Los pensamientos de una vida en la superficie le invadieron al instante que se agacho para ayudar a Kaileena. Todo aquello de alguna forma le resultaba algo familiar. Una vida a la luz del sol, un tono de piel más oscuro y una linda sonrisa en el rostro de otra persona. Pero no recordaba a quien pertenecía dicha sonrisa. No recordaba quien fue en aquel entonces. Pero se reconforto al recordar que quizás su vida posterior posee más gloria en comparación a lo vivido, pues detestaba recordar aquello. La mano suave de Kaileena llamo la atención del Juez al contacto con la suya, quien se vio tentado a entrelazar sus dedos con los de la dama, pero no lo hizo. Su mirada se fijó en las mejillas sonrojadas de la chica. Este levanto su mano al cielo nocturno del inframundo y como si llamase algo en el viento la bajo nuevamente. Notó el temblor en las manos de la joven y luego todo pareció oscurecer aún más de lo que estaba y una sombra nublo los ojos de Aiacos. Ahora ya no parecía alguien de semblante calmado y habido al ser social que hace unos minutos se podía describir.
Una niebla comenzó a cubrir el suelo en que estaban y envolver la zona que observaban, se arrastraba en suelo cual gusanos en las hojas de los árboles. De repente la sombra de un gigantesco animal, algo realmente inmenso, comenzó a vislumbrarse sobre sus cabezas como si quisiera caerles encima. Una imagen furiosa y oscura de una gigantesca ave rapaz con ojos rojos comenzó a formarse ante ellos como un torpe animal que tratara desesperadamente de salir de un terrible pantano se acercaba a ellos.
La niebla comenzó a bajar la temperatura del ambiente y volverse más espesa, abrazándolos con sus tinieblas, alcanzando a solo percibirse pocos metros a la redonda, la ave gigantesca comenzó a mostrar crestas blancas, astas y cuerdas perfilándose contra el cielo oscuro que caían en cascada sobre lo que parecía ser una poderosa proa de barco, impulsada por el viento del bajo mundo. De todos lados llegaban sonidos de dolor inanimado, madera que golpeaba contra madera, gente gritaba órdenes dentro de aquello, sogas que se retorcían, estiradas hasta el punto de rotura. Aiacos tenía ya entre manos lo que al parecer era una inmensa escalera de madera y cuerdas. Trato de aferrar a Kaileena por su cintura de manera suave y sin violencia alguna mientras la miraba a los ojos con algo parecido al deseo pero en su interior otra cosa se disfrazaba con aquella mirada.
—No temas por favor. —Fueron las palabras del Juez que susurro entre labios mientras se elevaban en el aire.
Unas manos carcomidas y putrefactas jalaban las cuerdas de la escalera a medida que ellos ascendían en el aire, mientras los cabellos de Aiacos se revolvían junto con los cabellos de la estrella celeste de la excelencia. Un hombre se abalanzó fuera terminando de tirar de las cuerdas de la escalera, agarrándose a la barandilla. Terminaron por subir a los nuevos invitados. Le siguió un segundo hombre con el aspecto de un muerto viviente en persecución cautelosa. Se detuvo, para hacer una reverencia y mostrar con sus manos la cubierta de lo que era un barco negro que navegaba en el aire, su tripulación eran espectros con sapuris oscuros que miraban a Kaileena entre murmullos desde las sombras y muertos vivientes que se dedicaban a labores varias. Todos se apartaban al caminar de Aiacos y buscando la proa con aquella forma descrita con anterioridad, la de una gran águila tallada en madera broncínea con ojos grandes, zafiros rojos de inmenso fulgor. Una vez allí le mostro a Kaileena los paisajes de la primera y segunda prisión mientras sobrevolaban el aquella región.
Una niebla comenzó a cubrir el suelo en que estaban y envolver la zona que observaban, se arrastraba en suelo cual gusanos en las hojas de los árboles. De repente la sombra de un gigantesco animal, algo realmente inmenso, comenzó a vislumbrarse sobre sus cabezas como si quisiera caerles encima. Una imagen furiosa y oscura de una gigantesca ave rapaz con ojos rojos comenzó a formarse ante ellos como un torpe animal que tratara desesperadamente de salir de un terrible pantano se acercaba a ellos.
