La llegada de Dégel el santo de Acuario (Patriarca)

por **Dégel.** Lun Mar 24, 2014 10:55 am

El sonido de los tacones de botas de una reluciente armadura dorada penetro aquellos rincones donde el silencio reinaba. La sedosa cabellera verde adornaba junto a un casco reluciente y de brillo de oro puro la cabeza del dueño de aquel sonido. Una capa blanca ondeaba en el aire y unos hermosos ojos fruncidos se dirigían al trono. Era el Santo dorado de Acuario.
Cuando llego hasta allí, observo a la persona que estaba en el trono, mas no detallo su rostro. Y procedió a bajar la cabeza junto con la espalda en inclinación prolongada. —Soy el Santo de oro Dégel de Acuario. Vengo a dar las gracias por vuestro recibimiento. Me complace estar en las lineas de los servidores de Atena y Odín. Solicito audiencia con el Pontífice para poder reportar mi llegada a este lugar.
Mientras levantaba la cabeza con los ojos cerrados para contemplar quien estaba en el trono sonrió levemente, mostrando la humildad que le caracterizaba. Después abrió los ojos y observo a aquella persona que estaba allí.

por **Sage** Mar Mar 25, 2014 1:45 am

El patriarca se encontraba caminando alrededor del trono del palacio valhala contemplando ese lugar que ocupaba Hilda, la representante de Odin y que le recordaba todo lo que habia pasado aquel dia cuando Poseidon habia decidido atacar el santuario. El vio a varios de los santos morir a manos del dios y a otros en el suelo peleando por levantarse una vez mas, lo cual lo hacia sentirse culpable.

**Por ahora no podemos hacer nada mas Sage, debes abandonar este templo, eres el unico que puede guiar a los santos de oro cuando despierten, seras tu quien los guie hasta esta misma habitacion a pelear contra Poseidon, no debes temer por mi yo estare bien, asi que intenta escapar**

Las palabras resonaban cada noche en su cabeza antes de que el sumo pontifice se quedara dormido, el habia ignorado las ordenes de su diosa y enfrentado a Poseidon quien casi lo mata si no fuera por el cosmos de Athena seguro estaria muerto.

El hombre fue sacado de sus pensamientos cuando pudo sentir la presencia del santo de Acuario que se acercaba ala sala del trono.

-Me alegra que hayas llegado Dégel, contigo ahora hay diez santos dorados, mas que suficiente para la gran campaña que nos tiene aqui, yo hare llegar tus agradecimiento a la gentil Hilda quien nos permite estar en estas tierras, pero supongo que no es la unica razon por la cual estas aqui o me equivoco- Lo miro sereno

por **Dégel.** Mar Mar 25, 2014 10:18 pm

Levantando la cabeza contemplo al patriarca el simple hecho de verle le produjo curiosidad. Sin embargo aquel hombre sabia en parte la causa de la visita de Dégel, el simple agradecimiento y dar muestras por tan noble bienvenida, no era suficiente. Cerrando los ojos agradeció el gesto del pontífice hincando una de sus rodillas a tierra.
Sin embargo su mascara no le permitía ver la expresión del patriarca. Si era de preocupación, de alegría quizás por que los santos dorados estaban despertando o quizás de profunda tristeza. De todas maneras aquel hombre era alguien misterioso para el y lleno de curiosidades.
—Perdóneme si le interrumpo en su meditación. Agradecería mucho el noble gesto de comunicarle a la Señora Hilda mis agradecimientos.
abriendo los ojos, suspiro y mirando directamente este joven fruncido el ceño, hablo.
—Pero es cierto, que vengo ademas de esto por otra cosa mas. Y goza usted de toda la razón. Y disculpe usted mi atrevimiento. Pero los santos dorados de Athena no somos nada sin ella. Su cosmos no lo percibo. Ella ahora no esta con nosotros. Al menos eso creo. Perdone mi ignorancia, pero no me complace albergar dicha duda en mi mente. No se que paso con ella. Podría usted decirme. Comprenderé si es necesario que no contarme estas cosas. Usted estará en todo su derecho.
Luego inclino la cabeza y mirando nuevamente al rostro cubierto del patriarca, espero la respuesta del sumo pontífice. Era de esperarse de Dégel, para el, el conocimiento lo era todo. Era lo que definía una batalla. Su estrategia. Y desconocer de este tipo de cosas lo dejaba según el, en el filo del estado que el mas odiaba. La ignorancia.

por **Sage** Vie Mar 28, 2014 2:22 am

El patriarca Decidio tomar asiento en el trono que estaba a su lado, no era del todo de su agrado puesto que era el lugar de otra persona, sin embargo Hilda se lo habia ofrecido si lo necesitaba. -No temas Degel, que yo mismo dare tus agradecimientos a Hilda, quien ahora se encuentra arreglando otros asunto fuera de este palacio- Lo miro con atencion apreciando la reverencia por parte del santo dorado y escuchando con atencion a Degel.
Al terminar, el sumo pontifice retiro su casco mostrando su rostro -Tu hambre de conociemiento es obvia y no me pesara el revelarte el paradero de Athena. Durante la invasion Poseidon tomo control del santuario y amenazo con destruirlo y por esa razon nuestra diosa Athena decidio ofrendarse como rehen a cambio de que el dios de los mares no tomara ni una vida mas, asi que la señorita Athena deberia seguir con vida en Atenas sin embargo mas que eso no se- El patriarca se levanto y miro al santo -Es por esa razon que mi deber es guiarlos a ustedes, santos dorados, a una contienda en contra del dios de los mares para recuperar a nuestra diosa, y sera su deber el recuperarla a costa de su vida- las palabras del patriarca mostraban suma decision.