La niebla comenzó a bajar la temperatura del ambiente y volverse más espesa, abrazándolos con sus tinieblas, alcanzando a solo percibirse pocos metros a la redonda, la ave gigantesca comenzó a mostrar crestas blancas, astas y cuerdas perfilándose contra el cielo oscuro que caían en cascada sobre lo que parecía ser una poderosa proa de barco, impulsada por el viento del bajo mundo. De todos lados llegaban sonidos de dolor inanimado, madera que golpeaba contra madera, gente gritaba órdenes dentro de aquello, sogas que se retorcían, estiradas hasta el punto de rotura. Aiacos tenía ya entre manos lo que al parecer era una inmensa escalera de madera y cuerdas. Trato de aferrar a Kaileena por su cintura de manera suave y sin violencia alguna mientras la miraba a los ojos con algo parecido al deseo pero en su interior otra cosa se disfrazaba con aquella mirada.
—No temas por favor. —Fueron las palabras del Juez que susurro entre labios mientras se elevaban en el aire.
Unas manos carcomidas y putrefactas jalaban las cuerdas de la escalera a medida que ellos ascendían en el aire, mientras los cabellos de Aiacos se revolvían junto con los cabellos de la estrella celeste de la excelencia. Un hombre se abalanzó fuera terminando de tirar de las cuerdas de la escalera, agarrándose a la barandilla. Terminaron por subir a los nuevos invitados. Le siguió un segundo hombre con el aspecto de un muerto viviente en persecución cautelosa. Se detuvo, para hacer una reverencia y mostrar con sus manos la cubierta de lo que era un barco negro que navegaba en el aire, su tripulación eran espectros con sapuris oscuros que miraban a Kaileena entre murmullos desde las sombras y muertos vivientes que se dedicaban a labores varias. Todos se apartaban al caminar de Aiacos y buscando la proa con aquella forma descrita con anterioridad, la de una gran águila tallada en madera broncínea con ojos grandes, zafiros rojos de inmenso fulgor. Una vez allí le mostro a Kaileena los paisajes de la primera y segunda prisión mientras sobrevolaban el aquella región.
Aiacos.- Nuevo
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Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Kaileena elevo la mirada al cielo al compás de la mano del juez, miro al suelo observando una gran sombra que caminaba hacia ellos junto a esta sobra una niebla obscura se presento cubriendo el suelo, nuevamente miro el firmamento del inframundo y observo algo nuevo para ella al instante pudo notar que se trataba de un gran barco que navegaba por los aires del inframundo, gritos extraños, se podían escuchar, provenían de allí arriba, mientras ella admiraba las dimensiones de la nave sintió algo que la tomo por la cintura de forma sutil, giro su rostro y observo a Aiacos mirándola directamente de una forma que ella no conocía, las palabras del juez fluyeron dentro de Kaileena como el viento que recorría a ambos cuerpos la joven no sentía miedo alguno pues estar allí, tan cerca del juez la reconfortaba, no sabia la razón,pero en su interior parecía que pudiese confiar en el hombre que la sujetaba tan suavemente como si al menor toque la joven de orbes azules pudiese quebrarse. La joven subió sus manos y con un toque muy leve las poso sobre el pecho del juez mientras este aun la sujetaba, no sabia si hacerlo seria lo mejor o si Aiacos se sentiría incomodo,en un instante sus suaves manos se aferraron a la sotana del juez dejando se ser un toque leve y nervioso ahora su agarre era como si no quisiese alejarse aunque debido a la sutileza de sus manos seguramente el agarre seguía siendo suave, incomodo tal vez para el juez y para ella lo seria solo si el hombre le llamaba la atención.
Mientras los elevaban, el viento llego a mezclar los cabellos plateados de Kaileena con los cabellos morados del juez unos cuantos cabellos de este llegaron al rostro de la joven probandole algunas cosquillas las cuales no pudo negar y rió por lo bajo; Ya arriba los ojos de la estrella celeste pudieron observar a la tripulación que en barco permanecía, no sentía miedo, lo único que podía sentir durante ese instante fue un ligero alivio el cual dejo salir al soltar un suspiro miro con detalle la cubierta del barco espectral dio unos cuantos pasos lejos del juez y escucho ruidos provenientes de la tripulación, no les presto atención en ese momento se volvió hacia el juez mientras este le mostraba los paisajes desde esa altura, recargo sus manos en la madera fina de la proa pasando su mano derecha una y otra vez sobre la madera para sentirla, observo las grandes estructuras fascinada por tener la oportunidad de hacerlo desde allí.-Es asombroso tener esta hermosa perspectiva del inframundo, la vista desde aquí es sumamente magnifica.- No le prestaba atención a nada mas que al juez y el paisaje hasta que algo interrumpió su concentración, nuevamente se podían escuchar ruidos de la tripulación atrás, miro sobre su hombro a al grupo de espectros que la observaban y hablaban entre ellos, continuo observándoles durante unos minutos y estos aun seguían murmurando. La joven no conocía a la mayoría de los espectros solo podía decir que conocía a Grifo y Garuda pues solo llego a conocer de vista a algunos espectros que llegaban a la primer prisión para hablar con Grifo, las miradas de esos hombres no le resultaban cómodas pero tampoco podía decir que le importasen.
Mientras los elevaban, el viento llego a mezclar los cabellos plateados de Kaileena con los cabellos morados del juez unos cuantos cabellos de este llegaron al rostro de la joven probandole algunas cosquillas las cuales no pudo negar y rió por lo bajo; Ya arriba los ojos de la estrella celeste pudieron observar a la tripulación que en barco permanecía, no sentía miedo, lo único que podía sentir durante ese instante fue un ligero alivio el cual dejo salir al soltar un suspiro miro con detalle la cubierta del barco espectral dio unos cuantos pasos lejos del juez y escucho ruidos provenientes de la tripulación, no les presto atención en ese momento se volvió hacia el juez mientras este le mostraba los paisajes desde esa altura, recargo sus manos en la madera fina de la proa pasando su mano derecha una y otra vez sobre la madera para sentirla, observo las grandes estructuras fascinada por tener la oportunidad de hacerlo desde allí.-Es asombroso tener esta hermosa perspectiva del inframundo, la vista desde aquí es sumamente magnifica.- No le prestaba atención a nada mas que al juez y el paisaje hasta que algo interrumpió su concentración, nuevamente se podían escuchar ruidos de la tripulación atrás, miro sobre su hombro a al grupo de espectros que la observaban y hablaban entre ellos, continuo observándoles durante unos minutos y estos aun seguían murmurando. La joven no conocía a la mayoría de los espectros solo podía decir que conocía a Grifo y Garuda pues solo llego a conocer de vista a algunos espectros que llegaban a la primer prisión para hablar con Grifo, las miradas de esos hombres no le resultaban cómodas pero tampoco podía decir que le importasen.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
El Juez torno su sonrisa en una lánguida línea en el rostro pálido. Sus pupilas se contrajeron y observo como la joven dama se incomodaba con los murmullos de los suyos. La miro y tomando sus manos las trato de besar a modo de disculpas.
–Dame un segundo- Se dirigió a los espectros y a su corte de no-muertos dándole la espalda a Kaileena. En ese momento, algunos que le miraban corrieron lejos de él, otros se tiraron al suelo presos del dolor que les producía mirar a Aiacos. ¿Qué verían aquellos seres en esos ojos? ¿Qué ser diabólico se esconde en aquel hombre en aquellos ojos que quizás solo son amables para Kaileena?
Sus cabellos se alborotaron y un cosmos horrible y diabólico emano de Garuda. Todos presos del miedo se lamentaban del hecho de murmurar de la invitada. Una vez aquello menguo, la mirada de paz volvió al sacerdote quien caminaba de vuelta a la presencia de Kaileena. –El miedo -dijo aquella voz casi quedada –El miedo infunde el suficiente respeto y dolor necesario para lograr tus ambiciones y gobernar a aquellos que lo padezcan. Sin embargo yo a ti, no quiero hacerte eso. Quiero aprender de ti.
El Juez mirando a Kaileena le tomo con calma y la trato de cargar en sus brazos –Vuelvo y le pregunto- le miro a los ojos, a sus ojos medio apagados y plateados, quizás en ese momento pasaron algunos minutos de silencio en donde solo se escuchaba la brisa y dijo -¿Confías en mí? -y se arrojó por la borda con la chica en brazos sin quitarle la mirada ni un segundo.