por **Dégel.** Vie Mar 28, 2014 12:31 pm

Sonrió al escuchar lo expresado por el patriarca con respecto a Hilda de Polaris, mas decidió no indagar en el tema. Dejar lo dicho por simple cortesía y callar. Sintió que el patriarca había retirado su casco así que arbitrariamente le observo llenando de confianza una vasija en su interior para con el pontifice. A través de la reverencia al patriarca, aun con la rodilla hincada y el puño de su mano derecha enguantado en el piso reposando en descanso, escucho lo referente a la batalla épica de Athena y su sacrificio a cambio de la vida de muchos ante Poseidón, el alma de Dégel se abatía presa de una cólera que no había sentido hace muchos años.
Apretó los puños y frunció el entrecejo, rechino sus dientes y exclamo.
—Athena... comprendo. Era sabio haber desertado del luchar y reunir fuerzas para atacar en el momento justo. Se que Athena en su corazón aguarda por sus Santos. Fue muy sabio de su parte hacer estas cosas. He venido a contarle que las lineas de los santos dorados ya casi están completas. Seria importante trazar con anterioridad una estrategia de batalla. Y quien mejor que usted para hacerlo ya que conoce el Santuario.
Se levanto del suelo y contemplo una vez mas el rostro del patriarca. Extendido su mano abierta al aire, como si fuese a dar algo, mas de la palma de su mano solo el vapor del humedad del ambiente la cual se congelaba al contacto con el cosmos de Acuario se podía ver. De inmediato en la palma del santo, comenzó a congelarse algo, pequeños cristales comenzaron a salir, la forma irregular tomo figura y del hielo se forjaba nítido y sin mancha. Se acerco y la coloco en los pies del Patriarca cuidadosamente una rosa de Cristal la cual al sentirla solamente el aire al rededor de ella era frió. Después este aire gélido al rededor de la rosa se disipo.
—Mis puños están contigo y al favor el cero absoluto, noble servidor de Athena. Que tu mente no decaiga si no que se llene de valor. Puede recogerla rosa con toda confianza
Después se retiro lentamente reculando y nunca dejando de mirar la rosa a los pies del pontífice en una breve inclinación. Luego volvió aquedar en donde antes estaba parado.

por **Sage** Sáb Mar 29, 2014 1:06 am

Sage se lavento del trono y se agacho para tomar la rosa de hielo que habia sido depositada a sus pies, la observo un tanto maravillado por la forma y detalle de lo que originalmete se podia decir era un trozo de hielo y de nuevo tomo asiento -Tu gentileza es tan grande como tu curiosidad Degel y agradezco tus palabras y no temas que el valor no me abandonara incluso despues de muerto. Y si, como dirigente tenglo un plan de ataque. Antes de tu llegada, el santo de geminis y el dios guerrero de megrez fueron en una mision a visitar a quien fuera mi compañero hace mas de cien años, Shiroe de scorpio quien habia permanecido en Rodorio, el pueblo mas cercano al santuario, viviendo como un ciudadano y el descubrio que Poseidon emprende una caravana a su templo durante el jueves y regresa dos dias despues al santuario, asi que el plan es atacar el santuario cuando Poseidon haya salido del santuario y liberaremos a Athena y con ella a nuestro lado pelearemos contra el dios de los mares. Por otro lado tambien sabemos que los santos de plata y bronce estan de nuestro lado y esperan instrucciones para ayudarnos en la pelea, sin embargo nuestras misiones tan cerca del santuario han levantado alguna sospecha asi que por ahora debemos permanecer sin hacer movimientos por un tiempo, es por eso que he decidido aprovechar ese tiempo haciendo que ustedes se conozcan, santos de oro.-

por **Dégel.** Jue Abr 03, 2014 12:58 pm

—La situación es tensa sin lugar a dudas. No siendo mas, pido permiso para retirarme.
Agacho la mirada y realizando un corta venia giro su cuerpo haciendo que su capa hondeara tras de el no sin antes pronunciar palabras de cortesía con el sumo pontífice.
—Es un placer conocerle señor, no le hago perder mas tiempo. Recuerde el apoyo que le he brindado y no dude en acudir a mi cuando lo necesite.
Después abriendo los ojos se retiro de la sala en pasos sigilosos, parecía que no caminara si no mas bien que sus pies flotaran en el aire, pero todo aquello era una manera de como describir la elegancia del santo al caminar.
La sala entro en calor del ambiente nuevamente, parecía que la baja en la temperatura no se había notado si no hasta que Dégel salio de la sala. En su presencia al parecer no se perciben estas cosas.
El sonido del taconear de las botas doradas, se perdió al pasar la puerta del trono.
Al salir a aquel pasillo, apretó el puño sabiendo la situación precaria de los Santos Dorados. Y una nueva pregunta de esas que el odia salio a flote en su mente ya saturada por rescatar a Athena...
"¿Porque no habíamos despertado con anterioridad? ¿Que fue lo que trunco al cosmos infinito y al universo en si para que reapareciéramos ahora?"
Los soldados del palacio cerraron puerta detrás de sus espalda y se giro y por ultima vez la contemplo.
—Compartimos tu peso sumo patriarca. Desde hoy lo llevo en mis hombros.

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