Algo comenzó a cubrir su cuerpo, algo oscuro y metálico, refulgente y un yelmo cubrió su cabeza, acto seguido unas alas oscuras brotaron de su espalda y la sotana que portaba se convirtió en parte de su capa que le cubría el cuerpo a modo de atavió o bufanda. Mientras planeaba en el aire en un descenso lento un aroma agradable comenzó a aparecer, Jazmín, tulipanes, rosas, una mariposa paso entre la mirada de ella y el, mientras cientos de petalos, cientos de flores comenzaron a dibujar el ulular del recorrido del viento. Aiacos al tocar nuevamente el suelo poso con suavidad los pies de la joven en un campo de flores bastante extenso que se encontraba de tras de la segunda prisión. Nuevamente la armadura se desvanece para dar paso al joven de sotana que hablaba hace un momento con ella.
Luego extiende sus manos mostrando el lugar. –Aquí hay flores para cada página de tu libro
–Dame un segundo- Se dirigió a los espectros y a su corte de no-muertos dándole la espalda a Kaileena. En ese momento, algunos que le miraban corrieron lejos de él, otros se tiraron al suelo presos del dolor que les producía mirar a Aiacos. ¿Qué verían aquellos seres en esos ojos? ¿Qué ser diabólico se esconde en aquel hombre en aquellos ojos que quizás solo son amables para Kaileena?
Sus cabellos se alborotaron y un cosmos horrible y diabólico emano de Garuda. Todos presos del miedo se lamentaban del hecho de murmurar de la invitada. Una vez aquello menguo, la mirada de paz volvió al sacerdote quien caminaba de vuelta a la presencia de Kaileena. –El miedo -dijo aquella voz casi quedada –El miedo infunde el suficiente respeto y dolor necesario para lograr tus ambiciones y gobernar a aquellos que lo padezcan. Sin embargo yo a ti, no quiero hacerte eso. Quiero aprender de ti.
El Juez mirando a Kaileena le tomo con calma y la trato de cargar en sus brazos –Vuelvo y le pregunto- le miro a los ojos, a sus ojos medio apagados y plateados, quizás en ese momento pasaron algunos minutos de silencio en donde solo se escuchaba la brisa y dijo -¿Confías en mí? -y se arrojó por la borda con la chica en brazos sin quitarle la mirada ni un segundo.
Algo comenzó a cubrir su cuerpo, algo oscuro y metálico, refulgente y un yelmo cubrió su cabeza, acto seguido unas alas oscuras brotaron de su espalda y la sotana que portaba se convirtió en parte de su capa que le cubría el cuerpo a modo de atavió o bufanda. Mientras planeaba en el aire en un descenso lento un aroma agradable comenzó a aparecer, Jazmín, tulipanes, rosas, una mariposa paso entre la mirada de ella y el, mientras cientos de petalos, cientos de flores comenzaron a dibujar el ulular del recorrido del viento. Aiacos al tocar nuevamente el suelo poso con suavidad los pies de la joven en un campo de flores bastante extenso que se encontraba de tras de la segunda prisión. Nuevamente la armadura se desvanece para dar paso al joven de sotana que hablaba hace un momento con ella.
Luego extiende sus manos mostrando el lugar. –Aquí hay flores para cada página de tu libro
Aiacos.- Nuevo
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Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
La estrella celeste observo como el juez se dio la vuelta y camino hacia los tripulantes del barco, la reacción que tuvieron aquellos hombres sorprendió un poco a la joven, pues con atención vio como algunos corrían alejándose de Garuda mientras los que no escaparon posaron sus cuerpos en el suelo mientras hacían evidente el dolor que los recorría.-"Como es posible que con solo mirarlo..."-Un ligero escalofrió recorrió su cuerpo y este se hizo mas fuerte cuando el juez libero un cosmos muy poderoso, Kaileena se tranquilizo soltando un poco de aire mientras el juez aun permanecía de espaldas a ella, justo en ese momento el cosmos desapareció y la espectro solo observaba al juez caminar nuevamente hacia ella. Miro a Aiacos mientras este hablaba, su mirada estaba fija en los orbes del hombre tratando de descifrar como fue que pasaron las cosas momentos atrás, durante unos instantes se perdió ella misma en la profundidad de esos ojos que tenia frente a ella.
-¿Que es lo que desea usted aprender de mi?.-Antes de escuchar respuesta por parte del juez Kaileena sintió como los brazos de este la tomaban mientras sus ojos se encontraban, un profundo silencio recorrió el instante mientras la estrella celeste asimilaba lo que estaba pasando Aiacos rompió el silencio formulando una pregunta a la joven que el ahora cargaba en sus brazos, ella respondió tan rápido sin pensarlo dos veces.-Si.-Fue la única palabra que salio de su boca cuando en un movimiento repentino Aiacos se lanzo por la borda, mientras el la miraba ella dibujo una sonrisa en su rostro.
Cuando de repente algo comenzó a cubrir al juez, la joven de ojos azules se dio cuenta de que en ese momento era la sapuri lo que cubría por completo el cuerpo de Aiacos, durante ese lapso de tiempo recordó las palabras que el hombre había mencionado minutos atrás.-"Teme cuando cargue la Sapuris, cuando mi capa de oscuridad adorne mi espalda y mi casco nuble el fervor con que te contemplan mis ojos."-Esas palabras vinieron a la mente de Kaileena aunque en su interior también pensaba en que no tendría porque temer pues el juez le había hecho creer que podía confiar en el sin importar lo que pasara por lo que aunque este portara su sapuri ella simplemente lo miraría de la misma forma con la que lo estuvo mirando desde que se encontraron fuera del tribunal, el metal tocaba la piel de la joven, ahora sentía el frió de este y no el cálido toque de la piel del hombre. Un aroma curioso interrumpió la atención que Kaileena le daba al toque metálico, era un olor sumamente familiar, noto como una mariposa dibujaba su trayecto entre las miradas de ambos haciendo que los ojos de la estrella celeste se encontraran con los de Garuda. Al momento en el que Aiacos posa a la joven en el suelo nuevamente ella dio unos cuantos pasos mientras miraba el lugar a detalle dio un giro para poder observar alrededor.
Son muy hermosas todas estas flores... Aiacos son preciosas. Hace tiempo que no estaba tan cerca de un lugar así.- Se giro hacia el juez con una mirada algo confundida, una pregunta le daba vueltas en su cabeza y creía que ese momento era el indicado para formularla. Antes de hacerla se agacho mientras su sapuri se iba separando de su cuerpo lentamente y cada parte era trasladada de vuelta al tribunal. ahora la estrella celeste portaba un vestido de seda blanco, encontro una flor y paso sus dedos sobre esta mientras comenzaba a hablar.- ¿Porque?... ¿Porque has sido tan amable y gentil conmigo?.-Dice mientras mantiene su mirada en la flor que sus dedos tocaban.
-¿Que es lo que desea usted aprender de mi?.-Antes de escuchar respuesta por parte del juez Kaileena sintió como los brazos de este la tomaban mientras sus ojos se encontraban, un profundo silencio recorrió el instante mientras la estrella celeste asimilaba lo que estaba pasando Aiacos rompió el silencio formulando una pregunta a la joven que el ahora cargaba en sus brazos, ella respondió tan rápido sin pensarlo dos veces.-Si.-Fue la única palabra que salio de su boca cuando en un movimiento repentino Aiacos se lanzo por la borda, mientras el la miraba ella dibujo una sonrisa en su rostro.
Cuando de repente algo comenzó a cubrir al juez, la joven de ojos azules se dio cuenta de que en ese momento era la sapuri lo que cubría por completo el cuerpo de Aiacos, durante ese lapso de tiempo recordó las palabras que el hombre había mencionado minutos atrás.-"Teme cuando cargue la Sapuris, cuando mi capa de oscuridad adorne mi espalda y mi casco nuble el fervor con que te contemplan mis ojos."-Esas palabras vinieron a la mente de Kaileena aunque en su interior también pensaba en que no tendría porque temer pues el juez le había hecho creer que podía confiar en el sin importar lo que pasara por lo que aunque este portara su sapuri ella simplemente lo miraría de la misma forma con la que lo estuvo mirando desde que se encontraron fuera del tribunal, el metal tocaba la piel de la joven, ahora sentía el frió de este y no el cálido toque de la piel del hombre. Un aroma curioso interrumpió la atención que Kaileena le daba al toque metálico, era un olor sumamente familiar, noto como una mariposa dibujaba su trayecto entre las miradas de ambos haciendo que los ojos de la estrella celeste se encontraran con los de Garuda. Al momento en el que Aiacos posa a la joven en el suelo nuevamente ella dio unos cuantos pasos mientras miraba el lugar a detalle dio un giro para poder observar alrededor.
Son muy hermosas todas estas flores... Aiacos son preciosas. Hace tiempo que no estaba tan cerca de un lugar así.- Se giro hacia el juez con una mirada algo confundida, una pregunta le daba vueltas en su cabeza y creía que ese momento era el indicado para formularla. Antes de hacerla se agacho mientras su sapuri se iba separando de su cuerpo lentamente y cada parte era trasladada de vuelta al tribunal. ahora la estrella celeste portaba un vestido de seda blanco, encontro una flor y paso sus dedos sobre esta mientras comenzaba a hablar.- ¿Porque?... ¿Porque has sido tan amable y gentil conmigo?.-Dice mientras mantiene su mirada en la flor que sus dedos tocaban.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Es su rostro se dibuja quizás la algo cercano a ese estado de estar complacido. De mirar con sus ojos quizás una efímera alegría en los ojos de la espectro. Su corazón asimilo con presteza lo que sentía. Era su pensamiento, algo le recordó a una joven recogiendo flores en un prado, en un dulce campo de flores tal como lo hacía Kaileena en ese momento.
¿De dónde procedían esos pensamientos? ¿Quién era realmente él? Sintió un leve mareo y sus sienes quisieron reventar se alejo un poco de Kaileena para sentarse en algún lugar cercano. Camino hacia una roca y allí se quedo. La sombra de sus cabellos tapo su rostro y una mirada lánguida miraba hacia el vacio. Su sonrisa se dibujo. Y comprendió que era aquello mas dentro de su ser lo guardo en silencio.
Luego se levanto hacia Kaileena y camino a su lado. –Nunca soy amable, créeme. Hasta yo mismo me hago esa pregunta. –Suspiro un poco –Bien, creo que debes marcharte, es un placer para mí cruzar palabras con usted Madame. En el tribunal la deben estar necesitando. Mis disculpas si la he hecho perder el tiempo.
Camino para posarse en frente de ella. Y mirarla a los ojos esperando que sus dulces labios dijeran algo, pues encontraba deseo por besarle, pero sin embargo la etiqueta y su posición no le permitían irrespetar a aquella persona que se ha portado de una manera sencilla y educada con él. Una estrella fugaz pasó detrás de su espalda y su sonrisa se resalto aun más.
–Espero todo esto quede en su agrado. –Luego poso su mano derecha de tras de la oreja de la dama y con un juego de manos saco de ella la flor marchita que se había hecho polvo en el viento y que estaba en el libro de Kaileena. –Quisiera quedarme con ella pero es suya.
Tomo las manos de la espectro y poso aquella flor en las palmas suaves de Kaileena para luego cerrarlas. Sin embargo ante aquello su cuerpo seguido por la inercia del momento se acerco para mirarle más de cerca.
¿De dónde procedían esos pensamientos? ¿Quién era realmente él? Sintió un leve mareo y sus sienes quisieron reventar se alejo un poco de Kaileena para sentarse en algún lugar cercano. Camino hacia una roca y allí se quedo. La sombra de sus cabellos tapo su rostro y una mirada lánguida miraba hacia el vacio. Su sonrisa se dibujo. Y comprendió que era aquello mas dentro de su ser lo guardo en silencio.
Luego se levanto hacia Kaileena y camino a su lado. –Nunca soy amable, créeme. Hasta yo mismo me hago esa pregunta. –Suspiro un poco –Bien, creo que debes marcharte, es un placer para mí cruzar palabras con usted Madame. En el tribunal la deben estar necesitando. Mis disculpas si la he hecho perder el tiempo.
Camino para posarse en frente de ella. Y mirarla a los ojos esperando que sus dulces labios dijeran algo, pues encontraba deseo por besarle, pero sin embargo la etiqueta y su posición no le permitían irrespetar a aquella persona que se ha portado de una manera sencilla y educada con él. Una estrella fugaz pasó detrás de su espalda y su sonrisa se resalto aun más.
–Espero todo esto quede en su agrado. –Luego poso su mano derecha de tras de la oreja de la dama y con un juego de manos saco de ella la flor marchita que se había hecho polvo en el viento y que estaba en el libro de Kaileena. –Quisiera quedarme con ella pero es suya.
Tomo las manos de la espectro y poso aquella flor en las palmas suaves de Kaileena para luego cerrarlas. Sin embargo ante aquello su cuerpo seguido por la inercia del momento se acerco para mirarle más de cerca.
Aiacos.- Nuevo
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Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Se podría decir que Kaileena se sentía cómoda tanto en el lugar como en presencia de su acompañante, observo como el hombre se alejaba y dejaba su cuerpo reposando durante unos momentos, cuando este volvió hacia la joven de ojos azules y le respondió su pregunta de alguna forma ella se sintió especial... O al menos un sentimiento parecido la invadía dibujo una sonrisa mas sin embargo esta no duro mucho debido a lo que el juez pronunciaría después diciéndole que debía marcharse.
-Podría marcharme, sin embargo no tengo deseos de hacerlo, no se disculpe pues como ya le mencionado mi presencia aun no es necesaria en el tribunal.
Kaileena miraba los ojos de Aiacos, tenia pensado algo y esto recorría su mente un y otra vez dudaba si realizar la acción que imaginaba en su mente.-Este día ha sido muy grato debo decirte.-La chica siguió mirándole mientras este posaba su mano en su oreja y para su sorpresa una flor portaba este en su mano Kaileena no pudo evitar sonreír al observar la flor y ante las palabras que le dijo mientras este se acerco después de posar la flor en manos de ella.
-Y porque es mía deseo que la conserves.-Estaba sumamente cerca del hombre por lo que la idea en su mente creció mas y mas, se acerco hasta estar a escasos milímetros de el, se acerco de tal manera que sus labios casi tocan los de el, pensó en moverse un poco mas y logro tocarlos suavemente con su boca.-Debo agradecerte que me hayas dado la oportunidad de sentir algo como esto...Algo que jamas había logrado sentir por nadie.-Tomo la mano del juez y poso la rosa en ella mientras con sus dedos tocaba los de Aiacos.
-Podría marcharme, sin embargo no tengo deseos de hacerlo, no se disculpe pues como ya le mencionado mi presencia aun no es necesaria en el tribunal.
Kaileena miraba los ojos de Aiacos, tenia pensado algo y esto recorría su mente un y otra vez dudaba si realizar la acción que imaginaba en su mente.-Este día ha sido muy grato debo decirte.-La chica siguió mirándole mientras este posaba su mano en su oreja y para su sorpresa una flor portaba este en su mano Kaileena no pudo evitar sonreír al observar la flor y ante las palabras que le dijo mientras este se acerco después de posar la flor en manos de ella.
-Y porque es mía deseo que la conserves.-Estaba sumamente cerca del hombre por lo que la idea en su mente creció mas y mas, se acerco hasta estar a escasos milímetros de el, se acerco de tal manera que sus labios casi tocan los de el, pensó en moverse un poco mas y logro tocarlos suavemente con su boca.-Debo agradecerte que me hayas dado la oportunidad de sentir algo como esto...Algo que jamas había logrado sentir por nadie.-Tomo la mano del juez y poso la rosa en ella mientras con sus dedos tocaba los de Aiacos.
Kaileena de Grifo- Espectro
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Localización : Dentro del Tribunal del Silencio
Re: La abrazadora obscuridad de las tinieblas
Se acercó de tal manera que sus labios casi tocaban los de ella, pensó tambien en moverse un poco más y logro tocarlos suavemente con su boca. Pero una vertiginosa y voraz imagen se le vino a la mente recordándole cosas de su pasado, donde contemplaba a una chica con el cuerpo ensangrentado en los brazos de un hombre que lloraba y que se parecía a él. Aquella pareja estaba en un cuarto oscuro y de un momento a otro la puerta de aquella alcoba se se abre de par en par mostrando en aquel umbral una ave de violácea luz y cosmos incandescente que posteriormente se transfigura en la armadura oscura de Garuda, los tres ojos de la Garuda miran al hombre con sus ojos brillantes de un color amarillo vivo. De repente la mirada de aquel hombre, es la misma mirada de Aiacos. Su risa le abandona, sus ojos se dilatan. Todo parece detenerse.
No debía estar allí su mente se había ablandado y su corazón batallo internamente con el espíritu de Garuda quien lo mantenía preso desde su interior. Tal cual como se hunde un hombre en el mar, Aiacos pudo contemplar su miseria humana hundirse en un océano de malignidad pura. Al fin había encontrado su debilidad y estaba enfrente de él. En los ojos de Kaileena. La estrella celeste de la ventaja tomo cuenta de lo acontecido en sus pensamientos e invadió a la mente de aquel hombre por completo. Su voluntad había sido mermada nuevamente.
Una mirada triste miro los ojos de Kaileena, no quiso dar paso una vez más a un corazón que se abría delante de él, solo para dejarlo nuevamente desecho con su partida. ¿La amaba? pero los tiempos que venían eran turbulentos y llenos de dolor. Y se quedó estático mirándola sin mirarla, fue entonces que comprendió que debía marchar y acariciando la mejilla de la dama se alejó del rostro de la chica suavemente.
—Discúlpeme fui muy osado al irrespetarla de esta manera —Dijo el espectro —Pues si yo no hubiese accedido a realizar tal bajeza usted no se hubiera visto forzada a realizar tal acción simplemente porque yo sea una imagen que inspire autoridad. Discúlpeme. Cuando lo requieras el navío de Garuda te dejaran cerca de la prisión por el momento disfruta del paisaje, pero yo… yo debo marchar. Nos vemos Kaileena.
Y reculando sus pasos con la rosa que una vez fue marchita y que ahora poseía pétalos rojos rozagantes entre manos, se alejaba entre la niebla que a lo acobijaba en su seno. Se dio vuelta tras una mirada fría y sin sentimientos, de unos ojos que parecían estar llorando se sumergió por completo en la penumbra, en la oscuridad. En la abrazadora oscuridad de las tinieblas.
No debía estar allí su mente se había ablandado y su corazón batallo internamente con el espíritu de Garuda quien lo mantenía preso desde su interior. Tal cual como se hunde un hombre en el mar, Aiacos pudo contemplar su miseria humana hundirse en un océano de malignidad pura. Al fin había encontrado su debilidad y estaba enfrente de él. En los ojos de Kaileena. La estrella celeste de la ventaja tomo cuenta de lo acontecido en sus pensamientos e invadió a la mente de aquel hombre por completo. Su voluntad había sido mermada nuevamente.
Una mirada triste miro los ojos de Kaileena, no quiso dar paso una vez más a un corazón que se abría delante de él, solo para dejarlo nuevamente desecho con su partida. ¿La amaba? pero los tiempos que venían eran turbulentos y llenos de dolor. Y se quedó estático mirándola sin mirarla, fue entonces que comprendió que debía marchar y acariciando la mejilla de la dama se alejó del rostro de la chica suavemente.
—Discúlpeme fui muy osado al irrespetarla de esta manera —Dijo el espectro —Pues si yo no hubiese accedido a realizar tal bajeza usted no se hubiera visto forzada a realizar tal acción simplemente porque yo sea una imagen que inspire autoridad. Discúlpeme. Cuando lo requieras el navío de Garuda te dejaran cerca de la prisión por el momento disfruta del paisaje, pero yo… yo debo marchar. Nos vemos Kaileena.
Y reculando sus pasos con la rosa que una vez fue marchita y que ahora poseía pétalos rojos rozagantes entre manos, se alejaba entre la niebla que a lo acobijaba en su seno. Se dio vuelta tras una mirada fría y sin sentimientos, de unos ojos que parecían estar llorando se sumergió por completo en la penumbra, en la oscuridad. En la abrazadora oscuridad de las tinieblas.
Aiacos.- Nuevo
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